Partida Rol por web

Y digo yo
Añado al escuchar a Markus
Que quizá la solución adecuada seria meterle una botella de ron por el gaznate y hacerle tragar el contenido, no la botella.
Aclaro esto mirando a mis compañeros por que, como nos conocemos, no quiero que se mal interpreten mis palabras.
Claro que entonces deberíamos asumir el riesgo de dejar a Vargo suelto en tierra firme y directamente borracho.

La capitana analizó con la mirada a la chica. De hecho deberías agradecerles a mi tripulación, ellos te vieron y te subieron a bordo sin esperar a ningun orden mía. Luego ellos te curaron y te alimentaron. En realidad, yo no tengo ningún mérito ante mi tripulación. Contestó con sinceridad. Sabía que esa chica estaba sana y salva gracias al trabajo de sus chicos.

Se sentó detrás de su escritorio, repleto de mapas y cuadernos e indicó a la chica que se sentara en la silla enfrente.

Mi nombre es Mery Red. Estas a bordo de mi barco pirata, el Berenice. Ahora mismo nos encontramos en la Isla de Tortuga. Espero que me permitas saber de ti... Se presentó la Capitana.

Elisabeth asiente con la cabeza y se sienta en la silla enfrente del escritorio de la capitana.

Por supuesto... Soy Elisabeth Williams de Hampshire, hija del difunto conde Nicholas Williams de Hampshire, que falleció hace 2 años dejándome a cargo de Martha Richardson. Nunca iba a aceptar que esa mujer llevara su mismo apellido... nunca iba a aceptar que ella hubiera entrado en su família. Quien decidió desposarme con el duque de Virginia. Mi prometido contra mi voluntad, a quien iba a ver al final del viaje.

Mientras habla, el tono de respeto y serenidad que llevaba en un principio, se tiñe de odio y desprecio. Pero no pierde su compostura.

Por suerte o por desgracia, ese... despreciable pirata destruyó el navío en el que viajaba, llevándose todas mis posesiones y matando a toda la tripulación. Supongo que me dejó viva para que os entregara la carta que leísteis.

Después de haber resumido su historia en tan pocas frases, Elisabeth queda pendiente de la reacción de la capitana... pues de esa reacción dependía en gran parte su respuesta a la propuesta que venía a ofrecer.

Sé que sois una mujer de carácter y no es de vuestro agrado perder el tiempo. Por eso voy a ser directa. Sé que odiáis tanto o más que yo al que se hace llamar "El pirata supremo". Os pido por eso que me dejéis acompañaros en vuestro viaje hasta que déis con él, poniéndome a vuestra disposición en todo lo que deseéis. Soy rápida aprendiendo y tengo buena puntería. Además de llevar años ocupándome de una gran casa.

Hace una nueva pausa más y luego sigue hablando, con más determinación que antes si cabe.

Yo por mi parte, pienso encontrar a ese bastardo y recuperar lo que es mío. Sea con o sin vos. Pero tengo muy claro que será mucho más difícil para mí si decidís dejarme en esta isla.

Ahora sí, no añade nada más. Simplemente se queda mirando a Mery, clavando sus profundas pupilas en los ojos de la mujer, con decisión.

Bueno, la chica tiene agallas. La miraba mientras relataba su historia.

Bueno, de hecho, el Pirata Supremo me es indiferente. Lo único que ha hecho hasta el momento ha sido hacerme perder el tiempo limpieando la sangre y las vísceras de sus hombres de mi barco. Aclaró. La observó unos instantes.

Eres consciente que por tí podría pedir un buen rescate, ¿no? Sonrió Bien, entonces te quedarás con nosotros. Si resultas una molesta, intentas escapar o similar te mataré. No tengo muchos miramientos en eso. Si me resultas útil, me lo pensaré. La capitana desenfundó su pistola y se la puso delante suyo. Luego se levantó y cogió una botella bacía de ron, la colocó al otro lado de la cabina, y encima el corcho.

