Partida Rol por web

Desgraciadamente no contesta, así que no me queda más remedio que esperar y probar suerte más tarde. Cuando regreso con el grupo alzo una ceja viendo como se llevan Nadia y Alex, como si fueran pokémons de tipo opuesto, y entonces escucho la invitación de Bruce Forrester.

-Les estaríamos muy agradecidos.- Digo con una inclinación de agradecimiento.- Al fin y al cabo es la única pista que seguimos ahora mismo...

Dudo entre esperar a Nadia o no, pues aunque niegue querer hablar con Alex antes parecía bastante preocupada. Entonces recuerdo algo, y aprovecho que Nadia esta a lo suyo con el otro chico para hablar con los dueños del rancho.

-¿Por casualidad no tendrán algún bonguri? busco uno amarillo, aunque de otro color igual también me podría valer.- Pregunto en voz baja con la esperanza de que en el rancho tenga algún árbol que de bonguris.

- ¡Por supuesto! Solo tiene que rodear el edificio principal hasta llegar al patio trasero. Tenemos de todos los tipos. Si ve a algún Eevee suelto no se altere, a la mayoría los tenemos dentro del recinto sueltos, para que jueguen- y me dirijo a la cocina, para preparar refrigerios.

Al escuchar aquello enseguida se me ilumina el rostro, se que no debería, aquella no es mi misión, ni siquiera debería hacerlo, pero quiero hacerlo.

-¡G-gracias!- Le digo corriendo al exterior con la esperanza de hacerme con uno de aquellos bonguris amarillos.

Alex sigue a Bruce adentro y se sienta en el salón, donde continúa hojeando lánguidamente un libro de cuentas antiguo. A un lado tiene apilados otros dos que ya ha revisado y al otro, otros tantos por revisar. Nadia los sigue a los dos. Al principio no parece saber muy bien dónde meterse, desde luego la compañía de Alex es cualquier cosa menos cómoda, así que finalmente se dirige a la cocina y ayuda a Bruce con las bebidas. Enseguida empieza a parlotear con él, preguntándole por su vida y dejando salir un torrente de palabras sobre su propia vida: que trabaja de camarera en el albergue de Pueblo Azalea pero que hoy está ayudando al detective haciéndole de guía por la región, aunque ser detective es muy interesante y ella podría ser una detectivesa, pero no tiene ningún pokémon, aunque realmente no le hace falta, porque no le da miedo enfrentarse a quien haga falta con las manos desnudas, ya que está acostumbrada a lidiar con los borrachos que hay en el albergue por la noche, y a veces son montañeros y todo pero ella no se le pone gallito nadie, claro que la culpa es de Tony, que si llevara más control de la bebida que sirve no pasarían esas cosas, aunque él diga que no puede estar en todo y que es cosa suya, lo que pasa es que siempre quiere cargarle las culpas a ella...

Mientras tanto, Zero se dirige al patio que le ha indicado Bruce. Efectivamente, tal y como le ha descrito el chico, hay bonguris rosas, verdes, azules, blancos, rojos, negros y amarillos, todos cargados de frutos en su mejor punto de maduración. Concretamente, hay un bonguri amarillo redondo, liso y perfecto, de un brillante color amarillo anaranjado que parece ponerle ojitos al investigador. Por el patio pasan corriendo varios eevees, jugando a perseguirse unos a otros.

Una vez dentro, entre la merienda, la conversación y demás, antes de que se den cuenta está anocheciendo.

Alex parece tener bastante más interés en el misterio del Encinar y en el extraño accidente del Magnetotrén que en Nadia, a la que no considera que tenga que decirle nada. Una vez que ha comprobado que no está secuestrado, torturado ni nada por el estilo y viendo la acogida que ha recibido, la chica lo ignora de forma algo agresiva y se centra en hablar solo con los demás, o en los eevees que de vez en cuando se cuelan en la casa, así como en Tide y el leafeon aún sin nombre. Richard, el padre de Bruce, por su parte, se queda un rato y luego vuelve a sus quehaceres en la granja.

Tras coger el bonguri mi humor cambió drasticamente. Haciendo que pasara una muy buena tarde, a pesar de que el tal Tharion no me constestaba estuve entretenido escuchando las diferentes conversaciones que mantenían.
Más tarde también me puse en contacto con mis superiores para saber si había alguna novedad.

Hablamos sobre las actividades de la granja (un poco en parte por contar y otro poco por hacer publicidad), les enseño albumes con fotos de los Eevees (y evoluciones) y demás, y como veo que empieza a caer la noche les ofrezco quedarse, ya que no estamos en una época muy fuerte y hay habitaciones libres.

Cuando ya es noche cerrada, Zero sale afuera para llamar por teléfono a sus superiores. Parece que no hay novedades por ahora.

