Partida Rol por web

Su nueva y flamante pokédex le dio toda la información que necesitaba de momento sobre su nuevo amigo. Ahora sabía su nivel y su género, lo cual era fundamental para el siguiente paso.

 -Así que un chico, ¿eh? Muy bien. -la aspirante a profesora acarició la cabeza al bulbasaur- Entonces te llamaré Bruteroot. ¿Qué te parece? ¿No suena genial?

Un pequeño bulbasaur destinado a evolucionar en un gran y poderoso venusaur necesitaba un nombre que evocara todo el poder de los pokémon tipo planta. Sabine estaba bastante orgullosa de la elección del mote, a un pokémon como ese le pegaba bastante. Claro, que había que admitir que el mote no era invención suya. Ya había oído a un pokémon llamado así, un poderoso venusaur propiedad de un aspirante a campeón pokémon de Sinnoh cuyo combate contra Cintia fue televisado. El chaval no ganó, pero aquel venusaur impresionó tanto a la, por entonces, joven Sabine que se prometió que, si algún día tenía un pokémon de esa especie, le llamaría igual.

 -Tú y yo vamos a ser un equipo formidable, Bruteroot. Ya lo verás.

El Profesor se emocionó a ver que todos estaban encantados con sus nuevos amigos (menos Kalus, él estaba encantado con un viejo amigo) y les habló acerca de la responsabilidad que era criar pokémon. Y lo que les contaba el profesor acerca de los coleccionistas irresponsables no era ninguna tontería. De hecho, ella estaba convencida de que esa era una de las razones por las que la edad mínima para convertirse en entrenador había subido de los diez a los catorce años. Los pokémon no eran objetos coleccionables. Y eso Sabine lo sabía a la perfección.

 -Gracias por sus palabras Profesor. Le prometo que cuidaré de este pequeñín con todo el cariño del mundo. ¡Y le mantendré informado de sus progresos, eso por descontado!

Preguntas… Buf, por tener ella tenía muchísimas preguntas, pero no quería abrumar al profesor ni hacer su investigación el primer día metida en el laboratorio de Abeto. Por lo que sólo preguntó:

 -Por cierto, ¿hay una tienda donde vendan cebo para pokémon en pueblo Alba? No me vendría mal conseguir un poco.

El chico escuchó con atención a su pokédex, la verdad era que ahora le parecía un pokémon bastante más fiero de lo que había pensado con el primer vistazo, sin duda, no había que fiarse de las apariencias. Se quedó mirando al Rowlet fijamente, como si así fuera a descubrir su poder oculto.

Pero entonces el profesor Abeto lo sacó de su ensimismamiento, Klaus estaba descubriendo que a pesar de lo que pudiera parecer en un primer momento, el profesor era un hombre muy amable. El muchacho sonrió ampliamente al escuchar las palabras del profesor.

-Tranquilo, puede confiar en nosotros.- Dijo en lo relativo a coleccionar pokémon, en realidad apenas conocía a sus compañeros, pero parecían buena gente.

El muchacho estuvo a punto de exclamar "¡¡A por la primera ruta!!", pero entonces la "profesora" preguntó algo después de ponerle un nombre rarísimo a su bulbasaur, Klaus aun no entendía eso de los apodos, si ya tenían un nombre ¿porqué cambiarselo?

-¿Cebo?- Preguntó rascandose la nuca y sin entender absolutamente nada.

¿Para que quería cebo?, ¿no era suficiente con pokeballs?, aunque eso le recordaba que debía pasar por la susodicha tienda a comprar pokéballs, que cabeza...

Sorprendido con toda la información que pude obtener con esta enciclopedia Pokémon, -Miro detenidamente a Mokuroh- Así que eres un macho, cauteloso y desconfiado... Mhmm, creo que nos llevaremos bastante bien, Kuro! -Guardo la Pokédex en mi bolsillo e intento acariciar el plumaje de mi Pokémon.-

Tras las palabras del Profesor Abeto, comprendía y compartía su visión. Los Pokémon no son algo que uno coleccione, ellos son seres vivos y hay que tratarlos como tal, un buen entrenador es quien captura de forma responsable. De forma instintiva, asentí a cada palabra que el profesor decía, aunque en el fondo sabía que este era sólo un consejo, que uno puede decidir considerarlo o no. 

