Partida Rol por web

-Yo también te echaba de menos. -Sonríe dulcemente-. Ya te lo he dicho, pero... no sé, eres la persona con la que me siento más tranquila y con la que puedo ser yo misma sin preocuparme por nada. No pasa nada si tienes que irte, yo también estoy ocupada pero, con verte de vez en cuando y saber que estás bien, ya soy feliz. -Te da un beso para despedirse y se mete en su portal-. Ya sabes que esta es tu casa, puedes venir cuando quieras, incluso aunque yo no esté -dice justo antes de perderse de vista.

Aun eufórico por haber visto a su amada emprende la marcha en la noche a paso ligero, busca el camino más recto para salir de la ciudad, con charmaleon al lado

Conforme Tharion se aleja de la casa de Charlotte, su pokégear empieza a sonar.

-Diga?-

-Buenas noches. Llamo por lo del litwick. Colgaste una oferta de cambio por un chinchou en la Terminal Global, ¿verdad? ¿Lo has cambiado ya?

-eh, no, ahora mismo estoy en ciudad trigal, solo dígame un centro pokemon y cuando le viene bien quedar para hacer el cambio-

-Ah, genial. Bueno, yo vivo en Ciudad Iris, pero puedo bajar a Trigal si no te viene bien subir hasta aquí. Hace buena noche, creo que en bici no tardaré mucho -contesta el joven al otro lado de la línea.

- yo estoy igual, si es en iris, puedo acercarme andando-

-Mm, no, sigue sin haber luz en Ciudad Iris y el centro pokémon está bastante colapsado. Es por eso por lo que no me vendría nada mal tener un pokémon de fuego, entre otras cosas. Va, espérame en el centro pokémon, no tardaré mucho. 

-de acuerdo entonces, estaré esperando en el centro pokemon de Trigal-

-Hasta ahora. -Cuelga.

Joe deja atrás a los chicos del abra y el farfetch'd y sige su camino, resuelto a llegar a Ciudad Trigal, como le encargara su jefa, Shelly. Bueno, técnicamente no le encargó ir a Ciudad Trigal, sino tomar contacto con el Team Rocket y ganarse su apoyo, alianza o, al menos, sus recursos, para el Team Aqua.

Al cabo de un rato de andar por el sendero del bosque -la tarde es la propia de un día veraniego radiante... pero las vegetación luce tan lozana como en el mejor día primaveral- la Ruta 37 desemboca en la Ruta 36. Más adelante hay una encrucijada de caminos: al frente se encuentran las Ruinas Alfa; a su izquierda (este), Ciudad Malva y, a su derecha (oeste), el Parque Nacional. Atravesando este último se llega a un camino costero que, finalmente, llega al norte de la gran metrópolis que es Ciudad Trigal.

Pasear por el bosque era generalmente agradable, aunque las preferencias de Joe era el mar. Pero esta vez, con las noticias acerca de lo que ocurria con la vegetacion a lo largo del globo, producia en el muchacho cierto rechazo. Al llegar a la Ruta 36 tuvo que consultar un momento que camino tomar. 

Parque Nacional, ¿eh? Seria un interesante sitio para entrenar a Nor, tengo entendido que esta lotado de Pokemon Insecto y Planta, pero ya podre darme una vuelta una vez cumplida mi mision. No quisiera hacer esperar a la jefa.

Dejando atras el Parque, el camino se vuelve mucho mas afable para el joven. Con playa y todo! Ahora si. Sus ojos no estan tranquilos. Nunca se sabe cuando puede llegar a aparecer un especimen acuatico.

Tras atravesar el Parque Nacional sin detenerse, Joe se dirige a Ciudad Trigal por la Ruta 35, por el camino principal, junto al que hay una pequeña laguna. Va atento por si ve algún pokémon de tipo agua, sus favoritos... pero, realmente, no hacía falta que buscara con demasiado ahínco.

Cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá...

La orilla de la laguna está, por así decirlo, plagada de psyducks y todos sin excepción se sujetan la cabeza como si sufrieran un terrible dolor de cabeza. Los que no están en la orillan asoman la cabeza por encima del agua. También se ve algún magikarp y algún que otro poliwag. Los magikarp boquean bobamente, pero los poliwag y los psyducks parecen nerviosos. Estos últimos no paran de graznar, en una continua e inquietante cacofonía sorda.

Cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá...

La vista era preciosa. No se comparaba a la de alta mar, pero era tranquilizador un poco de agua y arena, despues de tanta vegetación. Por lo que el soldado del Team Aqua decidió disfrutar aquella parte del viaje. Dejó que su fiel Nor estirara las alas y también sacó de su pokebola a la Rhihorn, Zirah, la cual era de esperar que caminase junto al grupo, pero lo mas alejada del agua que pudiera sin salir de estar contacto com la cálida arena. El mismo Joe se descalzo pero prefirió ir con los pies desnudos por el agua. Al llegar donde habían un sin fin de Psyducks, Poliwags y Magikarps, el joven ya se encontraba listo para atrapar a cada uno de ellos. Pero algo no andaba bien. Se acerco com cautela y dejó sus cosas a cargo de la pokemon roca/tierra. Además  solto a Lenton, que hasta el momento no lo había a hecho, pues temía que se quedará muy atrás.

Despacio, se quito la remera y se metió del todo a al agua. Quería observar bien la situación. Joe empezó a prestar atencion al comportamiento de los Pokemon de agua, incluso los suyos, pero sobretodo a los Poliwags. ¿Sé movían de forma diferente? ¿Estaban sus espirales en su correspondiente lugar?* Joe, en completo silencio, procuraba entender el panorama.

