Partida Rol por web

Los cuatro estaban ya juto al coche pero parecía que este se resistía a abrirse. Por las calles empezaban a llegar los primeros zombis que no estaban a muchos metros de ellos. Caminaban despacio pero inexorablemente. Una mujer, de apenas 20 años le faltaba un trozo de la cara y había perdido un ojo. Otro, un hombre de unos treinta y tantos, tenía la barba empapada en sangre y se le veía el hueso salir por el hombro de un brazo que colgaba inerte. Y como ellos había muchos más y todos se acercaban hacia los soldados...

Nutty enfundó el cuchilló y tomó la pistola, golpeando el cristal del coche con la culata de la misma, para abrir el seguro de la puerta inmediatamente.

feeeñor, le he dissso alguna ves que le quiego? -Colgado el hombro del sargento Miller deliraba mientras el aire se le escapaba entre los dientes que le faltaban al hablar. - Ziempe ha ssssido como un hegmano mayor para mi.

Todos entraron rápidamente en el coche. Entre dos lograron sentar a Miller que parecía estar en un estado crítico. Los zombis cada vez estaban mas cerca. Si no salían de allí ya mismo serían comida en lata.

Nutty se sentó en el asiento del conductor y empezó a trastear debajo del volante.

Entonces, empezó a silbar Un elefante se balanceaba mientras empezaba a mirar los cables y se decidió por un par, de colores marronáceos, los cuales cortó y unió alternativamente.

Casi a la vez que un chispazo saltaba y el motor rugía, apretó el pedal del acelerador.

Nutty logró arrancar el coche cuando los zombis estaba casi llegando a su posición. Golpeo a dos de ellos antes de salir por la endemoniada calle, evito un coche estrellado y se dio cuenta de que el pueblo estaba infestado de aquellos personas. La misión casi se había ido al infierno despues de la explosión que había provocado Miller y ahora estaban en un serio problema mientras corrían a toda velocidad tratando de evitar chocarse contra alguno de los coches accidentados. Mientras Claus taponaba las heridas de Miller mientras gritaba que todo aquello era por culpa vuestra.

Elizabeth se había sentado  en la parte trasera del coche para ayudar a Claus a taponar las heridas del Miller dejando a Nutty y Tornes la labor de "huida y aniquilación". Los gritos del policia estaban haciendo perder aún más los nervios a la joven cientifica, que ya de por sí poseía poca sangre fría.

Era capaz de curar heridas y ahora ya no lo soy...era capaz de forzar coches y ya no...Era capaz de pensar y ya no... MIerda Mierda....callate... callate...callate...callate...callate...callate...

¡¡CALLESE!! ¿PORQUÉ DEMONIOS DICE QUE ES NUESTRA CULPA? ES COMO SI LE CULPASEMOS A USTED POR SER EL ÚNICO QUE NO HA PERDIDO LA CABEZA ¿QUÉ COJONES HA PASADO EN ESTE PUEBLO?— La aguda voz de la cientifico impedía que esta fuese intimidadora, pero desde luego, estaba enfadada, nerviosa y a punto de perder los nervios por completo. Y todos habían visto lo que había sido capaz de hacer cuando perdió los nervios apuñalando aquel zombie...

Nutty seguía silbando mientras conducía, debía ir por el décimo elefante ya, mientras apoyaba el brazo en el hueco de la ventanilla rota.

Casi parecía que iba disfrutando de un tranquilo viaje de domingo al picnic familiar.

Tornes, ¿como va Miller, cual es la situación? - preguntó al sargento mientras se aseguraba que el vehículo tenía gasolina. - Trataré de alejarme ligeramente  a una zona sin tanto zumbado y ver si podemos encontrar una droguería o similar para coger suministros y medicamentos.

Cuando yo le avise, suelte un par de tiros por la ventana a ver si conseguimos activar la alarma de algún vehículo y así distraerles...

Dan miraba al hombre que le estaba tocando y parecía que gritaba. No podía entender nada porque la explosión aún hacía que le pitaran los oídos. Después fue la científico le chillo algo al hombre que tampoco oyó.

¿Zabez una coza?- dijo mientras recostado señalaba con el dedo al infinito- Te pagezez a un tipo de mi pueblo, uno que eggga igual que uno de zale en la tele y hazía películaz. Mudio el año pazao al despeñarze su tractor por un puente.

No creo que nos sirva de mucho. Distraeremos a los que nos puedan seguir, pero alertaremos a los que tengamos delante. Mejor intentemos no dejarles una ruta hasta nosotros.

Tornes reclinó la cabeza hacia atrás, apoyándose en el reposacabezas. Ni si quiera los gritos del policía y la mujer le molestaron, estaba muy cansado.

Dios, que viejo me siento.

Fue entonces cuando escuchó el comentario de Miller y no pudo contener una sonrisa.

Busquemos lo que necesitamos.