Partida Rol por web

Tierra de nadie. A 1 Km de Willard. 8.39 am.

El helicóptero os había transportado si llamar la atención hasta vuestro destino. El viaje no había sido muy largo, apenas dos horas aunque la tensión se palpaba en el ambiente los soldados parecían contentos de entrar en acción después de un tiempo sin movimiento. Por el contrario Elizabeth no parecía nada contenta de estar en aquel lugar en vez de en su laboratorio.

Los alrededores de Willard eran bastante áridos, con escasa vegetación y montañas al este. Al norte de vuestra posición se situaba la carretera principal que conectaba el pueblo con la ciudad mas cercana. Pero el transporte os había dejado en un punto muerto hacia el sudoeste de la población y todavía os quedaba por andar poco mas de un kilometro para llegar a los primeros edificios.

Eric miró alrededor nada más salir del helicóptero. Cuando el equipo completo estuvo fuera y el aparato se elevó, el Sargento Mayor comenzó a dar órdenes.

Muy bien equipo, 48 horas que comienzan ya.
Quiero una formación con la señorita Weaver en el centro. Miller a mi derecha. Nutty a la izquierda. Mientras estemos en terreno abierto cuatro metros entre nosotros, en cuanto lleguemos a la población, formación cerrada.

Mientras esperaba a que se cumplieran sus primeras órdenes miró el cielo.

Y mucho cuidado con los gatillos. No quiero ningún civil caído por nuestras armas. Estamos en casa muchachos, la gente del pueblo es nuestra gente. Americanos que juramos proteger. Hagámoslo bien.

Durante el viaje en helicóptero, la cara de Nutty era de pura felicidad; casi hasta parecía que, en vez de estar a punto de entrar en acción, se dirigía a un picnic de domingo. ¡Si hasta silbaba una cancionciolla infantil!

Nada más bajar, el primero, del helicóptero, se colocó su mochila y sacó su arma y asintió a Tornes. Roger, Sargento.

Al principio del viaje, Elizabeth se había sentido muy mareada pero, poco a poco, se había ido acostumbrando al helicoptero e incluso, se permitió disfrutar durante unos minutos de la vista. Hasta que recordó porque estaba allí y hasta que escuchó a uno de los soldados silbar. Aquello era demasiado para la chica, ella estaba hecha un manojo de nervios y el resto parecía tomarselo como su día a día...y quizás lo fuera.

Cuando el helicoptero llegó a su destino, Eli bajó del helicoptero tropezando y estando a punto de caerse, debido a los nervios. Si su piel no hubiese sido tan oscura, probablemente hubiese enrojecido de vergüenza. La joven escuchó con la cabeza ligeramente baja las ordenes que daba el sargento Tornes meditabunda. No la gustaba el plan pero tampoco se atrevió a rebatirlo.

Si van tan pegados a mí ¿como esperan que haga mi trabajo?  Bueno...Espero que si hay que analizar algo no esten tan cerca.

Aun quedaba una caminata para llegar al pueblo aunque se veían a lo lejos las casas y mas allá las montañas que circundaban Willard. El camino era árido, con apenas unos arboles. Aquel era un sitio sureño, de minas y campos de algodón y la ganadería y la agricultura ocupaban poco espació en aquellas tierras. Por encima de los montes se adivinaban unas nubes negras que se extendían como un manto.

El Mayor Tornes fue a sacar su PDA pero descartó la idea. Estas siempre daban demasiados datos inútiles. El día anterior después de haberse estudiado los mapas se hizo el uno propio. Era lo único que les hacia falta saber donde estaba su objetivo y a donde tenían que volver al finalizar la misión con éxito. Aquello iba a ser un paseo campestre.

Poco a poco Eli fue relajandose y animandose. Ya no estaban en el helicoptero y aunque estuviese flanqueada por tres tipos armados -cosa que la ponía los pelos de punta- aquello no dejaba de ser un paseo como los que daba con su padre por el campo de adolescente.

Elizabeth lanzó una mirada a su alrededor tratando de ver algo peculiar en el tranquilo ambiente. Estaban a aproximadamente un kilometro del pueblo y todo parecia normal.

¿Es normal tanta normalidad? -pensó mordiendose el labio nerviosa- da lo mismo, deja de pensar tonterias y sigue caminando

- Todo esto es una jodienda. Espetó sin venir a cuento Miller, mientras se llevaba a la boca una brizna de hierba.
El soldado caminaba con aire de sobrado, como estuviera hecho a prueba de balas. No tenía razón para estar preocupado. – Joder, pero si estamos en casa ¿Qué coño nos va a pasar en casa?

