Partida Rol por web

No lo dudo entonces meto la mano agarro la Pokeball y conforme este en mi mano salgo volando de alli en dirección a la zona segura mas cercana.

La chica sigue dormida, pero Shiert ni se detiene a comprobarlo: monta de un salto sobre su pidgeotto, tras haber recogido a su bulbasaur y echan a volar acto seguido.

Pidgeotto siempre a sido una de mis mejores bazas para todo, permitiendome escapar y controlar desde el aire todas las situaciones y ahora mas que nunca, ni siquiera si si alguien llego a tiempo para verme escapar quiero pensar que no, pero ahora si Astrid era lista estaria contandole a todo el mundo que robe su Pokemon, eso conseguiria que no la culparan luego de nada tal y como yo le habia indicado, claro que si no era muy lista no denunciaria y saldria en busca de Iri y eso seria lo mas estupido de su vida.

Pero ahora lo importante para mi era alejarme y tenia una ultima cosa que hacer antes de partir de viaje necesitaba conseguir una ultima cosa y la ciudad de al lado era precisamente lo que yo necesitaba.

Aterrizo cerca de la entrada norte escondido entre los arboles para evitar miradas indiscretas si es que es posible.

-Astrid... Astrid, muchacha, despierta... -La voz amable del señor Fuji se va abriendo paso poco a poco en la cabeza de la chica. Siente los párpados pesados, pero cuando consigue abrirlos puede ver un corro de cabezas a su alrededor: la agente Mara, el señor Fuji y el pequeño shuckle.

Poco a poco también, va tomando conciencia de la situación. Le duele terriblemente el costado, como si la hubieran golpeado. Por lo que puede ver, sigue tumbada en mitad del claro.

Astrid despertó de un salto y lo primero que hizo fue llevarse la mano al pecho.

Iri...Iri...

La pokéball de Iri no está.

Astrid se volvió a dejar caer al suelo, de rodillas, y no dijo nada, solo se echó a llorar a lagrima viva.

-Dejé que se la llevara... -fue lo único entendible con voz temblorosa, sentía un vacío en el pecho que le dolía mucho mas que el golpe en el costado.

Además de los anteriormente mencionados, Astrid puede ver a otro policía, que no es una agente Mara, inspeccionando el claro y tomando notas un poco más allá, antes de que se le aneguen los ojos de lágrimas y deje de ver nada.

La agente Mara no pierde detalle y la interroga directamente:

-¿Quién se ha llevado a quién? ¿Se encuentra usted bien? 

El señor Fuji, sin embargo, lo entiende de inmediato. Se arrodilla junto a ella y la rodea con sus frágiles brazos de anciano mientras le dice palabras de ánimo y consuelo.

-Tranquila, Astrid, la recuperaremos, la policía está aquí... No es culpa tuya... Lo solucionaremos...

El shuckle restriega su cabecita contra Astrid. Parece realmente apenado, no puede soportar ver a Astrid, que acudió a consolarlo cuando estaba en su lecho de muerte, llorar de esa forma.

-¡Ku, kuuu! -dice con firmeza.

-Se llvó mi pokemon...mi Iri...es una vulpix. Era un miembro del Team Aqua y quería obligarla a quemar un almacen y que le echaran la culpa a ella y a mi por eso...dijo algo de salvar una zona robado los documentos de ese almacen...

Miró a los presentes intentando contenerse para pensar.

-Tengo que encontrar ese edificio antes de que obligue a Iri a hacerlo. Aqui en Kanto, ¿a alguien se le ocurre que de que zona a punto de ser arrasada puede estar hablando?

Los policías se miran entre sí. El hombre anota lo que Astrid ha dicho en su libreta, mientras la agente Mara dice:

-Así sobre la marcha, no, pero abriremos una investigación... Por favor, ¿podría darnos todos los datos que pudiera sobre esa persona? ¿Ha llegado a verlo? ¿Sería capaz de identificarlo si le enseñamos varias fotos?

El shuckle le tira de la manga a Astrid, tratando de captar su atención.

-Ku. Kuuuuu.

-Si, totalmente. Era de cabello negro como sin peinar, corto, ojos dorados, apariencia desalineada...y usaba un bulbasaur y un pidgeotto, fue un cobarde, me tiro muchas bolsas con alguna clase de polvo somnifero hasta que no aguanté y caí dormida. Yo fui una tonta, me trajo diciendo que quería mostrarme el prado y me cego...dijo que se llamaba Shiert.

Se cubrió la cara, ¿como había podido ser capaz de dejarle conducirle asi como así?

-¿Y ahora que haré? Iri no va a hacerle caso, la va a lastimar...

-Tranquila, Astrid, Iri es fuerte, puede cuidarse sola. Tú la has enseñado muy bien. -El señor Fuji trata de reconfortarla.

-¿Cómo es tu vulpix? ¿Tiene algún rasgo distintivo? -Pregunta el policía, mientras toma nota de todo lo que has dicho.