Partida Rol por web

Pongamos que hablo de Madrid

Entre Pinto y Valdemoro

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25/04/2012, 00:11
Hernando Marañón

—Como suponía, el contenido de la carta es de índole privada, por tanto no la voy a leer en voz alta.

Hago venir por turnos a mis compañeros para leerla, primero a la señorita de Noboa, que es a quien va dirigida, y luego a los otros dos camaradas. Por turnos con la intención de que no se deje de vigilar a esos individuos.
La carta dice así:

«Querida Isabel:
Siento mucho tener que pedirte este gran favor por escrito, en vez de hablarlo antes de que salgas hacia Toledo. Pero no quería que os agobiaseis durante el viaje y tampoco que Felisa se enterara, pues aunque es buena dueña, tiene la lengua suelta. Estoy convencido de que el guardia español, recomendado por tu hermano Santiago, te protegerá durante el viaje. Le he dado instrucciones de darte esta carta cuando llegaseis, no antes.
Hace unos días, un antiguo camarada de milicia, Don Pedro de Quintana y Simancas, que por destino o fortuna, en una de las mancebías de la calle la fortaleza, escuchó una conversación ajena que al principio no atinó a interpretar.
A medida que hablaban se destapaba el cocido y mi amigo solo llegó a poder oir parte. Hay un traidor a Las Españas que tanta sangre nos han costado mantener. Intentan suplantar a tu Tío Gonzalo en la misa que dará para su majestad en el Escorial. Debes averiguar quién es el traidor y como lo harán.
Estoy seguro que tus hermanos harán lo que puedan mientras llegais a Toledo. Dadle recuerdos a su excelencia mi hermano Gonzalo y que Dios os proteja.
Atentamente: Fernando Díaz de Noboa»

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25/04/2012, 10:32
Rodrigo Lope de Carrasco y Pérez

-Esto cada vez se pone más interesante... Y enredado...

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25/04/2012, 10:46
Gabriel Soto Queiroga

 Miré a Rodrigo con complicidad:

 - Decís bien...

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25/04/2012, 13:50
Isabel Díaz de Noboa

Tanto secretismo me consumía la paciencia y cuando llegó mi turno como si estuviera esperando a ser atendida en una tienda de la calle Arenal, sonreí con malicia al médico, indicando mi enfado.

Recorrí ávida las líneas estrechas y la letra arrugada y pequeña, leyendo, ansiosa por saber y conocer más acerca de todo aquel asunto que, a medida que pasaba el tiempo, me frustraba a la par que me entusiasma todo aquel revuelo alrededor de mi persona. Egocéntrica que era una.

-Es impresionante que mi padre se preocupe por mí- suspiré, sonriendo con desdén, volviéndome a sentar tras leer la carta-. Acertó con el guardia- bufé, riendo ahora-. Mi hermano es un malnacido que sólo aspira al reconocimiento ajeno y mi padre un estúpido por no verlo- callé un segundo, pensando si debía decir esas cosas a todos aquellos desconocidos-. En fin, la conclusión de esto es que me toca ir al Escorial y no me puedo oponer, por lo que veo, ¿verdad?- añadí, mirando aquellos hombres, tanto a José como al mudo-. ¿Y cuándo partimos?- pregunté-. Y no me digan que ahora mismo porque quiero descansar- fruncí el ceño, mirándolo-. ¿He oído mañana? ¿Mañana? Perfecto- me contesté-. ¿He oído que no muy pronto? ¿A eso del mediodía? Estupendo- bromeé.

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25/04/2012, 15:45
Hernando Marañón

Pregunto entonces a mis compañeros por lo bajo:

-Señores, ¿qué hacemos? ¿Volvemos a la villa para entrevistarnos con don Pedro? Yo no estoy por la labor de dejar a la dama a cargo de nadie a menos de que estos hombres nos paguen lo que nos deben ahora mismo. Estoy ya mayor como para que me tomen el pelo.

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26/04/2012, 11:29
Rodrigo Lope de Carrasco y Pérez

-Opino lo mismo que vuestra merced don Hernando, no estoy yo como para que me tomen el pelo.

Dirijo una larga y socarrona mirada desde arriba hacia abajo a la señorita, y al terminar, sonriendo de forma cínica, digo:

-Opino que deberíamos ponernos en marcha ahora mismo, este enredo nos indica que no hay tiempo que perder. En primer lugar, si la dejamos aquí debemos reclamar lo que se nos adeuda, mi acero ha quitado dos vidas y el vino necesario para ahogar la conciencia no es gratis, en segundo lugar, lo de ir corriendo hacia la villa me parece una encerrona... Al menos me da ese tufo...