Cuando abiertamente, el Profesor, nos invitó a que preguntáramos cualquier duda, titubeé. No debería molestar al Profesor con todas las interrogantes que tengo, lo incomodaría. Además, la mayor parte de la información de vital importancia la puedo buscar yo por mi propia cuenta. -Aún así, con voz temblorosa, pregunto: Profesor, algún consejo importante que usted nos daría a nosotros, como entrenadores que comenzarán su viaje Pokémon? La pregunta era bastante amplia, pero aún así me pareció que era lo más adecuado preguntarle. Me causa curiosidad lo que el Profesor pueda responder, ya que un conocedor de los Pokémon como él, debe tener un pensamiento y prioridades distintas a lo que uno posee.

Lena escuchó atenta la descripción de la PokéDex sin soltar a su pequeñuela. ¡Anda si es hembra! - Ooh, ¡vuestra especie parece desenvolverse estupendamente! Hm, hm.. ¡Decidido! - dijo triunfante, guardando la Dex en el bolsillo de su pantalón y sujetando a Chikorita con ambas manos frente a sí, mirándola con total devoción e ilusión. - Te llamaré Hanako. ¿Te gusta? A mamá seguro que le encanta, ya verás. ❤ - añadió asintiendo con una sonrisa antes de volver a acomodar a Hanako entre sus brazos, para volver a atender al profesor. 

Y por lo visto no era a la única a la que le gustaba poner motes cariñosos a sus pokémon, a Lena le transmitían buenas vibraciones hasta el momento, esperaba que cuidasen bien de sus compañeros.

La expresión hasta ahora afable de Lena se tornó seria cuando escuchó la advertencia del profesor. Eso lo había visto en alguna ocasión durante sus años en Calagua. Coordinadores sin escrúpulos que utilizaban a los Pokémon como meras herramientas y cuando dejaban de serles útiles, simplemente les daban de lado.  - No se preocupe profesor, me hago responsable de mi pequeña Hanako, y de nuestros posibles futuros compañeros ¡Claro! Cuente con nosotras. - respondió con decisión, intercambiando una mirada con Chikorita. Nada más ver su carita, Lena se relajó, sonriendo con cálidez.

Cuando el prof. Abeto pidió que le hicieran preguntas, esperó a que los demás terminasen de hablar antes de hacer ella lo mismo. - Hmm.. ¿Qué me recomienda como alimento para Hanako? Es la primera vez que tengo un pokémon de tipo planta y quiero asegurarme de cuidarla bien. - preguntó mientras dejaba con cuidado a su chikorita en el suelo un momento, mientras sacaba lápiz y un cuaderno para anotar. - ¡Ah sí! ¿Y alguna recomendación sobre que ruta deberíamos seguir al salir de pueblo Alba? - 

-Cebo, ¿eh? - murmura el Profesor Abeto acariciando su bigote, pensativo. - En Pueblo Alba, por supuesto, hay una Tienda Pokémon muy bien abastecida. Seguro que allí encuentras algo que te sirva de cebo... aunque más que "cebo", yo preguntaría por "comida para Pokémon". - ríe el Profesor. - Ni siquiera has salido del Laboratorio y ya estás pensando en tácticas para capturar más Pokémon... admirable. - comenta, asintiendo ante Sabine.

Al ver que Klaus parece algo confuso en cuanto al tema del cebo mencionado por Sabine, Abeto se gira hacia él y asiente.

-Los Pokémon viven por todas partes, pero algunas especies son más difíciles de encontrar que otras. Algunos sólo salen por la noche, otros sólo aparecen durante el día, algunos viven sólo en cuevas, o en pantanos... y muchos Pokémon se esconden si notan la presencia de un humano cerca. - explica el Profesor. - Utilizar algún elemento que atraiga a los Pokémon, como comida especialmente preparada para ellos, o... no sé, untar miel dulce en el tronco de un árbol... puede conseguir que los Pokémon menos frecuentes aparezcan atraídos por el olor, o la curiosidad.

Después comienza a acariciarse el bigote ante Alabaster y Lena, que le han preguntado cosas parecidas.