Quiero que dispares al corcho. Sólo al corcho. Ya que dices que tienes buena puntería, quizás tu estancia aquí sirva de algo.

Mery seguía con su mirada sobre ella, casi como al de un águila acechando cualquier movimiento de su presa.

Elisabeth no se esperaba esa puesta a prueba... Había ganado varios concursos de tiro con arco sin problemas, pero... la tensión ahora mismo habia roto su impenetrable escudo de serenidad. El pulso le tiembla notablemente... sobretodo al darse cuenta de que, apesar de que la capitana pueda tener intención de cobrar un rescate... cuando se diera cuenta de que Martha, su madrastra, no pagaría ni una moneda de bronce por ella... La echaría del barco sin ningún miramiento. También dudaba que su prometido pudiera pagar nada por ella, ahora que había perdido todo cuanto poseía...

De todas formas se pone en pie, pero no toca la pistola... Lleva una mano hacia atrás y saca de un bolsillo posterior un cuhillo arrojadizo. Respira profundamente y se aleja unos pasos de la botella. Mira a la capitana y lanza... pero su pulso sigue temblando...

Elisabeth se concentra lo más que puede y apunta con el cuchillo cerrando un ojo para no fallar. Sabe que es su prueba de fuego y si falla, es muy probable que la capitana le asigne alguna tarea extraña... o asquerosa.

La rescatada levanta su mano hacia atrás y con un rápido movimiento de muñeca, lanza el cuchillo como si la vida se le fuera en ello.

El cuchillo vuela directamente hacia el corcho, pero por alguna gracia del destino, pasa a pocos centímetros de el sin tocarlo... sin embargo, el cuchillo se dirige rápido y veloz en dirección a la soga que sostiene la lampara que cuelga del techo.

Como un cuchillo caliente sobre la mantequilla, el cuchillo corta la soga y se clava contra la pared, mientras que la lámpara cae hacia la mesa chocando contra ella, haciéndose añicos...

Por lo menos el corcho ha sido impactado... por una lámpara...

Elisabeth traga saliva... se gira lentamente para mirar a la capitana...

Lo... lo siento. Lo recogeré todo enseguida. No sé qué me ha pasado... no acostumbro a fallar, podéis creerme.

Intenta recuperar la compostura mientras empieza a recoger el estropicio que ha hecho... De todas formas sabe lo que ello significa....

La capitana se encogió al romperse la lámpara para esquivar los cristales.

¿¡¿Pero se puede saber en qué estabas pensando?!? Miró la lámpara...

Flash-Back

La miró con un profundo odio y desenfundó su látigo. Con él la castigó duramente 7 veces, descargando en cada uno su frustración. Con los primeros, incluso rompió las telas de la chica. Con los últimos, sangre.

Al terminar, la cogió por el pelo, abrió la puerta de su cabina y la volvió a lanzar esta vez afuera del barco, contra el suelo. Escupió encima suyo y cerró la puerta de un golpe, sonoro y contundente.

Todos ven como la capitana coge a Elisabeth de los pelos y la saca a rastras de su habitación. Acto seguido, la arroja contra la cubierta y la rescatada cae de bruces al suelo...

Todos podéis ver su espalda, cruzada por varias líneas de las cuales manan sangre... al parecer, productos de los latigazos de la capitana.

Tras echarla de la cabina, la capitana se volvió hacia los restos de la lámpara que le había regalado su difunto marido... Will...yo...

Los ojos se empañaron de lágrimas. Se agachó, mirando los trozos rotos y lo que quedaba de lámpara. Dos lágrimas corrieron por sus mejillas. En silencio se incorporó de nuevo, cogió el cuchillo de la pared y lo lanzó con su último aliento de rabia contra la silla donde se había sentado Elizabeth.

Tras esto, salió por la puerta.

Elisabeth, con lagrimas de rabia e impotencia en los ojos, se levanta como puede y sin mirar a nadie ni mediar palabra, sale disparada a la hamaca donde había descansado mientras aún se estaba recuperando.