 

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26/04/2012, 21:31
Director

-Como ustedes verán,-dijo josé de Pinto-nosotros no tenemos ni sabemos de su dinero. Y si realmente ese tipo quiere reirse de mi a la cara, mas le vale tenerlos bien puestos que no es fácil librarse de mí.- El Mudo golpeó la mesa con su jarro de vino haciendo saltar algunas gotas sobre la mesa, con la clara impresión de que él opinaba lo mismo que su compañero.-Les aseguro que si me entero de que sus mercedes no han acabado bien parados, haré una visita a nuestro amigo, aunque marche con el turco y se haga eunuco.- 

Las palabras del hombre dieron cierta tranquilidad al asunto que, aun estando entre gente de poca catadura, en esta nación forjada con acero y templada con sangre de españoles, es de oficio ser compañero de desgracias incluso de tu enemigo. Por lo que, si estais en lo cierto, tened por seguro que le pasará su cuchillo por la gorja al desgraciado.

Y asintiendo a las palabras de la dama, acabó el guiso.

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26/04/2012, 22:01
Isabel Díaz de Noboa

Puse los ojos e blanco ante la bravura del hombre y reí para mis adentros recordando cómo mi hermano Carlos también fanfarroneaba y se le llenaba la boca de honor, justicia, honradez.

Suspiré y reprimí un bostezo, manifestando mi cansancio.

-Pues, si no hay más que hablar- dije, con voz fatigada-. Me van a tener que excusar, pero mis sueños me reclaman y necesito dormir- me levanté del asiento y busqué con la mirada al encargado.

Va a ser interesante cómo, sin ayuda de Felisa, voy a poder quitarme el endiablado vestido, pensé, amargada.

-Nos vemos, pues, mañana. Pasen buena noche.

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26/04/2012, 23:23
Director

Los dos guardeses se levantaron de sus asientos deseado buenas noches a la señorita. El mudo hizo una leve inclinación e indicó una puerta que daba a las habitaciones.

Poco después, los dos hombres se retiraron también a dormir.

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28/04/2012, 12:34
Gabriel Soto Queiroga

Ya solo quedaban tres hombres en la estancia.-Dadas las circunstancias señores, esto no me gusta. Al parecer alguien nos está tomando el pelo.- El joven se movía hacia un lado y otro nervioso.-Me veo obligado a ir a Madrid para pedir mi dinero y continuar mis estudios de esgrima que fué, en un principio, para lo que acepté el trabajo.-A sido un placer conocerles caballeros,-dijo el joven tocándose el sombrero a modo de saludo. -Y tengan sus mercedes buenas noches, mañana iré a la villa.-

Después solo quedaban dos hombres. 

Notas de juego

Tsabrak nos deja y su personaje también. Continuará con sus estudios de esgrima.

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30/04/2012, 08:39
Director

Antes de daros cuenta el cansancio se apoderó de vuestros cuerpos y el sol amanecía por levante de nuevo. El joven se levantó antes que vosotros, pues no lo veis en la sala, ni en el comedor. Os sentais para comenzar a desayunar cuando tres tipos, de cara poco amigable y tapados por capas, entran por la puerta. Por el ruido que hacen, parece que lleven hierro como para hacerle la guerra ellos solos a los malditos herejes. 
Uno de ellos habla con el dueño para herrarle la pata al caballo y otro le mete prisa.-Dese usted vida, que no podemos perder el tiempo.- 

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30/04/2012, 10:06
Rodrigo Lope de Carrasco y Pérez

-¿Qué os parece eso don Hernando? Suenan como si ellos solos fueran para Flandes a abrir pescuezos. ¿Nos acercamos?

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30/04/2012, 15:03
Hernando Marañón

-Lo que me preocupa es que traigan Flandes aquí y se ceben con nuestras golas. Tal y como están las cosas, tengo un mal presentimiento. Acerquémonos como quien no quiere la cosa y pidamos algo al mesonero, quizá saquemos prenda y nos enteremos de adonde se dirige su acero.

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30/04/2012, 15:28
Rodrigo Lope de Carrasco y Pérez

Inspirado por la sugerencia del médico, me acerco lentamente al mesonero, cuidando de poner el oído a cualquier cosa que puedan decir los recién llegados.

-¿Tendría la bondad de servirme un vaso de vino?

Cuando el mesonero me acerque el vino, le doy primero un tiento, olfateando los vapores del jugo de Baco para, posteriormente, deleitarme en su sabor. Toda artimaña es poca para evitar que los visitantes descubran mis poco honestas intenciones.

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30/04/2012, 15:40
Isabel Díaz de Noboa

Los rayos del sol me despertaron cuando se filtraron por la vieja persiana y desperté, bostezando y recordando todo de golpe. Todo lo del día anterior me vino a la mente como si mi cabeza quisiera castigarme o torturarme.

Me encantan mis despertares, pensé, amargada, saliendo de la cama y escrutando por la ventana el nuevo día.

Fruncí el ceño al girarme y miré el vestido, irritada. Si gasté toda mi paciencia en quitármelo, iba a ser divertido cómo demonios me lo iba a poner yo sola, sin ayuda.

