Partida Rol por web

Ella tampoco sabía muy bien que quería decir aquella mujer con aquello. Perdidos tras aquel viento extraño que les hizo desviarse hacia aquella gruta, realmente solo se estaban dejar llevar por los acontecimientos ya que su verdadera misión ya no tenia ningún sentido. Su padre no querría aquellas tierras ya.

¿Cual era su objetivo ahora? ¿Saber porque tenia aquellas visiones? ¿Salvar a aquellos ciudadanos de los fantasmas aquellos? La impotencia y la incertidumbre la carcomían, y quizás por eso se mantuvo silenciosa, ligeramente ausente, dejándose abrazar fugazmente por el leve calor que le proporcionaba la cercania de aquel perro que se habia cruzado en su camino antes

Mira hacia el techo para remarcar su palabras.

- Habéis traído un herido del templo y con historias de fantasmas. Algo se tiene que estar pasando allí abajo, ¿no?- responde a Feniel con sencillez.- Y realmente tenía pensado viajar al norte pero nunca me había encontrado con Observadores, así que sí que podría ayudaros presentando a mis conocidos del sanatorio. En cuanto a los caballeros del Crisol, no es que tenga contacto con ellos precisamente. Pero siempre podéis visitarlos, no es que tengan la puerta cerrada a visitantes.

Finalmente decidís terminar de explorar las ruinas del templo para saber que había de cierto en los rumores o hasta que punto era peligroso lo que había herido a Wirtan. Por su parte Meriel no se quiere quedar atrás y os acompaña, no estáis seguros de si por un sentido genuino de querer ayudar o simple curiosidad.

Sea como sea los cuatro, cinco si incluimos al perro que no se había separado de Morrigan, bajáis las escaleras y os adentráis en la oscuridad del lugar. Prontamente tanto Ekron como Meriel iluminan con un sencillo truco la estancia. El hechicero encanta la espada de Morrigan como ya había hecho con anterioridad y mientras que la maga lo hace con un símbolo arcano que lleva colgado al cuello.

Gracias a la iluminación podéis ver lo que parece el recibidor del templo con un símbolo sagrada en el suelo con forma de Sol. Salvo alguna telaraña y polvo no hay nada que destacar salvo los dos arcos de piedra que comunican la sala con un pasillo que se extiende tanto a la derecha como a la izquierda...

Por fin se habían puesto en movimiento. El can decidió seguirlos de nuevo y aquello a la Divina le agradó en su interior, aunque temía que el pobre animal sufriera daño. Cuando llegaron a su destino, dejó que los demás observaran el lugar primero y ella se acuclilló delante de él, tomando su cabeza entre slas manos, mientras los dedos rascaban con suavidad el pellejo que tenia más a mano

_{- Si hay peligro quiero que corras lo más lejos posible. No te quedes a nuestro lado -} seguramente no entenderia una sola palabra, pero decian que los perros solían ser bastante listos. A saber...

Se incorporó con cierta pesadez y blandió con cierta lentitud su espada, ahora iluminada. Inspeccionó la sala y buscó posibles riesgos para ellos. Nada parecia destacar salvo aquel sol grabado. Su mirada voló de un pasillo a otro hasta fijarse en sus acompañantes _{- ¿elegimos al azar o alguien tiene alguna pista de por donde será mejor empezar? -}

El hecho de que la peliblanca nos quiera acompañar no sé si me tranquiliza o me inquieta, pero en cualquier caso no pienso quitarle ojo de encima. Y sobre el herido, supongo que me importaría si realmente fuera mi problema...

Oh, genial, va a ser nuestro problema Y tenemos que meternos en un templo en ruinas y abandonado... Otra vez. Dejo escapar un suspiro al entrar en la cueva. No sé cómo han conseguido convencerme para que venga, pero supongo que tendría cargo de conciencia si no llegasen a volver. Me detengo en la encrucijada, mirando a ambos lados y buscando algo de interés. 