¿Qué le pasa a esa loca? No puedes huir de aquí, Elisabeth... Es tu apuesta más fuerte... aunque tengas que pasar veinte veces más por esto...

Mery salió por la puerta, con aspecto pétreo. Dirigió una fría mirada a su tripulación. Su látigo, enrollado a un lado de su cadera, aun goteaba de sangre. La tripulación entendió entonces el sobrenombre de Bloody Whipe, Látigo Sangriento.

Su mirada resultaba punzante...quizás para ella, quizás para los de su tripulación. Las gotas impactaban sobre la cubierta del Berenice, inaudiblemente a causa del gran jaleo del puerto.

No parecía la misma Capitana que no hacía mucho os había sonreído.

Desvió la mirada fríamente y descendió por la pasarela, dirigiendo sus pasos que sonaron secos sobre la madera hacia el pueblo, seguramente hacia la taberna.

Sentí que el corazón se me encogió de pronto y sin poder reprimir mi cuerpo me puse detrás del primero que encontré cerca mía .. vi salir corriendo a la chica que habían rescatado ... ¿que había pasado allí dentro? el temor me recorrió de pies a cabezas y sentí que mi cuerpo se paralizaba ...

Al ver a Elizabeth caer con la espalda ensangrentada Stan casi pudo sentir el dolor en sus propías cicatrices. No hacía mucho que él mismo había sido castigado por aquel látigo. Por suerte la capitana había entrado en razón y había visto la utilidad de Stan, al que dicidió emplear en vez de degollar como a un cerdo.

El vigía no se atrevió a decir nada, en vez de eso se quedó junto a Vargo, el Doctor y María. El inglés ya se había agachado junto a Vargo para reanimarlo mientras daba instrucciones a la gitana para preparar la "extracción de olla".

-¿Vivirá Doctor? ¿Podremos hacer caldo mañana? ¿Conoces algún chino por aquí?- preguntó Stan queriéndose quitar de la cabeza el doloroso recuerdo que le traian aquellos latigazos en la espalda de la mujer.

- Ma ... mañana are caldo pero ... con otra olla no sea que sepa a pie - murmuro algo temblorosa agachada junto a stan y el doctor

Markus miró de forma fría la escena cuando la Capitana sacó de forma brusca a la náufraga. Había visto esa expresion otras veces, tiempo atrás, e incluso la había visto más furiosa. Sabía lo que debía hacer: absolutamente nada, o encontraría el látigo que tanto tiempo llevaba evitando clavado también en su espalda.

Mientras miraba a la náufraga con un rostro más compasivo que antes la vio alejarse a la carrera. Luego, miró hacia la capitana, quien se alejaba hacia tierra, y finalmente volvió hacia Vargo.

Vargo se había desmaiado parece ser por el cambio de temperatura del agua puesto que hacía muy poco había entrado en la cocina y pegado un atracón de comida.

¡¡¡LA CAPITANA EN BOLAS!!! - grita mientras se incorpora rápidamente cual vampiro acabado de levantar y con cara de asombro.

Ostias.. ¡CofCof! - dice ya hablando para los adyacientes tosiendo un poco de agua y llevándose una mano a la cabeza.. - ¿me habéis rescatado y todo? ¡Jajaja! - le parece divertida la escena, él incorporado y partiéndose y los demás serios alrededor suyo.

Todos véis como Vargo se levanta del suelo sobresaltado, gritando no se que de la capitana. Menos mal que ella ya no está allí, por que con el humor que tenía, seguramente le pegaba unos cuantos latigazos más, por irrespetuoso y patoso.

Vargo se levanta, pero en un segundo, veis como su cara cambia a una expresión de dolor y de asombro, cuando ve que tiene la pierna un poco quemada por la sopa, por lo que se vuelve a sentar en el suelo.

¡Aux! ¡mierda! - dice al notarse la quemadura en el pié.. - joder ya no me acordaba de esto.. - entonces de un plís se quita la olla y la deja a un lado.