Partida Rol por web

Stan levanta el rifle con dificultad, es pesado y dificil de manejar. Aun así Stan apunta a uno de los esqueletos a la cabeza y dispara.

El rifle dispara su carga soltando una nube de humo y empujando a Stan unos cuantos pasos hacia atrás.

La capitana, que tenía la mano prácticamente ya sobre la pistola, al ver la nueva aparición, sonrió.
Ya empezaba a pensar que no vendría nadie... Y sin mediar palabra, desenfundó y apuntó hacia un esqueleto que empezaba a querer abalanzarse sobre ella.

Miró a su vigía y sonrió. ¡Buena puntería, señor Westen! soltó una carcajada y se giró nuevamente hacia el enemigo, disparando al siguiente segundo, haciendo que el sonido de su pistola quedó camuflado entre los sablados y otros disparos.

Aprovechó los segundos, con una sonrisa en los labios desenfundando el sable, dispuesta a recibir a los recien llegados.

Westen se recupera como puede del retroceso intentando no caerse sobre alguno de sus compañeros.

-¡Usted no se queda atrás Capitana!

Saco mi pistola al ver lo que se nos viene encima

otra vez esos malditos esqueletos...

Pero con el follón de gente y esqueletos fallo el disparo, en seguida guardo el arma de fuego y saco el sable, dispuesto a resistir el ataque de mi enemigo.

Los piratas atacan con celeridad al ver que están rodeados. Muchos fallan, entre ellos Vargo, María, Rodrigo y Markus, pero los demás, hacen gala de unos excelentes ataques, golpeando o disparando a los esqueletos con maestría.

Stanley desenrraja un disparo en toda la cara del esqueleto, partiéndole el cráneo en dos, y dejándolo tirado junto a él, mientras que la Capitana hace lo propio con el suyo. El esqueleto que ataca a Peter, también está muy tocado, y gracias a tu ataque, ha perdido un brazo y una pierna.

Los piratas están muy contentos por el su primer ataque en equipo, sin embargo, los esqueletos atacan también, hasta los que parecían destruidos en un último arranque de furia...

Algunos trozos de cráneo saltan desde el esqueleto y golpean a Stan en la cara, haciéndole un arañazo.

Finalmente Stan no es capaz de recuperarse del retroceso y tropieza, haciendo que su segundo disparo sea al aire.

Fastidiada por apenas haber hecho un rasguño al esqueleto que tenía delante, Elisabeth vuelve a hacer otro rápido movimiento de muñeca, lanzando un nuevo cuchillo hacia el mismo.

otra vez uno de esos seres vuelve a cortarme con su gran espada, con energias renovadas cargo contra el mismo que me ha herido lanzando un mandoble que lo alcanza de lleno.

Toma flacucho!!... chicos, necesito ayuda aquí Digo al aire bstante fuerte para que alguién se de por aludido al ver que el ataque al esqueleto no ha sido demasiado letal.

Markus no había estado suficientemente atento cuando los esqueletos aparecieron atacando. En parte por sus propios pensamientos y en parte por lo surrealista del enemigo al que se estaban enfrentando ¿De verdad eran muertos reanimados?.

No obstante, estaba decidido a acabar con el ser que había logrado alcanzarle sin recibir otro golpe, por lo que descargó fuertemente un tajo vertical con su espadon hacia el macabro cráneo.

Resuena el entrechocar del acero en el cementerio. Y a la luz de la Luna, las nubes de pólvora adquieren una tonalidad argentea.
Si, es un ambiente que me gusta.
El maldito bastardo que tengo ante mi, logra encontrar un hueco en mi guardia y me alcanza en el muslo izquierdo.
Gruño de dolor y dando un paso al frente, lanzo una estocada recta sobre el esternon del engendro. Mi acero penetra como si este demonio fuera de mantequilla destrozando desde la caja toracica hasta las vertebras.
Y a pesar del dolor, mi risa resuena por todo el lugar.
¡Adelante!. ¡Esta escoria no ha de retrasarnos mucho!.
¡Y que alguien ayude a nuestro oficial!. Parece que lo necesita.

El olor a pólvora, los gritos y el entrechocar de espadas... y por encima de todo, el ruido seco y chasqueante de los huesos reanimados bajo la luz de la luna. El Doctor recarga su pistola con rapidez, sin un temblor de las manos acostumbradas a jugar con la vida. En este caso, con la suya.

- ¡Manteneos juntos! ¡Ayudad a los que están heridos!

Levanta el arma y dispara de nuevo a la criatura que intenta atacarle.

Otros cuatro esqueletos mueren a manos de los piratas del Berenice. Nadie parece ser rival para estos piratas. El doctor Spade saca su pistola de duelista, la cual maneja con rapidez y precisión, terminando con la "vida" de la criatura que lo atacaba. Mientras que Peter y Markus ( el cual ha reaccionado después del ataque de los enemigos) hacen estragos en los esqueletos que tienen en frente, dejándolos convertidos en un montón de huesitos para sopa.

La señorita Elisabeth, al parecer, ha tenido mala suerte en la habitación de la capitana al no acertar con su cuchillo, pero sólo ha sido esa vez, ya que ahora, ha obrado con maestría, destruyendo al enemigo que tiene delante.