-Ahora mismo... os recomendaría visitar una Tienda Pokémon, cualquiera. La de Pueblo Alba, por ejemplo. Allí podéis pedir un Kit de Iniciación en cualquier Tienda Pokémon de la Región. Es un pack gratuito que varios artículos interesantes para nuevos Entrenadores. Aunque sólo lo podéis recibir una vez, por supuesto. Ah, y en las Tiendas Pokémon también podéis conseguir comida y productos especializados para el cuidado de Pokémon de todo tipo, por supuesto. - sonríe el Profesor Abeto a Lena. - En cuanto a la ruta que debéis seguir... Pueblo Alba sólo tiene una salida: al este, la Ruta 1. Al cruzarla llegaréis a Ciudad Arcoíris. A partir de ahí podéis seguir vuestro viaje hacia el sur, por la Ruta 2; hacia el este, por la Ruta 21, o hacia el norte, por la Ruta 7. - tras decir todo esto, se encoge de hombros. - Yo de vosotros no haría mucho caso de los números: la Ruta 2 no es mejor opción que la 7 o la 21 sólo porque está en orden. Deberíais confiar en vuestra intuición. Dejad que vuestro corazón os guíe, y dejaos aconsejar también por la sabiduría natural de los Pokémon. - el Profesor echa un vistazo a los cuatro Pokémon de la sala, asiente, y ríe. - Aunque siempre podréis preguntar algunas cosas a los guías de cada ciudad o pueblo... o a los empleados de los Centros y Tiendas Pokémon, ¡claro! Y, por supuesto, podéis llamarme cuando lo necesitéis. Cualquier Centro Pokémon con videoteléfono de Ámbar tiene mi número registrado.

Claro, comida pokémon… ¿Cómo no lo había pensado? Ahora había quedado fatal delante del Profesor Abeto. O no, ya que el veterano investigador parecía estar contento con su entusiasmo por salir a capturar pokémon. Bien, no había quedado como una pardilla, tenía su pokémon y valiosa información acerca de lo que hacer a continuación. ¿Qué más se podía pedir?

 -Gracias por la información, Profesor. Me mantendré en contacto con usted si hago averiguaciones interesantes.

Tras decir aquello, Sabine se acercó a su bulbasaur y le acarició la cabeza.

 -Muy bien Bruteroot, es hora de ponernos en marcha. Vuelve a tu pokéball para que vayas bien cómodo.

Cogió la pokéball de su primer pokémon y le hizo regresar para luego guardar dicha pokéball en su cinto.

Con eso listo, la pokédex también guardada en su mochila y ninguna pregunta más, la futura profesora se despidió de Abeto y del resto de chavales.

 -¡Hasta la vista Profesor! ¡Y vosotros tened un buen viaje! ¡Espero encontraros por el camino y que me contéis vuestros avances!

Y dicho esto, Sabine Yew se dirigió hacia la salida del laboratorio, hacia la zona comercial de Pueblo Alba. Tenía varias cosas que comprar en la tienda pokémon.

Vaya, así que existe algo para atraer a los Pokémon. Desconocía completamente que existiese algo así. -Miro con admiración a Sabine Yew.- Ella además de tener un conocimiento amplio sobre los Pokémon, sabe muchas cosas acerca de los inventos que puedan ser útiles para un entrenador... Creo que he tomado esto muy a la ligera, debo prepararme mucho más!

Luego de la explicación del Profesor Abeto, me quedo mirando a Kuro. Con la emoción obtener mi primer Pokémon, había olvidado por completo lo de la comida Pokémon: Lo siento Kuro! A decir verdad hablar de la comida abrió mi apetito, desde el vuelo que no probaba bocado. Ahora debo preocuparme tanto de mi alimentación como la de Mokuroh.

Con la información que nos dio el Profesor, creo que todos iremos a la Tienda Pokémon, en busca de nuestro Kit de Iniciación... Sería descortés de mi parte si no pregunto a los demás, para ir en compañía. ¿Alguien más irá de inmediato a la Tienda del Pueblo? De esa forma vamos juntos... y no nos perdemos. La última parte lo dije casi susurrando, me da vergüenza admitir que mi sentido de la orientación es horrible, y perderme en un Pueblo desconocido, no sería algo agradable.

Mientras espero la respuesta de alguno de mis compañeros, -me acerco al Profesor Abeto: Profesor, una última consulta. Usted sabe de algún lugar, dentro del Pueblo Alba, en donde pueda comprar una hombrera o guantelete de cuero, para poder llevar a Kuro conmigo? -Con la mirada en el suelo y un poco apenado, prosigo: Las garras de mi Pokémon podrían arruinar mis ropajes del Templo, y no deseo que eso ocurra. 

A medida que el profesor les iba respondiendo, Lena iba tomando pequeñas anotaciones en su libreta. ¡Un kit de iniciación gratis! Seguro que les vendría de perlas, ahora no vivía con sus abuelos y tendría que administrarse bien, cualquier oferta era bien recibida, ¡sin duda! Estaba claro que la primera parada iba a ser la tienda Pokémon. 

