Partida Rol por web

Y de inmediato, me giro a la derecha de la capitana. Veo el tétrico paisaje que nos aguarda y compruebo, como es mi costumbre, que mi sable se desliza en su vaina sin ningún impedimento.
Cuando la capitana comienza a descender, la sigo listo para desenvainar.
Y conforme vamos bajando, parece que se vislumbra algo de luz al fondo.
Quizá, la boca de un túnel iluminada.

Markus esperó en silencio antes de entrar en la cripta, como la capitana había indicado, a que Elisabeth diera buena cuenta del enterrador. Él tampoco quería sorpresas.

Elisabeth mira de reojo a la capitana y asiente levemente mientras guarda uno de los cuchillos en su escote, sentándose derecha encima del hombre... para luego volver a inclinarse sobre su rostro, con uno de los cuchillos aún en su garganta.

Siento mucho mi osadía, buen artesano... Empieza a susurrar, muy cerca del rostro del enterrador y mordíendose el labio inferior, con la mirada más inocente jamás vista. Si supiérais por lo que esta noble dama ha pasado esta noche...

Se inclina más sobre él, esta vez a su oído.

Para conseguir que me perdonéis... os ofrezco un trato. Dice, peinando con suavidad con la mano libre el pelo del enterrador. Sé que tenéis algún que otro... trabajo importante que hacer. Trabajo por el que... Baja la mano del pelo a la mejilla del hombre... y luego por su cuello hasta llegar a su pecho. ... por el que una servidora ha pagado una parte... Baja un poco más hasta la cintura... Pero que aún está en deuda con vos.

Cambia de lado, susurrando ahora en la otra oreja del pobre Stan. Mis compañeros y yo, tenemos todavía trabajo que hacer esta noche aquí... pero por nada del mundo os haría quedar más tiempo de lo necesario cuando vuestro tiempo es tan valioso. Así pues, os propongo que me dejéis las llaves de la puerta que debéis cerrar. Yo misma cerraré cuando acabemos lo que hemos venido a hacer y mañana temprano... iré a vuestro encuentro y...

Se muerde de nuevo el labio inferior, inocentemente. ...y os las devolveré.

Se separa un poco de él, lo justo para que en su campo de visión vuelva a aparecer el escote de la rubia, que sigue sujetando el cuchillo junto a la garganta del enterrador.

¿Qué os parece? ¿Aceptáis? Su tono de voz vuelve a ser amable, cortés e inocente. Aunque por dentro se está aguantando las ganas de rajarle la garganta allí mismo a ese grosero malhablado... Debía mantener la calma, pues bien era cierto que tenía un trabajo pendiente para ella.

Si... si... lo que quieras... si... si... pero... ¿te podrías quedar un ratito más sobre mí? Sólo un minuto... un minutito y ya... Te dice sudando como un loco.

Elisabeth pone cara de asco mientras se levanta, cogiendo a Stan del cuello de la ropa para que se levante. En ningún momento deja de posar el filo del cuchillo sobre su garganta. Tiende la mano con la palma hacia arriba.

Las llaves... por favor... Sonríe intentando sonar amable.

Toma... toma... son tuyas... mis llaves... Te dice todo nervioso, ya no aguanta más.

Miras hacia abajo y ves como una mancha aparece en sus pantalones mientras te da las llaves, justo en el momento que su mano roza la tuya.

Elisabeth coge las llaves con una mueca de asco mientras guarda su cuchillo.

Y ahora, a trabajar en vuestros quehaceres. Mañana mismo os las devolveré. Dice en tono frío y formal mientras se acerca a Markus, guardando las llaves entre alguno de los pliegues del vestido y controlando un escalofrío de repugnáncia ante tal escena.

Markus observó la escena de Elisabeth con el enterrador con cara de desaprobación ante sus métodos, pero asintió cuando hubo conseguido las llaves y comenzó a andar junto a ella al interior de la cripta.
Con lo facil que hubiera sido matarlo... espero que no de problemas más tarde este desesperado.

Vargo contempla LAS escena sin decir una palabra. No sé para que necesitamos las llaves ahora.. ni a este tío vivo.

Tras llegar a esa conclusión, desenfunda una de sus dos radiantes espadas y, andando con una parsimónia asombrosa, se dirije hacia el Enterrador que ya se encontraba de espaldas en dirección a la salida del cementerio. El pirata al llegar a su posición, con la otra man, le da un toquezito en la espalda.. que al girarse Stan.. se encuentra con el filo del arma de Vargo clabada en el estómago.