- Deja que eche un vistazo. Pero si alguno supiera qué estamos buscando exactamente sería de mucha más ayuda. El hombre dijo monstruos... pero no de qué tipo. - respondo a Morrigan, antes de adentrarme unos pocos metros en cada pasillo para ver si distingo algo más allá de la oscuridad. 

Lo que Feniel comprueba rápidamente es que es el mismo pasillo y no dos, en el cual hay otras cuatro salidas más aparte de desde donde venís. Por otro lado a pesar de que la oscuridad no permite ver las siguientes estancias, el bardo puede oír ciertas respiraciones procedentes de la sala que hay a su derecha y a su izquierda, aparte de ver alguna silueta de criaturas rondar por las susodichas salas

- Por las heridas del hombre que rescatasteis debe ser una criatura bastante grande, con unas prominentes garras y no había marcas de mordisco así que probablemente sean criaturas bípedas.- comenta Meriel con calma despues de conjurar un hechizo alrededor de ella.- Si necesitas que ilumine, solo tiene que decirlo señor bardo.- termina por añadir, no había ninguna burla en su voz sino que parecía que genuinamente quería ser útil.

Feniel recuerda a una jovencita zoóloga con unos preciosos ojos negros y unas tetas aún mas grandes a juego, tenía la mala costumbre de comentar sobre criaturas salvajes después de un buen meneo y aunque fue solo una vez lo que le comento sobre ciertas criaturas se le viene a la cabeza en cuanto ve esas asquerosas figuras.

Los skuldrs son grandes criaturas mamarias que moran en cuevas en total o casi total oscuridad. Como resultado, su visión es paupérrima y se basan en el sentido del oído para orientarse y encontrar presas. Las protuberancias y pelos sobre las orejas permiten  que detecten los flujos de aire, los cuales son clave para deducir direcciones en el subsuelo. Se comunican a traves de chillidos y chasquidos, y usan estos sonidos como forma de ecolocalización. Son criaturas que viven en comunidad y suelen formar nidos para criar a sus crías juntos.

Después de asomarme al pasillo, vuelvo con una ligera mueca de asco. En serio, ¿de verdad necesitaba contarme lo de los pelos en las orejas? Aunque precisamente ahora me viene más o menos bien saberlo. Niego con la cabeza hacia Meriel y me acerco, haciendo un gesto para alejar al grupo de las puertas.

- Id bajando la voz, lo vamos a necesitar. Eso de ahí delante es un nido de skuldrs. La versión fea y más grande de los goblins, casi ciegos y que se guían por sonidos. Aunque seguro que ya lo sabíais. - explico rápidamente como si nada - Las dos puertas llevan al mismo punto, una encrucijada de 4 pasillos distintos más adelante, pero no sabría decir en cuál no hay bichos de estos. Si tuviera que apostar, diría que hay como poco una decena de ellos en total en estas cuevas. Por el momento he visto dos o tres. - dicho esto, me dirijo hacia mi divina compañera, con una sonrisa sarcástica pero ligeramente preocupada - ¿Y bien? ¿Quieres seguir adelante?

No era esto lo que estaba pensando exactamente sobre pasar más tiempo en compañía de Meriel, pero el Multiverso tiene la mala costumbre de darte lo que pides en plan retorcido. Así, por joder. Pero bueno, uno no gana nada quejándose. La revelación de Feniel me hace soltar un bufido de fastidio.

No me gustan los goblins. Sólo comercian con basura. Literalmente. Venden basura. Compran basura. Pagan con basura. Y no parece que sus hipertrofiados primos sean mucho mejores así que ya que no tenemos más pistas podríamos elegir una dirección al azar...

_{- Habrá que arriesgarse... y ser sigilosos pues -}

Avanzó muy lento con su espada a un costado hacia el pasillo de la derecha, pues con su visión podía ver bastante bien, así que solo recurriria a la luz de la espada cuando lo creyera necesario o cuando la fuera a ensartar en los amorfos cuerpos de aquellos skuldrs.