- ¡Genial! Muchas gracias profesor Abeto, entonces será mejor ponernos en marcha. - dijo mientras guardaba el cuadernito y se adelantaba para estrechar la mano del profesor (efusivamente), a modo de despedida. Retrocedió un par de pasos hasta su posición original y se agachó para tomar a Hanako en brazos, esbozando una sonrisa al ver a la pequeña.

Aclaradas las dudas, Sabine era la primera en marcharse, a lo que Lena alzó un brazo, asegurándose de sujetar bien a chikorita con el otro. - ¡Ve con cuidado! ¡Siií! ¡Nos vemos Sabine! ~ - dijo con alegría mientras esta se marchaba.

Luego se giró hacia el profesor y los otros dos chicos, cuando el rubio comenzó a hablar, también había pensado lo mismo, y es que sino, ¿cómo iban a lanzarse a la aventura sin prepararse antes? - ¡Ah, sí! Nosotras también deberíamos ir, ese kit no se va a recoger solo. ¡Hm hm! - dijo en tono bromista mientras daba un paso para acercarse hasta Alabaster y su Rowlet.

En el momento que este fue a preguntarle de nuevo al profesor, fue que Lena reparó con más detenimiento en la vestimenta de este. Ya que antes lo vio agachado junto al Eevee de Klaus y no pudo fijarse. Ooh... Lena entreabrió los labios, admirando la exquisita tela, y luego esbozó una sonrisa mientras esperaba a los demás para ponerse en marcha. Se preguntaba como le quedaría a ella uno de esos, ¡y la de juego y posibilidades que podía dar en los concursos de Calagua! ¡Que maravilla!

¡Pero ahora tenía cosas más importantes en las que pensar! No tenía tiempo para pensar en ropa, al menos, hasta que contase con todo lo necesario para poder cuidar bien de su Chikorita. ¡Eso, eso!

- De nuevo, muchas gracias por todo profesor. ¡Procuraré mantenerle informado sobre nuestros avances! ¿Verdad Hanako? ❤ -  añadió a modo de despedida, acariciando la mejilla de su pokémon con cariño. Una vez todos terminasen de despedirse, pondrían rumbo a la tienda, donde abastecerse de provisiones.

La verdad era que Klaus se había perdido un poco con tanta explicación, pero en todo momento puso cara de interesante y asintió como si lo comprendiera todo a la perfección, aunque cuando por fin el profesor pasó otro el muchacho miró a su pokémon esperando que él se hubiera enterado de algo.
A pesar de todo Klaus se había enterado de que más adelante tendrían una encrucijada y que el profesor recomendaba dejarse guiar por su instinto, la especialidad de Klaus, de hecho ya lo tenía bastante decidido, eso de ruta 21 sonaba genial, aunque fuera como fuese aun tendría que recorrer un largo trecho, y fue por ello por lo que no comprendió demasiado bien a la profesora, ¿no tenían que ir todos por la ruta 1? ¿o había entendido mal?

En aquel momento el bueno del chico rubio propuso ir juntos de momento, y la chica lo secundó, aquello sacó una amplia sonrisa a Klaus.

-¡Contad con nosotros también!- Gritó un tanto alto, mirando a su compañero.- ¿A que nos encantan las cosas gratis colega?

Klaus pasó un brazo por encima del rubio agarrándolo con una amplia sonrisa muy animado por haber hecho amigos, si bien era una persona amable y cariñosa, en ocasiones podía pasarse de la ralla con los límites y ser un poco bruto, al menos para el gusto de algunos.
Acto seguido esperó, no sin cierta impaciencia a que el resto terminara con sus preguntas, estaba deseando ver que había en ese kit de iniciación, así como de empezar con su aventura, y además ya había conocido a gente que parecía maja ¡que suerte!

-¡Cuídese profe!- exclamó el chico de forma bastante informal.

El Profesor Abeto desconoce si en algún lugar venden hombreras o guanteletes de cuero para que su ropa no se dañe por culpa de las garras de su Pokémon, y así se lo hace saber. No obstante, le aconseja preguntar en cualquier tienda que tenga que ver con ropa o con artículos Pokémon. Al final, el Profesor Abeto se despide de todos vosotros mientras salís de su Laboratorio Pokémon todos juntos, pues todos habéis decidido seguir su consejo de pedir el Kit de Iniciación en la Tienda Pokémon más cercana, que es evidentemente la de Pueblo Alba.

