Partida Rol por web

Al fin, después de varios saltos desde Drinax, llegaron a Paal. Habían viajado en el "Ferguson's Jumper", un carguero pesado con la bodega llena de los componentes de alta tecnología que servirían para reparar el Harrier. Junto a los nuevos tripulantes viajaba el Ingeniero Pattinari y tres miembros de su equipo, que dirigirían las labores de reparación y acondicionamiento de la nave corsaria.

La burbuja estaba colapsando y todos se recluyeron en sus camarotes mientras la nave emergía al espacio real. Se materializaron a más de 900.000 kilómetros del planeta. El Harrier habría llegado en apenas dos horas hasta la superficie del planeta, pero el Ferguson's Jumper, con su aceleración de 1G, tardaría casi 5 horas en acelerar hasta la mitad de la distancia y decelerar después a máxima potencia.

La computadora indicó las características del planeta:

Paal era un planeta que había pertenecido al Reino de Drinax en tiempos pretéritos. Durante mucho tiempo fue el granero de Drinax, pero después de que consiguiera su independencia su gobierno se dividió entre una serie de duques que controlaban grandes latifundios y que escogían a uno de ellos como rey. Sin embargo, con el paso de los años algunos duques escogieron a distintos reyes para gobernarlos y ahora el planeta se encontraba dividido políticamente entre una gran cantidad de reinos compuestos por ducados que intrigaban entre sí, aliándose con nuevos reinos o formando unos nuevos. Las intrigas entre las distintas cortes eran la comidilla de la población, que se contentaba con sus labores agrícolas (Paal es un exportador neto de productos alimentarios) y en ver en la televisión los programas del corazón dedicados a las diversas familias reales y ducales.

El Harrier, en su identidad de la Blackmore, actuaba como protector del planeta desde que perdió la capacidad de salto, bajo el mando de Mark Malta. No estaba del todo claro si se tomaría bien el relevo en el mando, pero no le quedaba más remedio que obedecer.

Gormanidi y su tripulación llegaron al espaciopuerto orbital de Paal y avisaron a la Blackmore de su llegada. La nave estaba patrullando cerca y puso rumbo también hacia el espaciopuerto. Gormanidi y sus hombres, junto a Pattinari y sus ingenieros, esperaron en uno de los restaurantes, uno que tenía vistas al espacio, y desde donde podrían ver la llegada del Harrier. 

El viaje se le hizo bastante largo, poco que hacer, el alcohol y las drogas las tuvo que racionar para que duraran y excepto algunas partidas de cartas con los miembros que querian hacerlo el asunto era bastante aburrido. La suerte le seguia siendo esquiva en el juego, algunos decian que era que era un principiante, pero el no creia eso, era solo mala suerte...

-Vale que las naves de la flota de Drinax no sean los ultimo ni lo mejor-pensaba mientras se relajaba por fin con una cerveza en el comedor, despues de comer algo fresco pero lo de paquete en una nave de carga es insoportable.

Miro al grupo con el que tenia que compartir nave, era un buen equipo, desde luego no debia preocuparse por las habilidades, tenian una magnifica reputación y el no era malo tampoco, pero a saber el resto de la nave, por lo pronto se la habían cargado, lo que no inspiraba mucha confianza.

El capitan tampoco parecia muy estirado, la convivencia podia ser sencilla.

-Un brindis por la nueva mision.-dijo levantando la cerveza-Que sea facil y provechosa para el reino...tambien-y marco una sonrisa bien amplia,

Estaba deseando ver la nave donde por fin navegaría desde un puente de mando y no desde la bodega. Cuando vio a la Harrier aparecer a lo lejos no pudo evitar un escalofrío. Ojalá esta vez las cosas fueran mejor, para todos...

Irina se presentó de buen humor a su nuevo cargo y en cuanto despegasteis quedó claro el motivo cuando sacó una bolsita con medio centenar de pirulas de diferentes colores. Nada excesivamente potente que diera un mal viaje muy chungo, pero lo suficiente para que las semanas en el carguero no se hicieran eternas, que las partidas de poker llegaba en un momento en que no conseguían matar más horas.

Al fin en el restaurante estaban a punto de conocer a sus nuevos compañeros. Confiaba en que no fueran unos estirados. De momento los compañeros que habían venido con ella no lo eran. Alzó su cerveza.

- Que valga la pena – dijo. Fácil dudaba que lo fuera a ser.

- ¿Sabe algo de los otros compañeros, capitán? – preguntó a Gormanidi más por hablar de algo que por otro motivo.

Renzio no había cambiado demasiado su comportamiento durante el viaje a Paal. Hablaba poco y observaba constantemente a su nueva tripulación, intentando conocerlos más por observación que por trato antes de que todos compartieran vida y destino en la nave. Trataba de disimularlo, pero sin darse cuenta, la tensión del cargo ya parecía alterar un poco su comportamiento, de natural relajado.

