Partida Rol por web

Acaricié la cabeza de Charmander cuándo se acurrucó a mi lado. Me caía muy bien el pequeñín (pero fiero) pokémon. Era tan mono... aunque siendo casi un bebé era normal, claro. Sin embargo Kate se lo llevó de mi lado sin ni siquiera preguntar. ¿Estaría celosa de mí? Entendía que yo era mona, chiquitina, dulce y simpática, lo que me hacía tal vez un blanco de envidias. Pero qué más daba.

Me di la vuelta, tumbándome de espaldas, para poder mirar con un ojo entreabierto lo que hacía o decía Mark, que no parecía mucho. Debía estar pensando. Podría meterme en su mente y verlo, pero si estaba muy concentrado tal vez perdía el hilo de sus pensamientos. Por eso esperé, paciente, mientras descansaba.

Noto las manitas de Sweet sobre mi cabeza. El arrullo de mi garganta se acrecienta.  Estoy cansando, ha sido un día largo. Y… Alguien me recoge y me cargue, protesto un segundo tratando de regresar con Sweet, hasta que aprecio que es Kate; entonces me acomodo y vuelvo a cerrar los ojos. Somnoliento permanezco en sus brazos, frotando la cabeza, las manos o dando esporádicos lametones mientras estoy en una duerme-vela.

Un flash me despereza, haciendo que me agite en los brazos de Kate. Abra no está. Yo conozco ese juego, me agito un poco. Indeciso si jugar o buscar. Pero parece que los bípedos tiene cosas que discutir alrededor de la cosa brillante.- Ah, ah…- Protesto para que Kate me baje al suelo. – Adra, Adra. Charmander mander ar Adra. (Abra, Abra. Charmander encuentra a Abra)- Digo, con el entusiasmo de un niño cansado, y busco con el hocico el rastro de la pokémon psíquico como ya hice con Sweet al inicio del dia.

Mark no estaba dispuesto a seguir discutiendo con dos criajos que no se enteran ni del NO-DO. Pero estaba mas que cansado de que lo cuestionaran a cada pas que daba.

Soltando el ordenador de una manera un tanto abrupta en el suelo en medio del "circulo" que formaban y se sienta junto a Sweet, el unico punto de equilibrio entre tanto caos.

Puede que realmente hubiera tenido que seguir su viaje como lo tenia pensado, un viaje en solitario, un viaje hasta donde nadie quiere llegar, ir a donde se encontrara la muerte, plantarle cara y volver victorioso.

Todo era un sueño, lo sabia, pero lo que impulsaba al hombre no era otra cosa si no ilusiones.

Hastiado se deja caer sentado junto a su pokemon, a la cual coge abrazandola nuevamente y tapandola con su propia chaqueta. Por un lado para no cogiera frio ahora que empezaba a caer la noche y se habia quedado parada y por otro por un motivo algo mas egoista, necesitaba sentirla cerca. Sentir que realmente no todo el mundo estaba en su contra.

Un leve pero sonoro suspiro se escucha. No veia a Abra, seguramente se hubiera ocultado. La cabeza Mark baja hasta el cuello de la pokemon y su casco le oculta los ojos.

Notas el suspiro en tu nuca y como la mejilla de Mark se apoya en tu cabeza.

"Ay... mi pequeña"

Le oyes pensar, aunque intuyes que no espera ninguna respuesta.

"Estoy aquí Mark. Me quedo contigo pase lo que pase. Somos compañeros, ¿verdad?"

Se le notaba cansado, agotado y derrotado. Ni siquiera había contestado a lo que le decían el resto ni había dado su opinión sobre lo que hacer. Eso era raro en Mark. Por eso le quise dejar claro que yo estana con él, que le apoyaba y no le dejaría solo. No importaba qué.

"Claro... Somos compañeros"

Notas que te aprieta suavemente contra el.

"Pronto se hara de noche ¿Que quieres hacer?"

Seguramente la noche no era el momento as adecuado para pasear por el bosque, pero tenia que tener en cuenta la opinion de su pokemon.

¿Realmente nos vamos a quedar aquí, en medio de la nada, con un Tyranitar rondando la zona y la posible vuelta de los cuervos? piensa al observar que comienzan a acomodarse para dormir y pasar la noche allí ¿ni una guardia planean? realmente intrigado, sobretodo por Mark, Habiendo sido militar debería prever estas cosas.

Miro a Sasori Si quieren descansar esta bien, yo montare guardia dirigiéndome a él, estando tan descubiertos somos presa fácil.

Encontráis un buen lugar al lado del camino, un pequeño espacio sin arboles demasiado juntos y, gracias a Arceus, libre de Kakunas y otros pokémon que pudieran resultar peligrosos. Relativamente plano, resulta perfecto para instalar las tiendas de campaña y dormir decentemente. Al rededor hay ramitas de varios tamaños que pueden servir para hacer un fuego a quien no disponga de medios más elaborados.

Me acurruqué más en el regazo de Mark mientras escuchaba su pregunta.

