Partida Rol por web

Plus Ultra - La Conquista del Cipango

Los hombres de Nishi (Escena 1)

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02/09/2015, 13:10
Gonzalo Quirós

Quirós se encogió de hombros mientras Ortega se levantaba de la mesa camino de una fortuna efímera. Había conocido muchos tipos como Ortega, más o menos la mitad del tercio eran animales de ese pelaje. 

-Suerte con los naipes, Ortega. 

-Disfrútala, esta otra se queda en mesa para los dos que restamos, a no ser que el cabo decida atender otros menesteres carnales-

-Puede esperar la noche da mucho de si -sirvió al Sargento- lo que no va a dar de si va a ser la campaña con victorias como la pasada. 

Notas de juego

Me imagino no será inmediato lo de ir chorra en mano y te podré dar palique XD aunque hoy no ando muy inspirado sorry 

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02/09/2015, 13:51
Lope de Figueroa y Barradas

El capitán escuchó atentamente, como de costumbre, las palabras del jesuíta, aunque éstas no fuesen de su total agrado.- Pues debe hablar, padre. Las órdenes del capitán general son claras como agua cristalina y no me complacería ofrecerle una respuesta insatisfactoria, por tanto toda idea que se os ocurra para conseguir que hable, será bien recibida por mi parte.
 

Notas de juego

Si no hay que añadir más, bajamos a ver al susodicho.

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02/09/2015, 14:10
Martín de Nagakura

Martín se acerca un poco al jesuita y le habla en voz baja, peor no tanto como para que no lo pueda oír el capitán y parecer descortés.

Quizás, páter... Quizás, si lo que se espera saber de él no le puede acarrear más deshonor, quizás se pudiera llegar a un acuerdo a cambio de dejarle quitarse la vida como un samurai, neh? Es lo único con lo que se puede negociar con ese hombre.

Comenta el converso, mirando por un instante al capitán, aunque no crea que eso sea lo que tiene en mente el anciano emplumado.

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02/09/2015, 20:49
Pedro Ortega Alonso

El coselete esbozó una sonrisa canina al ver la jarra de sake y la tomó con una inclinación de cabeza.

Pues muy agradecido, Don Diego. Si se esperan un rato que desplume unos cuantos pollos les podré corresponder como es debido, que si Dios reparte suerte se me llenan los bolsillos rápido, aunque se me vacían antes de salir del lupanar.

Dijo soltando una sonora y ronca carcajada.

Aunque si alguno se maneja en el rentoy la mitad de bien que en la cubierta durante la batalla, podemos jugar de pareja que con buenas señas está todo ganado.

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02/09/2015, 21:15
Director

El carcelero les acompañó, alumbrando con un fanal. El cuarto donde lo tenían no estaba muy lejos, pero allí no llegaba la luz del sol.

-Tened cuidado. Se revuelve como un perro rabioso -dijo, con una pequeña sonrisa.

Abrió el cuartucho, casi un cubil. El hombre se veía obligado a hacer sus necesidades allí mismo, en un cubo que periódicamente retiraba el carcelero cuando le traía la comida. Estaba atado al suelo de pies y manos por una cadena que apenas le dejaba holgura para levantarse.

-Si me necesitan estaré al final del pasillo.

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02/09/2015, 21:18
Otari Takuro

Las condiciones en las que estaba no eran las mejores. De hecho, eran las peores. Le habían despojado de su armadura, por lo que llevaba la ropa que solía portarse bajo ésta, muy simple, con un kimono que le habían dado para cubrir sus vergüenzas.

El viejo samurai se sentía indigno, prisionero de aquellos extranjeros. Le habían convertido en un ser inferior, le habían obligado a ello. Aquella gente no conocía el honor. Al menos, no el honor como ellos lo entendían. Por que como oficial prisionero, intentaron tratarle a la usanza europea. Pero seguía siendo un prisionero, y él no hacía más que intentar suicidarse o atacarles.