Este la hunde más, sin prisas hasta poder llegar tranquilamente a su oido.. - No podemos permitir que nadie sepa lo que estamos haciendo. - acto seguido, retira la espada de un golpe y apartándose a un lado por el chorro que pudiera salir y no mancharse. Con un golpe al aire limpia de sangre la cuchilla de su preciada arma y la guarda otra vez. Dirigiéndose luego hacia el interior con los demás compañeros.

Elisabeth mira asombrada como su esfuerzo no ha valido la pena. Toma a Vargo del hombro cuando entra a la cripta y lo gira, para encararlo hacia ella.

¡¿Qué creéis que hacéis?! ¡Ni idea tenéis de lo que habéis hecho! Las llaves, son para cerrar la puerta de entrada al cementerio en cuanto salgamos, pues era a lo que se refería el desgraciado del enterrador. ¿Creéis que lo he dejado con vida, siendo tan repulsivo y grosero porque sí? ¿Podríais haber pensado que tenía un buen motivo, no? ¡Necesitaba a ese hombre con vida para recuperar algo! ¡Y mañana mismo vais a ser vos quien me ayude a hacerlo por haber actuado de una forma tan egocéntrica!

Mientras va hablando se acerca más a Vargo, y al acabar, clava el cuchillo en la pared de la entrada a la cripta, justo al lado de donde el pirata tenía la cabeza, con la mirada completamente teñida de ira. Arranga el cuchillo de la pared después de quedarse mirando unos segundos más al pirata, directamente a los ojos, y se da media vuelta tan bruscamente que sus rubios bucles chocan en la cara de Vargo. Sin decir nada más, se adentra más en la cripta con el ceño aún fruncido y haciendo bruscos movimientos.

Comenzais a bajar por el hueco, mientras intentáis de no perder el equilibro mientras lo hacéis.

Miráis para abajo, y aún podéis distinguir la luz de la antorcha del fondo... la cual, en ese momento parece apagarse por un momento, para después, volver a iluminar el lugar...

Dos segundos después, comenzáis a escuchar un suave tintineo, y algo que sube por la escalinata...

Vargo no se inmuta.. Elisabeth siente que al cojerlo, se deja llevar y empotrar en la pared.. mirándola a los ojos, dónde puede ver el rostro de aquel pirata desalmado, más desalmado pués ha perdido una de las pocas cosas que consideraba importantes en su vida.

La enojada de cabellos dorados se va ya hacia dentro y a Vargo se le escapa una única lágrima que le roza la mejilla sin cambiar aquella cara triste.

Escuchais una voz... o el eco de ella... parece una voz venida directamente de los infiernos...

Alliiiiiiiiiiiiiii... lliiiiiiiiii... lliiiiiiiiiii

De pronto, un aullido resuena en la cripta. Y naturalmente, yo solo hago dos gestos.
Uno, acercar mi mano derecha a la empuñadura de mi leal acero.
Y dos, adelantarme a la capitana mientras digo.
Con mis respetos capitana. Permitidme que me adelante. Y si realmente el causante de ese sonido es peligroso, me encargare de rajarlo de abajo a arriba con sumo placer
Y tras mis palabras, me descuelgo por la escala con rapidez para llegar al fondo de la cripta lo antes posible.

Todos escuchais como Peter le dice a la capitana que se va a adelantar y después, escuchais como desaparece por el pozo.

Algo más centrado me coloco al lado de la capitana, viendo como Peter se adentra en la oscuridad. Justo antes he visto toda la escenita de Elisabeth y Vargo aunque poco me importa el imbecil del enterrador

ya se arreglarán entre ellos dos...voy con la capitana y con Peter, probablemente les haga falta...

¿Donde ha ido de Vries capitana? le susurro en voz baja al llegar a su altura

Rodrigo se topa, al bajar por la escalera, con la cabeza de uno de sus compañeros...

-Rodrigo! queremos subir tio, abajo no hay nada.- digo entre sorprendido y jocoso.

Crow!! ¿que coño haceís aquí? ¿no hay nadie más? ¿estaís bien? ¿quien os a retenido, lo habeís visto?

digo completamente sorprendido y mirando en todas las direcciones para ver si hay alguién más en la sala.

Elisabeth mira la situación con una ceja enarcada. ¿Todo lo que han pasado para encontrarselos por casualidad? Eso no podía ser serio...

Mira de reojo a Vargo, aún resentida, y desvía la mirada para asegurarse de que no hay nadie más que pueda darles un susto por allí.