Partida Rol por web

James y yo seguíamos caminando sin ver el final del pasillo. Sólo oíamos el chocar de nuestros zapatos en el frío suelo retumbando en las paredes.

"Qué frío" pensaba, mientras me abrazaba a mí misma para no perder el calor. De repente, escuché algo.

-James -murmuré, cogiéndolo de la camisa por la espalda para que parara-. ¿Has oído eso? ¡Chissst! -chisté para evitar que hablara, llevándome un dedo a los labios.

Me giré y vi todo lo que habíamos avanzado. La habitación donde estaban los demás ya no se vislumbraba. Noté cómo James y yo aguantábamos la respiración, esperando volver a oir ruidos.

El sonido de unos pasos acercándose lentamente por el pasillo, me activó todos los sentidos. Alumbré con la linterna al origen de los ruidos y vi a un hombre acercándose. Lo recordaba. Estaba con nosotros en la habitación. Me encaré hacia él.

-Menudo susto nos has dado- le dije-. Ya no tengo ni frio - comenté, apoyando la espalda en la pared y resoplando de alivio-. Me he imaginado que podías ser cualquiera. ¿Qué tal están los demás? -le pregunté, mientras él sonreía, divetido, por el susto que nos había dado.

Me levanto y al ver que ya no habia mucha gente en la habitación decido tomar el bat y salir tomo una de las cintas y una maquina para repoducirla salgo por la puerta y voy alumbrando con la linterna 

James y el otro hombre hablaban animosamente, mientras yo veía los destellos de luz de una linterna. Los dos hombres pararon de hablar al percatarse también de la luz.

-Y, ahora, ¿quién coño es? -pregunté-. ¡Ehhh! -grité-. Deja de alumbrar así, joder, que nos vas a dejar ciegos -dije mientras hacía visera con la mano para protegerme los ojos de la luz.

Al acercarse, vi que era Vlad.

-Joder, si eres tú -murmuré-. Otro que nos pega un susto de muerte.

-A lo siento por la luz pero he encontrado un bate asi que con esto por lo menos tenmos algo con que defendernos si es que ocurre algo no lo se pero siento que usar armas es muy familiar para mi- dice eso con un poco de risa -asi que si me permiten ire adelante para ir asegurando el camino de cualquier cosa-

-Lo que quieras chaval, pero ten cuidado no te vallas a romper ese bracito que tienes.-Le decia James riendose mientras le tocaba el brazo.

-Rachel,¿tienes frio?, Te podria dejar mi camisa, pero entonces me quedaria aqui semi desnudo y creo que no es lo que una mujer como usted desearia ver...-Decia James de nuevo en tono de broma, se le veia muy animado para una situación así.

-Frío tengo -dije, riéndome de la broma de James-, pero tampoco quiero que te congeles tú, así que, no te preocupes. Gracias, de todas formas -le agradecí-. Y tú -me dirigí a Vlad-, opino lo mismo que James, ten cuidado con el brazo. Para más accidentes estamos.

Continuamos caminando. Ahora el pasillo no parecía tan terrorífico. Supongo que porque éramos cuatro, pero, de todas formas, el hecho de no encontrar a ninguna otra persona me preocupaba.

Al cabo de un rato, llegamos a una escalera de caracol.

-Bueno -dije-. ¿Bajamos, no?

-no se preocupen por mi brazo ya cobro normalidad ya no duele mi cuerpo esta acostumbrado a este tipo de cosas pero de todas maneras andare con cuidado- diciendolo con tono de seeguridad -Creo que deberiamos bajar para asegurar el camino mas adelante-

La joven de cara de porcelana y el vaquero aparecieron en el pasillo poco después de que encontrase la escalera.

-Abajo...-pensó.

Empezaba a ponerse cada vez más nervioso, si eso era posible. Notaba como la ansiedad le golpeaba el corazón, y como el sudor frío le recorría la cara.

- Si aquí hay luz del sol... eso quiere decir... ¿que vamos a estar bajo tierra?

Se giró, tomo al vaquero chistoso por el cuello de la camisa y le dijo:

-¡Hay que evitar bajar, hay que intentar subir por donde la viga se ha caído!

Sus ojo casi se salían de sus órbitas, dándole un aspecto de loco paranoico. Miraba fíjamente al vaquero, agarrándole con fuerza de la camisa.

-Tranquilízate, ¿quieres? - le dije al hombre-. No va a pasar nada - intenté calmarle, aunque a mí también me estaba poniendo muy nerviosa-. ¿Qué hacemos? ¿Bajamos -señalé las escaleras- o volvemos e intentamos subir por el hueco del techo?- y señalé con la linterna aún encendida al pasillo por el que habíamos venido.

Esperé la respuesta de los demás impaciente. Por mí, bajábamos las escaleras, pero si la gente decidía volver, tendría que callarme la boca y asentir.

-Sinceramente, y en mi opinión - empecé-, yo bajaría. Quiero saber qué hay allá abajo- decía mientras me asomaba hacia el hueco de las escaleras y escudriñaba en la oscuridad.

Como en el pasillo, una corriente de aire frío me golpeó en la cara. No pude más que estremecerme de frío y fruncir el ceño. Volví junto a los demás y esperé la deliberación.