Ahora mismo la población de Pueblo Alba está algo más activa que cuando todos vosotros habéis bajado del avión a primera hora de la mañana, aunque no demasiado. Se nota que es un pueblo tranquilo por naturaleza, más allá de ser importante por la presencia de un Laboratorio Pokémon en éste. Además el lugar está bien señalizado y no tardáis nada en encontrar un cartel que indica dónde se encuentra la Tienda de Artículos Pokémon más cercana. Como en las Regiones de origen de algunos de vosotros, la Tienda Pokémon de Pueblo Alba tiene el tejado azul y el símbolo de una Pokéball en la fachada, lo cual la hace inconfundible.

Escucháis el hilo musical de la tienda nada más entrar por la puerta, y también os dais cuenta de que el local está perfectamente climatizado en su interior. La Tienda Pokémon tiene estanterías por todas partes con todo tipo de productos relacionados con los Pokémon: libros y manuales, guías, artículos para el aseo y el cuidado de los Pokémon, comida para Pokémon de varios tipos, incubadoras para huevos Pokémon, ropa y gadgets varios para entrenadores... aunque si buscáis algo en concreto, probablemente lo más acertado sea preguntar al encargado que se encuentra detrás del mostrador.

-¡Bienvenidos a la Tienda Pokémon de Pueblo Alba! - os dice el chico en cuestión en cuanto entráis.

Klaus no perdió la sonrisa en ningún momento, estaba realmente emocionado, y cada cosa nueva que descubría le trasmitía una sensación de éxtasis. Así pues, no pudo menos que dar un pequeño saltito al ver la tienda pokémon, allí había literalmente de todo. No es que nunca hubiera visto una, había muchísimas en Johto, pero si que era la primera vez que entraba en una.

-¡¡Vayaaaa!! ¡mirad cuantas cosas!- Exclamó con fuerza mirando a todos lados a la vez y sin saber a donde dirigirse hasta que una voz le saludó.- ¡Hola!

El muchacho dedicó una enorme sonrisa al dependiente y enseguida se puso a curiosear, comenzando por las incubadoras, y siguiendo por diferentes revistas y artículos de combate, realmente apenas paraba un segundo, pues todo le fascinaba demasiado, y la mayoría de las cosas no sabía ni lo que eran.

-Mis amigos y yo venimos a por kits de iniciación.- Le dijo finalmente al dependiente anteponiéndose al resto, y sin tener ninguna vergüenza de catalogarlos como "amigos".- A por kits de iniciación gratis.- Se apresuró a aclarar, mirando con satisfacción a sus tres compañeros.

Su sonrisa parecía decir: "tranquilos que yo controlo", aunque era más que evidente que no tenía ni idea de lo que hacía, actuar sin pensar, ese era su fuerte.

Al final se había acelerado al despedirse de los otros entrenadores, ya que todos acabaron por ir al mismo sitio: la Poké-tienda. Pueblo Alba sería un lugar modesto y tranquilo, ¡pero madre mía vaya pedazo de establecimiento! Tenían de todo, desde cosas básicas como pokéballs y pociones hasta cosas más complejas, como vitaminas para optimizar la forma de los pokémon o incubadoras de huevos. A la profesora en ciernes le entraron ganas de comprar una cosa de cada, pero se contuvo al recordar que tendría que cargar con todo ello. Y aunque su mente era todopoderosa, su espalda distaba mucho de serlo.

El encargado de la tienda apareció justo a tiempo. Sabine tenía bastante claro lo que realmente necesitaba llevarse en esa primera etapa de su viaje sin contar con el estupendo kit de iniciación que les iban a regalar. Klaus se adelantó a todos para ir a pedir los kits de los cuatro al joven dependiente. La investigadora sonrió y se acercó al entrenador.

 -En efecto, mi compañero tiene razón. Si necesita alguna identificación, todos tenemos las pokédex en regla. Y si no está muy ocupado, me gustaría informarme un poco acerca del tipo de comida pokémon más adecuada para el equilibrio nutricional de un pokémon de tipo planta.

Que estaban en el pueblo del profesor experto en iniciales del tipo planta. Si había una tienda experta en comida para esos pokémon en concreto, esa era la de Pueblo Alba.