"Lo que tú quieras, pero creo que deberíamos dormir un poco. Ha sido un día largo y lleno de sorpresas. Y creo que al menos por esta noche deberíamos estar todos juntos. Podría ser peligroso solos."

Aunque ya oscurecia y el movimiento resultaba imperceptible si hubiera alguien mirando podria ver que asentia a una afiracion que no habia sonado.

O tal vez a lo que Sneasel decia. En cualquier caso responde al pokemon en voz alta.

- Muy bien Sneasel, yo hare la segunda.

Rebusca en su mochila y saca un par de botes pequeños que parecen de comida enlatada al tiempo que saca un pequeño cuenco donde echa el contenido de ambos botes y lo remueve. Luego lo tiende a Sweet.

- Ten pequeña, la cena.

Cuando la pokemon agarra el cuenco saca una tercera lata a la cual le gira el fondo produciendo un chasquido y luego abre por la parte de arriba dejando salir un halo de vaho.

- ¿Cenamos? -pregunta al grupo.

Empiezo a notar mi malhumor. Ha sido un día realmente agitado, horrible, de hecho. Otro más como este y la tapadera va a reventar como un Ditto en una orgía. Creo que debería ser justa con Charmander. Después de cenar, o durante la guardia, seguramente tendré que hablar con él. ¿Y con los demás? No lo sé, hay mucho psíquico suelto, tarde o temprano se acabarán enterando, sobre todo si hay tiroteos. Pero no me fío de Doc, se ha dado mucha prisa en coger el ordenador. Estará aquí por lo mismo que yo pero para otros amos...es lo único que tiene sentido.

Decido concederle cierta concordia. Siempre hay tiempo para atar cabos. Matar es definitivo y puede hacerse en cualquier momento.

- Doc, ¿Podríamos echar un vistazo al ordenador?

Se encoge de hombros y saca una cuchara al tiempo que comienza a comer de la lata.

- A mi no me mires, yo solo lo llevaba hasta que me habeis... -se queda como pensativo- "quitado el cargo"*

Señala el suelo donde el ordenador estaba tirado.

- Ahi lo tienes, no tiene contraseña.
 

Me encojo de hombros.

- Gracias por las comillas, Doc, no me habría dado cuenta. Os contaré si encuentro algo interesante - digo, luego miro a Charmander -. ¿Te quedas conmigo, criatura? ¿O prefieres jugar con los demás?

Sin decir más, me pongo a trabajar. Kate, va a resultar que en tus ratos libres en Ciudad Olivo y la Granja Mu-Mu aprendiste algo de seguridad informática.

Frustrado y cansado, con un Pokemon que parecía mas una niña histérica de cuatro años mas que una criatura inteligente y tras recibir varios golpes durante el día, Gin no podía pensar en otra cosa que necesitara mas que en descansar.El ambiente del grupo no era el ideal, pero ya era suficiente problema para el que su Abra actuara de la forma que lo hace aun cuando el intentaba enseñarle las cosas que debe o no debe hacer. "Huir, es lo único que hace un Abra, huir y dormir...Intente ser amigable, confiable, comprensivo, pero nada.Lo único que quiere es mantenerse lejos...si tanto le molesta que sea su entrenador sera mejor que la deje libre o la devuelva a el profesor, lo que ella prefiera.Quiero un compañero, no a alguien que ni siquiera confiá en mi." De verdad necesitaba un baño también, intentaba mantenerse positivo ante todo pero la situación era bastante agotadora.

Dedico su tiempo a preparar su comía, no tenia idea de si Abra se acercaría por lo menos para comer y no podía ofrecerle nada cuando estaba a tan alejada de todo el grupo.Kate quería estudiar el ordenador que todos habían dejado tirado en el suelo luego de que Mark lo soltara, y a pesar de haber pedido cargar con el se había olvidado del asunto cuando Abra comenzó a lanzar sus ondas psíquicas. -¿No tiene contraseña? Supongo que sobreestime la inteligencia del profesor a la hora de proteger datos importantes.No..seguramente el portátil en si no, pero la información debe estar protegida de algun modo.-

El día toca a su fin y la noche comienza a hacerse notar. De Abra no encuentro rastro, es buena jugando o tal vez yo estoy muy cansando, después de dar unas cuantas vueltas alrededor del grupo me queda claro que no daré con la pokémon psíquico. Regreso junto a Kate y observo a Sweet y a Mark, quiero jugar pero… estoy cansado. Abro la boca en un bostezo que deja salir un hilillo de humo.

-Manaman dermander Mander der chaar.(Mañana jugaremos… Sweet es bonita.)- Dicho esto, me despido con la manita y de correteo junto a Kate.

Kate parece molesta. No puedo decir que es, solo… molesta. Algo no está bien. Pero aun no comprendo bien. La miro y giro la cabeza, me acerco a ella y pongo el hocico bajo sus manos lamiendo sus muñecas. Me acomodo entre sus piernas mientras mira el ordenador, acurrucándome en la curva del cuerpo de ella. Su cuerpo es cálido, mas que el suelo, aunque menos que el mio.

