Partida Rol por web

El personaje que nos había recibido, nos trataba con cierto aire de prepotencia y muy poco respeto, pero como no nos quedaba mas remedio que tratar con el no pude mas que contestar de manera gamberra....para variar.

- Yo venía ha hacer turismo y conocer gente interesante, pero esta claro que la misión es lo primero y mis compañeros no me van a dejar irme de parranda. 

Sé cosas de muchas gemas, así que estaría bien que me dijerais el nombre de vuestro amigo para que pudiera centrar mi vasto conocimiento en la tarea que os han encomendado...

Parece que el hombre mutilado está disfrutando de esta charla.

William no conocía al tal Torch de antes, al contrario que muchos de sus compañeros, pero ahora entendía el por qué de esa reticencia a tratar con él. Al parecer los comentarios que había escuchado se quedaban un poco cortos.

Apunto estuvo de sacarse la chorra y mearse en la bañera del tipo para indicarle que le importaba una mierda lo que era, pero al final se lo pensó un poco mejor. Quedaba claro que lo necesitaban para cumplir la misión que les habían encomendado, y desgraciadamente eso tenía prioridad. Pero tampoco tenían por qué andarse con tonterías.

¿Por qué no nos dejamos de gilipolleces?
Sabéis por qué estamos aquí, nosotros sabemos que lo sabéis. Así que decidnos lo que Amenopheus quiere que nos indiquéis y todos podremos seguir con nuestras cosas cuanto antes.

- No hagais caso de las chanzas y bromas de mis compañeros.

Como habeis oido, Amenopheus nos envia. No insultaré vuestro agudo intelecto, ya que incluso si no conoceseis de antemano nuestros intereses todo lo que os he dicho os ofrece lo necesario para sacar por vos mismo conclusiones acertadas.

Clarissa seguía mirando al semiorco con la nariz fruncida, pero esa era su expresión habitual y no la quitaba un ápice de belleza.

Terminó mirando a Torch, y pensó que era una pena que no pudiera tirar unas pirañas en el agua de la bañera. 

—Honorable Gran Maestre Torch. —dijo poniendo una voz amable. No tenía sentido usar su voz severa, sabía que la gente era irracional y por tonterías se ponía como loca. No fallarían la misión por ella. —Nos ha enviado Amenopheus—omitió todo título de Sabio— que quiere encontrar varias de las gemas de su orden, y según él estarían por los alrededores. ¿Es posible que sepáis su paradero? ¿Y si es así... qué querrías a cambio de la información?

Cuanto antes terminemos, antes dejaré de ver a este sapo con forma humana. Es apropiado que esté en su charca. 

Ethelnir aguardo la respuesta de Torch.

Mucho mejor ahora, gracias...

Amenopheus puede haber pasado por alto el hecho de que ya me debía bastantes favores antes de que yo le solicitase ayuda, pero no me importa hacer un descuentillo a los clientes habituales...

El hombre chasquea los dedos y uno de sus guardaespaldas le trae un papel doblado.

Veamos que es lo que tengo para hoy... - el hombre lee en silencio el papel mientras asiente.

Sí, parece que con todo esto será suficiente. Considerad esto como el precio por vuestra información - todas estas tareas completadas a mi gusto a cambio de lo que sé acerca de las joyas de los sabios. ¿Trato?

Dicho esto os entrega una hoja de papel para que la examinéis...

El Academico Ionacu Lozar de la Escuela de Ciencias de Sinomakti se está preparando para hacer una expedición a una localización en los Pilares del Sol. Tengo un libro de oraciones inscrito con un escarabajo dedicado al dios Khepri que haría falta colocar entre sus efectos personales sin que él sospeche nada raro.

Una de mis socias ha traído un cargamento de artefactos osirianos valiosos justo a las afueras de Eto. Afirma que ha ocultado los objetos en un pozo seco al surete de la Puerta del Amanecer. Recobradlos y traédmelos. El cetro mágico es de vital importancia: todo lo demás es secundario.

La Madame semielfa Zelekhati, dueña del establecimiento llamado las Dunas Bailarinas, está más que experimentada en conseguir secretos, y necesito que descubráis como lo hace. Sin duda es algo que ella no quiere que las autoridades conozcan. Más aún, convencedla para que comparta conmigo lo que sabe. Amenazadla con revelar su secreto si se pone modorra. Si todo esto falla, acabad con su empresa.