Los poliwag no tienen ningún dolor de estómago, lo que tienen es una conexión psíquica. Ellos mismos no podrían establecerla, pero estando rodeados por tantos psyducks, no hay forma de que sus blandas cabecitas pudieran escapar a ella. Y desde luego los psyducks están enganchados a una. Como si de un montón de antenas parabólicas se tratase, reciben y amplifican una señal psíquica que de repente parece explotar o desbordarse, inundando la mente del Joe, hasta casi hacerlo gritar.

Un sonido que no es un sonido resuena, un zumbido demasiado agudo, en el límite del rango auditivo humano, como el sonido de un micrófono cuando se acopla, clavándose directamente en el cerebro de Joe.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡BASTA!!!!!!!!!

No es una palabra. Es un concepto. Un solo significado, no pronunciado por ninguna voz. Una entidad que Joe no ha experimentado nunca, extraña, distinta. Y a la vez natural, verde, un ser cuya existencia es lo más natural del mundo, y eso Joe lo siente en cada una de sus células. Un ser que no está allí, pero cuya presencia sabe a tierra antigua y huele a musgo.

¡Basta! ¡Basta! ¡Basta! ¡Humanos y pokémon! Es... ¿Realmente es esto lo que deseáis?

Una visión aparece en su mente. Un claro en un bosque-ciudad que Joe no reconoce al principio, pero que en menos de un segundo deduce que debe de ser Ciudad Trigal. El claro está delante del Centro Pokémon, donde se ven un montón de hombres uniformados de negro. Y una gran R roja. Parece que el Centro Pokémon está tomado por el Team Rocket. También parece haber habido una batalla campal. Rockets, ciudadanos de Trigal, pokémon de unos y otros... y otros pokémon y algunas personas que no se sabe muy bien qué coño hacen ahí. Hay signos de destrucción y violencia por todas partes, incluyendo personas heridas. 

Inmediatamente se hace el silencio en el claro. Todos parecen expectantes, justo antes de desaparecer de la visión, que vuelve a dar paso al torrente de pensamientos y emociones de la criatura verde.

Su voz es el susurro de las hojas y aun así resuena como el trueno, profunda como el bosque, fuerte como los troncos de los robles.

Durante milenios habéis matado, habéis vivido, habéis luchado, habéis destruido, habéis construido… estas… estas cosas que no entiendo… Me ofrecisteis plegarias y ofrendas. Me amenazasteis. Me rogasteis ayuda. Me rogasteis que me fuera.

Imágenes. Todo ello son imágenes. De innumerables personas, situaciones, pokémon, tiempos, lugares. Lo que transmite la criatura no son palabras sino sus propias experiencias y recuerdos, tal y como él los siente.

Y, finalmente, me expulsasteis. Cerrasteis el mundo a mi presencia, me vedasteis el flujo del tiempo. La oscuridad. Unos extraños pokémon blancos y negros, como símbolos, con un único ojo blanco y negro redondo en el centro. Conceptos que se superponen. Hasta ahora. Humanos como los que me cerraron la puerta, pero humanos diferentes, me la volvieron a abrir. Y también pokémon. Y en su mente aparecen sus rostros. Un hombre fornido con barba, una chica con gafas, una chica pelirroja, un joven de aspecto flemático, un hombre delgado con el pelo algo largo. Un charmeleon, un piloswine, un axew, un sneasel, un marrill, un houndour, un grafarig, un umbreon, un magikarp. Otra vez esos pokémon blanquinegros, pero unos en concreto, diferentes. Sin una razón. Sin pedir nada a cambio.

Y al volver encuentro esto. Vosotros no lo oís, pero el grito de las incontables vidas que arrancasteis para construir… esto… aún… aún resuena. El dolor de cada árbol, de cada tallo de hierba, de cada caterpie y cada pidgey cuando su vida y su hogar fueron arrasados. Por primera vez, ese lamento es audible para el corazón de las personas.

He intentado entenderlo… Algunos amigos me han ayudado… Una chica con el pelo morado que come una piruleta, un chico con el pelo negro y cicatrices en la cara, el hombre fuerte y barbudo. Y alguien a quien Joe conoce: los dos chicos con los que se acaba de encontrar, los del abra y el farfetch'd. Y, para mi sorpresa, incluso de esa destrucción ha surgido vida. Pokémon como esos… Grimer. Hay algunos en el claro.

El curso del río resplandeciente inunda y engulle cualquier cosa. Esta es otra voz. Como un río ella misma. Joe nunca lo ha visto, pero ha oído las leyendas cuando era pequeño... Solo puede ser... El Perro Guardián de los Ríos y los Lagos. Suicune.

Sé que vosotros también queréis vivir… Vivir a vuestra manera… No pretendo vedaros eso… Pero… no podéis hacerlo a costa de las oportunidades de otros. Quien tenga que morir morirá. Es el ciclo de la vida. Pero todos deben tener la oportunidad de ocupar su lugar en el ciclo de la vida. De luchar, de elegir, de vivir o morir.

Suicune interviene, sus pensamientos son poderosos como discurrir de un río.

¡Humanos! ¡El Señor del Bosque os habla! Y os está dando la oportunidad de elegir. Tomad vuestra decisión. Yo sí os he visto durante todos estos años. Ríos y mares putrefactos. Violencia. Y yo no sería tan generoso.

Mi deseo… Mi único deseo… Los pensamientos de la criatura verde arrollan los de Suicune antes de que se vuelvan demasiado turbios. Es que todo ser vivo tenga la oportunidad de cumplir por sí mismo sus propios deseos.

La visión acaba. Su mente queda en silencio, vacía tras la avalancha.

Y solo entonces se da cuenta el joven de que su nariz y su boca están completamente llenos de agua.