Algo se remueve en la maleza y de repente salta a ti una pequeña con el pelo enmarañado que te tira al suelo entre risas. El peso extra da cuenta de lo mucho que ha crecido a pesar de que tampoco habéis pasado tanto tiempo separadas. Con una mirada divertida, se aleja y se balancea de puntillas, como si pidieses disculpas por un contacto físico tan brusco.

-¡Tenía ganas de verte, "Aba"! -exclama mentalmente. Al oír el nombre vuelven recuerdos familiares, exactamente la primera vez que os encontrasteis. No podía pronunciar tu nombre correctamente y al final te acostumbraste a ser "Aba" para ella. Y desde entonces tenéis un vínculo especial.

Tenía ganas de llorar, como hacían los humanos. Sin embargo, no merecían la pena. Aquellos humanos cada vez me caían peor. “¿Por qué no tengo un entrenador como Kate? Siempre ordenándomelo todo, siempre exigiéndomelo todo. Luego sería capaz de llamar desalmado a Mark por una acción prácticamente en su totalidad lógica”, pensaba, con rabia, mientras de la impotencia y rabia empezaba a temblar. Fue muy poco tiempo desde que emití el grito hasta que Hannah apareció, pero a mí me pareció una eternidad. Entrecerré mis ojos y me aparté levemente, de primeras, cuando oí unos ruidos procedentes de la maleza. Pensé que igual alguien más me había oído, y cuando vi que algo saltaba hacia mí por un momento temí lo peor. Todo lo contrario.

Si bien era difícil mantener cualquier tipo de contacto con aquellos humanos, no lo era así con Hannah, a la que abracé con fuerza cuando ella se me echó encima, acariciándola suavemente con mis anormales manos de Abra. Pese a que la falta de aire casi me asfixia, no me importó. Pero no quería que se alejara, por lo que una vez se alejó de mí me teletransporté frente a su pecho, volviéndola a abrazar. -Yo también tenía ganas de verte. Has crecido mucho-, le dije. Con ella, hablar mentalmente me era muy fácil, pero prefería hablar. Sin embargo, debido a que en parte tampoco me importaba, mi tono de voz distaba de sonar humano. Se trataba de un tono de voz parecido al de una hembra en la adolescencia, pero acompañada por un tono que hacía sonar la voz antinatural. Ser llamado Aba por Hannah me seguía pareciendo adorable. Por suerte, no tenía hambre, así que no me perdía nada. “Si Gin fuera más atento... Quizá el grupo con el que estoy no sea el adecuado”, pensaba, mientras cortaba el abrazo, me separaba un poco de ella, y esbozaba una leve, casi imperceptible sonrisa de alivio. -Una vez más, Hannah, he de pedirte demasiado. Mañana por la mañana tendré que desaparecer, pero, ¿te importa si me quedo a dormir contigo?-, pregunté, en un tono de dolor que estaba cerca de la súplica y el llanto. Me habían hecho daño, y ése era mi castigo. “Menudos imbéciles. Como no empiecen a tratarme mejor desapareceré de su vista cuanto antes... Dejarme capturar para acabar en manos de un niñato no es lo que nadie quiere”, pensé, mientras la miraba. -Por cierto, ¡estás preciosa!- Dudaba que aquello le importara, pues Hannah había sido una chica que casi nunca se había relacionado con humanos, pero su enmarañado pelo se había convertido en una tormenta de palo del color de la canela, y sus ojos se habían tornado dos avellanas preciosas.

Acepté la comida de Doc mientras me desperezaba.

- El tipo del pañuelo era cocinero - le comenté tranquilamente a Mark - Deberíamos haberle pedido a él que nos preparase una buena cena, a cambio de mi encantadora presencia y energía positiva todo el día. - asentí confirmando lo que era, por supuesto, una obviedad. - Qué es esto que me has dado? - le pregunté curiosa a Mark mientras olía el contenido del cuenco. No estaba acostumbrada a comida de lata, de hecho, creía que era la primera vez que comía algo así - Seguro que es comestible? No afectará a mi línea, verdad? Dicen por ahí que es importante que los Ralts conserven la línea para llegar a ser un hermoso Gardevoir. - Le expliqué el doctor mientras metía un dedo en el cuenco y lo chupaba después, para darle un veredicto al sabor antes de meterme de lleno en la cena. - No está mal. - acabé diciendo antes de empezar a comer de verdad.

Vi a Charmander despedirse mientras Kate se iba con el ordenador tras un intercambio de palabras algo seco con Mark, y le devolví el saludo con una mano.

- Me gusta Charmander. - dije continuando mi conversación con mi entrenador - Es simpático y taaaaaan mono. Pero también es fuerte. Me gsutaría que siguiéramos siendo amigos. - dije al final, dejando de hablar y centrándome en la comida.

Noes fácil habar cuando tienes la boca llena, además de ser maleducado y bastante asqueroso.