Partida Rol por web

Recopilación de pistas: día 1

El grupo se reunió en la cabaña de Harlan, tal como habían acordado. Posiblemente fuera el sitio más discreto para sus reuniones, pero quizás no el más seguro. Fuera de los muros de palacio la seguridad dependería de ellos mientras realizaran el trabajo secreto encomendado por el rey, por lo que deberían dormir con un ojo abierto.

El primer día de investigación fue más productiva para unos que para otros, ya fuera por su don de gentes o por saber buscar en el sitio y momento apropiados. Harlan sabía tras su reunión con el capitán Rolan que el tiempo para investigar el intento de asesinato se complicaría con el tiempo. Ver las cartas acuñadas sobre la mesa del capitán le hizo recordar que pronto seria el aniversario de los reyes. El asesino debía estar tramando un segundo plan para aprovechar la ocasión, pues sabía que cada año los guardias estaban desbordados con los banquetes y las visitas.

Bert abrió las conversaciones.

- Y bien, ¿qué tal os ha ido? Yo he sacado poco en claro, excepto que el príncipe tiene, efectivamente, una forma de salir de su cuarto y bajar a beber a las tabernas de la ciudad, aunque no he conseguido encontrar la forma concreta de la que lo hace. Los guardias tampoco saben, bueno, más bien no les interesa ni quieren saberlo, qué tabernas frecuenta ni con quien. Aunque viendo su reacción, me extrañaría que siempre "durmiese solo"... ¿Por vuestra parte? -

- Los guardias de las puertas no toman nota, y su capitán casi me acusó de llamarlo incompetente por preguntarle si habia visto alguien a deshora. Puede que refuerce mas la seguridad con motivo del aniversario de los reyes... Pero dudo que nos ayude en nada ese tipo. - Les explicó Harlan molesto por no haberle podido sacar nada mas de información al capitán. - Aunque dudo mucho que el esté metido en el complot... Demasiado leal y recto como para meterse en ello. 

—Hablé con una de las doncellas de la reina. Me confesó que la reina tiene varios amigos íntimos en la corte. Amantes, para hablar claro.—

—Parece ser que se las apaña para visitar sus dormitorios por las noches.— Dugan se encogió de hombros e hizo una mueca con la cara. Las infidelidades eran cosa común entre los cortesanos. Eso era algo que todo el mundo sabía. Sin embargo, le extrañaba que la reina fuera tan poco discreta.

—Según me dijo la muchacha, el rey es, a veces, un poco violento con ella, con la reina. Parece que cuando se enfada, la golpea. Sus criadas la maquillan en muchas ocasiones para ocultar los moratones.—

—No se si esto nos aclara algo o no. Aunque la reina tuviera algún motivo para hacer daño al rey, eso no nos aclara quien ha intentado eliminar al príncipe.—

Oh, así que la reina tenía amantes...

- Dugan, ¿sabemos algo sobre su identidad? Especialmente, si alguno de ellos tiene un hijo que pudiese tener aspiraciones al trono... esto nos daría una MUY BUENA razón para querer eliminar a los príncipes... Y la reina, desde luego, ha de tener acceso a sus ropajes. -

Sabía que no era una opinión popular, el hecho de asesinar a sus propios hijos pero... ¿cuánto conocían a la reina? Y, sobre todo, pudiese ser que ni siquiera ella estuviese enterada...

Reinhard escuchaba la conversación discretamente desde un rincón de la cabaña. Aquello se le atragantaba. Infidelidades, complots, rumores. Los asuntos de palacio no eran lo suyo.

- Yo no he tenido tanta suerte con la servidumbre - bufó Reinhard -. Entre ellos se dice que la reina evita activamente compartir estancia con su marido el rey. Durante las cenas se ausenta con la excusa de que está en uno de esos días del mes. Ya sabéis... cuando las mujeres sufren de histeria.

Aquella información no parecía aportar mucho en aquel contexto, pero quizá cobrase algún sentido si se unían todas las piezas.

- Entiendo que la esposa quiera mantener las distancias con el rey, cosa comprensible, y entiendo que el rey haga la vista ciega ante los escarceos de su mujer, tiene otros asuntos en los que pensar - el guerrero se rascaba la cabeza intentando dar sentido a todo aquello -. Pero no veo claro cómo ésto está relacionado con el ataque de la bestia y aquel trozo de tela roñoso. Salvo que...

Reinhard intentó sacarse aquella idea de la cabeza. Era su rey, por todos los dioses. Pero, sin embargo, no podía descartar esa posibilidad.

- Salvo que la reina no sea la única que haya yacido en cama ajena. Aquella criatura buscaba a uno de los hijos del rey... ¿y si no se refería a los dos príncipes?

—Le pregunté a la doncella.— Respondió a Bert.

—Dijo no saber la identidad de los amantes. Solo añadió… ¿Cómo dijo exactamente? Dugan echó los ojos hacia atrás intentando recordar su conversación. Sí, sí… dijo que debe ser alguien influyente y apuesto de palacio. Esas fueron sus palabras.— Dugan se encogió de hombros. No sabía a quien se podía referir.

—¿Creéis que la reina pudo disimular un embarazo y un parto?— Dugan dudaba mucho que esto pudiera ser así.