Escupió.

- Señorita, no tiene que preocuparse, estamos aquí pa protegerla ¿No es verdad sargento? Aunque era más bien una pregunta retórica lanzada al aire.

Dan guiñó un ojo a la doctora Weaver. Pretendía ser un gesto tranquilizador, aunque tras las gafas de sol quedó algo extraño y poco reconfortante.

Una puta pistola. Nos mandan a una misión de reconocimiento de 48 horas, con una jodida civil y solamente se estiran en darme una puta pistola. Esto va a ser divertido. Nutty sonreía según avanzaba en su posición.

Seguía silbando, ahora una cancioncilla que parecía ser Witzy la araña, mientras miraba a su alrededor. Tornes. se dirigió al Sargento. Quizá sería conveniente tener una unidad de reconocimiento a varios cientos de metros por si acaso esto es algo más grave que un apagón o un EMP... quiero decir, que han mandado al ejército antes que al sheriff local.

En realidad me preocupais más vosotros -pensó la chica, pero no dijo nada. El gesto del soldado la hizo sentir deseos de desplazarse a su diestra...pero allí estaba el otro soldado silbando la canción esa de la araña que tantas veces había oído en las películas de terror a las que era aficionada.

¿una unidad de reconocimiento? Si son solo 3 personas...Y que tienen que ver los EMP...No tiene ningún sentido

Finalmente, Elizabeth respondió como si hablase para sí misma con su suave voz:

-Di...dijeron que habían mandado policía de pueblos cercanos...y que..que habían desaparecido tambien.-tras unos segundos de silencio se animo a continuar, poniendo en orden la información que les habían dado y que ahora comenzaba a ordenarse en su cabeza Pero gente tiene que haber...porque sigue...sigue habiendo el mismo gasto de agua

- Porque seguro que el sheriff ese era un capullo y se ha perdido en estos bosques. Contestando al comentario de Nutty, y rió algo más sonoro y estridente de lo estrictamente necesario. Cuando se dio cuenta de su error, Dan se calló enseguida.

- Perdón señor, no quería joderla, señor. Dijo con modales y tono militar, con la vista en el frente, y cuadrándose mientras avanzaba.

Miller chutó una piedra algo enfadado consigo mismo por su tontería. – Puto sheriff de mierda. Murmuró, aunque, el sheriff no tenía la culpa de su cagada anterior.

Una simple mirada bastó para que Miller rectificara su comentario. No tenían ni idea de qué demonios pasaba allí, pero tendría que ser algo que las autoridades de la zona no podían manejar, o no hubieran llegado a enviarles.

No se que pensar.

Nadie del grupo va a hacer conjeturas. Solo queremos hechos. Llegaremos al pueblo, averiguaremos qué demonios pasa y de vuelta a la base. Y manténganse alerta. Señorita, si ve algo dígalo, sus ojos también nos valen.

malditas nubes. Espero que no descarguen mientras estemos por aquí.

Willard. 9.06 am

Los edificios ya estaban a menos de 30 metros. Se veían claramente, en su mayoría eran casas familiares de dos plantas, unos pocos edificios de tres o cuatro plantas como mucho todos de aspecto dejado, de ladrillo y tejado sencillo. Vamos lo normal de aquella zona. Al otro lado del pueblo, las ya cercanas montañas recortándose sobre los edificios.

Aquella no era la entrada principal, si no una pequeña calle que se formaba entre unas casas pequeñas con jardín en la parte trasera. El triciclo rosa de una niña descansaba en el bordillo frente a la casa mas cercana. Una silla con una mesita y en ésta una jarra con limonada y dos vasos. En el lado de frente una escena parecida. Otro jardín, con alguna figura de gnomo en él. Y también un cortacesped. Y un pequeño huerto con algunas verduras. Mas allá, la calle discurría en linea recta unas cuantas manzanas antes de bifurcarse. La escena era idílica. Salvo por un pequeño detalle. No había ruido. No había pájaros, ni gente hablando por el móvil, ni el sonido de los electrodomésticos, ni niños corriendo y riendo. Ni el sonido del tráfico. Nada. Aquel sitio estaba completamente abandonado. 

Sin novedad ni charlas banales, habían llegado al pueblo. Este parecía un lugar tranquilo pero era una tranuqilidad perturbadora. Era como si el tiempo se hubiese detenido. Elizabeth esperaba que no hubiese gente, pero no aquel espantoso silencio. Ni siquiera podía oir los pajaros. Por un momento la joven se temió lo peor.