Pero tras dos días de encierro, con poca comida y el agua justa, encadenado al suelo, se le estaban agotando las fuerzas. Ya no era el joven vigoroso de antaño.

Cuando la luz le ofendió el rostro, apartó la mirada con molestia. Y luego, cuando se acostumbró a ésta claridad, se fijó en las facciones de aquellos hombres. Uno de ellos parecía japonés.

-¿Quien eres? -le preguntó directamente a Martín- ¿Y qué quieren de mi éstos nanban?, ¿por que no me han cortado ya la cabeza?

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02/09/2015, 21:25
Director

Uno de los criados occidentales que acompañaban a los aristócratas y generales, de esos que llamaban "entretenidos", se acercó a la maiko y le dijo una cosa al oído. Los occidentales guardaban así sus secretos, o escribiéndolos en cartas que entregaban con disimulo.

-Señora. El marqués de Santa Cruz requiere de vuestros servicios como intérprete y servidora en un asunto delicado. Una reunión con alto dignatario de éste país.

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02/09/2015, 21:28
Director

Al fin el ambiente se caldeó. Llegaron las chicas del país, que como acostumbraban y de modo ordenado, se dispusieron en fila, sentadas mientras tomaban el té. A diferencia de las prostitutas occidentales, que alguna había por allí, portuguesa, española o italiana, éstas no buscaban activamente al cliente. Simplemente se exhibían de modo más o menos provocativa, mirando a los hombres y sonriendo.

Cada hombre, se suponía, debía indicar a la muchacha su interés de forma evidente u obsequiarla con algún presente, ya fuera dinero, comida o un objeto, de modo que ella pudiera finalmente acercarse. Iban, a diferencia de las otras, a tiro hecho.

Mientras, Ortega se sentó en una mesa donde se jugaba. Aguardó el final de una ronda, y se metió en la siguiente. Se debía apostar primero, añadiendo dinero al monto, en la cantidad fija de quince maravedíes. Se iba a jugar al Truc, que era juego de mucho raigambre entre la soldadesca. Su compañero era un camarada de la compañía, Jacinto Gómez, que era mosquetero.

Notas de juego

Tirada de Juegos de Azar.

Tiradas de Seducción si hubiere dicha habilidad, si no una tirada de Espíritu con penalizador de +3.

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03/09/2015, 08:46
Martín de Nagakura

El carcelero era ofensivo, el olor era ofensivo... Todo aquello lo era. Martín se reprimía el impulso de taparse la nariz con la manga. Aquel hedor era insoportable, pero no podía mostar debilidad.

Al ver al prisionero le dio un vuelco el corazón. Era como ver un sucio eta. Una bestia. Aquello era horrible. Toda la dignidad de su casta convertida en aquello. Suponía que la situación debía de parecerles divertida a los nanban.

Cuando habla el samurai, Martín siente una extraña alegría... Orgullo. Autoridad. No lo habían doblegado.

Avanza un paso y lo mira a los ojos, para no avergonzarlo, aunque su mirada intenta ser cordial, humilde.

Mi nombre ya no es importante, sama. Le dice en japones. Aunque si lo deseais podéis dirigiros a mí como Martín... Estos nanban desean saber vuestro linaje... Y supongo que también querrán saber alguna cosa más que nos podáis decir sin menoscabo de vuestro honor... Por mi parte, os puedo decir que si estos nanban quedan satisfechos con vuestras respuestas haré que se os permita quitaros la vida como un verdadero samurai.

Tras lo cual mira al capitán y al jesuita.

El prisionero desea saber qué queremos de él.

Comenta, rápido, en nanban, mientras el prisionero piensa en lo que martín le ha dicho.

