Partida Rol por web

Veo alejarse a Lamrod y me quede con Wisty, mi misión ahora estar a su lado. Toque mi pokenav y sonreía ahora tenia mas responsabilidad.

A comprar y seguir la aventura, me encanta esto.

- Por supuesto, yo también quiero comprar algunas cosas. Vayamos a por Wisty - dije sonriente aún por la victoria que acababa de tener.

[MENSAJE: RE: "MAXIMO MINARO"]

Estoy a la entrada de la Ruta 3 cazando pokemon. Te espero aquí.

Wiss

En la tienda no os encontrais con wisty, max recibe un mensaje de ella q esta en la ruta ya.

Le agradecí con un asentimiento de cabeza y me dispuse a salir del laboratorio del profesor.

Al salir me paré un momento a respirar el aire de Pueblo Paleta. Recordaba que cuando vivía aquí de pequeño el aire era más limpio y fresco. Se nota la urbanización de este lugar.

Sin más preámbulos, eché a andar por el camino en dirección a la ruta 1. Según había dicho Green, su hija, que si no recordaba mal se llama Wis, debía de estar un poco más adelante. Recordaba que siempre nos peleabamos por quién era el mejor. No es que me hiciera especial ilusión volver a verla, por lo que fui caminando a mi ritmo, pensando en el entrenamiento de Blaze.

Atravesé rápidamente las rutas y ciudades, llegando a Ciudad Plateada en poco tiempo. Por el camino estuve capturando y entrenando Pokémon, siendo que me hice con un Magikarp, un Pikachu, un Poliwag, un Scyther y un Nidoran M.

Nada más llegar a Ciudad Plateada llevé a mis Pokémon al Centro Pokémon para que descansaran. Tras un tiempo para que se recuperaran, decidí ir al Gimnasio de la ciudad.

Después de recibir a mi Eevee, llegué a casa y me despedí de mi madre, a quien presenté a mi nuevo amigo. Di algo rico de comer a mi pokemon mientras preparaba mi equipo. Una vez ambos estuvimos listos, nos despedimos de todos y comenzamos nuestro viaje, juntos, como siempre lo soñé. Le dije a mi madre que volvería a verla en nuestra casa en Pueblo Primavera.

Avanzamos por la Ruta 1 hasta encontrar un pastizal entre los árboles, donde nos detuvimos para entrenar. Hicimos entrenamiento de ataque y defensa, así como ver la potencia de sus ataques. Había visto muchas técnicas de entrenamiento en la televisión y en mis viajes había conocido a muchos entrenadores a quienes pregunté por la forma de entrenar a sus pokemon. Durante toda mi infancia vi como mi padre prefería estar en un sillón viendo televisión en vez de entrenar junto con su equipo, por lo que me obsesioné con el esfuerzo y el rigor para conseguir lo que se quiere.

Entrenábamos de noche y luego de un tiempo, buscamos pokemon salvajes para entrenar. No me interesaba capturar, con Eevee era suficiente para mí y él luchaba con la fiereza que mis ánimos le brindaban. Derrotamos muchos Rattatas y Spearow, con lo que nos comenzamos a hacer más fuertes.

Después de varios días entrenando todo lo que podíamos y derrotando a todos los que nos encontrábamos, llegamos a Ciudad Verde. Ahí nos refugiamos en el Centro Pokemon para comer algo caliente y dormir en una cama blanda pero no lo necesitábamos nuestros espíritus nos mantenían siempre listos y frescos. En una charca en la ciudad, capturé un Magikarp. Después de examinarlo me sentí un poco decepcionado pues no es un pokemon muy útil pero recordé su evolución y supe que tenía que tener paciencia y ser constante para ver buenos resultados.

En Ciudad Verde descubrí que en el Centro Pokemon tenía una máquina con la que podíamos realizar entrenamientos virtuales, por lo que me sumé de inmediato para entrenar a mi Eevee y a mi Magikarp. La máquina era dura y los combates eran muy difíciles pero nosotros no decaíamos, no nos dejamos derrotar nunca, por lo que entrenamos con toda la dureza que pudimos, siempre.

Pasaron unos días y dejamos Ciudad Verde para ir a la Ruta 22. Sabía que no me llevaría al Gimnasio de Ciudad Plateada pero sería interesante de conocer y entrenar ahí. Cuando llegamos, vi un Nidoran Macho y envié a Magikarp para entrenarle. Luego lo cambié por Eevee y, después de debilitarle, lo capturé. Nos quedamos acampando en Ruta 22 unos días, mientras entrenábamos y derrotábamos a todo tipo de pokemon salvajes que habitaban ese lugar. Después volvimos a Ciudad Verde, donde volvimos a usar la máquina pero ahora también para mi Nidoran.

