No os cuesta mucho encontrar los almacenes de la casa Carthahegn. Una muchedumbre está abarrotando la plaza donde se encuentra el almacén de dos pisos. Algunos se llevan las manos a la cabeza, otros gritan enfadados a una elegante mujer que se encuentra a la entrada
Como he dicho grita la mujer, todos los recuros de Carthahegn se necesitan para resolver nuestro problema en la azucarera, y nuestra tienda permanecerá cerrada el resto del día o hasta que se resuelva la situación. Lamentamos las molestias. Os pido que regreseis a vuestras casas y vuestros negocios.
La mujer se baja de la caja mientras algunas de las personas comienzan a marcharse.
Ravenath le susurra a los "comerciantes" de su grupo:
-Deberíais preguntarle qué está sucediendo en la azucarera, ¿no?
Después vuelve a mirar los letreros de las tiendas, buscando algún negocio en particular.
Sigo buscando lo más parecido a un boticario para comprar lo que me piden en mi carta.
Owen se queda mirando la escena con cierto malestar.
Más vale que los contactos con la sociedad sean realmente buenos, porque si lo que dice es cierto no vamos a conseguir nada.
No obstante el mago quería esperar a que se marchara la gente antes de intentar nada. Ya que si había compradores cerca estaba seguro de que les iba a decir que no. Era mejor pillarla a solas. Y si además hablaba alguien que supiera del tema mejor.
Un transeunte te cuenta que Senzer Rulkep es el que vende esos remedios.
Aunque se han marchado casi todos, algunos aun se quedan pidiendo explicaciones a la mujer.
Ravenath vuelve a susurrar al grupo de "mercaderes".
-Vamos, yo no puedo hablar. Soy un "mercenario", ¿recordáis?
Gargholo no entendía muy bien lo que estaba pasando más allá de que los intentos del grupo por organizar una elaborada mascarada se encontraban en un estado de caos y confusión absoluta. Ahora mismo no hablaban ni los que supuestamente debían ser los portavoces. Se separó de sus compañeros lo bastante como para, con suerte, no ser asociado con ellos e, internándose entre la muchedumbre, se dirigió a la mujer de la puerta. -Vengo de paso, he parado en Bloodcove porque necesito suministros para continuar. ¿Cuál es el problema? ¿Qué ocurre en la azucarera como para que no se pueda comprar nada?
Ravenath ve con asombro como el semiorco deshace completamente el intento de pasar desapercibidos. Mira de nuevo a los que hacían de mercaderes, como esperando alguna reacción.
Mordiendome un instante el labio con expresion de contrariedad al escuchar las nuevas en unos instantes repongo mi habitual expresion y comienzo a acercarme a los que esperan para pedir explicaciones, empezando a comentar y tratando de averiguar que ha pasado
¿tiro algo jefe?
Veis que la mujer tiene cara de estar muy preocupada y contest a Gargholo.
Si, tenemos un problema muy gordo de hormigas. Hemos perdidos mucho azucar en una hora. No creo que podamos echar a esos monstruosos insectos. Hemos usado todos nuestros recursos para echarlalas. Espero que no esteis aquí para comprar comida, porque si tenemos que ocuparnos de este problema los precios de la comida se triplicarán. Desgraciadamente no tenemos más soldados que se encargue de las hormigas gigantes. Hemos conseguido una loción que las asusta y que nos permitiría tapiar el agujero, pero nadie se atreve a entrar a echarlo. ¿Contais con soldados o guerreros? Si os librais de las hormigas podriamos ofreceros descuentos a cambio del servicio
Descuento... esa palabra era como el canto de los ángeles para sus oídos. Gargholo lanzó una mirada furtiva a sus compañeros entre la multitud antes de volver a dirigirse a la mujer. -Soldados o guerreros... No, la verdad es que viajo solo, pero seguro que a alguien podremos conseguir entre toda esta gente. ¿Algún voluntario para cerrar el paso a esas hormigas?- Gritó, mintiendo como un bellaco.
La explicación de la mujer le sonó a risa a Owen. ¿Problemas con hormigas? A menos que fuesen hormigas gigantes no entendia por qué no entraban y las pisaban. Pero la mirada de la mujer era seria. Y lo del descuento sonaba bien. Se acercó a ella.
Señora, nosotros venimos a comprar. Aunque no azucar. Pero si lo del descuento es una propuesta en firme le solucionaremos lo de los bichos.
Le pareció oir al semiorco algo como que no iba con ellos, no estaba seguro de por qué. Ni le importaba. Le incluía en el nosotros.
¿Solo vosotros dos? Eso bichos son enormes. Acompañadme a la trastienda si aun estais dispuestos
-Señora... -se adelanta hacia la tendera- Nuestros capataces están deseosos de poder comprar bienes de buena calidad. Y si es con descuento, mejor que mejor. Nosotros nos haremos cargo... ¿a menos que nuestros capataces tengan alguna objeción? -miró al grupo que hacía de mercaderes.
Es posible que pudieramos llegar a un entendimiento
Respondo acercandome un poco cuando me da pie uno de los compañeros
Nosotros puede que tengamos un cierto interes en ciertas mercancias, la casa Cathahegn tiene un problema que puede que les sea muy complicado... si, sin duda puede ser interesante que hablemos de ello
Shaire se acercó, con poca convicción.
- No soy una guerrera, pero tengo curiosidad por esas hormigas, me gustaría verlas... Quizás pueda ayudar también. Y necesito víveres, así que si se soluciona la cosa...
¿Discrección? Como nos convirtamos en héroes locales vamos a ser cualquier cosa menos discretos.
Os adentrais en la trastienda y cruzais por uno de los pasillos hasta ver a dos enormes arañas que se afanan en comer azucar.
Iniciativas. Estoy preparando el tablero.