Partida Rol por web

Regresas al lugar donde dejaste a Tess, permanece allí medio oculta entre las sombras y observando toda la actividad que sucede alrededor del barco.
Relatas todo lo dicho por los agentes y entre cierra los ojos con ira cuando mencionas a los Siervos de la Luz.

- Acabas de salir del colegio, es imposible que seas un nigromante o practiques magia ilegal sin que ellos lo sepan. Puedes regresar a las Seis Torres y pedir amparo, allí te protegerán y lo intentarán resolver con los Siervos de la Luz. Pero esos chiflados no entran en razón, puede que cedan y acaben contigo en cuanto salgas. Y vivir dentro de los muros el resto de tu vida no asegura que encuentren la forma de matarte. Si uno de sus oráculos dice que debes morir ellos se aseguraran de que así sea.

Las palabras de Tess no son precisamente alentadoras, parece que estás condenado a muerte por la facción menos racional del mundo. Y por si fuera poco sus hilos llegan lo suficientemente lejos como para no estar tranquilo en ningún lugar.

La bruja se aleja de la esquina, parece que la vigilancia del barco no aporta mucha información.

- Conozco a alguien, puede que nos ayude a saber por qué te quieren matar. Dudo que estos sirvientes sepan realmente los motivos, simplemente ejecutan ordenes sin cuestionarlas. La persona de la que hablo no vive muy lejos, está en Isla de Gigantes, a un par de días de viaje. El problema es que es un lugar peligroso, el lugar hace honor a su nombre y una vez allí no va a ser fácil llegar hasta él. A no ser que se te ocurra otra cosa...

Lo medito un poco. -Está bien, vayamos a la Isla de los gigantes. Será peligroso, pero ya estoy metido hasta el cuello. Si todo este asunto del cazador es real, quizá tu estés más a salvo. A lo mejor no hace falta que sigas exponiéndote.

Empezó a pensar en la isla de los gigantes y en el viaje. -¿Necesitaremos encontrar un barco? ¿provisiones? ¿Cuerdas? ¿Linternas? ¿Podemos aprovechar el viaje para recolectar alguna planta u otro material valioso?

Una vez decidido el siguiente paso volvéis a vuestros caballos. Cabalgáis hacia el norte mientras Tess te informa de vuestro destino.

- Si recorremos la costa pasaremos por varios pueblos, en cada uno podemos buscar un barco que vaya a la isla. Conozco algunos refugios de camino, puede que sea mejor hacer noche fuera de posadas. Puede que envíen mas asesinos a por ti, sin olvidar que los míos todavía me persiguen.

Los caminos entre pueblos son largos y poco transitados, aún así puedes ver que cualquier planta con un mínimo de valor ha sido recolectada. Tess te explica que hay que alejarse mucho de los caminos para encontrar algo de valor, lo mas valioso ya ha sido recogido por los herboristas locales y sus conocimientos no son tan buenos como para identificar y diferenciar una planta común de una con utilidad. En tu caso apenas sabes realizar algún ungüento para el dolor, pero solo si te dan los materiales ya preparados.

La tarde se alarga cuando llegáis a un pequeño pueblo pesquero a mas de una docena de kilómetros al norte de donde dejasteis a los agentes. Antes de entrar os detenéis a un lado del camino.

- Hay unas ruinas a un par de kilómetros de aquí, puede servirnos de refugio para esta noche. O podemos usar la posada local, creen que vamos a píe, si nos están siguiendo apuesto a que llevamos medio día de ventaja. Eso si realmente alguien va tras nosotros. Hagamos lo que hagamos debemos hacer guardia, no es seguro confiarse.

Viajaron durante kilómetros, hacia los pueblos de la costa, ya rayaba el anochecer cuando llegaron. Durante el viaje escucho las indicaciones de Tess sobre plantas. –Yo me refería a en la propia isla de los gigantes, si es un sitio peligroso no irán muchos recolectores allí. ¿Lo de los gigantes es literal? No me apetece que me aplasten…

Es por intentar sacar algo de dinero. No esperaba tener que vivir como un forajido errante tras mis estudios. De haberlo sabido, habría ahorrado más. ¿Esta es la vida que lleváis los brujos solo por no plegaros al consejo de magos?

Era duro estar a la fuga, hasta ahora habían tenido suerte logrando salvar el tipo, pero se le antojaba muy duro tener que vivir el resto de su vida atemorizado porque algún chalado de esa orden fuese a matarlo. Al menos no estaba solo en esto.

