Partida Rol por web

El Rincón de Ridon. Casi no se leen las letras del descolorido letrero de este destartalado lugar. Yeyjío no ha tenido mucho problema a la hora de aparcar. Parece que viene a menudo por aquí. Se escuchan vehículos pasar por encima de la taberna sin demasiado orden y a velocidades de dudosa legalidad, cosa que, por otra parte, no es nada infrecuente por estos barrios.

Se encendió un cigarro mientras los demás examinaban la fachada del local. Yeyjío no se molestó, ya conocía lo poco que aportaba la entrada del pub. Lo bueno estaba dentro.
-¡El Rincón de Ridon! Aquí encontrareis todo lo que se os niega en el resto del planeta... y a un buen precio -acabó susurrando entre dientes-

-Y bien, entramos?, o prefieren que eche a andar este aparatero de una vez?- Les digo a los jedis al tiempo que saco el aparato que en teoría permitiría detectar emanaciones de la fuerza.

Parecía que Kaz Kenyak era el primero en querer solucionar nuestro problema, mientras los tres jedis estaban visiblemente afectados ante el conocimiento de que un lugar como el Rincón de Ridon existiera
-Antes de encontrar a nuestro hombre... yo indigaría primero qué es. Y creo que sería beneficioso que nuestros tres jedis supieran el alcanze de su victi... objectivo. Entremos e intentemos averiguar cuantos són y si tienen amigos poco recomendables.
Hechó otra calada del cigarrillo y centró su atención en las puertas del local.
-¡Vamos pues! ¿Quien se apunta para conocer la vida nocturna del planeta?

 Al entrar en la taberna, el humo se mezcla con la estruendosa música para crear una combinación que le mina el ánimo a cualquiera. Tuvísteis que sortear varios "clientes" del local antes de abriros paso hasta la mesa. Vuestro instinto de supervivencia os aconsejaba no apoyaros en ella, no fueseis a pillar alguna enfermedad desconocida hasta ahora.

 -¡Yeyjío! Cuanto tiempo, amigo mío... -el devaroniano esboza una sonrisa forzada- Parece que aún te queda algo de conciencia en esa cabeza rodiana,  ¿no es así? -después se acerca a Yeyjío un poco y simula un susurro que escucha todo el grupo- Vienes a pagarme lo que me debes de una vez por todas, ¿no es así?

Ordep, nada más de llegar intenta escrutar con sus poderes Jedi, la situación del local y algo que le pueda ayudar en su busqueda.

Los nervios le traicionan y siente un bloqueo en la fuerza que le impide presentir absolutamente nada, por lo que decide avanzar con sus compañeros sin decir una palabra.

Llega hasta la mesa y ve como se acerca el devaroriano, sin decir palabra y simplemente intenta mostrarse lo más relajado posible, esperando la respuesta de su compañero.

Yeyjío tardó unos segundos más de lo normal en reaccionar.
-¡Grosso!, ¡Mi mecenas!-simuló alegría- ¡Precisamente esta mañana pensaba en ti! No veas la de problemas que he tenido para reunir el dinero. He estado en un asunto de los “grandes”, iba a cobrar un dineral. ¿Y sabes que ocurrió? ¡PLAS! El tío que tenía que pagarme va y se larga con MI dinero… ¿Y el suyo! –El rodiano presentó a sus compañeros para ganar tiempo mientras pensaba en cómo seguir- Y por lo que he oído tu también tienes alguna pendiente con él. El tipejo que nos debe el dinero es el mismo que la lió en el bar hace un par de días.
Dicho esto le ofreció la sonrisa más sincera que fue capaz de simular

 Sin hacer caso de las presentaciones, el dueño del bar se acerca aún más al rodiano.

-Estupido... ¡Ese ya no puede pagarte ni a tí ni a nadie! ¿Acaso me estás diciendo que mi oportunidad de cobrarte lo que me debes se ha ido con ese engendro?

Notando el aliento del devaroniano cerca de su piel, Yeyjío empezó a ponerse nervioso...
-Grosso, tío, venga. Si he venido a tu bar es precisamente para solucio... Un momento, ¿por qué dices que no está en condiciones de pagarme? Yeyjío empezó a mirar a sus compañeros con una mezcla de súplica y perplejidad

Viendo el rumbo que toma la conversación, Ordep decide ayudar a su compañero y partiendo de una posición totalmente relajada, de pronto hace un pequeño gesto con la mano y coge al devaroriano del pecho y comenta con palabras muy tranquilas y suaves...

Sientate en esta silla... Necesitamos tu ayuda y vamos a tenerla si o sí...

Responde a mi amigo y relajate.

 -Ma... maldita sea... -el duaño del local está temblando mientras se sienta en la silla-Pensaba que los jedi eran de otra forma, joder.

Después de sentarse y tranquilizarse un poco, se vuelve hacia Yeyjío.

-Yeyjío. Ese jedi murió. El muy desgraciado desató su poder en la cantina y, después de herir a un cliente, cayó desplomado. Muerto. Entonces llegó el equipo de limpieza y se lo llevaron. -menea la cabeza en ademán de negación- Ese ya no va a pagarte nada.

Ordep, vuelve a relajarse en la silla y mantiene la atención en el "invitado" a la espera de que su compañero prosiga con la conversación.

Entrecerró los ojos, sus compañeros no sabían hasta qué punto Grosso tenía razón. Si ese inútil está muerto, estamos perdiendo el tiempo. Se pasó la mano por la cara e intentó sacar algo más del asunto.
-¿Vinieron los de limpieza? ¿quien? Podrían ser la pasma, la ambuláncia, los vendedores de órganos... Bueno, ¿dónde se lo llevaron?
Se calmó un poco, ahora venía todo el asunto administrativo y mucho papeleo para poder llevar al consejo jedi pruebas de que su querido usuario de la fuerza rebentó

- Bueno... realmente no se exactamente quienes fueron. Llegaron, les grité que se llevaran al infeliz y, antes de que terminase, ya se lo habían llevado. El caso... es que llegaron muy rápido...

Ordep, se incorpora lentamente de su silla, y permaneciendo sentado habla con su peculiar y grave voz...

Señor, necesito que me cuente detalladamente que sucedió en ese desafortunado encuentro.

Desde que ese señor entró hasta que se lo llevaron. Es importante por lo que quiero que preste atención y detalle adecuadamente lo que sucedió con pelos y señales.

 -Eso es complicado, jedi. -empieza a menear la cabeza en ademán de negación-Ocurrió en día de descanso, y todo el mundo sabe que los días de descanso son mis días de trabajo duro. Todo el local lleno de gente y humo. Es difícil saber que pasó. Y yo estaba demasiado ocupado sirviendo copas y evitando que se fueran sin pagarlas como para prestar atención. Solo se que hubo un momento en el que una zona del local se iluminó con luz propia, ajena a las luces del garito. Después, la gente corriendo. Muchos se fueron sin pagar, ¿sabes?-en este punto casi se levanta de la silla indignado, pero recapacitó y se volvió a sentar- Entonces, al acercarme a empujones para ver qué desperfectos había en mi local, vi a dos humanos tumbados. Uno herido con quemaduras graves. El otro muerto. 

El dueño del local se levantó y, mirando a la puerta, gritó:

-¡Eh! ¡¿Donde vas?! Siéntate y relájate, que ya mismo te cobro. -después se volvió hacia vosotros- Como veis, mi negocio me reclama. -se levantó y se colocó el paño al hombro- Por lo demás, después me enteré de que el que estaba muerto fue el que atacó al otro. Estaba muerto... pero no tenía heridas.