 

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03/09/2015, 13:06
Dôa

Mientras mis dedos volvían a acostumbrarse a las cuerdas del shamisen, y noté el dolor conocido en las yemas, contemplaba la sala en la que estábamos. Aquellos hombres vestidos de una manera tan diferente, con sus grandes espadas la cinto, y sus sombreros llenos de plumas de colores, que comían, y comenzaban a jugar, llenaban el lugar, y me pregunté si les gustaba mi país. O, bueno, lo que quedaría de él cuando lo llegaran a conquistar, pues me imaginaba que para eso habían venido: para ampliar sus fronteras.

Sentí un cierto pinchazo en el pecho, y una nota se me fue. Fruncí el ceño, y gruñí de manera imperceptible, enfadada conmigo misma. Antes el shamisen se me daba muy bien. De todas las disciplinas, no sólo era mi favorita, sino que, además, era la que más me llenaba y en la que más me dedicaba. Mi hermana mayor era una gran experta, y una virtuosa.

Contemplé los naipes que comenzaban a aparecer sobre la mesa, y pensé que el espectáculo les aburría. Me desinflé un poco, y miré a Keiko dando los últimos giros con los abanicos. Eran diferentes de nosotros, y supuse que no sabían ver la belleza cuando la tenían delante.

Terminé la pieza musical, y me incliné en una reverencia, esperando que, al menos, no les hubiera parecido aburrido. Miré a Keiko, sonriéndola, y asentí con la cabeza, indicándola que lo había hecho bien.

Guardaba el shamisen, cuando aquel hombre se me acercó. Fruncí ligeramente el entrecejo, pero me corregí en seguida, y lo intercambié por una reverencia formal.

Escuché sus palabras, y asentí con la cabeza.

Voy ahora mismo— respondí en un ligero susurro.

Le di el shamisen a Keiko, y me alisé el kimono.

Le sigo— indiqué, mirando al hombre, contemplando sus rasgos diferentes a los hombres que durante toda mi vida había visto. 

Me despedí de los hombres que estaban cerca cuando estuve tocando con una reverencia, y, con paso presuroso, fui detrás del hombre. 

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04/09/2015, 10:33
Lope de Figueroa y Barradas

Lope no entendió su empeño en atacar a sus carceleros o infligirse daño a sí mismo. Un oficial capturado al menos debía mostrar entereza y a buen seguro sería tratado de mejor forma, pues el capitán no quiso tratarle de esta manera, pero no hubo opción por parte española, que debían proteger también a sus hombres.

Se puso lo más recto posible e hinchó el pecho.

- Traducid.- Ordena.- Parlamenta con Lope de Figueroa y Barradas, capitán de los tercios de su Católica Majestad, Felipe segundo, rey de España, Sicilia y Cerdeña, rey de Portugal, rey de Nápoles y soberano de los Países Bajos. Para dar término a la tan indigna situación que le acontece requerimos saber su nombre y procedencia, rango en el ejército de Cipango y hombres a su cargo, lugar del acuartelamiento de éstos y su número de armas, incluyendo piezas de artillería.

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04/09/2015, 10:55
Padre Rodrigo Expósito

Al no estar seguro de si la orden del capitán va dirigida a él o a su compañero, Rodrigo decide hacer una pequeña intercesión en el proceso de comunicación con el samurai prisionero.

-Señor, si no le parece mal, será Martín el que traduzca directamente las palabras al prisionero. Al entrar en este lugar ha sido al único que ha mirado directamente y al que ha dirigido sus palabras. Mi protegido entiende perfectamente nuestra lengua y doy fé de que es un interprete más que diligente. Aun así, estaré como ayuda y consejo durante la conversación para todos. Por las circunstancias, creo que con Martín como interlocutor puede que el prisionero se sienta algo más cómodo y esté dispuesto a colaborar y conceder la información que pedís.

Tras decir estas palabras, quedamente y sin mostrar emoción alguna dice en la lengua de Martín y del prisionero:

-Respaldo las palabras de mi compañero: colaborad y se os facilitará finalizar con esta deshonra como un auténtico samurai con la mayor brevedad posible. Martín os explicará lo que queremos saber.

