Partida Rol por web

-Aun no me creo que no sepan ustedes nada-les respondió Claus- todo esto es culpa de ustedes. De los militares-explicó- son ustedes los que han hecho que los muertos regresen a la vida y ahora esta ciudad está muerta. ¿Qué sentido tiene? ¿Para que enviar a unos militares y una científica si ya saben lo que está pasando?- de pronto, aun sin entender bien las palabras de aquel tipo os sentisteis engañados, utilizados.

A pesar de la extraña sensación que le produjeron las palabras del policía, Tornes se negaba a creer que todo aquello tuviera algo que ver o tuviera al ejercito involucrado.

Si el ejercito hubiera sido responsable de esto no nos hubieran mandado aquí. Para qué, para acabar como ellos. Qué beneficio sacarían de enviar a tres hombres y una mujer...

Fue cuando Tornes recordó sus sospechas iniciales.

...a menos que usted sí sepa algo. Creo que ya va siendo hora de que diga si sabe algo de lo que ha ocurrido aquí, señorita.

Nutty redujo la velocidad a mitad de la calle y empezó a maniobrar, girando el coche, de forma que el morro apuntase al edificio frente al supermercado.

Ajustó el espejo retrovisor y se aseguró de estar en posición antes de cambiar a marcha atrás y acelerar con fuerza para estampar el maletero contra los dos yonkies que seguían aporreando la puerta.

Surgió de la nada. Esuchasteis un frenazo y de pronto, al alzar la vista lo visteis. Nutty se dirigía marcha atrás hacía la puerta del supermercado. El coche se estampó contra lso dos zombis dejandolos atrapados contra la vaya pero estos se seguían moviendo intentando salir de aquel cepo de metal. Por suerte la vaya seguía intacta y no se había roto por lo que podía seguir sirviendo de refugio.

COmo explicar a esta gente que no soy "ese  tipo" de doctor, pensó la científico frustrada mientras trataba de apañar las diversas heridas de Miller. EL hombre tenía el cuerpo destrozado pero al menos ahora tenía a sus disposición material para tratarlo mientras Claus y Tornes hablaban. Cuando ya habían comenzado a dar los últimos puntos a Miller mientras le obligaba a dar tragos de agua, se oyó el estruendo de la camioneta, lo cual la hizo girarse con terror. Los zombis se movían  ridiculamente.

¿Pero que demonios cree que se yo? ¿Cree que si supiese algo de lo que pasaba habría venido aquí? preguntó con voz atemorizada al soldado.

¿Porque piensa que el ejercito está implicado? ¿Cómo empezo todo? ¿Y donde?

¡Si supiera resucitar a los muertos me haría telepredicador!- Apostilló en voz baja ante las palabras de Claus, para luego pasar a explicarle a la doctora como si fuera una idea probable- Trabajaría solo una hora a la semana y estaría forrado.

Mientras Eli le cosía y bebía agua, Miller pensó que ya era hora que la médico hiciera bien el trabajo para el que había venido, pero prefirió callarse sabía que enfadar a un doctor que tenía una aguja en la mano no era una buena idea.

¡Gracias Doctora!, ¿Podría darme otro calmante?

De repente Nutty estrelló el coche contra la verja dejando aprisionados a dos zombies. ¡Ese es mi Nutty! ¿Nos vamos mayor?

Desde luego Nutty sabía como hacer entradas.

Vamos, vamos. Ya tenemos por lo que hemos venido. Entremos en el coche.

Se acercó a Miller para ayudarle a caminar.

Vamos chico. Al coche.

Elizabeth se retrasó unos segundos para darse tiempo a recoger algunos medicamentos para seguir haciendo de bióloga-carnicera si era necesario y alimentos frescos para comprobar si tenían alguna tóxina. Claus parecía criticar mucho, pero no respondía a ninguna de sus preguntas.

Te daré algo mejor, dijo mientras buscaba epinefrina en la farmacia del supermercado. ¿A quién le importaban las recetas en aquella situación?

Apoyado en el hombro del mayor, Miller caminó hasta la vaya. Señaló a los zombies que estaban atrapados, mientras hacía un gesto como de dispararles y dijo.

Deberíamos ocuparnos de ellos lo antes posible.

¡Acuérdese del paquete de Camel! - gritó Nutty por la ventanilla bajada, total, un poco más de ruido no iba a pasar nada.

Mientras, seguía observando tanto los laterales de la calle como el espejo retrovisor, para los dos zumbados que tenía a buen recaudo atrapados.

Mientras dejaba a Miller recuperarse de sus heridas y a los hombres inconscientes, la doctora terminó de hacer su peculiar botiquín y metió además un paquete de Lucky Strike para darselo a Nutty cuando recuperase el conocimiento. 

Muy bien, todos fuera.

Dijo a todos y ahora se dirigió al policía.

Conduzca usted agente. Al fin y al cabo se conoce mejor la ciudad. Es hora de salir de aquí.

Mientras Tornes daba las órdenes Eli ayudó a levantarse a Miller y trató de hacer que Nutty recuperase el conocimiento para poder pasarlo a la parte de atras del coche, donde podría atenderlo mejor. La mujer temblaba como unn flan pero, a pesar de los nervios sus movimientos comenzaron a recuperar su precisión habitual. Sí había superado con honores los examenes de acceso al centro de investigación y conseguido una beca a pesar de que los nervios la habían hecho casí trepar por las paredes, podría salir de aquello.

¿Alguien me presta su pistola?- Dijo Miller a la vez que miraba a la doctora que segundos antes le había quitado su rifle.

Esos capullos están atrapados entre el coche y la vaya, basta con un disparo en su cabecita y dejaran de patalear enseguida.- La sádica sonrisa del soldado volvió a aparecer, incluso más siniestra que antes debido a la reciente perdida de algunos dientes.- ¡Vamos!,¡Hasta un niño podría hacerlo!

A pesar de las órdenes que acababa de dar, estaba el detalle de poder salir de aquel lugar. Tornes, con el cuchillo de combate en la mano, se acercó a los dos tipos que se agitaban entre el coche y la verja para acabar con lo que fuera que eran. Hundió el cuchillo en la cabeza de cada uno a través de la verja.

¿Quiere dispararle a esos putos zombies de una vez? ¿O necesita una petición por triplicado? - Le pregunto Miller al policía que tenía ahora su rifle - Un poco más de ruido no importará y estamos perdiendo tiempo un tiempo precioso charlando aquí tranquilamente.

Claus parecía dudar.

-Si nos ponemos a pegar tiros, vendrán mas de esas cosas. Su compañero ya ha hecho suficiente ruido con el coche, no quiero atraer todos los zombis de la manzana hasta el único sitio que hemos encontrado seguro-replicó el policía.

Elizabeth desapareció corriendo entre los pasillos sin decir nada a sus compañeros, pero no tardó en aparecer de pronto con un par de grandes cuchillos con un fuerte y gran mango, no era uno de esos pequeños cuchillos que se utilizaban para cocinar: era un autentico cuchillo de carnicero, preparado para partir huesos. La joven, atacó fuertemente arremetiendo con el cuchillo a la nariz del monstruo, para que llegase directamente al cerebro.

Tornes se colocó al lado de la mujer e intentó atravesar la cabeza del compañero. Estaban fuera de sí, pero cuando la mujer y él se aproximaron, se volvieron completamente locos.