Partida Rol por web

Bueno, ya tenemos otra persona a la que preguntarle. Me anoto mentalmente el nombre de Maerwald y asiento a lo dicho por Ekron, recordando lo que vimos en las ruinas. 

- Un pilar de adra, sí. Antes de eso... Hubo una explosión. Oímos parte de un ritual. Hablaba de una tal Unificadora del Juramento y La Que Fue Reina y de alguien que se iba a ofrecer ante ella... Luego empezamos a verlo todo distinto. Al salir de las ruinas, había gente petrificada y una especie de mecanismo con una luz morada. - resumo, encogiéndome de hombros - ¿Le suena de algo?

La respuesta de Ekron la sorprendió. Una visión sobre Meriel. Curioso. Parecia que alguien vivo tenía más respuestas que aquella tétrica anciana. Se desplazó incoscientemente hacia otro lado, como si estuviera buscando una salida que no hubiera podido ver en un primer momento. 

- Si. Fue en ese momento - no hacia falta pero corroboró las palabras de sus dos compañeros. Intentó recordar si sabía algo de Prado Negro o si le sonaba el nombre de Caed Nua

- Hmm, el adra ciertamente tiene dominio sobre las almas, jovenzuelos.- empieza a comentar la anciana hasta que nombráis los cuerpos petrificados y se queda un largo momento en silencio, solo roto por el crujir de su macabro colgante.- No sé nada sobre esas ruinas, pero esos cuerpos que describís me recuerdan a las pobres víctimas de un Biamhac¹. Sus pobres cuerpos siempre quedan calcinados y pétreos al perder su alma en esa tormenta de la vigilia. Si tenía el mismo efecto, tuvisteis mucha suerte. O a lo mejor le echó mano a vuestras almas y no os las pudo arrebatar. Un alma puede resultar pesada si ha permanecido su tiempo de una pieza. En nuestro gremio las llamamos almas fuertes.- sonríe con tristeza al pensar en ello.- Quiero decir las llamábamos. Las llamábamos. Esa época ha quedado atrás.- suspira y vuelve a tomar un gesto maternal.- Sea como sea, ahí tenéis vuestra respuesta. Cuando casi morís visteis el otro lado y eso hizo a vuestras almas recordar el cómo observar. Ni más, ni menos.

La divina no era autóctona del lugar y por tanto no tenía mucha idea pero como buena cumplidora para con su padre había estudiado algunos mapas del lugar. Sabía que el Pantano Negro era un camino secundario que se dirigía hacia el este, quizás si se concentraba podría recordar algo más.

Sigo rascándome la barbilla mientras reflexiono sobre las palabras de la enana - Entonces, aquel viento que nos atacó al llegar a las ruinas y que pensé que era cosa de los glanfathanos fue lo que despertó en nosotros esta... capacidad, vamos a llamarlo así. Y para saber más debemos cruzar el Prado Negro, llegar a Caed Nua y esperar que el señor Maerwald quiera contarnos más sobre la Observación. Hasta ahí, todo claro. Pero me queda una pregunta más: ¿Por qué esta noche he tenido una visión de una Caldara más estropeada y cabreada llamándome Observador como si me hubiera pillado espiándola en el baño? ¿Sería mucho pedir que tal cosa no volviera a repetirse?...

- Eso de que un alma tenga tanto tiempo... Disculpe pero no soy tan mayor. - digo con una sonrisilla. Claro que si eso me ha salvado de quedarme hueco por dentro o algo así, bienvenido sea. Miro a Ekron y ladeo un poco la cabeza - Pobrecilla, ni que lo hubiera hecho queriendo. Aunque estaría bien tener una ligera idea de por qué ha ocurrido... Si lo hemos provocado nosotros, lo único que se me ocurre es que necesitábamos respuestas. - digo, no muy convencido de que pueda decirnos algo más - Ah, y ya que está usted aquí... No, la pregunta es, ¿por qué sigue usted aquí? Su alma, al menos. ¿Sabe cómo murió?

Enfrascada en sus pensamientos, la ausente Morrigan se pasó la mano por su pecho con suavidad, como si incoscientemente quisiera asegurarse que su alma seguía allí. Sus ojos semicubiertos por aquella mascara eterna que portaba en su rostro buscaron el rostro de la anciana.

- Si, diganos como podemos darle descanso -

La anciana se ríe por un momento ante la queja de Ekron.