Al acabar de hablar, hago un gesto con las manos indicando en dirección a mi protegido y me retiro un paso por detrás de él, pero sin dejar de mirar con toda la solemnidad posible al prisionero.

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05/09/2015, 15:09
Gonzalo Quirós

Quirós no entendió muy bien el ritual, mucho remilgo gastaban las del Cipango. El Cabo estaba acostumbrado a las acechonas que te aligeraban por cuatro monedas y aquello lo pilló a contra pie. Tan a contra pie que tomó a la danzarina por mujer de la vida y "vidilla" quiso darle, la cogió con firmeza y la sentó sobre su regazo.

-Mozaa ven p'aqui 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ostia que pifiote...ya me dirás que sale de ahí. A ver si confundir a una de las geishas con una puta es pifia suficiente, si no me dices y edito.

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06/09/2015, 00:38
Pedro Ortega Alonso

Los naipes bailaron encima del tapete de seda y Ortega disfrutaba mientras la suerte le sonreía entre tragos de sake, ligaba parejas con facilidad y el tal Jacinto sabía lo que se hacía.

- Tiradas (1)
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07/09/2015, 09:29
Martín de Nagakura

Martín asiente a la petición del capitán y se dispone a traducir cuando el jesuita intercede. Espera tranquilo a que acabe de hablar, escuchando sin mostrar emoción alguna.

Quizás soy de ayuda... O quizás soy el mayor obstáculo para este interrogatorio...

Cuando el páter termina de hablar con el prisionero avanza un paso, discreto pero firme y se dirige al samurai.

Sama, el hombre que desea hablar con vos se presenta Lope de Figueroa y Barradas, capitán de los tercios de su Católica Majestad, Felipe segundo, rey de España, Sicilia y Cerdeña, rey de Portugal, rey de Nápoles y soberano de los Países Bajos... Como Martín sabe que esos títulos poco o nada le pueden decir al cautivo, decide añadir algo más claro para él.  Es un hombre muy importante entre los nanban. Un gran guerrero. Dice que para dar término a vuestra situación desea saber vuestro nombre y rango, así como él os ha dicho el suyo, y es su deseo saber los hombres que tenéis bajo vuestro mando, donde se encuentran y las armas que poseen... Incluyendo teppos y artillería.

 

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08/09/2015, 11:49
Dôa

El mensaje que me dejó aquel criado me resultó algo desconcertante. ¿Por qué yo? Había gente allí mucho más preparada que yo para traducir unas cuantas palabras, y además, según el contexto en que se dijeran, podían significar una cosa u otra, ¿y si me equivocaba? ¿Y si arruinaba los planes vitales de personas mucho más importantes que yo?

Con la cabeza atribulada y llena de preocupaciones, fui caminando dando cortos pasos, lo que me permitía el kimono hacer, y pasé cerca de la mesa donde las cartas ya volaban de una mano a otra. Me pregunté a qué jugarían, y tras saludarlos de manera discreta, fue cuando sentí una mano fuerte, y un nudo en el estómago. Creía que caía sin más, hasta que fui a parar a las rodillas de uno de los españoles.

No entendí del todo sus palabras, y lo miré totalmente azorada y avergonzada. No quería humillarle delante de todo el mundo, pero él acababa de cometer un gran error: a una geisha no se la tocaba.

-Disculpadme, caballero- logré decir, notando el rubor en mis mejillas, aunque la pintura blanca impidiera cualquier nota de color-. Os confundís de clase de persona.- No sabía cómo explicarlo de una manera que llegara a entenderse-. Yo no...

Me corté una vez más sin saber qué decir. Podía optar por decirlo de manera clara, y hacerle entender que había cometido un gran error, exponiéndolo a la burla de sus compañeros, o podía ser más discreta.

