Partida Rol por web

En la ciudad no ostenta ningún cargo, pero seguramente tiene sus contactos. Lo reconoceréis por sus quemaduras. Resultado de una herida que no cura. En cualquier caso, nunca os fieis del todo de él.

En cualquier caso, recordad que... bueno... que el Gran Maestre tiene ventajas sobre nosotros, la Sociedad, que preferiríamos que no usase en nuestra contra. Cualquier violencia que se dirija contra él se nos revertiría multiplicada por cien, así que tened cuidado...

Así que hiciera lo que hiciera tendría que ser sin que me pillasen, bueno es una de esas cosas que normalmente tengo que hacer en mi trabajo. El problema era que si liaba alguna y me pillaban tendría problemas tanto con la sociedad, como con el hombre con el cual vamos a ir a negociar.

- Esta bien, ya se hasta donde podemos llegar.

—Estamos listos para partir. —Confirmó Clarissa

Al final no le habían aclarado a William si el tipo tenía que quedar vivo o no. Pero bueno, ya improvisaría en todo caso llegado el momento. Después de todo, los planes nunca salían como uno los preveía.

Sí, parece que tenemos lo esencial para poder ponernos en marcha.

Su comentario parecía que no era necesario, ya que la sacerdotisa había dado su opinión al respecto y lo que ella decia iba a misa. De momento al menos. A ver cómo se las apañará cuando estén en medio de un combate en serio.

Ethelnir sintió una inçómoda comezón en la nuca tras las palabras de Arak.

- Lo haremos de manera civilizada. Tengo que realizar algunas adquisiciones antes de marchar, pero confió en no tardar.

Mientras estáis levantadoos para salir, Amenopheus saca una piedra desgastada de entre sus ropajes y la golpea contra la pared haciendo que la piedra se rompa en dos mitades, cada una de ellas es una geoda cristalina y os ofrece una de ellas.

Si encontráis una de las gemas de mi orden o a la persona conocida como el Sabio de Diamante, os pido que os pongáis en contacto conmigo. Concentraos en la piedra y decid un mensaje de unas pocas docenas de palabras. Os escucharé y os enviaré una respuesta con más instrucciones. Sólo funcionará una vez, así que mantenedla a salvo.

Dicho esto, tanto él como Balentiir os despiden deseandoos suerte en vuestra empresa.

Ethelnir asiente ante las palabras de Amenopheus, mientras espera a que Clarissa recoja la gema partida.

- Nos pondremos en marcha lo antes posible.

Clarissa contempló como Amenopheus golpeaba la morada con una piedra.

—Yo me encargo de ella, Sabio Amenopheus, Ethelnir la vendería por treinta monedas de plata para donarlas a un orfanato clandestino— dijo la legal rubia. 

William ya se imaginaba que la clérigo se quedaría la piedra. No es que a él le importase, ya bastante tenía con llevar sus propias cosas. Pero le hacia gracia el ver que no se había equivocado. En verdad a la mujer se la podía calar enseguida.

Bien. Pues cuando querais nos podemos poner en marcha señora.
Esperamos sus ordenes, como siempre.