-El estirado del chambelán me contó algo al respecto -dijo cuando Irina le preguntó por los otros tripulantes; la mirada rápida que lanzó a las "pirulas" de la joven fue tan fugaz que no quedó claro si tenía alguna opinión respecto a su "hábito"-. Parece que hay un par de marines bregados en combate, sin contar al que actúa como capitán, el tal Malta, un tipo bastante experimentado y con recursos. Parece que también hay una piloto bastante hábil, y... uhm... -dudó al terminar la frase- ...un experto en seguridad ex empleado de GeDeCo. Siempre es mejor tener a esos cabrones de tu lado que contra ti, y si está en la nave será porque ha demostrado su valía. En fin, piezas de muchos colores -señala a las pastillas de Irina- que deberán aprender a trabajar juntas...

Las semanas habían pasado más o menos agradables para Malta. No era el trabajo para el que lo habían enrolado en la Valkyria, pero se lo estaba tomando como unas vacaciones de trabajo.

El trabajo era bastante sencillo, poco riesgo, le permitía mantenerse en forma (por así decirlo) y en tierra no se estaba mal. Paal no era un planeta especialmente tecnológico, pero no tan atrasado como para que fuera un aburrimiento. Desde luego, era mucho mejor que la superficie de Drinax donde había crecido. En sus ratos libres disfrutaba de las zonas verdes, los sitios para nadar y la naturaleza en general, algo que nunca tuvo en Drinax. Por las noches se iba de fiesta con los miembros de la nave a emborracharse, asegurarse de que no se metían en demasiadas peleas y si lo hacían que tuvieran las espaldas cubiertas, algunos locales de striptease y esas cosas.

Cuando llegó la información de que Lorna no regresaría y que tendrían una nueva dotación como compañeros, así como un capitán nuevo su cara mudó a una ira contenida, pero él era un marine y acataba las órdenes. De nada iba a servir sus quejas o su negativa. No sabía que final le habría deparado a Lorna, pero desde luego no debía ser agradable a pesar de que aquella mierda con el motor de salto no hubiera sido culpa suya de ninguna manera. Esto les podía servir de aviso a todos. Todo lo que saliera bien se la atribuiría Oleb y ese lameculos, y cualquier mierda caería sobre ellos con el peso de 8g.

Informó al resto de la tripulación y pusieron rumbo a la superficie de Paal. Se puso su traje de gala para recibir a la nueva tripulación y al nuevo capitán, y puso rumbo al restaurante donde los esperaban junto al resto de sus compañeros.

Pavel se dirigia con calma al espaciopuerto para conocer a los nuevos compañeros que tendria en la nave, asi podia ir reflexionando.

Las estancia en el planeta habia sido bastante interesante, aunque se alegraba, no poco, de terminar esa estancia en el lugar sin un objetivo claro.

El planeta le habia parecido estimulante, un jaula de grillos locos, tras estudiar su configuración poliíica le pareció volver a lo que en la historia terrana llamaban el renacimiento italiano, y no por la calidad artistica si no por la locura de estados, cambios de orientacion en las alianzas y puñaladas por la espalada, Solo les faltaba un poco de veneno y algo mas de clase.

-Alguien como yo podria haber prosperado rapido aqui-penso-o haber muerto muy muy deprisa.

Los encargos de mision antipirateria sencillos, aun sin su motor de salto la nave era sensiblemente mejor que cualquier cosa que se encontraran, en esas misiones claramente militares estar a las ordenes de Malta era sencillo era un valor seguro en caso de conflicto abierto, los problemas habian sido resueltos con eficiencia y sin contemplaciones. la clase de trabajo que le gustaba.

Se sentia mal por la capitana y por el garrafal fallo que cometio con el motor, en lo posible dejaria esos menesteres a quienes estaban realmente formado para ellos, su campo de conocimiento era otro. Si el rey no era estupido mandaria una tripulacion competente en materia naval que supliera esas necesidades, pronto les conoceria,

De esa parte en sus labores le quedaban los programas maestros de broker e ingenieria de salto, no parecia que fueran a ser muy necesarios en adelante, quizas algun miembro de la nueva tripulacion pudiera sacarle algun partido, en caso contrario tampoco pedian de comer siempre se podrian guardar para otros momentos o al menos venderse.

Comenzaba una nueva mision, esperaba que los nuevos fueran tan de fiar como los antiguos.

-Ya vermos.

Cuando por fin la vieja tripulación se reunió con la nueva, hubo un momento algo incómodo, como si esto fuera una cita a ciegas. Pero pronto iban a pasar muchas semanas juntos, así que más valía empezar con buen pie. 

