Partida Rol por web

Tras salir del baño algo más relajado me fijé en que Torchic ya estaba listo para ser recogido. Solo necesitaba acercarme de nuevo al mostrador y tomarlo para escapar de allí, y luego quizás podría preguntar al vendedor si había enfermeros trabajando en los centros pokémon de otras localizaciones.

Avancé hacia el lugar donde había dejado a Torchic, rezando por que no me hiciesen muchas preguntas y busqué a la enfermera que me había atendido antes de escapar a los baños.

- Esto... buenas, he vuelto. ¿Está Torchic listo para salir? - Pregunté tímidamente. Mientras esperaba a que me lo devolviese, me decidí por preguntar sobre la pokédex. - Por cierto... para qué quería mi pokédex? - Quería intentar no salir corriendo cada vez que me encontraba con alguien. De lo contrario, iba a ser conocido en la región como el chico exprés si seguía corriendo de un lado a otro de esa forma.

-¡Un pueblo! ¡Y ya veo el Centro Pokemon! Y eso de allí , ¿no es una tienda? -digo emocionada al ver el nuevo destino que se abría ante mis ojos dando saltitos.

Al oír a mis compañeras hablar de comida mi estómago también empieza a rugir, ¿cuándo fue la última vez que comí?

- ¡Me parece perfecto! Mis pokemon también necesitan curarse y yo me muero de hambre. - rodeo a ambas con mis brazos y empiezo a andar hacia el pueblo sin poder aguantarme - ¡vamos! ¡vamos!

En el resto de regiones existe un método infalible para encontrar los Centros Pokémon y las Tiendas Pokémon en las ciudades: el Centro Pokémon tiene el tejado de color rojo, y la Tienda Pokémon lo tiene de color azul. Por eso no os cuesta nada encontrar el Centro Pokémon incluso desde la distancia, ya que además de tener el tejado rojo también tiene el símbolo de una Pokéball en la fachada.

Se trata de un edificio de dos plantas, bastante grande en realidad, del que entran y salen sin parar todo tipo de personas junto a sus Pokémon, o con sus Pokéball colgadas del cinturón, o en la mochila. Vuestros Pokémon necesitan curación, así que no os lo pensáis mucho antes de entrar.

El interior del centro Pokémon desprende por todas partes un aire de alta tecnología. El hall del Centro Pokémon es muy amplio y, entre otras muchas cosas, dispone de cómodos sofás y sillones para que los Entrenadores descansen, revisteros con revistas de temática Pokémon, máquinas de bebidas, videoteléfonos, cuarto de baño... y, por supuesto y lo más importante, al fondo del Hall se encuentra el mostrador tras el cual una amable enfermera pelirroja atiende a todos los entrenadores que se acercan a hablar con ella.

-Lo está. - responde amablemente la enfermera, colocando sobre el mostrador la bandeja metálica sobre la que descansa la Pokéball de Torchic, indicándote con un gesto de la mano que puedes tomarla. - La Pokédex sirve para identificarte oficialmente como Entrenador Pokémon y permitirte utilizar los servicios del Centro Pokémon de forma gratuita. - explica la enfermera, y luego señala el panel digital donde se ha mostrado tu nombre hace un momento. - También sirve para obtener tu nombre y mostrarlo en el tablón digital para que sepas cuando puedes recoger a tus Pokémon.

- Oh, así que sirve para identificarme. - Me dije en voz alta. La verdad es que parecía algo importante por si me pasaba algo o me perdía, era una suerte que Meowth no me la hubiese quitado. Tímidamente cogí la pokéball y saqué a Torchic de ella, dejándole aparecer en el suelo.

- ¿Cómo te encuentras, pequeño amigo? ¿Listo para atrapar a ese malandrín? - Guardé la pokéball y cogí a Torchic del suelo, tomándole de nuevo en mis brazos. - Mu... muchas gracias enfermera pokémon. ¡Qu-qué tenga un buen día! - Me despedí haciendo una pequeña reverencia y fui corriendo a la salida.

Mi próxima dirección era la guarida del Meowth. ¡A por el ladrón!

Al llegar al centro pokemon, traté de pensar un poco mejor - Cynda, Flet. Aquí os voy a tener que meteros en la pokeball ¿Vale? Os van a curar un poco. - Les miré con una sonrisa antes de guardarlos en las pokeballs, para justo después acercarme a la enfermera - Vamos, vamos - dije a mis compañeras para que me siguieran.

-¿Hola señorita. Me podrían ayudar a que mis amigos se sientan mejor? -dije poniendo las pokeballs en la mesa - Oh, y también teniamos una pregunta. ¿Ha visto a un chico con el pelo blanco y un Torchic por aquí? - se me olvidó hacer entonces la segunda pregunta cuando de por si, mi estomago habló por mi gruñendo de nuevo. Ahora estaba todavía más colorada por la vergüenza de que hubiera sonado tanto.