-¡Ah, ya veo! Entrenadores novatos, ¿verdad? ¿Venís del Laboratorio del Profesor Abeto? - os pregunta el encargado de la Tienda Pokémon con una amable sonrisa. El chico se agacha y rebusca algo en la parte baja de detrás del mostrador. - Esperad un momento, los tengo por aquí... - os indica. Efectivamente, segundos después vuelve a erguirse y coloca cuatro cajitas de cartón delante de vosotros y sobre el mostrador. En las cajas puede leerse "Kit de Iniciación para Entrenadores Pokémon". - Aquí los tenéis. Mirad. - os dice, y mientras os indica que os acerquéis con un gesto de la mano abre una de las cajitas. En su interior veis varios artículos útiles. - Cinco Poké Ball, una Super Ball, una Poción, un Repelente, un Antídoto... y esto de aquí - dice, señalando cada unos de los artículos que contiene la cajita. - es un cinturón con sujeción para Pokéball. Para que las podáis llevar cómodamente en la cintura. - os dice, sonriendo y volviendo a cerrar la cajita. - Necesitaré que confirméis vuestra identidad con vuestras Pokédex, eso sí. Sólo tenéis que acercarlas aquí. - os indica, sacando un pequeño aparato que coloca sobre el mostrador. Parece algo parecido a un lector de tarjetas.

Finalmente, se gira hacia Sabine.

-Comida para Pokémon de Tipo Planta me has dicho, ¿verdad? Mira, en esa sección de allí - dice, señalando una de las estanterías de la tienda. - tienes comida para cada tipo de Pokémon. Vienen en bolsitas que en principio duran unas dos semanas cada una, aunque depende del apetito que tenga tu Pokémon, claro. Tienes comida genérica para Pokémon de Tipo Planta, o también si quieres tienes cosas más concretas como para Pokémon Tipo Planta-Veneno, o Planta-Volador, por ejemplo. - explica. - Si lo que quieres son raciones individuales, comida suelta o chucherías también tenemos.

Tras despedirse del profesor y una vez se pusieron en marcha, no tardaron demasiado en dar con la tienda Pokémon de pueblo Alba. Incluso encontraron a Sabine que como ellos, había pensado igual. Lena la saludó con alegría, para luego curiosear la zona con las incubadoras pokémon. ¡Qué tienda tan completa! 

Sentía mucha curiosidad por mirar la sección de ropa y accesorios para entrenadores, pero sabía que tenía que contenerse y ahorrar, además contaba con una muda de ropa limpia. Pero conocer la moda de una región distinta era muy tentador... Bueno, quizás en la próxima ciudad que visitase. Porque si se ponía a mirar modelitos ahora, seguramente se llevase un buen rato. ¡Y ahora quería seguir explorando junto a Hanako! 

- ¡Buenos días! ¡Sip, venimos de allí! - respondió de manera jovial, mientras se acercaba de nuevo al mostrador con renovado interés una vez que Klaus le hizo sacar los kits de iniciación al dependiente. Para su deleite (y probablemente el de sus compañeros) aquellas cajas eran bastante más completas de lo que esperaba, habían tenido suerte de que el profesor les avisara. Aunque el tema de la comida era otro tema, tendría que pensar que más llevarse. Espero que quepa todo en mi mochila... A ver.. Comida, no estaría de más alguna medicina más y.. no sé, ¿alguna pokéball más? 

- ¡Vaya son fantásticos! Claro, aquí tiene.. - dijo con emoción, al tiempo que dejaba a Chikorita a sus pies y sacaba después su Pokédex para que fuera escaneada por aquel aparato. - Ah, y disculpe.. ¿Podría decirme que productos tienen para los cuidados pokémon? - preguntó entonces con interés, ella ya tenía un cepillo pero claro, Hanako no tenía pelaje y no era lo adecuado para su piel. 

Al atravesar la puerta del Laboratorio Pokémon, y salir de nuevo a Pueblo Alba, me doy cuenta que mi viaje Pokémon acaba de iniciar. Me había convertido oficialmente en un entrenador de la Región Ámbar, y Mokuroh era prueba de ello. Para mí, ser un entrenador es una gran responsabilidad, y debía cumplir con los estándares esperados de alguien con tal título; por lo que camino a la Tienda Pokémon, saqué mi PokéDex y comencé a leer las Normas de Comportamiento establecidas por la Comisión Oficial de la Liga Pokémon de esta Región. 

Al entrar en la tienda y escuchar la melodía, -guardo mi Dex- y atónito, por la cantidad de artículos que hay en este Poké Mart, miro hacia todos lados. ¡Vaya! Que tienda más completa. No me esperaba que la tienda de un Pueblo tuviese tantos artículos... Ni siquiera puedo imaginar lo que habrá en las tiendas de grandes Ciudades.

De inmediato un aparador llamó mi atención y mientras Klaus hablaba con el encargado de la tienda, me escabullí por los pasillos hasta llegar donde estaban los Libros, Manuales y Guías. Comencé a buscar algo que llamase mi atención, así que ojeé uno que otro libro. La mayoría de los ejemplares trataban de los Pokémon: enormes Enciclopedias, revistas mensuales de investigación, distintos volúmenes con las distintas especies y ramas evolutivas, hasta compendios de movimientos Pokémon. La mayoría parecía interesante, y tal vez, muchos contenían más información que la PokéDex podía tener, pero yo buscaba algo en particular. 

