Partida Rol por web

Estás sola en tu habitación. Te has echado sobre la silla y has cogido el comic que compraste de camino a casa. Desde luego, no es el tipo de comic que escogieses por la portada, pero cuando empiezas a leerlo, a la luz del flexo, parece que te va enganchando. Si, abundan las artes marciales en este comic de yakuzas, y eso es algo que siempre te ha llamado la atención.

Casi sin darte cuenta, llegan las 12 de la noche. En ese momento sientes algo extraño en su corazón. No sabes si va más rápido o más despacio, pero no va a su ritmo normal. La habitación se ha tornado azulada y las letras e imágenes del comic empiezan a templar. De repente, en medio de todo ese jaleo de lectura, escuchas en tu cabeza:

-No me temas. Yo soy tu. Y tu eres yo.

Antes de que pudieras preguntar quién estaba hablando, de las páginas del libro sale una luz que inunda la habitación y... entonces ya no estás ahí.

Cuando tus ojos vuelven a ver normalmente, estás de pié, en una calle que no recuerdas, pero que te suena familiar. Es de noche, pero no tienes frío. Miras el edificio junto al que estás y entonces lo entiendes todo. ¡Estás en la calle del comic que estabas leyendo! Y justo al lado tuyo surge una luz que se va configurando en tu compañero de clase, Saago.

Estás solo en tu habitación. Te has echado sobre la silla y has cogido el comic que compraste de camino a casa. Desde luego, no es el tipo de comic que escogieses por la portada, pero cuando empiezas a leerlo, a la luz del flexo, parece que te va enganchando. Si, abundan las artes marciales en este comic de yakuzas, y eso es algo que siempre te ha llamado la atención.

Casi sin darte cuenta, llegan las 12 de la noche. En ese momento sientes algo extraño en su corazón. No sabes si va más rápido o más despacio, pero no va a su ritmo normal. La habitación se ha tornado azulada y las letras e imágenes del comic empiezan a templar. De repente, en medio de todo ese jaleo de lectura, escuchas en tu cabeza:

-No me temas. Yo soy tu. Y tu eres yo.

Antes de que pudieras preguntar quién estaba hablando, de las páginas del libro sale una luz que inunda la habitación y... entonces ya no estás ahí.

Cuando tus ojos vuelven a ver normalmente, estás de pié, en una calle que no recuerdas, pero que te suena familiar. Es de noche, pero no tienes frío. Miras el edificio junto al que estás y entonces lo entiendes todo. ¡Estás en la calle del comic que estabas leyendo! Y justo al lado tuyo está Nanako, confundida, como si acabase de llegar.

- ¿Saago? - Parece que esta vez ha sido rápido encontrarle - ¿Eres tú? ¿Estas bien?

Aunque la situación era perturbadora, lo primero para Nanako era saber si Saago estaba en condiciones de ayudarla a salir del manga. La verdad es que un cómic japonés de yakuzas no era lo más seguro para una joven...

Saago algo confundido , comprende velozmente la escena. Descuida...Tu ¿como estas? Respondió mientras se ponía erguido y dirigía su vista a ambos lados tratando de saber algo más del lugar. Así que a esto se referían con entrar en lo que se leía a las doce... Musitó en voz baja.

Antes de que podáis seguir con vuestra charla, una voz dura, pero a la vez conocida, grita desde alguna planta del edificio a medio construir junto al que estáis.

-¡Idos ya a la mierda, korrrrrrrraaaaa! -y sonidos de golpes- ¡Yo no tengo nada que ver con ningún robo! -y más sonidos de golpes.

No hay duda. Es vuestro compañero Konta el que grita. Y, por lo que sabéis de él, es él el que está pegando esos tremendos golpes.

La única forma de subir es por el portal sin puerta que tenéis justo al lado.

Es Konta ! . Debemos ir ... Terminado de decir, se dio vuelta quedando en frente al portal preparado para comenzar a correr en ayuda de su amigo. No se que está pasando , ni como es que lo ayudaré...Pero debo hacerlo...Debo...SALVARLO

Empuño sus manos con ira mientras daba un paso adentrándose en el edificio.

Konta se adentra en el edificio corriendo desbocado. Mientras tanto, arriba se siguen escuchando los golpes y los gritos masculinos.

Cuando subes hasta la quinta planta ves a Konta en el centro de un grupo de lo que parecen ser yakuzas. Esta planta, como las anteriores que acabas de subir, no tiene paredes ni puertas. Se ve directamente el cielo nocturno. Solo están las bigas con las que se está construyendo el edificio y el suelo que estáis pisando.