—No se. Se rascó la cabeza Si la primera doncella con la que me tropiezo sabe que la reina visita alcobas ajenas ¿Cómo  es posible que nadie en palacio se haya dado cuenta que la reina ha estado embarazada?—

- ¿Alguien joven y apuesto del palacio? ¡Maldición, yo soy el principal sospechoso! - 

- Dijo influyente, Bert. - Le recordó Harlan. - Dudo que seas tu. Aun asi tal vez deberiamos llevarte ante el rey y comentárselo. - Bromeó, curioso por su reacción. 

- ¿Que nobles apuestos hay en palacio? - Preguntó el cazador. No solia ir por la corte, ya que sus " dominios " eran su cabaña y el bosque. Probablemente Bert o Reinhard, que pasaban mas tiempo cerca de la corte y del rey tuvieran mas idea de una lista de sospechosos. 

A bert no le sonaba nadie más apuesto que el...

Las fiestas eran una buena ocasión para hacer discretas escapadas con los amantes, pero recordaron que las doncellas ni los criados mencionaron que fueran nobles. Los sospechosos se limitaban a todos aquellos que vivían en palacio, siendo principalmente los altos cargos que venían a ser: el alquimista Abdel, el capitán Rolan y el consejero Ranald. Sospechosos, al menos, de ser alguno de ellos el amante de la reina.

El guerrero frunció el ceño. Más aún si cabe.

- Yo no entiendo de estándares de belleza que no sean una barba bien poblada y un brazo firme, pero creo entender que el alquimista es ciertamente popular entre las doncellas de palacio - comentó apartando ligeramente los ojos a un lado -. Su aspecto exótico puede tener algo que ver. O eso o es de los que vierten menjunjes extraños en la bebidas de las mujeres.

Era evidente que aquel mulato contaba con los medios para hacer algo así. También contaba con extensos conocimientos en materia de licántropos, cosa que no todos en palacio podían afirmar. Todo ellos sumado a lo que sus compañeros habían averiguado le empujaba a sospechar del extranjero.

- Es tan influyente como otros nobles de alta cuna - apuntó, pues el rey y casi todo el palacio acudían a él en caso de problemas de índole de lo más diversa - y dirigirse a sus aposentos en busca de remedio cuando llegan esos días del mes suena como una excusa verídica al menos.

Si la reina estaba viéndose con alguien implicado en todo este complot ¿en qué la convertía? ¿Sería ella también culpable del intento de asesinato? ¿Y a quién se refería el monstruo antes de caer? Reinhard se rascó la cabeza. En aquellos instantes habría preferido estar rodeado de orcos en lugar de tener que lidiar con este asunto.

EL capitán de la guardia... Harlan no sabia si considerarlo apuesto. No conocia los gustos de la reina. Pero influyente ciertamente lo era. 

- No se sobre el capitán Roland. Es duro, rudo y tiene a toda la guardia bajo su mando. Creo que eso entraria dentro de una categoría influyente. - Dijo el cazador. Lo pensó un poco mas antes de añadir. - Parecia demasiado celoso de su posición como capitán de la guardia. Leal en extremo al Rey. O era muy bueno fingiendolo, o no creo que pudiera hacer algo asi, y traicionar al Rey de esa manera. 

- Tenemos que conseguir acercarnos a ellos y averiguar qué sabe cada uno... -

—A mí no se me ocurre ningún candidato más— Dugan se encogió de hombros.

—Podríamos empezar por esos dos. El capitán Roland y el alquimista. Investigarlos a ambos. O incluso podemos montar alguna vigilancia en los aposentos de la reina. Esperar en un lugar oculto a que salga y entonces seguirla. —

Reinhard se ajustó las conchas de la armadura. Con gesto decidido dio un paso adelante.

- Seguir las migas de pan que nos deja la reina en sus escarceos dudo que nos lleve a resolver este siniestro contubernio - puntualizó -, pero más nos vale no dejar pasar la oportunidad. Si la reina decide continuar con sus visitas nocturas seré yo quien se aposte junto a sus aposentos. Tengo mis métodos.

El guardaespaldas se dispuso a abandonar aquella cabaña. Discutir sobre aquello no iba a ayudarles a desvelar aquel misterio y sin más pistas que aquellas no estaban más cerca de conseguirlo. Una nube de pesimismo flotaba sobre el guerrero. No es que aquello fuera algo fuera de lo habitual, pero dejaba entrever que la situación le venía ciertamente grande.

- Sigo pensando que todo no tiene ni pies ni cabeza - insistió con cierto desdén -. Los orcos querían la sangre de uno de los hijos del rey. Si todo esto no nos lleva a resolver este asunto estaremos perdiendo el tiempo y poniendo en riesgo la vida de uno de los descendientes de nuestro monarca. Sea uno reconocido o un simple bastardo...

- Al capitán de la guardia no le caigo bien creo. - Dijo Harlan aun disgustado por el trato del tipo. - Si alguno va a ver al alquimista, mejor le acompaño. 

Ya habia tenido su encuentro con el capitán, preferia no volver a coincidir con él. El alqumista al menos era un intelectual, aunque raro. Tendrian algun tema que compartir. 

Como echaba de menos la vida simple que tenia el cazador. Simplemente saliendo de su cabaña de vez en cuando y no relacionandose casi con nadie. 

- Creo que sería mejor que vayamos juntos, esta vez. No me imagino lo que puede ocurrir si alguno de estos es el responsable y tiene capacidad de volver a invocar a esas bestias... -

En su opinión, el alquimista sabía demasiado, y había pedido tiempo a solas...