Vargo y María también se defienden de los ataques. Vargo toma impulso y descarga su espadón sobre el cuerpo del esqueleto, el cual esquiva en el último momento y sólo recibe un leve rasguño sobre el costado. María, en cambio, herida como está, utiliza una daga para destruir al esqueleto, clavándola en el pecho del mismo. La daga se hunde hasta la empuñadura y cuando la extrae, el esqueleto se queda mirándola, riéndose a carcajadas.

Los tres esqueletos que quedaban deciden cargar con su última fuerza sobre los piratas. El esqueleto que atacaba a Vargo, lanza un garrazo con sus huesudos dedos, pero Vargo se mueve en ese preciso momento, dejando mal parado al esqueleto que comienza a dar vueltas sobre si mismo como una peonza.

El enemigo que lucha con Rodrigo fala su ataque, mientras que el que ataca a Maria la golpea con tanta fuerza, que su mano entra en su abdomen hasta el codo...

La mano huesuda del esqueleto abre una brecha en el abdomen de María, metiéndo todo su brazo, hasta casi el codo, dentro de las tripas de la niña. La mano del esqueleto, una vez dentro, comienza a abrir y cerrarse sobre cada una de las visceras que encuentra a su paso. Primero se topa con el higado, al cual lo convierte en pure con unos fuertes apretones. La cara de la niña comienza a ponerse amarilla, pero eso es normal, eso pasa cuando te cascan el higado.

Después la mano se desplaza hacia la izquierda y a la derecha, en un movimiento de Zigzag, rompiendo en mil pedazos sus dos riñones y el bazo, haciendo que la pobre niña se haga pis encima. Todos podéis ver como un charco amarillento comienza a formarse debajo de sus piernas mientras aún está colgada del brazo del esqueleto.

El cuerpo de María se retuerce entre estertores hasta que al final, la mano huesuda decide subir por el abdomen, traspasar el diafrágma y coger el corazón con sus dedos, el cual, de un tirón, arranca de cuajo del cuerpo de la pobre huerfana mostrándoselo a todos.

Todos véis algo así, pero con más sangre y mucho más escabroso...

El cuerpo de María cae desplomado al suelo, cuando en ese momento, una serie de manos huesudas surgen desde el suelo y se llevan el cuerpo de María hacia abajo... a lo más profundo de la tierra...

Al ver aquella escena ante mis ojos la rabia se apodera de mi y ataco enfurecido a mi oponente para desacerme de él de una vez por todas, tal es así que vuelvo a fallar mi ataque, nunca me había ocurrido esto, un sentimiento de culpabilidad empieza a recorrer mi cuerpo.

No puede ser, María...

Elisabeth sonríe satisfecha al ver como el esqueleto que tenía frente a sí misma se desmorona. Pero esa sonrisa desaparece al ver el horrible panorama de la lucha de María...

¡María!

Grita asustada mientras intenta lanzar uno de sus cuchillos al esqueleto que ahora sostiene su corazón, aún latiendo. Mal hecho... sus nervios la han traicionado una vez más, y las lágrimas han nublado su vista, que sigue clavada en el esqueleto... y en ver como el cadáver de la morena es poco a poco engullido por la tierra. Cae arrodillada al suelo, con la vista perdida y los ojos abiertos al máximo.

El engendro que me ha tocado antes, se derrumba bajo el golpe de mi acero.
Mas en ese momento veo lo que otro de estos engendros hace con María y entre dientes, suelto una maldición.
Pero no puedo perder el tiempo. Uno de los nuestros ya ha caido y otro, no parece tener suerte en este combate.
Me aproximo al esqueleto que se halla ante nuestro oficial y digo.
¡Preparate!. ¡Ya es hora de que pruebes el filo de uno de nuestros aceros!
Y aprovecho el impulso de mi acometida para lanzar un certero tajo sobre el cuello de ese maldito.
Su craneo sale volando una decena de metros mientras el resto, se derrumba en un monton de huesos.
Me giro entonces para observar al demonio que queda en pie y digo.
Bonito espectaculo el tuyo. Ahora, disfrutare yo viendo como mis compañeros te destrozan.

Stan hace girar el tambor de su fusil para que una nueva bala se coloque en la recamara. Entonces apunta al esqueleto que acaba de sacar las entrañas a Maria.

-¡Vuelve al infierno maldito engendro!

Mery estaba controlando todo, pero los gritos de su tripulación hicieron que se volteara hacia María.
Al ver el espectáculo que se presentaba ante sus ojos, se detuvo unos instantes observando la situación. La escena era realmente repugnante, pero no era momento de detenerse. De reojo divisó al último esqueleto, aún de pie. Sin vacilar, extendió su brazo hacia el esqueleto disparando. No era momento de quedarse paralizado.

Los tres esqueletos que faltaban, caen desarmados al suelo por los ataques de los piratas. Sus cráneos caen al suelo y comienzan a dar vueltas, mientras sus ojos comienzan a tornarse cada vez más rojos...

Sus mandibulas se desenjacan y una macabra risa comienza a salir de sus bocas mientras los ojos van tornandose más y más rojos...

Mucho más rojos...