- Como ya dije antes eso no fue cosa mía, quizás fue vuestra ansias por tener respuestas lo que genero ese sueño como dice tu amigo. ¿Y entonces dices que no estoy horrible?- vuelve a reírse un momento pero luego pone un gesto de pena.- Ay, cielo. Preguntas a un pez como volar, si quieres librarte de esas pesadillas o evitar ver cuando no quieres necesitas buscar a otro pájaro. O siempre puedes practicar. Al fin y al cabo, como tú has dicho, es una capacidad y como tal se debería poder entrenar.

Para sorpresa de los tres la pregunta del bardo hace que la anciana se ría como nunca haciendo que su cuerpo se agite hacia arriba y abajo con cada espasmo.

- Venga ya. Menuda pregunta. Como si la respuesta no fuera tan directa como una cuerda de ahorcar. Claro que recuerdo como morí.- sonríe y sin embargo consciente de vuestras expresiones suaviza el gesto.- Permitidle a esta anciana una última risa, anda. Bueno si preguntas el porqué me colgaron supongo que puedo iluminarte, pero ya te advierto que mi vida es poco interesante.

Simplemente vine donde hacía falta, ofrecí mis servicios a Lord Raedric por un precio ridículo. Algo simbólico.

Tenía que examinar a su esposa y ver por qué los dioses habían decidido envenenar su vientre. Pasé varios meses estudiándola. Comprobé todo tipo de impurezas, probé sus valencias y revisé la permeabilidad de su esencia. ¿Sabéis lo qué descubrí?

Pues nada. Una mujer sana, de pies a cabeza, bendecida con un alma hermosa. Y además era encantadora. Tímida, pero de buen corazón.

Pasados unos meses, el señor de la casa empezó a exigir respuestas. Durante un tiempo le estuve diciendo lo que quería escuchar. 'Oh, sí, milord, está afectada por un sinfín de desequilibrios. Necesito tiempo para curarla.' Según se acercaba la fecha del parto, se fue impacientando como suelen hacer los lores. Y bueno, el resto ya lo podéis imaginar. Y en cuanto a tu primera pregunta, flamígero rompecorazones, decirte que todos los muertos tardan un poco en encontrar su camino hacia la puerta.

Por último escucha la pregunta de Morrigan y vuelve a tomar ese gesto maternal que tan extraño debería quedar en un cadáver y sin embargo conseguía reconfortar.

- No sé si lo preguntas por seguir las directrices de tu ascendencia o compasión, pero te lo agradezco igualmente. Sin embargo no te preocupes, no le guardo un rencor tan grande al lord como para que me ate a esta tierra.- afirma con la cabeza un segundo.- Supongo que me marcharé sin más de vuelta a la rueda, le daré recuerdos a tu señora de tu parte. Si me escucha claro está...

El grupo ya llevaba un tiempo ahí y podía sentir que realmente no era estrictamente un lugar. Casi como si estuviera pasando en sus cabezas y como tal también podían notar que podían desconectar con la misma facilidad que habían conectado... si así lo deseaban.

La entrevista está llegando a su fin y poco más le vamos a sacar a esta alma desgraciada - Que le vaya muy bien en la Rueda y en su próxima reencarnación procure evitar los viajes en primavera para no encontrarse con alguien tan capullo como Raedric ¿Quiere que le diga algo a Meriel Reymont de su parte? Está aquí y por lo que hemos hablado ella la admiraba mucho...

Morrigan iba asintiendo en silencio al compás de la narración de la señora enana. En algún momento un rictus contrariado pinto sus facciones, pero poco más. Cuando terminó se quedó pensativa mirando más allá. En aquel lugar donde no habia nada más que ellos.

_{- Antes de marcharnos... ¿podria decirnos algo de Prado Negro o Caed nua? Por hacernos una composición y evitar desagradables sorpresas... -}

Una vez que fuera contestada, le agradeceria la información fuera cual fuese e intentaria desconectar tal y como parecia que podían conseguirlo. Realmente aquel sitio no invitaba a quedarse más tiempo del necesario. Además, tendría que alimentar a Perro. Por cierto... tendria que empezar a pensar en un nombre para él..

Suelto una pequeña risa fácil al escuchar a la anciana reírse. No me molesta para nada; es más, se lo había dejado bastante fácil. Y mejor eso a que vuelva a ser como en el sueño o decida volverse algún otro tipo de espíritu menos amable. Tras escuchar su historia, otra vez con eso de los niños sin alma, me queda cada vez más claro lo que tenía en la cabeza.