Y si hay algun virus...algo...que mate a todo y que se transmita por el aire...oh dios...estariamos infectados

Definitivamente aquello no encajaba. No había nadie por la ciudad, todo preparado pero nadie por la calle. Un ataque de algún psicópata hubiera dejado cadáveres y sangre por las calles. Una bomba, todo destrozado. Un grupo terrorista, ni siquiera se hubieran podido acercar sin recibir disparos o una emboscada.

Id cerrando la formación chicos.

Las palabras interrumpieron sus pensamientos.

Miller escupió la brizna de hierba que andaba masticando, cogió su fusil y comprobó la recámara de forma automática, casi sin apartar la vista del frente. Aquel fusil casi era parte de si mismo, era capaz de desmontarlo y volverlo a montar con los ojos cerrados y montando a una buena moza a la vez.

Ya había obedecido la orden del sargento casi antes de que este la pronunciara. Había algo en aquel lugar que le ponía nervioso. Un escalofrió le recorrió la columna vertebral.

- Cago en la puta… Murmuró asqueado, mientras mantenía la atención a cualquier ruido sospechoso… O a cualquier ruido… - ¿Por qué coño no se escucha nada?

La canción de Un elefante se balanceaba... se murió en los labios de Nutty cuando vio el desolado panorama que se abría ante sus ojos. Él estaba acostumbrado a explosiones, muchos gritos, gente corriendo con extremidades calcinadas y no siempre pegadas al cuerpo. No a ese silencio sepulcral que parecía haberse tragado a todo el pueblo en plena tarde.

Obedeció la orden, cerrando la formación, pero no pudo evitar colocarse en la posición de vanguardia mientras amartillaba su pistola. Una puta jodida pistola, quién sería el graciosete.

Levanto una mano y señaló con dos dedos la jarra y los dos vasos de limonada abandonados mientras hacía un gesto militar para reconocer la zona a su Sargento.

Finalmente Elizabeth reaccionó y susurró:

Sacad las máscarillas...si no hay nada vivo puede que se transmita por el aire-   La joven calló dandose cuenta de que no era quien para dar ordenes y miró al sargento. Es decir...deberiamos tener cuidado

La científica deseaba sacar su equipo para ponerse a analizar la sustancias del aire, la tierra y demás. Ella era un especimén de laboratorio, un ratón de biblioteca que no salía nunca de su posición entre los tubos de ennsayo. De modo que la reacción del soldado de las canciones infantiles la hizo darse cuenta de lo evidente: Era posible que no estuviesen tan solos como pensaba...

El Sargento Mayor Tornes miró sorprendido ante la orden de aquella muchacha, la cual se corrigió a sí misma casi de inmediato.

¿Un virus? Aún así, ¿dónde están los cuerpos? Alguien, debería haber alguien tirado en la calle.

Con una mirada fulminó a la mujer y se dirigió a ella en un susurro.

Intente no hablar, haga gestos.

Con un gesto indicó "Gas" para que todos se colocaran las máscaras. Seguidamente, hizo otra seña a Bridger para confirmar. "Adelante". Por último indicó a Miller que se colocara en columna y señaló a la mujer indicándole que ella iba entre medias de ellos.

Nutty asintió, mientras sacaba la máscara de gas y se la colocaba con gesto experto con la mano izquierda mientas en la derecha llevaba su arma.

Decidió acercarse, ligeramente agachado y con paso rápido, al jardín donde había localizado la mesa con la limonada para detenerse allí y repasar el perímetro.

Junto a la jarra, decidió comprobar con la punta de los dedos, que asomaban por sus guantes, la temperatura del líquido, si tenía restos de hojas o de residuos y si había algún hielo en la misma. Quizá así consiguiese una idea de cuánto tiempo llevaba el líquido allí.

Espero a asegurar el perímetro antes de levantar una mano e indicar que estaba todo en orden.

El equipo avanzó unos pasos por la calle. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que el extraño silencio no era lo único que andaba mal en aquel lugar. Apenas había coches en la calle, lo cual de por si era extraño en estados unidos donde hay una media de 2.5 coches por familia. Pero eso era lo menos importante. La visión parecía transformarse debajo de las mascaras como si de una escena de terror se tratara. Junto al triciclo había una pequeña muñeca, con unas manchas marrones oscuras ya resecas. Algunas ventanas estaban rotas y había manchas de sangre en las paredes, así como algunos agujeros de balas, aunque estos mas escasos. En aquel momento los aspersores empezaron a funcionar haciendo que el equipo mirase a todos lados. Allí había pasado algo, algo gordo.