Los cinco tripulantes veteranos fueron guiados hasta la mesa por uno de los camareros. La única mujer era una pelirroja con cara de no fiarse de nadie... pero que abrió los ojos al reconocer al menos a una de las personas presentes (*). Los otros cuatro eran hombres, y tres de ellos eran del tipo grande, fuerte y peligroso que no querías encontrarte en un callejón oscuro, ni siquiera al que venía vestido con el traje de gala. Y el caso es que él no parecía tener un físico tan impresionante... tenía una mirada que le hacía parecer más peligroso que los otros cuatro juntos.

Cassian se levantó. - Ah, ¿qué tal? Vaya, vaya, me alegro de verlos otra vez, ¿verdad? Me han dicho que han dejado al Harrier, digamos, un poco varado, ¿verdad? - El ingeniero se frotó las manos. - No sé preocupen, que voy a dejar a esa pequeña mejor que cuando salió del astillero, ¿verdad?

Pattinari parecía más que contento con la oportunidad de poder trastear otra vez en la nave.

Saludé a todos con un bufido desde la distancia y me quedo con los brazos cruzados algo apartado observando a todo el mundo. Vaya una panda de freaks que nos han mandado, así va la marina...

- Es un placer verle de nuevo, señor Pattinari. – le saludó Malta con educación – Nosotros no hemos dejado nada varado. No creo que se pueda culpar a nadie de un accidente imposible de la física en un motor de dos cientos años. – se mordió la lengua a tiempo de añadir “salvo a quien no aflojó la pasta para arreglarlo” – Lamentablemente no dispusimos de fondos necesarios para todas las operaciones de mantenimiento y mejora que requería la nave, como bien sabe. Tengo entendido que esta vez su majestad ha mostrado una inusitada generosidad. – añadió con un tono que dejaba claro su incredulidad ante dicha información.

- Tengo entendido también que debemos presentarnos ante el señor Gormanidi, el nuevo capitán. – terminó con un tono que no lograba ocultar una cierta ¿ira?, ¿frustración?, contenida bajo la formalidad militar, paseando la mirada entre los presentes tratando de discernir quién era.

Hum… con la pelirroja hemos ganado vistas en la nave… y la peliazul también tiene un polvo… Veremos cómo se las gastan…

- Los ovarios generosidad, como si los arreglos los hubiera pagado él… - mascullé entre dientes dándole otro trago a la cerveza para no decirlo en voz demasiado alta.

Pattinari levantó las manos, algo azorado. - No, no. No les acuso de nada, por supuesto. Es verdad que los motores de salto, digamos, no estaban en la configuración óptima. - Miró al nuevo capitán, en busca de apoyo. - Pero hemos traído un motor de salto espectacular. Reconstruido de cero a partir de los planos del Harrier, obtenidos de la Torre del Conocimiento, ¿verdad? Este va a aguantar, se lo digo yo. - El ingeniero miraba alternativamente al nuevo capitán y al actual. No era un hombre acostumbrado a los enfrentamientos. Lo suyo era enfrentarse a problemas técnicos, no a oficiales y militares de carne y hueso.

- No se preocupe, señor Pattinari. Los trabajos que realizó en la nave fueron de primera calidad y la tripulación al completo le estamos muy agradecidos por lo que hizo. – trató de calmarle sin necesidad de mentir – No me cabe ninguna duda de la calidad de los nuevos arreglos que realizará. Si usted dice que aguantaran, confío plenamente en su palabra. – le asintió y se giró para el hombre al que miraba Cassian, con una mirada interrogativa y cuadrándose un poquito más de lo que estaba al hablar con el ingeniero, esperando que aquel confirmara su posición como nuevo capitán.

Pavel observo a los nuevos tripulantes uno a uno con detenimiento intentando calibrar que tipo de personas eran mientras comenzaban los saludos aunque sin perder ni una palabra de cuanto decian.

-No parecen muy duros, la verdad, pero no es eso lo buscamos, supongo-penso.

Y dirigiendose a Cassian

-El capitan-porque al no haber entregado el mando todavia, para Pavel todavia lo era, y despues que lo entregara tendria que demostrar que valia para que en su fuero interior lo pensara-es muy amable, pero si hubo un error y grave por mi parte, pudo ser fatal. Pero estoy seguro que con sus arreglos y los nuevos tripulantes la nave sera exprimida en todo su potencial. Un placer volverle a ver y de contar con sus habilidades señor Pattinari.

Despues volvio a su mutismo para observar a la nueva tripulacion fijando la vista en Irina de forma sostenida.

-Problemas, una rebelde sistémica.A ver que trabajo ha hecho la marina con ella.