- Visto lo visto... ¿Quién se apunta a desapuntarse de hacerle una visita a Lord Raedric? - digo levantando la mano y mirando a los otros dos. Después sonrío a la anciana - Si no tiene nada más que la ate aquí excepto nuestras preguntas, supongo que será hora de dejarla descansar...

Por mi parte me despido con una teatral reverencia y espero a las respuestas de las preguntas de los demás. Aunque hay algo de lo que dice Ekron que hace que me llamee ligeramente más el pelo, mientras me llevo la mano a la frente y suelto un largo suspiro. Ya... Da igual.

- Lamentablemente de esos hay  en todas partes y no todos tenemos la ventaja de recordar vidas anteriores.- comenta la anciana ante el consejo de Ekron.- Y bueno jovencita, lo siento pero no soy precisamente historiadora o viajera. Sobre el prado Negro solo sé que recibe el nombre por la ceniza que quedo de la batalla entre dragones hace siglos ya. Y Caed Nua era una fortaleza abandonada hasta que Maerwald la tomo para si.

La anciana parece dispuesta a despedirse cuando escucha lo último que dice el hechicero.

- Oh, ¿conoces a Meriel? ¿Y por qué no lo has dicho antes? Un encanto de chica. Muy lista y con el corazón en su sitio, pero eso a veces hace que tenga demasiado orgullo.- su gesto es un poco melancólico.- Le dije que no viniera, que el sitio era demasiado peligroso. Supongo que puedes decirle que me alegro que se preocupe pero que debería abandonar este lugar cuanto antes o puede que acabe cogiendo la misma ruta que una servidora.- posa su mirada por los tres.- Adiós, encantos. Ha sido un placer visitaros.- Caldara cierra los ojos y su cabeza se cae hacia delante sobre la cuerda; vuestros alrededores parecen retornar a vuestra visión desde un lugar de espera desconocido y finalmente os encontráis otra vez en mitad del pueblo donde no os cuesta demasiado daros cuenta de que algunas personas os están mirando extrañados desde algo lejos.

Tras escuchar lo último que tiene que decirnos Caldara y despedirnos de ella, volvemos a... lo que llamaría mundo real. Aunque después de lo que nos ha contado, sería mentira decir que hay uno "real"... Sin embargo, al ver que hay gente mirándonos, me muevo lentamente después de estar mirando al árbol, negando con la cabeza, como si nunca hubiera dejado de moverme. 

- Si es que... ¡Ya os dije que no me sonaba ninguno! - digo lo suficientemente alto como para que los más cercanos puedan entender por qué nos hemos quedado embobados tanto tiempo. Por el rabillo del ojo, espero a que algunos decidan marcharse al ver que no hay nada raro, y luego me vuelvo hacia Ekron, con los brazos cruzados y alzando una ceja - Así que era amiga de Meriel... ¿Y no has tenido la magnífica idea, magnífico Ekron, de decirlo antes? Yo qué sé, por tener algo más de contexto o por lo menos poder partir de la base de lo que ya nos había dicho una de las dos... - suspiro y finalmente me llevo una mano a la frente - No sé vosotros, pero yo voy a recoger mis cosas, me voy a despedir de la poca gente que he conocido aquí y me voy a largar antes de que nuestro querido Lord Raedric decida tomarla también con los divinos que no podemos tener hijos. Y os animo a hacer lo mismo.

Finalmente, me doy la vuelta y echo a andar de vuelta a la posada para despedirme en condiciones de mis compañeros músicos.

Pues a mí tampoco, cosa que me alegra mucho - contesto siguiéndole el juego a Feniel. Sin embargo su recriminación me pilla por sorpresa - He hablado de la relación entre Caldara y Meriel un instante después de saber quién era quien - Le guiño un ojo - No te pongas celoso. Hay "magnífico Ekron" para todos, hermoso.

No podría estar más de acuerdo con la idea de marcharnos. Aquí ya no tenemos nada que ganar y sí mucho que perder - Me apunto a eso. Al menos esta vez sí se dónde vamos y por qué...

La sierva de Berath se quedó aun todavia algo de más tiempo parada en aquel sitio. Si hubiera tenido ceño se habría observado como lo fruncia, intentando reordenar todo lo que les había dicho la anciana, ajena a las puyas de ambos varones. Giró su testa quitinosa, haciendo  oscilar su vaporoso cabello, mirando a los dos alternativamente.

_{- ¿Entonces vamos a ir Caed Nua? -} Tanto si respondian que si como que no, ella desde luego pensaba hacerlo. Eso si, en compañia de su nuevo amigo. Tenia que buscarle un nombre. Uno iba tomando forma en su mente, pero hasta que no lo recogiera en la posada no quería darlo por sentado, por si encontraba otro más adecuado.