Ya que está, es el momento de intentar volver a dar con el tal Tharion.

Piii. Piii. Piii...

Me asomo a la ventana y le hago un gesto al detective como preguntando si todo va bien. Luego, salgo a "la casita", para ponerles comida a los eevees para la noche.
 

Cuando veo a Bruce preguntarme si todo va bien simplemente asiento mientras continúo con mi conversación con el tal Tharion, cada vez más convencido de que no me va a dar ninguna pista nueva.

Observando que Zero a terminado, pregunto:

- ¿Todo bien, detective?-

Tras colgar la llamada veo que Bruce está por allí, y el chico se preocupa por mi.

-Eh si...- Le digo poco convencido.- Es solo que a veces pienso que sería mejor tener un trabajo tranquilo, como este que tenéis aquí... Pero bueno, a cada uno le toca lo que le toca.

Dicho esto entro en la casa a revisar por la red a ver si hay nuevas noticias sobre extraños sucesos. Aunque lo más raro es que no me puedo quitar esa sensación de que al día siguiente me tendré que separar de Nadia.

Hablo con mamá para ver cuales son las habitaciones más apropiadas, tanto para Nadia y Zero como para nuestro nuevo empleado y amigo Alex.

Nicole escucha todos los detalles de la situación atentamente. Aunque ahora se haya asentado con la familia y el trabajo en la granja, en su juventud ella también vivió aventuras y entiende más de lo que puede parecer a simple vista. Tampoco se le escapan las relaciones entre los curiosos personajes que hay aquí reunidos.

-Bueno, tenemos algunas habitaciones simples y una doble... Pueden distribuirse ellos mismos. En realidad, creo que con que Alex y esta guapa muchacha no estén demasiado cerca estará bien, ¿no? -Sonríe, divertida ante los conflictos amorosos de los jóvenes. -De todas formas, creo que Alex ya se ha acomodado, ¿verdad? -El chico asiente vagamente, con su habitual expresión seria y ensimismada. -Señores detectives, pueden quedarse esta noche. Por esta vez no les cobraremos nada, pero creo que deberían ponernos al corriente de su investigación. Si no, no vamos a poder ayudarles. Además, eso del Encinar parece interesante. Especialmente si tenemos en cuenta que es la segunda cosa extraña que ocurre en ese bosque en los últimos días. Y no es lo único raro que ha estado ocurriendo...

Antes de que al chico (o a cualquier otra persona) le dé tiempo a decir nada, la chica llamada Nadia rodea con el brazo el cuello del detective y exclama, muy animada:

-¡Estupendo, muchísimas gracias! Pero, no queremos molestar demasiado... ¡el detective Jones y yo podemos compartir una habitación! ^o^ <3

Escucho atentamente las palabras de la mujer y agradezco su amabilidad. Enseguida capta mi atención con aquello de las cosas extrañas, por lo que en ese mismo instante decido ponerle un poco más al corriente, aunque dudo de que mi información le vaya a descubrir demasiado nuevo.

Entonces Nadia se me echa encima y es cuando caigo en lo que ha dicho de la distribución de las habitaciones. Mi cara se pone completamente roja.

-Y-yo esto...

Realmente no se que decir, esta mal, no debería. Pero es cuanto menos tentador. Así que finalmente no me niego, aunque me veo durmiendo en el suelo.
Intento serenarme y recordar que es lo importante, aunque mi cuerpo parece ahora el de un robot, y solo consigo caminar completamente rígido.

A la chica no se le escapa que el detective no se ha negado explícitamente, por lo que, antes de que le dé tiempo a cambiar de opinión, vuelve a exclamar, animada:

-¡Genial! ¡Ah! Entonces voy a llamar a casa. ¡Un momento! -Y dicho esto sale como una flecha de la habitación para hablar por teléfono, liberando al pobre (?) chico. -¡Si puedo ayudar en cualquier cosa, solo decídmeloo! -Grita conforme sale por la puerta.

Nadia desapareció de mi vista antes de que pudiera cambiar de opinión, y yo preferí pensar en otras cosas. Si le daba muchas vueltas a aquello acabaría por reventarme la cabeza.
Miré a la tal Nicole con semblante serio y le conté más o menos lo que sabía. Que se estaban desarrollando extraños sucesos por todo el mundo pokémon, y el motivo de estos era Celebi, un antiguo pokémon legendario. Mi cometido era el de dar con él, pero no estaba teniendo demasiada suerte.

-¿Y cual era esa otra cosa extraña de la que hablaba?- Pregunté tras acabar mi relato.

- Así que Celebi es real y no un cuento de niños. Fascinante- digo, con todo mi interés puesto en el asunto mientras me siento cerca de mamá