Tras buscar detenidamente, logré encontrar lo que buscaba: un libro de la Geografía de la Región Ámbar. Estaba bastante escondido, y parecía que llevaba bastante tiempo en la tienda, porque había acumulado un poco de polvo. Por desgracia en ninguna parte pude encontrar el valor del libro, así que me acerqué al mostrador donde se encontraban mis compañeros junto al encargado de la Tienda. 

Al llegar junto a mis compañeros, espero la oportunidad para hablar, y así no interrumpir su conversación: ¡Hola! ¡Buenos días! -Saludo al chico frente a nosotros.- Estaba revisando el apartado de Libros y Manuales, y noté que este no tiene precio, -dejo el libro encima de una de esas cajas de cartón que tengo enfrente.- Me podría indicar el va...  No alcanzo a terminar la frase, cuando advierto lo que hay escrito en las cajas: "Kit de Iniciación para Entrenadores Pokémon". ¡Wow! ¡Así que estos son los kits que el Profesor Abeto se refería!  -Asombrado miro a mis compañeros.-

Si ya lo sabía ella, que en ese sitio tendrían justo lo necesario para criar de manera óptima a su nuevo amigo. La futura profesora empezó a hacer cálculos mentales mientras sus compañeros recogían el kit de iniciación gratuito que el encargado les repartía. Cálculos que se vieron bruscamente interrumpidos cuando le tocó a ella recoger sus nuevas herramientas. Pokéball, una superball, poción, repelente… ¡Incluso un cinturón de calidad para llevar las pokéball! Mucho mejor que la vieja tira de poliéster que llevaba desde que salió de su casa diez años atrás. Tras sacar la pokédex para identificarse correctamente, la profesora cogió el cinturón y rápidamente se cambió, guardando el viejo en su mochila y poniendo la pokéball de Bruteroot en su flamante sitio nuevo.

 -Muchísimas gracias por todo esto. Es justo lo que necesitaba.

Y contenta como unas castañuelas, la profesora empezó a mirar por los estantes para hacer las compras pertinentes. Comida para Bruteroot… Con raciones para quince días de momento serían suficientes, no pensaba pasarse mucho más de ese tiempo sin pisar una ciudad. Luego, unas chucherías también estarían bien, ya fuera para premiar a su bulbasaur o para atraer a pokémon tímidos. Y tal vez un par de pociones y antídotos más, por si acaso. Con las cinco pokéball y la superball de momento tenía suficiente, que quería empezar a ampliar su equipo, pero con calma y sin pecar de avaricia. Y en cuanto al resto de cosas… ¡Las ganas de llevarse más de media tienda allí seguían! Pero si lo pensaba con calma, no necesitaba ninguno de esos objetos aún. Tiempo al tiempo, lo primero era salir a explorar y comenzar su investigación. Luego ya vería de adquirir incubadoras de huevos y demás accesorios.

Al ver a Alabaster comprando aquel libro de geografía, la futura profesora se acordó de algo fundamental. Se acercó al encargado y preguntó:

 -Perdone, ¿mapas de la región tienen? Cuanto más completo, mejor, por favor.

Klaus se quedó embelesado por el contenido del kit de iniciación después de ceder su pokédex para que el dependiente comprobara los datos, aunque si que pensó que no estaría de más comprar alguna cosilla más, la comida le gustaba hacerla a él, pero comprar alguna no estaría de más. Aunque en cuando vió el cinturón, paró toda su cadena de pensamientos para ponerselo.

-¿Ves Eevee? ya estamos listos para los gimnasios.- Dijo convencido con una amplia sonrisa.

Sin prestar demasiada atención al resto se dedicó a guardar sus regalos en la mochila, algo de comida, alguna poción más y alguna pokéball, estaría bien comprar aquello. Fue entonces cuando se fijó en que sus compañeros hablaban con el dependiente, seguramente preguntando por precios o artículos. Así que agarró su ya preparada mochila y se acercó nuevamente al mostrador para intentar enterarse del precio de las pociones y las pokéball mientras sacaba su cartera para ver cuanto dinero le quedaba, quizás debería haber ahorrado más... ¿De donde iba a sacar dinero?, más le valía encontrar algún tipo de torneo con dinero en metálico, o su carrera como entrenador iba a derivar en una de friegaplatos.

El encargado de la Tienda Pokémon respondió en primer lugar a Lena.