Lentamente comenzó a moverse para sentarse en un lado y acomodar la ballesta ent su regazo. Su intención era la de disparar a la cuerda de la anciana que oscilaba muerta delante de ellos y enterrarla, pero en aquellos momentos no podía puesto que había gente observandolos y no quería que dieran aviso al señor de aquel lugar.

De repente recordó que se le habia olvidado preguntarle una cosa importante a la mujer _{- ¿Alguno sabe cual es el ritual de descanso de los enanos? -}

Finalmente el trío deja el lugar antes de llamar más la atención mientras comentan entre ellos el que hacer. Algunos aldeanos los miran con cierto miedo incluso y absolutamente ninguno de ellos les interrumpe de camino a la posada del perro negro. Donde acorde al nombre del lugar una de ellos es recibida por un chucho aún sin nombre que no puede evitar mover el rabo contento de verla.

- Ya pensé que os habíais marchado sin más.- comenta Pasca desde atrás de la barra.- Tampoco os culparía pero al menos me gustaría que os hubierais despedido. Además que cierta peliblanca ha preguntado por uno de vosotros dos con un gesto que no sé si serán buenas o malas noticias.- concluye guiñando un ojo hacia Ekron.

Volvieron a la posada tras enterrar a la guerrera a la enana. Aquello les había llevado algo de tiempo, pues hubo que esperar a quedarse a solas. Aquel recibimiento hizo vibrar el corazón de Morrigan, que plantó su rodilla derecha en el suelo para ponerse más o menos a la altura del cánido mientras le acariciaba la cabeza.

_{- Hola, Legend -} Quizás para otros no tenia sentido aquel nombre pero para ella sí, y eso era lo único que importaba. Se incorporó para poder responder a la posadera como era debido _{- No podriamos irnos sin despedirnos. Gracias por todo -} le tendió la mano de forma formal, pero su despedida era sincera

Aunque Ekron consigue que pone los ojos en blanco, tampoco es que se lo vaya a recriminar y termino esbozando una sonrisa. Al fin y al cabo nos vamos a ir de ese lugar y no voy a tener que preocuparme por quién es quién ni quién podría amenazar con matarnos o no... 

- Perooo tal vez no sea buena idea bajarla, Morris. - digo chasqueando la lengua y mirando a los alrededores - Si tantas ganas tienes... Hazlo cuando ya estemos preparados para irnos y salir corriendo si hace falta, ¿vale? - le digo con una sonrisilla, alejándome rápidamente del lugar. 

No puedo evitar fijarme en la gente que nos mira de forma poco amigable, motivo por el que acelero aún más el paso. Al llegar a la taberna, miro a Ekron y me encojo de hombros. Yo no voy a ir. Sin embargo, mientras Morri le da mimos al perro y se despide de Pasca, yo me arrodillo frente a la tabernera y toco algunos acordes rápidos de mi mandolina. 

- ¡Ohhh, sooolleee míiiio! ¿Cómo podría irme sin despedirme de mi amanecer dorado? ¡Ah, desdichados los caminos que nos obligan a separarnos de nuevo! - digo teatralmente, llevándome la mano a la frente y dirigiendo una sonrisa divertida a Pasca - Siempre estarás en mi corazón, amada Pasca. ¡Y si volvemos a encontrarnos, da igual los años que pasen, porque la luz de tu sonrisa siempre te hará hermosa, por dentro y por fuera! - y después de tantos halagos y tremenda actuación, le sonrío esta vez de forma sincera y cariñosa - Porque estoy seguro de que esté yo para decírtelo o no, siempre vas a ser encantadora. 

No puedo evitar una sonrisa por la teatralidad del Divino de Fuego. Si no fuera estéril habría un pequeño Feniel en cada pueblo de la región... como mínimo.

Mira que eres zalamero - lanzo un suspiro dramático - Pero sí, es hora de dejar este pequeño palacete para ver qué mas cosas nos ofrece el mundo. Voy a preguntarle a Meriel si quiere acompañarnos o a despedirme de ella. Lo que toque. No seáis julandrones y esperadme un poco ¿vale?

Y me voy a buscar a la maga. Supongo que le gustará oír las palabras (postreras) de su amiga...

El cánido responde al nuevo nombre intensificando el movimiento rítmico de su rabo y termina por lamer el rostro de la divina sin ningún miedo al aspecto de esta, haciendo que a la guerrera le cueste levantarse para despedirse de la tabernera.