Konta está realmente mal. Le han aporreado bien, pero puedes ver en las magulladuras de las caras de algunos de los yakuza que él también está repartiendo leña.

Nanako salió corriendo hacia el edificio tras escuchar la voz, aunque antes de subir procuró armarse con algún hierro que encontrase, al fin y al cabo era un comic de yakuza.

- Konta - Grita susurrando Nanako - Soy yo, Dojima-san

Procura esconderse del lugar de donde provienen las voces.

"Tsk, que esta pasando? Nanako, hazme el favor de cuidarlo, tratare de ver que es lo que sucede. Esto no puede quedar asi. Los bandalos deben ser exterminados!."

El poder de la Justicia sube su llama en el corazon de Kyo, ningun problema lo detendra a corregir a los bandalos.

Inmediatamente, pero sigilosamente, se apresura a subir al piso de donde provienen los ruidos de pelea.

Konta ! Exclamó al verlo , y rápidamente pudo divisar a unos sujetos con los que se batía Konta. Miró a ambos lados para poder ver algo que pudiera servirle contra los bastardos. No podía soportar tener que ver esa escena, solo quería lanzarse y destrozarlos para ayudara Konta. Estaba a punto de salir corriendo en su dirección para lanzar centenas de golpes sobre ellos.

-¡¿Qué estáis haciendo aquí, idiotas?! ¡Salid corriendo! ¡Esto es asunto mío!

Konta os mira con cara de asombro y de cabreo máximo.

-Urusei, kora! -el yakuza le mete otro puñetazo en la boca del estómago que casi dobla por la mitad a Konta.

Mientras, otro se adelanta hacia vosotros dos y comienza a hablaros con un bate sobre el hombro.

-¿Y vosotros quienes sois, eh? ¿Habéis venido a por más? Cuando acabemos con este nos ocuparemos de vosotros. -y se ríe de la forma mas socarrona que hayáis visto jamás.

En ese momento, una esfera de luz aparece al fondo de esta misma planta y se va transformando en otro chico que, como vosotros hace un momento, parece confundido de aparecer aquí.

-Pero que... ¿que **** hace otro crío aquí? -el yakuza no parece haberse sorprendido en absoluto por la forma de aparecer de Kyo.

- Dejad a nuestro amigo en paz - Gritó Nanako - Él no ha hecho nada malo.

Nanako seguía escondida, gracias en parte al eco del edificio en construcción que hacía que no fuese fácil encontrarla de oidas.

Saago se enfureció al ver eso y al oír las palabras del sujeto ese. Ignoró las palabras de Konta. Solo iba a ayudarlo,quisiera o no . Empuñó sus manos con fuerza listo para lanzarse mientras daba un paso acercándose a aquellos sujetos.

Déjenlo en paz, si queréis meterse con alguien aquí estoy... Dejó de hablar al notar al chico que aparecía detrás de aquella esfera. Le sorprendió pero su prioridad seguía siendo Konta. Siguió algunos pasos acercándose. Meterse todos contra uno es de maricas...Y no lo permitiré ! 

Desconcertado por el extraño momento, intento recomponer mi sentidos, y entender mas la situacion.

Por la pinta del hombre que grita, deduzco que es un Yakuza, por lo cual no creo que sus intenciones sean buenas.

Mientras recupero mis sentidos, me acerco de a poco hacia donde esta el chico de pelo violeta.

El yakuza con el bate golpea a Saago fuertemente en el estómago y éste cae de rodillas tosiendo, intentando llenar sus pulmones con aire.

-¡Dirígete a mí con mas respeto, korra!

-¡Hijo de...! ¡Shineeee!

Konta-kun corre hacia el yakuza que golpeó a Saago, pero otro yakuza le pone la zancadilla y cae al suelo. Si no estuviera tan golpeado no habría caído tan fácilmente. Otros dos yakuzas se acercan a él y empiezan a pegarle patadas en el suelo.

-¡Ah! ¡Ugh! ¡Huiiiiiiid!

Nanako cargó, hierro en mano, contra los dos tipos que peleaban contra Konta. Más bien contra los que le estaban pegando una paliza sin piedad. A modo de lanza, utilizó el hierro para mantener a distancia a aquellos a los que apuntaba.

- Apartaos de él - Dijo mientras corría hacia la pareja de mafiosos.