-E...esto... ¿Aquí se puede comer también? - pregunté con más vergüenza aún y mirando a mis compañeras buscando que alguna me ayudase ya que sentía que metía la pata.

No era la primera vez que estaba en un centro pokemon, pero si que se trataba de la primera vez que iba para curar a mis propios pokemon. Asi que me acerco rápidamente al mostrador, saludo y dejo en sus manos a mis cansados compañeros, allí les tratarían mejor que bien y por lo que sabía no tardarían demasiado.

Oigo entonces hablar a Raine y me acerco.

- Si es como el centro pokemon de mi pueblo, puede que haya Malasadas, ¿es así enfermera Joy? Si hay tenéis que probarlas, están exquisitas, ya vereis - interrumpo sonriendo mientras recuerdo la última vez que pude comer una con mis abuelos...

Lina acompañó a sus dos compañeras de viaje. Sus pokémon no estaban heridos y no habían participado en ninguna batalla, pero quería asegurarse de que Zigzagoon se encontraba en buenas condiciones. Al fin y al cabo, acababa de conocerlo y no sabía de dónde venía ni que había hecho. Así pues, colocó la pokéball de Zigzagoon encima del mostrador, igual que hacían Raine y Akane.

- Gracias por cuidarlos- dijo sonriendo.

Se llevó ambas manos al estómago, sintiendo cada vez más la sensación de hambre. Oír hablar a Akane sobre una comida exquisita solo hacía que darle más hambre. Esperó a la respuesta de la enfermera; el centro pokémon de ese pueblo era bastante grande y moderno así que no le extrañaría que también ofrecieran un servicio para entrenadores.

-Por supuesto, nosotras nos encargamos de que vuestros Pokémon se sientan mejor. - dice la enfermera del Centro Pokémon con una sonrisa de oreja a oreja. Ella se encarga de sacar de debajo del mostrador unas bandejas metálicas sobre las que os indica que debéis dejar vuestras Pokéball, y poco después un Wigglytuff con cofia de enfermera aparece y las coma delicadamente en sus manos para llevárselas a la parte interior del Centro Pokémon. - También necesitaré que me dejéis un momento vuestras Pokédex. Porque sois Entrenadoras Pokémon, ¿verdad? - os pregunta, sonriente.

La enfermera toma vuestras Pokédex cuando se las entregáis y sólo las escanea rápidamente con su ordenador para después devolvéroslas. La veis señalar a un panel electrónico que hay colgado sobre el mostrador del Centro Pokémon.

-Cuando vuestros Pokémon estén en plena forma vuestro nombre aparecerá en ese panel para que sepáis que podéis pasar a recogerlos. - explica la joven pelirroja. - En cuanto al joven de pelo blanco con un Torchic... sí, ha pasado por aquí. ¿Es amigo vuestro? - pregunta ladeando la cabeza, y ríe al escuchar algún que otro sonido de estómago quejándose por la falta de alimento. - Tenemos servicio de cafetería, pero no es gratuito como el servicio de curación para Entrenadores Pokémon... pero os recomiendo que probéis la especialidad de la casa. - dice, señalándoos un mostrador interior donde sirven la comida.

-Muchas gracias enfermera Joy. - dije sonriendo mientras entregaba de buen gusto a mis pequeños y mi pokedex. - Se podría decir que si, aunque yo quiero llegar a ser criadora pokemon. Me gusta mucho cuidarlos. - De nuevo sonreí, aunque realmente mi nivel no llegaba tan lejos como el de la enfermera, si que quería cuidarlos y criarlos para que crecieran sanos y fuertes.

-Bien, podremos comer, muchas gracias enfermera, le tomaré la palabra y probaré la especialidad de la casa. No puedo esperar a que mis pokemon estén bien y pueda darles de comer con tranquilidad - Empecé a correr entonces a la cafetería sin acordarme del chico al que veniamos buscando y cuando me acordé volví rascandome la nuca - Uy que cabeza la mía. ¿Qué hacemos con él? ¿Le esperamos en la cafetería? - Mi estomago apoyaba mi idea y realmente quería probar la especialidad de la casa, la malasada o lo que fuera. Podría comerme ahora incluso verduras.

Lina se encogió de hombros. Caminó siguiendo a Raina pero no parecía dispuesta a detenerse cuando mencionó al chico.

- Si ya ha pasado por aquí, dudo que vuelva pronto- comentó con indiferencia-. Habrá continuado su camino o estará por el pueblo. Deberíamos comer primero y pensar después en él, si tenéis ganas de encontrarlo.