-Pues... cepillos, tijeras para recortar el pelaje... lo típico. - respondió, sonriente, a la chica. - Aunque si quieres algo para tu Pokémon de Tipo Planta - dice, mirando al Chikorita que acompaña a la chcia peliazul. - tenemos unos sprays de nutrientes diseñados específicamente para ese tipo de Pokémon. Les dan brillo y refuerzan el crecimiento de sus hojas. Aunque es más bien un refuerzo, ya que si el Pokémon toma el sol regularmente y no le falta el agua no tiene por qué necesitar mucho más. - explica, encogiéndose de hombros.

Después, el chico sonríe a Alabaster y consulta el libro que éste le ha entregado. Mientras Alabaster mira los Kits de Iniciación, el encargado aprovecha para consultar el precio del libro. Al final, con cara de disculpa, responde a Alabaster y, de paso, también a Sabine.

-Lo siento, pero si el libro no tiene precio, no te lo puedo vender. No lo tengo en la base de datos, debe ser un poco antiguo... tengo que consultarlo con mi jefe. Disculpa.* - el encargado se disculpa con una pequeña inclinación de cabeza, y se gira hacia Sabine. - En principio, vuestras Pokédex tienen la función de Mapa preinstalada. Deberíais ser capaces de consultarlo sólo con unos cuantos clics. Ah, pero si lo que buscáis es algo un poco detallado sobre la geografía de la región... - el encargado se gira y toma un pequeño libro, de formato bolsillo, de la estantería. Se gira, sonriente, y se lo enseña a Sabine y Alabaster. El libro, o más bien el manual, se titula "Ciudades, Pueblos y Rutas - Guía completa de la Región Ámbar". - Es la última edición, la han editado especialmente para la Primera Liga Pokémon. Incluye información sobre las ciudades, los pueblos... en fin, todos los lugares interesantes de la región.

Mientras el encargado iba resolviendo dudas, Lena guardó su Pokédex, junto al kit de Iniciación en su mochila. Salvo el cinturón, el cual ajustó alrededor de su cadera asegurándose de que estuviera bien sujeto, mientras colocaba la pokéball vacía de Hanako en uno de los huecos. Sin duda iba a resultar un accesorio de lo más útil.

Ahora debía pensar bien que cosas iba a comprar, por mucho que quisiera comprar un poco de todo tenía que administrar bien el dinero o acabarían durmiendo en el bosque día sí y noche también.  A ver... No está de más llevar algunas medicinas... La comida, alguna golosina y ese spray suena bien. Quiero que Hanako esté reluciente y feliz siempre.  Pensó para sí mientras cruzaba los brazos bajo el pecho y miraba hacia su chikorita. Ahora que estaba en una región nueva, era responsable de cuidar de sus pokémon, más que cuando vivía en ciudad Calagua.

- Entiendo, muy amable. - respondió ante la explicación del dependiente, devolviéndole la sonrisa. Mientras que sopesaba los que debería pagar por todo, el vendedor explicó que tenían una Guía muy completa sobre la región, y aunque en principio sonaba como una gran adquisición, su precio hizo que se lo pensara dos veces. Aunque no hizo ningún comentario al respecto para no ser maleducada.

Mientras el resto decidía, volvió a acercarse al mostrador llevando consigo una de las bolsas de comida de un Tipo que estaban en el estante que les había señalado antes. - Me llevaré esto, y tres pociones, el spray de tipo planta que me dijo antes y tres bolsas de chuches, por favor. - pidió con amabilidad, mientras dejaba la bolsa sobre el mostrador y empezaba a buscar su cartera para pagar.

Por desgracia el libro que había encontrado no estaba a la venta. -Con una expresión de decepción en mi rostro, le entrego el libro al vendedor.- Parecía interesante. 

Para mi fortuna, en la tienda contaban con algo mucho mejor, La Guía completa de la Región Ámbar, detallaba las Ciudades, Pueblos y Rutas, exactamente lo que buscaba. -Tomo el Manual con ambas manos: Tal como imaginaba, la comisión oficial de la Liga Pokémon se preocupó de estos detalles. -Susurro, mientras comienzo a ojear el libro.

Está decidido, me lo llevo. -Digo mientras dejo el manual junto al Kit de Iniciación.- Además, llevaré un ración de comida de 15 días, para Pokémon tipo planta. El precio de la compra era elevado para mi presupuesto, pero el manual realmente valía la pena, así no debía pasar a la biblioteca de cada Pueblo o Ciudad, para obtener algo de información más detallada.