Partida Rol por web

Shaire se sorprendió de la seguridad de los otros. Ella había vivido en tres reinos, contando el bosque, y las normas y las costumbres eran muy diferentes entre ellos. Sin embargo, aquellos daban por supuesto que había comerciantes en todos lados, y escoltas, y que se podía ir por la calle con armas sin limitación alguna. A ella le parecía mucho suponer, pero ya había hecho su oferta y había sido rechazada. Y al fin y al cabo, quizás ellos tuviesen razón. Pero... si les habían ordenado ser discretos era por alguna razón, quizás porque todo lo que daban por hecho no debiera darse por hecho. Si fuese simplemente llegar y actuar normalmente, no les habrían advertido en ese sentido...

Pese a sus reticencias y sospechas no dijo nada. Ya no volvería a hablar sobre el tema. Ella no hablaba mucho, y desde luego no hablaba dos veces.

Os encaminais a la ciudad para cumplir con vuestra misión bajo la coartada de ser unos comerciantes.
Bloodcove es una ciudad formada de casas de madera que han sido construidas alrededor del tronco de grandes árboles. Las calles están llenas de mercenarios, mercaderes y piratas. Los hombres del consorcio van y vienen con total desparpajo, lo que os preocupa bastante.

Al llegar a la ciudad Owen se queda mirando la arquitectura local bastante curioso. Como había imaginado las calles estaban llenas de gente armada. Así que en ese aspecto dudaba de que llamaran la atención.

En cuanto a lo de hacerse pasar por mercader, le preocupaba más otros asuntos. Por lo que andaba un poco despistado en ese aspecto.

Shaire guardó total silencio, era consciente de que una muchacha sin armadura y enclenque no pasaría por guardaespaldas, pero no podía hacer nada más.

Gargholo miraba a aquela turba de mercenarios y piratas pensando- ¿De verdad no pasamos desapercibidos?-

Ravenath estaba encantado con la cantidad de armas que veía en los cintos de los transeúntes. Eso hacía más fácil mantener su coartada de guardaespaldas. Aunque empezó a ponerse nervioso al ver que los demás no lo hacían tan bien. Se acercó disimuladamente a Shaire.

-Tu eres mercader también, ¿de acuerdo? -le susurró a la muchacha, que no se veía demasiado metida en su papel.

Shaire tomó su arco y su carcaj y se lo tendió al paladín.

- Llévalo tú, si hay problemas ya me lo devolverás.

Nazredin asiente tomando el arco de Shaire.

- No te preocupes, te lo guardaré - dice con cierta solemnidad

A pesar de que no lo deseaba, el nerviosismo de Shaire era evidente. No le gustaban las ciudades, no le gustaba la gente, y no sabía actuar.

Así que simplemente se descolgó del grupo y caminó varios pies por detrás de los demás. Al menos, si ella llamaba la atención, los demás no se verían implicados.

Gargholo, tan pancho entre toda aquella gentuza que paseaba en Bloodcove no podía dejar de ver cómo sus compañeros no hacían más que llamar la atención intentando pasar desapercibidos. A lo mejor tenían que relajarse y limitarse a andar por la calle como personas normales.

Owen repasaba mentalmente lo que sabía de la ciudad. Sin preocuparse lo más minimo de lo que pudieran pensar de ellos.
De hecho estaba seguro de que lo mejor que podían hacer es comportarse con naturalidad. Tratar de no llamar la atención normalmente equivalia a llamarla.

No entendia por qué la joven arquera se había despojado de sus armas y caminaba como si no fuera con ellos.

A lo mejor lo que quiere es que la asalten. Cada cual tiene sus vicios.