Partida Rol por web

- Compañeros Pathfinders, las calles de ésta ciudad son peligrosas para nuestra vida, como ya vimos cuando nos atacaron los monstruitos repugnantes. Por tanto, tendremos que ir con cuidado y llevar a Janovar protegido para que no lo asesinen.

- A la entrada, Hothar, quiero que te quedes fuera y compruebes si hay grupos preparando un asalto o un golpe de estado, que no me extrañaría nada. Luego ya puedes entrar y confirmárnoslo.

- Lorik y Grachius, debéis vigilar a Janovar, uno a cada lado, por si trata de escapar.

- Ethelnir. Tú y yo debemos hablar con algún consejero y conseguir que vean la perfidia de la Araña. Espero haber obtenido conjuros apropiados para ello.

Y así, los pathfinders, tomaron a Janovar y se dirigieron al Parlamento de Andoran a desenmascarar a la Araña.*

Yo os observaré con suma atención. - dijo Harold con tonito al percatarse que Clarissa ni le incluía en sus planes.

Al ver el rostro triste de Harold. Clarissa meneó la cabeza. - No te preocupes, tu... tu eres... eres... nuestro arma secreta, sí, el arma secreta. Esperate a actuar a que yo te lo diga y ya verás como todo va bien.

El aguerrido grupo de pathfinders se dirige al Parlamento. Parece que hay bastante expectación ante el discurso que se va a pronunciar hoy y hay mucha gente. No obstante, enseguida conseguís unos asientos en una de las tribunas superiores. Todos entráis al parlamento mientras Hothar se queda fuera...

Harold trató de no entrar en la pulla de Clarissa mientras ocupaba su asiento y empezaba a echar un vistazo alrededor. Estaba seguro que La Araña no se presentaría en público, más tras el ruido que habían hecho el día anterior, sin tener varios lacayos para protegerla.

El aguerrido grupo de pathfinders se dirige al Parlamento. Parece que hay bastante expectación ante el discurso que se va a pronunciar hoy y hay mucha gente. No obstante, enseguida conseguís unos asientos en una de las tribunas superiores. Todos entráis al parlamento mientras Hothar se queda fuera...

A Clarissa no le gusta nada lo que ve.

- Osea que aquí es donde discuten todos y no llegan a ningún acuerdo mientras fingen que acatan la ley, pero realmente todos se corrompen y roban a sus pobres "ciudadanos" ¿no?

- Un buen Faraón. Eso es lo que necesitaban...

Ethelnir se vuelve como si le hubiesen golpeado hacia Clarissa.

- Que el sistema falle alguna vez no significa que sea mal sistema. Los gobernantes absolutos solo favorecen el nepotismo y roban la libertad de sus súbditos. Aquí como dices somos ciudadanos y como tales, iguales y libres. Incluso para cometer errores.

Lorik no quería entrar ahora en una disputa sobre política con Clarissa. Pero lo que sí sabía, era que no iba a dejar que un tirano cualquiera, por muy acatador de las leyes que fuera, impusiera su voluntad sobre la libertad de cada persona. Decidir lo que hace cada persona mediante el manejo del dinero y de las leyes no tenía porque ser bueno para la población, de hecho, pocas veces lo era.

Miró a un lado y a otro, vigilando que Janovar no se despistara.

- Depende del gobernante absoluto, Ethelnir, por ejemplo, el príncipe Stavian III de Taldor, mi patria natal, no es el mejor gobernante absoluto. Pero el Faraón... bueno, todavía no acepta que lo llamemos Faraón, sino príncipe Rubí, porque todavía no ha logrado beneficiar al pueblo lo suficiente... el Faraón es un poderoso clérigo de Abadar y toda la población prospera y es feliz bajo el abrazo de su justa ley, traspasada por los dioses desde tiempos inmemoriales. Abadar no sólo es el dios del dinero, sino de la construcción de edificios y de la prosperidad de la civilización.

Y mientras Clarissa discutía amablemente con Ethelnir, se encargaba de pasar sus atentos ojos por los escaños donde los ladrones políticos se encontraban. Buscando a la Araña. Por si había hecho acto de presencia.

Tras unos minutos, Hothar regresa y comienza la sesión en el Parlamento. Tras una apertura rutinaria por parte del alguacil principal, le dan la palabra a Dorianna Ouidda.

Muy buenos días... Señorías... Esta mañana vengo a hablarles de una de las amenazas más graves para nuestra sociedad y para nuestra amada tierra de Andoran, patria de la libertad y la justicia.

Esa amenaza no es otra que la Sociedad Pathfinder, se disfrazan de historiadores pero no son más que carroñeros que entran en las tumbas, roban los tesoros que corresponden legítimamente a las naciones que esquilman con su "afán por el conocimiento"...

Ethelnir levanta la mano con la palma abierta.

- Me temo que esas son duras acusaciones que deberán refrendarse con hechos. Con miembro de la sociedad, espero que en la tierra de la libertad se me dispense a mí, a mis compañeros y a la propia organización un trato digno, acorde con la legislación andorana y sus nobles principios e ideales. ¿Que os ha hecho la sociedad para formentar en vos ese odio?

Clarissa rezó una breve oración en voz baja mientras respondía Ethelnir y luego se puso de pié. Rara vez las gentes de Andoran veían alguien tan noble, tan guapo y tan elegantemente vestido en su "parlamento".

- Como representantes de la Sociedad Pathfinder, no podemos tolerar tales infundios, como ha dicho mi compañero exigimos a la Parlamentaria Ouidda que pruebe esas acusaciones o las retire. Los Pathfinders han ayudado a Andoran y a sus súbditos y a sus caballeros en innumerables ocasiones, ya sea acabando con las Plagas en el Valle de la Luna Oscura o de otras maneras. ¡En la sociedad hay centenares de Andoranos leales a su patria!.

Listos, no, pero leales a su patria sí.

- Si... en realidad cuando la Parlamentaria Ouidda no pueda probar sus sucias mentiras, estimados Miembros del Parlamento de Andoran, la Sociedad Pathfinder estará dispuesta a explicar todo lo que ha pasado. ¡Con testimonios y pruebas!

En cuanto Ethelnir y Clarissa abren la boca se oye un tumulto horrible. Hay voces entre los parlamentarios que exigen que se os expulse de la asamblea ante la sonrisa torcida de Ouidda. No obstante, un par de ellos piden silencio cuando varios guardias están en la tribuna en la que os encontráis.

Uno de los parlamentarios se levanta y habla.

Nadie puede interrumpir a un miembro de este parlamento. Dorianna Ouidda no tiene por qué probar nada. A menos que tengáis algo que esgrimir en su contra, deberéis abandonar esta sala de inmediato.

Lo que ante cualquiera hubiera sido una amenaza clara, es vuestra tabla de salvación. Ese parlamentario os ha dado pie para que expongáis vuestro caso...

Ethelnir levanta las manos con gesto sosegada, pidiendo calma.

- Lamento la interrupción, pero no pude por menos que realizarla al escuchar que se ponía en entredicho a la Sociedad Pathfinder. Me temo que Dorianna Ouidda tiene mucho de lo que responder en esta sala, ante este parlamento.

Tenemos documentos y testimonios que, lamentablemente vinculan a la Señora Ouidda con turbios asuntos que muestran intereses ocultos.

El elfo cogió aire, como si preparase para un combate y miro a sus compañeros, agradeciendo en silencio la presencia de Clarissa al lado.