Señor De Blight, cuénteme más de ese acontecimiento. Ese tipo de pliegues solo se producen en extrañas ecuaciones que casan con la paradoja de Kassian-Devir, nunca se había visto nada igual ¿Es cierto que sonó un zumbido durante todo el viaje? Quizás se debiera a un armónico con las cuerdas de materia oscura de la nave, algo francamente raro, todo sea dicho...

Luego viendo que todos me están mirando con cara rara me llevo la mano a la nunca y sonrío forzadamente. Bueno, no tiene porqué se ahora, ya tendremos tiempo para hablar del tema. Y pido una bebida para intentar pasar desapercibido.

-Como verán -interviene Renzio al ver la evidente incomodidad de Lenín- su majestad ha intentado reforzar ciertas áreas y puestos de la nave con expertos que puedan evitar la repetición de esos problemas inexplicables que han llevado a nuestra nave... la de todos... -hace especial hincapié en esas palabras- ...a esta situación. Me permito recordarles que estamos todos en el mismo barco, y que todos, incluido nuestro amigo Pattinari, queremos que esta nave esté en el mejor estado posible y cumpla con la misión que le ha sido encomendada.

Luego se gira hacia Malta, Adriana y Pavel.

-Solo quiero decirles que sé que esta ha sido su nave durante las últimas semanas, y entiendo que me consideren un intruso -se centra en Mark al decir eso-. Estoy seguro de que mis dos predecesores en el cargo hicieron un papel magnífico a la hora de capitanear la nave pese al accidente, y soy consciente de que llegar a ese listón será complicado, así que necesitaré su ayuda, la de los tres, para evitar que ese accidente o cualquier otro similar se repita. Espero contar con sus habilidades y conocimientos sobre una nave que conocen mucho mejor que yo para hacer que esta nueva singladura sea mucho más larga y próspera. Todos nos jugamos mucho en esto, así que rememos todos en una misma dirección. 

Luego mira a Darko y Roberto y dice:

-En cuanto a ustedes dos, sé que nuestra vida estará en sus manos en más de una ocasión a partir de ahora, así que si tienen alguna petición o propuesta sobre el funcionamiento de la nave, soy todo oídos. Una petición que hago extensiva a todos los demás, por supuesto. Dicho eso... Pattinari, ¿cuándo empezamos a trabajar? 

En cuanto a Darko, se limita a escuchar en silencio la cháchara de los demás, junto a Roberto. Cuando Renzio se dirige a ellos, suelta un simple gruñido pero no dice palabra. Solo quiere salir del planeta lo antes posible, últimamente se siente como un gato enjaulado en Paal.

Malta asintió a las palabras de Lenín. No entendía una mierda de lo que estaba diciendo aquel chaval de gafas, pero era la clase de mierda que explicaba que aquello no había sido culpa de Pavel, ni de Lorna, ni de nadie, y con eso le valía.

Se giró a escuchar a Gorimanidi cuadrándose. Sí, iban todos en la misma nave tanto metafórica y literalmente.

- Señor Gorimanidi – le dijo serio con la mirada fija en la suya. Se llevó la mano al cinturón y desenganchó la vaina que se sujetaba magnéticamente a él. Le extendió la espada apoyada en sus dos manos a Renzio. – Esta espada perteneció a la señorita Van Clyff, la capitana. Como capitán de la Blackmore, le hago entrega de ella, capitán. – esperó en firmes a que la tomara y diera permiso para descansar.

Una vez terminada la “ceremonia” de traspaso de poder, carraspeó levemente.

- Capitán, creo que hablo en nombre de toda la tripulación cuando digo que nos preocupa que le haya podido ocurrir a la capitana Van Clyff. ¿Tiene alguna información al respecto? – le preguntó directamente.

Le mantuve la mirada al tipo siniestro. Si pretendía acojonarme lo llevaba claro. Me contuve las ganas de enseñarle el dedo de en medio. Demasiada gente. Le di otro trago a la cerveza y me recliné.

Aquel hombre se regía por el código hasta las últimas consecuencias, pensó Renzio. Necesitaba tenerlo a su lado. Renzio respondió al gesto de Mark con una respetuosa inclinación de cabeza y, mientras cogía la espada, dijo con total solemnidad:

-Trataré de ser digno poseedor de este símbolo. Y espero tenerlo a usted al lado para conseguirlo, sin duda su experiencia y conocimiento son ahora más necesarios, y apreciados, que nunca.

Si notó el el momento de tensión contenida entre Pavel e Irina, Renzio no dijo nada. Dio un último trago y dijo:

-Y ahora, señores, dejemos trabajar al ingeniero Pattinari, o mejor aún, ayudémosle en lo que podamos. Tengo ganas de ver cómo queda la nave después de las mejoras...