Hace poco que escuché que el líder de la banda de los Ciendedos tenía un mensaje sólo para mis oídos. Buscadlo, conseguid el mensaje, resolved los flecos de este tema y volved a informarme.

Ethelnir cogió la hoja. Su cara parecía un poema.

- No puedo creer que nos encomiendes tareas como a mercenarios a cambio de un información que ayuda a la Sociedad Pathfinder que te honra como Gran Maestro. Parece algo desequilibrado, cuatro tareas, algunas poco claras en su ejecución a cambio de información. ¿Que pasa si solo conseguimos 3 de ellas?  

—Eso no es lo peor... está en su derecho de exigir el precio que vea razonable... pero pero... ¡Nos pide que cometamos contrabando de Artefactos Osirianos, que impliquemos en el contrabando a un pobre académico, que destruyamos una empresa y que nos impliquemos en problemas de bandas! Eso significaría romper... como unas dieciocho leyes o así... no... no puede ser...

Y entonces Clarissa se desmayó.

A William no le parecia tan mal las tareas encomendadas, salvo quizás la de acabar con la semielfa. No le gustaba matar a nadie que no supiese seguro que se lo mereciera, o que no estuviese intentando matarle a él.
Iba a decir algo cuando la clérigo cayó desmayada.

Vaya. Que sensible, jamás lo habría dicho.
En fin. Mira viejo. Te estás pasando demasiado con el precio. Dudo mucho que tú información sea tan buena como para poder canjearla por esto.
Yo diría que vale una o dos tareas de la lista no más.

El paladín recogió a Clarissa, impidiendo que callese al suelo.

Esta preciosa ... cuando esta callada.

- William, nadie ha hablado de asesinato. 

Las cosas se habían salido de madre, incluso pidiéndonos lo que nos pedía no podía creerme la reacción de mis compañeros.

- Hombre.....no es para tanto, un poco descabellado si. Pero como dice el paladín ¿y si.....solo conseguimos algunas?. Además otras parecen saltarse la ley y..... veo como la clérigo cae desplomada después de un arrebato y el paladín corre en su ayuda, una sonrisa aparece en mis labios señalo a los dos beatillos..... a estos les da un soponcio seguro. 

O hacéis lo que os pido, u os volvéis a Sothis con el rabo entre las piernas y sin lo que venís a buscar. Vosotros decidís...

- Esta bien, esta bien,... - dijo Lorik. Habia estado un rato dandole vueltas. Ahora que Clarissa no estaba en condiciones de hablar, no podia dejar que el elfo o cualquiera de los otros metiera la pata...demasiado. - Te ayudaremos, no hay problema en ello. 

Él habia dado su propia versión de cómo se podian hacer las cosas. Sin embargo, ese bicho asqueroso no se merecia ni la mitad de ellas, es más, si no fuera porque parecía más una sabandija que un asesino, el guerrero habría ensartado su espadón en el cráneo de alguno de ellos hacia un buen rato. Pero, quizás podrian aprovechar el hecho de que se lo habian enviado a ellos para hacerlo de una forma que él nunca hubiera hecho, puede que incluso tuvieran alguna probabilidad de engañarle de algun modo. O quizás alguna de las personas a las que tuvieran que robar/intimidar realmente lo mereciera. Era dificil sacar conclusiones precipitadas.

- Hemos venido a por información y cumpliremos nuestra parte. 

Estupendo, me alegra escucharlo. Venid a verme cuando hagáis cualquiera de las cosas o si surge cualquier tipo de emergencia. Que los dioses a los que seguís os acompañen. Buena suerte...

Dicho esto parece esperar un instante por ver si queréis algo más...

Ethelnir aparto la cabeza contrariado, intentando no hacer más evidente su disgusto.

Habrá que ver primero al académico ... que tiene previsto partir ...

Clarissa siguió medio desmayada. El conflicto entre las órdenes pathfinderas y los recados ilegales era demasiado para su ordenado cerebro...

—No vamos... a romper ninguna ley, ¿verdad Ethelnir?— musitó.