-Vos debéis buscar a aquéllas que portan este lazo- me señalé el obi de la espalda- delante. Así se desatan el kimono de una manera más rápida.

Me sonrojé de nuevo, pensando que ése no era un tema para hablar en una situación así, y me levanté de su regazo, casi dando un salto.

-Les deseo muy buen día- dije, finalmente, sin saber muy bien cómo despedirme de aquellos hombres y de aquella situación incómoda.

Con la mirada fija al frente, seguí hacia el cometido que se me había encomendado.

Notas de juego

Siento muchísimo el retraso D: Y también siento que sea desde el móvil u.u

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08/09/2015, 16:25
Otari Takuro

Al viejo samurai todos aquellos títulos y nombres de regiones del otro lado del mundo le sonaban a jerigonza. Los enemigos de los españoles no sabían gran cosa sobre los mismos. De hecho, era posible que no fueran conscientes de que el mundo era un lugar tan grande y extraño, y de que los españoles controlaban la mitad de dicho mundo conocido...

Estaba claro que lo que querían aquellos extranjeros era información. Pero la pregunta que le hicieron le provocó una sonrisa.

-Informad a éste nanban que yo era un Ashigaru Kashira*, que mandaba a 150 soldados de a pie. Pero mis soldados están muertos en el mar, enterrados en los buques o flotando en la bahía. Ignoro si habrá supervivientes.

Calló. Sobre éste tema, bastante malo era ya el hecho de haber sido derrotado. No poder morir como sus hombres era, directamente, una afrenta a su posición social.

Notas de juego

*Capitán

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08/09/2015, 16:44
Director

El cabo se confundió. Las bailarinas, que eran discípulas de Dôa, no eran prostitutas, si no aprendices de maiko. Y como tales, aspiraban al arte como forma de vida, encamándose solo con aquellos hombres que ellos decidían. Pero no era aquel su oficio.

Así que cuando quiso agarrarla, ella se apartó dando un chillido. Chillido que atrajo la atención de los sirvientes japoneses que allí se encontraban, que mostraron su disgusto. La chica se retiró, avergonzada, mientras algunos españoles se rieron por el desplante. Las prostitutas de verdad, las que aguardaban a ser escogidas, rieron tras sus abanicos. Aquellos hombres eran como niños...

Jacinto y Ortega ganaron la primera partida. Su fortuna engrosó así unas buenas piezas de plata. Pero sus contrincantes querían la revancha. Se iban a gastar toda la paga en aquello. Si perdían, se quedarían sin un real. Pero eso no era lo peor. Parecía gente de mal perder.

- Tiradas (1)
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08/09/2015, 19:46
Pedro Ortega Alonso

Tocaban repartir naipes y Ortega lo hizo con desaire, riendo las bromas a Jacinto y dejando que la mala sangre de sus contrincantes les nublase la vista para las buenas jugadas. Por que la verdad estaba la cosa muy igualada, a la otra pareja se la veía curtida en deslomar mazos de a cuarenta, hacer bailar dados y vaciar bolsas ajenas.

Pero el azar era como una de esas bailarinas japonesas, se iba con quien le daba la real gana y en esta noche parecía que estaba del lado del coselete. Estaba tan inmerso en el juego que ni siquiera vio la metedura de pata del cabo.

¿Es cosa mía o está todo el pescado vendido Jacinto? -dijo el de Tordesillas con sorna.

- Tiradas (1)
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09/09/2015, 08:52
Martín de Nagakura

Martín no puede evitar que ante la respuesta del kashira le asome un apunte de sonrisa.

Hai...

Se vuelve a los nanban para traducir.

El prisionero es un Ashi... Algo semejante a un oficial... Quizás algo superior a un capitán... Dice sin estar nada seguro del símil pero prefiriendo pecar de pasarse que de quedarse corto. Comenta que mandaba a 150 hombres de a pie. Estaban en la batalla, por lo que supone que han muerto. Al menos es lo que se esperaba de ellos, señor.