A ella no le importaba mucho encontrarse con él, ya que no era más que un desconocido. No podían estar siguiéndole la pista eternamente, pero tenía la sensación de que volverían a verle. Después de todo, habían empezado el viaje a la vez y sus objetivos serían parecidos.

- Así que vamos a comer- animó a sus compañeras señalando la cafetería.

Dejo también la pokedex a parte de a mis pokemon tal y como nos dice la enfermera Joy, sonrío agradecida y me dirijo a mis compañeras.

- Sí, yo voto por lo que dice Lina, estoy hambrienta y quiero comprobar si hay masaladas, porque la enfermera no me lo ha dejado nada claro, sino pues habrá que probar la especialidad que ha dicho, solo espero que sea una masalada... También podemos preguntar si hay comida pokemon para cuando nos los devuelvan, si tienen alguna chuche seguro que les hace gracia, creo que en algún sitio oí que existían unos pokecubos o algo así que les encantan...

Ya tendríamos tiempo de encontrar al chico, a veces en la vida había que tener prioridades, y en este caso la mía era llenar el estómago.

La especialidad de la cafetería del Centro Pokémon de Pueblo Horizonte resultar ser un plato de arroz con curry que huele que alimenta, y como ya ha pasado la hora de comer os parece más que adecuado tomar un plato bien consistente. De postre, eso sí, ninguna de vosotras renuncia a una buena malasada, un bollo grande y redondo relleno de crema.

El arroz con curry está realmente bueno, y resulta que la cafetería os hace un descuento especial al dejarles escanear vuestra Pokédex para demostrar que sois participantes de la Liga Pokémon de Ámbar, por lo que la situación es ideal. De vez en cuando miráis al tablero digital donde se supone que aparecerán vuestros nombres cuando vuestros Pokémon estén totalmente en forma, pero todavía no sale nada.

Por otra parte, la cafetería está bastante concurrida. No tanto como para que os cueste encontrar una mesa donde quepáis las tres, pero sí lo suficiente como para que no se vean mesas vacías a simple vista. Los Entrenadores y sus Pokémon caminan de aquí para allá, compartiendo comida y charlando sobre Pokémon, estrategias de batalla y algún que otro rumor interesante.

Sosteniendo a Torchic entre los brazos emprendes el camino hacia el callejón donde se supone que el Meowth ladrón tiene su particular guarida. El pequeño Pokémon de Tipo Fuego parece completamente recuperado del cansancio que pudiese haber ganado durante los combates de la mañana, y ahora se dedica a observar el entorno mientras emite soniditos de curiosidad, siendo cómodamente transportado por su entrenador.

Tras unos minutos pones finalmente un pie en el interior del callejón que andabas buscando. No está lejos de las calles principales del pueblo, pero sí que es cierto que no parece que mucha gente transite por aquí a menudo. No hay ni rastro del Meowth, al menos a simple vista y por ahora...

Mientras disfrutaba del curry, el cual tenía un sabor fantástico en parte a causa del hambre que tenía, Lina miraba a Raine hasta que se decidió por preguntarle lo que llevaba un rato pensando.

- Raine, aparte de convertirte en cuidadora, ¿pretendes participar en los concursos Pokémon o en la Liga?- preguntó directamente.

Ya sabía que Akane quería ser una entrenadora de tomo a lomo, y suponía que se enfrentaría a todos los gimnasios, pero el camino de los cuidadores podía ser diferente. No solo le preguntaba por curiosidad, sino porque ella misma se planteaba qué podía hacer.

- Desde que he llegado a esta región, no tengo claro qué voy a hacer...- comentó mirando su plato-. Los concursos pueden ser divertidos para estrechar lazos con los pokémon, ¿no?

Nada más teniamos la comida en mano y encontramos una mesa para sentarnos empecé a atacar el plato como si no hubiera un mañana. Cuando entonces ya llevaba disfrutando un tanto del curry fue cuando escuché a Lina dirigirse a mi. La miré sorprendida ante la pregunta que me había realizado. Dejé de comer y aproveché el mutis para tragar lo que ya tenía en la boca.

-Bueno... a ver. Desde pequeña... osea más pequeña quiero decir. He estado ayudando a mis abuelos en la guardería de Hoenn, es por ello que decidí ser cuidadora. Me gusta poder cuidar a los bebes pokemon y hacerlos crecer fuertes y sanos... Pero... - Me quedé unos segundos en silencio mientras removía el curry - Mi padre me decía que no puedo solo criar a los pokemon y... aunque en la guardería hay cierta seguridad, ya intentaron atacarnos alguna que otra vez. Me lo guardé en mi interior pero... desde ese día supe que debía aprender también a proteger a los pokemon que crio.