Giró el rostro para mirar al resto _{- Por aquí -} susurró con confianza plena, como si supiera que aquel camino era más seguro, aunque no fuera así.

Por un momento me tienta la idea de ir por delante de Morrigan para lucirme ante Meriel, pero es sólo hasta que caigo en la cuenta de que estaría muy poco atractivo si un goblin gordo con un collar de orejas humanas me arranca la piel de la cara a zarpazos. Morrigan sabe usar su espada y yo con no cogerla por la parte que corta ya me puedo dar por satisfecho, así que la dejo pasar y voy tras ella preparado para usar mi magia si es necesario...

- ¿Qué dices de goblins? Los skuldr son más bestias que otra cosa y son como hombres murciélago, si tuviera que hacer alguna comparación.- corrige Meriel lo indicado por el bardo. Sin embargo si que baja la voz y parece bastante de acuerdo con lo dicho por los demás.

Con el aviso de Feniel la guerrera avanza delante con cuidado llevando adentrándose en el pasillo viendo ante ella cuatro posibles caminos. Uno a su derecha, otro a su izquierda y por último dos enfrente de ella que ésta vez dejaba claro que si iban a dos salas diferentes.

Sabiendo además lo que buscar se fija en unas figuras que no parecen haberlos localizado aún en las dos salas laterales.

Sus pies pisaban con gran cautela, a la par que intentaba que sus movimientos fueran lo suficientemente lentos como para no hacer sonido alguno. Al ver lo que tenia más adelante, hizo un gesto a sus compañeros para que supieran a que atenerse. Valoró la posibilidad de separarse para pillarles desprevenidos por ambos lados...

Avanzo tras la guerrera hasta que vislumbro las feas figuras de los skuldr. Fascinado por su horrenda fisionomía no me doy cuenta de que mi pie derecho va directo hacia un cascote suelto que golpeo dolorosamente con la puntera.

¡MIER-DA! - se me escapa el grito mientras el pedrusco rueda haciendo un sonido que me antoja estruendoso en la quietud del túnel.

Entre el bufido y el ruido de la piedra era imposible que esas bestias no se dieran cuenta de nuestra presencia - A tomar por culo - Si estos bichos son parecidos a los murciélagos y utilizan el sonido para ver les voy a dar un bonito espectáculo de luces con un par de esferas sónicas bien colocadas...

- Ah, ah, ah, pero siguen siendo más feos y más grandes, ¿verdad? - le respondo a Meriel con una sonrisa divertida, casi sacándole la lengua. 

En cualquier caso, estoy seguro de que no harán falta muchas más comparaciones pues vamos a terminar viéndolos, ya sea de lejos o de cerca. Espero que sea Morrigan la que sea adelante y termino avanzando el último, después de la parejita de magos. Abro los ojos como platos al escuchar el grito de Ekron y suelto un suspiro, llevándome la mano a la frente. 

- Vamos a las ruinas, decían. Será divertido, decían... - mascullo entre dientes preparando la ballesta. 

Ante el grito del noble todos podéis percibir como las bestias de ambas sala se giran hacia vosotros y se acercan dispuestas a comeros, siendo 2 desde la derecha y tres desde la izquierda. Ahora que estaban más cerca podéis comprobar que dos de ellas son un poco más pequeñas y que hasta su piel parece más blanda.

Por suerte ibais preparados y no os pillan por sorpresa y hasta el mismo causante del caos actual responde con prontitud y lanza sendas esferas sónicas contra las criaturas más grandes de ambos grupos. Causándoles un daño más que considerable como podíais apreciar por sus chillidos de dolor.

La maga por su parte se queda sorprendida y algo horrorizada ante el grito de Ekron pero no por ello se mueve con menos presteza y se coloca enfrente del grupo más grande con una mano adelantada mientras entona un conjuro con el que ya estabais más que familiarizados. Pues una torrente de fuego sale de su mano chamuscando al mayor y quemando en parte a los más pequeños que se cubren en el cadáver que queda del adulto.