Me encogí de hombros y dejé de perder más el tiempo, para embutirme en él y comenzar a jugar con las lazadas y todo lo que diablos fuera para salir un tanto arreglada de la habitación tal y como marcaba mi posición social, aunque ésta me importara más bien poco.

Tras lo que me parecieron horas y después de mirarme en el espejo, coqueta, evaluando mi aspecto,  salí de la habitación, parándome en medio del pasillo para ajustarme mejor el corpiño y me dirigí hacia los caballeros a los que aún debía un agradecimiento por haberme salvado la vida el día anterior pero que aún se me atragantaba.

Los saludé con un gesto de la mano y miré el desayuno, tratando de disimular mi desagradado ante tal comida. Bebí un poco de vino y alcé la vista en cuanto aquellos hombres entraron en el lugar.

Los observé de manera discreta y escuché lo que decían, interesada. Alcé las cejas sorprendida, en cuanto vi todo el acero que llevaban encima y reí para mis adentros pensando en qué demonios iban hacer con tanta espada.

Escuché las palabras de mis acompañantes y pegué un suspiro ante sus reticencias. Seguí con la mirada a Rodrigo y puse los ojos en blanco.

-Dejad a una experta- dije, levantándome yo también.

Fui hacia donde estaban los hombres, los miré de arriba abajo y dije:

-Tengan muy buenos días vuestras mercedes- saludé, de forma educada-. ¿Qué les trae por estos lares? ¿Viajan al igual que nosotros- pregunté, curiosa-. ¿O se van a librar una batalla los tres solos?- añadí, señalando con el mentón los aceros.

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30/04/2012, 21:10
Director

-Si no nos damos prisa pasará el coche..decía uno de ellos entre dientes siendo esto lo que Rodrigo escuchó de su boca, pues enseguida los caballeros, educados ante la interrupción de la dama, se tocaron el sombrero con una ligera inclinación de cabeza.

-Falla por poco dama o doncella, pues de camino vamos aunque tres seamos.-El que habló era un hombre alto y de buen porte. Rondaba la cuarentena y vestía elegante aunque con ropas de viaje.-¿Y vos quién sois?. Añadió locuaz.

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01/05/2012, 12:01
Isabel Díaz de Noboa

Enarqué una ceja.

¿Dama o doncella?, pensé, irritada. Pero, ¿es que acaso se me nota tanto?

Suspiré, sonriendo y los miré, un tanto altanera, ante lo directa que fue su pregunta y me mordí el labio inferior, haciendo tiempo, sin saber si contestar o no.

-No pretenderá que le diga quién soy cuando yo no sé quiénes son vuestras mercedes, ¿verdad?- dije, sonriendo con desdén-. Preséntense y yo haré lo propio- ofrecí como si estuviéramos negociando a qué precio debía de vender la arroba de trigo.

Notas de juego

O.O Copón, es verdad, son tres. Y yo leyendo dos... Si es que... ¬¬

No puedo corregir el anterior post, Master :(

Pero, vamos, que me queda claro, son tres >.<

XDXDXD

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01/05/2012, 15:49
Director

-Por supuesto, que modales ante tan noble dama.-Justo cuando se disponía a hablar el posadero entra con una herradura menos en la mano. Los hombres le pagan. El galán os besa la mano y atraviesa la puerta. Podeis oir como uno de ellos, levantando un poco más la voz de lo prudente, para hacerse oír por encima del relincho de los caballos.-Vamos a por ese carruaje. Si su santidad llega al Escorial pueden olvidarse sus mercedes de la paga. ¡Jiaaa!- El galope de los cascos retumba en la habitación justo cuando aparecen los dos guardeses.

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01/05/2012, 19:10
Hernando Marañón

Bueno, experta dama, parece que a vuestro tío le espera esta mañana un mal encuentro. La misa en Escorial será aburrida el día de hoy. Al menos más que de costumbre -bebo el vino del mesonero con tranquilidad.

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01/05/2012, 21:10
Isabel Díaz de Noboa

Maldije al posadero mil veces. Quise retener al hombre un poco más de tiempo en cuanto me besó la mano, pero salió como si el mismísimo diablo lo persiguiera. A él y a sus compañeros de fatigas.

Qué bien, pensé, irónica, viéndolos salir. 

Fue entonces cuando mis oídos escucharon aquellas palabras y el corazón se me aceleró. Fruncí el ceño y emití un pequeño grito ahogado, pensando en lo que acabábamos de dejar escapar.

-Maldita sea- murmuré, maldiciendo, irritada.

Miré al médica y resoplé, notando mi ira de nuevo surgir y recorrer mis venas.

-Matasanos, guardad la lengua si no queréis que os la corte- dije, tajante, mirándolo de forma fría-. Tenemos que irnos ya- añadí, deseando un condenado caballo para seguir a aquellos hombres y darles alcance en seguida-. ¿Dónde están los bravos de anoche?- pregunté, frunciendo el entrecejo-. Creía que íbamos a ir al Escorial esta misma mañana- suspiré-. ¿Dónde se ha visto que la dama tenga que esperar?