Me acomodé el pelo llevandome algunos mechones detrás de la oreja - No me gustan mucho los combates, de hecho no me gusta que los entrenadores usen a los pokemon para esas cosas malas - Miré a Akane ante lo dicho - Es decir, no digo que no apruebe la liga pokemon y esas cosas... Pero se que tengo que dejar eso de lado, el hecho de que no me gusten los combates y... intentar mejorar para ser una protectora de los pokemon que crie. En parte por eso me apunté como parte de la Liga, pero no creo que participe, solo quiero demostrarme a mi misma que soy fuerte, y más con mis amigos pokemon.

En cuanto a los concursos... Bueno, los he visto y me encantan las exhibiciones que se dan a veces pero. No me considero a la altura de algo tan especial. De hecho... Solo he visto los concursos en la tele, ni siquiera me se las reglas, así que no se siquiera como participar - sonreí nerviosamente en este punto. Estaba bien sincerarse, y sobre todo a las chicas que iban a ser mis compañeras de viaje. Me sentía bien conmigo misma y a la vez seguia sintiendome debil ante el nivel de Akane. Y por fin Lina pareció sincerarse ante nosotras.

Aproveché entonces para acercarme más a ella y cogerle de la mano - Los concursos o los combates, criar o investigar, lo importante es que tus pokemon y tu esteis unidos y siempre lo hagais juntos. Si combatis, pelead juntos, si concursais, hacedlo juntos. Además, si participas en los concursos no me perderé de uno para veros sonreir a ti y a tus pokemon. - Le dije con una sonrisa muy sincera - Además, sea lo que sea a lo que te decidas, estaremos aquí para ayudarte. ¿Verdad Akane?

Llegué al callejón, pero estaba vacío. Quizás Meowth andaba asaltando a otros entrenadores por la calle, o quizás tenía un escondrijo por ahí cerca. Me agaché y dejé bajar a Torchic al suelo para que explorásemos juntos el lugar. - Bien, pequeño. Vamos a ver si encontramos la guardia de Meowth, mantén los ojos bien abiertos y avísame si ves algo. -

- El detective Kawa y su fiel compañero, Torchic comienzan la búsqueda del ladrón de carteras. - Si no le encontramos, nos esconderemos y esperaremos a que aparezca para emboscarle. - Le dije antes de pegar mi espalda a la pared y comenzar a andar de lado, como si fuese el prota de una peli mala de misterio. - Meowth el ladrón es muy ágil, pero no cuenta con la astucia del detective y la fuerza del pequeño pokémon pollo. - Intentando ser sigiloso, seguí caminando por el callejón atento a lo que veía, pero sin separarme de la pared.

Meowth, el Pokémon gato araña. Meowth retrae las afiladas uñas de sus zarpas para caminar a hurtadillas, dando sigilosos pasos para pasar inadvertido. Le encanta todo lo que brilla. Adora especialmente las monedas que recoge y va amontonando. Tiene unos ojos muy sensibles a todo lo que brilla.

Espera un momento... ¿por qué se ha activado sola tu Pokédex? 

¡¡¡Está ahí!!! ¡Intentabas ser sigiloso, pero Meowth lo es más! ¡Te has pegado a la pared y has empezado a caminar de lado mientras buscabas con la vista al Meowth ladrón, pero el Meowth ha aparecido detrás de ti y también está pegado a la pared, como si imitara tus movimientos! ¡Y ahora tiene tu Pokédex entre sus zarpas! ¡¿Pero cómo lo ha hecho?! ¡¿Acaso importa ahora?!

El Meowth te mira a la cara con una sonrisa de no haber roto nunca un plato, pero en el instante en que reaccionas y procesas lo que está sucediendo sonríe ampliamente y... ¡procede a salir corriendo del callejón!

El plato de curry estaba delicioso, no podía parar de comer, encima tenían masaladas de postre, y en cuanto me acabara el plato de arroz allí la tenía esperándome.

Escucho atenta la conversación de mis compañeras, sin intervenir porque tenía la boca llena en todo momento. Nunca me había planteado todo aquello de lo que estaban hablando, los concursos, los cuidadores... para mí ser la campeona de la liga pokemon era mi meta, mi sueño desde la infancia y pensaba cumplirlo, además podría volver a ver a mi amigo, ¿cómo le iría?

- - ¡Claro que sí, estamos juntas en esto!, aunque cada una tenga sus propios sueños podemos viajar las tres para cumplirlos con la ayuda de nuestros pokemon, porque todo es acerca de ellos, de nuestros amigos - digo mientras cojo mi masalada y la voy devorando ¡qué delicia! - por cierto, ¿no había gimnasio pokemon en este pueblo verdad? este era más de paso ¿no? - pregunto aún con la boca llena, cuando acabo mi postre miro a las chicas con ojitos de cordero degollado - ¿Vais a acabaros vuestras masaladas?