Seguí luego por la Ruta 2 hacia el norte, donde acampamos un par de días para derrotar a todo lo que nos encontramos y entrenar con rudeza. No encontramos nada muy interesante ahí, así que seguimos rápido nuestro camino, por lo que en un par de días llegamos al Bosque Verde.

Ese lugar era un paraíso para los pokemon pues habían de muchos tipos, no solo pokemon bicho sino de otros muy interesantes. Capturé un pikachu simpático que se me acercó y fue derrotado por mi Eevee. Luego luché con entrenadores a quienes conseguí vencer y entrenamos con mucho rigor en medio del espeso bosque y la luz de la luna. Una noche, escuché un ruido sobre una rama y me giré para ver una imagen familiar y añorada hace mucho años. Un Hoothoot me miraba desde lo alto. Endurecí el entrecejo y envié a mi recién capturado Pikachu, con quien pude entrenar un poco. Conseguí debilitar lo suficiente para capturar al pokemon y una lágrima de emoción y recuerdo corrió por mi mejilla cuando apreté con alegría la pokeball. Había pagado una deuda.

Entrenamos por días sin salir de la espesura. Encontré a un Scyther, un poderoso pokemon insecto al que no dudé en perseguir y derrotar para poder capturar. Con eso mi equipo estaba completo, así que era hora de fortalecernos para no ser derrotado por nada ni nadie.

Pasamos una semana en el Bosque Verde entrenando y derrotando todo lo que encontrábamos, pokemon salvajes y entrenadores, hasta que decidí que era momento de continuar nuestro camino.

Llego hoy finalmente a Ciudad Plateada y la sombra del primer Gimnasio se alza ante mí, por lo que sonrío de emoción ante la idea de probarnos, pues no sé si aún estamos listos, tanto mi equipo como yo, para derrotar al famoso Brock.

-Arf,arf...- resoplo cuando consigo salir del bosque verde, mi sentido de la orientación en bastante mediocre y he tardado más de lo que me gustaría.- Hecho de menos mi Encinar.- susurro para mí. Cuando levanto la cabeza quedo asombrado ante Ciudad Plateada, si Pueblo Paleta no tenia nada de pueblo esta ciudad no se quedaba atrás. Podía ver el gran laboratorio, mi padre me contó una vez que allí criaban pokemons de hace miles de años, no podía esperar a verlos.

Pero primero prefiero dirigirme al centro pokemon para descansar un poco, mientras ando hacía allí me asaltan los recuerdos de mi viaje hasta aquí...

"Recuerdo que nada más salir de Pueblo Paleta llamé a Aipom y lo bauticé como Pomi, justo cuando un grupo de rattatas nos atacaron. Aunque salimos malheridos desde ese momento Pomi se ha tranquilizado y va siempre subido a mi hombro" .- Mientras recuerdo esto miro de reojo a mi pokemon que sigue mirando ensimismado la ciudad desde mi hombro.

"En Ciudad Verde intenté entrar en el gimnasio, pero un encargado me informó de que solo podría hacerlo cuando tuviese el resto de medallas, en esta ciudad me equivoqué de ruta y entré en la 22, un entrenador al que nunca había visto me corrigió y me indicó por donde debía ir. Antes de irme de la ruta conseguí capturar a un NidoranM, a sus compañeros no debió de gustarles ya que me persiguieron furiosos llegando a tirarme al agua. Por suerte una Poliwag que pasaba por allí me salvó, al momento se encariñó conmigo y se unió a mi equipo. Y así conseguí dos nuevos compañeros: Roku y Nyara."

"Antes de entrar al Bosque Verde encontré un Pidgey atacando un Weedle, parecía fuerte así que luche con él y lo intenté capturar pero se escapó si que pudiese hacer nada, por si eso no fuera poco el Weedle que acababa de salvar no dejaba de seguirme, intenté evitarlo pero era incansable. Me sorprendió su insistencia así que acogía Beep en mi equipo. El Bosque ya fue otro cantar, horas y horas perdido y huyendo de pokemons salvajes, me sirvió para conseguir algo de experiencia pero nos dejó a mi equipo y a mí destrozados."

Absorto en mis recuerdos llego al centro pokemon y entro dentro, planeo curar a mi equipo y reunir algo de información sobre el lider del gimnasio.

Nada mas llegar aqui decidis ir al Gimnasio de Brock el cual ahora estaba esperando nuevos contendientes y entrais vostros 3 los primeros, como habeis entredo los tres "a la vez" Brock no sabe quien queria retarle primero - Si quereis un combate en equipo, dejadme advertiros que solo acepto combates dobles y solo un pokemon por entrenador. Si es solo individual podreis usar un maximo de dos sin cambios durante el combate. Las reglas en ambos casos son iguales, no se pueden usar objetos de curacion y el primero en quedarse sin pokemons gana. ¿Y bien? ¿Quien es el primero?

Como veo que los otros dos entrenadores no dicen nada doy un paso al frente y me planto frente a Brock.

-Yo iré primero, estoy listo para el desafío- con estas palabras me coloco mis cascos y cierro los ojos para concentrarme, mientras la música empieza a sonar levemente llevo mi mano derecha a las pokeballs en mi cinturón y me preparo para el combate. Miro de reojo hacía mi hombro y veo que Pomi tambien tiene una mirada desafiante listo para la batalla.

-Cuando quieras.-

Estaba deseoso por combatir y conseguir mi primera medalla pero ese chico se me había adelantado. Lo miré mal y me senté en las gradas. Al menos así podría ver los Pokémon de Brock. -Yo iré segundo.- dije fríamente y manteniendo la vista en el combate. Espero que ese chico no tarde mucho, no me gusta perder el tiempo.

Caminé hacia el gimnasio sin pensar demasiado si es lo que debería hacer o si debería antes entrenar más mientras Eevee me seguía al trote. Entonces, de pronto estoy en la fila y entro junto con otros dos muchachos. No me importa mucho y al ingresar, Brock de inmediato nos habla.

Un joven alto y rubio habla primero pues parece ansioso por luchar. El otro joven, un chico mayor, se va a las gradas para esperar, por lo que, sin mediar palabra alguna, sigo al otro joven.

Me siento a su lado mientras Eevee se sienta silenciosamente a mi lado. Comienzo a acariciarlo con mi mano izquierda mientras le hablo al joven:

 - "Hola. Mi nombre es Franco. ¿Cual es el tuyo?"

Le pregunto de forma afable pues no tengo nada mejor que hacer que hablar y ver el combate. No he cruzado muchas palabras con ningún humano desde que salí de Pueblo Paleta, solo con uno que otro entrenador para desafiarlo y con la Enfermera del Centro Pokemon. Creo que extraño un poco de conversación trivial.

Mientras esperaba impaciente el combate, ek otro chico que estaba allí se sentó a mi lado. Tenía un Eevee al cuál daba mimos. Sin duda un Pokémon interesante por sus diversas evoluciones.

-Arion.- contesté secamente. La verdad es que no me interesaba conocer a nadie. Después de todo, todos ellos acabarían por convertirse en rivales que tendré que aplastar algún día.

Bien demuestrame lo que vales, adelante Geodude - Dice mientras lanza un Geodude al combate.

"Un Geodude, que predecible" pienso mientras esbozo una sonrisita, la música ya está fluyendo y mi confianza con ella, estoy concentrado y listo para la acción. Con suaves movimientos, al ritmo de la música cojo una pokeball de mi cinturón y la lanzo al estadio.

-¡Vamos Nyara! ¡Enseñales lo que valemos!- con un relampago de color el Poliwag aparece en el campo con una sonrisa, en cuanto se fija en Geodude se pone seria y se prepara para combatir.

-¡Vamos a empezar con ritmo, usa pistola agua!- siguiendo mi orden mi pokemon lanza un chorro de agua contra el Geodude enemigo.

Ataque: Pistola Agua 40+19=59

Empuño las manos, el hormigueo estomacal vuelve a surgir. Todo esto es nuevo para mi, pero veo frente a mis ojos el desafío del nuevo comienzo, del inicio de mis aventuras, y esta vez con un compañero que va conmigo a todas... O al menos eso espero. - Quiero conocerlo mejor, y que nos presentemos... Digo tomando la pokebola y lanzandola. - ¡Dratini! Grito mientras la lanzo. Por lo que de a poco aparece la figura del pequeño pokemon dragón.

Me extraña su expresión, al parecer algo miedoso. - Tranquilo amiguito, no te haré daño... Al contrario... Vamos a ser buenos amigos. Le digo acariciando su cabeza. - Mi nombre es Anartz, y seré tu entrenador. Luego me detengo a pensar en que debo darle un nombre. - Tu nombre será Drat. No es muy original, pero es más cómodo.