No tardo ni un segundo en decidirse. -Creo que las ruinas son más seguras, en un edifico las paredes jugarían en nuestra contra de cara a huir. En las ruinas no creo que se acerque nadie por casualidad, mientras que en la taberna cada vez que oyéramos a alguien por el pasillo nos asustaría. Además de que todo el dinero que podamos ahorrarnos ahora podría venirnos bien en el futuro.   

Os encamináis hacia las ruinas mientras Tess te habla sobre la Isla de Gigantes.

- Me temo que es literal, por eso no vive mucha gente allí. Es uno de muchos lugares condenados por vosotros...  bueno, por los fundadores de tu colegio. Por eso ahora nadie se puede salir de sus reglas, para evitar que una mago poderoso llene de gigantes y bestias una isla. Y si, hay muchas hierbas y ruinas por toda la isla. Algunos locos van en su busca, así que supongo que también hay muchos cadáveres con sus respectivas riquezas. A los gigantes no les interesan esas cosas.

El Sol comienza a desaparecer tras el horizonte y cabalgáis tan solo con el resplandor rojizo del atardecer.

- Si no nos comportamos como criminales no nos ajusticiaran como tales. Pronto nos perderán la pista y, si no hacemos mucho ruido, nunca volverán a encontrarnos. De momento podemos sobrevivir, cuando sepamos a que nos atenemos pensaremos en la forma de conseguir unas monedas. La gente con dinero siempre necesita algo, y a un buen curandero nunca le falta el trabajo.

Las ruinas pertenecen a una antigua ermita derruida. El pequeño techo abovedado se ha hundido sobre la única sala dejando el techo al aire y manteniendo tres de las cuatro paredes intactas. La entrada es difícil pero eso ayuda a no ser vistos desde el exterior, como plan de fuga tenéis la pared que falta y cuyo montón de escombros supera ligeramente el metro de altura.
La bruja te encomienda atar los caballos mientras ella va a buscar leña, prevé una noche fría y tu temor a que el fuego sea visto se disipa cuando compruebas que el interior de la cúpula caída sirve para ocultar gran parte de la luz permitiendo escapar al calor.

Buscando en las alforjas de los caballos encuentras algo de pan y un tarro de miel a la mitad. También hay algunas zanahorias crudas, posiblemente para los animales.
Tess se sienta en el suelo y se tapa con su capa, su ropa negra hace que sea casi invisible con tan poca luz.
Deposita las ramas bajo la cúpula y espera a que, si quieres, enciendas la hoguera.

La noche cae y el bosque a vuestro alrededor cambia de forma drástica tomando un cariz tenebroso.

Enzo entró con reverencia en la ermita, que el edificio ya no se empleara no borraba el aura de sacralidad del lugar. Aunque quizá fuera una sugestión de su propia mente. Cuando te dedicas a la magia no sueles dedicarle mucho tiempo a los dioses, cierto es que Nerevar le despertaba cierta simpatía. Pero poco más. Aun así era respetuoso por naturaleza. Comprendía que las cosas no son sólo lo que son, sino también lo que representan y simbolizan a otros niveles.  

Ató los caballos, asegurándose de que el nudo era firme y les entregó las zanahorias*, junto con un suave gesto sobre el lomo. Casi tenía ganas e ponerle nombre al suyo, aunque como no creía que fueran a acompañarles en su viaje, era tontería. Aun así no pudo evitar decirles “buenos chicos, lo estáis haciendo de maravilla”

Cuando la bruja volvió con las ramas le ayudó a hacer un montón y puso sus manos sobre él sintiendo como la magia se acumulaba en ellas, formando fuego. En un santiamén tenían una hoguera. Si iba a ser un fugitivo tendría que dejar atrás la idea de ser un gran maestro y desarrollar conjuros más de estar por casa: remendar ropa, secar, invocar animales comestibles, depurar agua, etc.

Partió dos rebanadas de pan y las tostó cerca del fuego antes de untarlas con miel y entregarle una a ella y empezar a devorar otra. La imitó pegándose a la pared todo lo posible tratando de disfrutar el microclima que había entre los viejos muros y la hoguera. Conforme la noche reclamaba el lugar los ruidos de los insectos y del viento ululando entre las viejas piedras se hicieron más inquietantes y aterradores.

Por fin un descanso, por fin un momento para entrar en calor y comer sin tener un ojo puesto en una puerta pero sin olvidar que la historia se puede repetir en cualquier momento.
Meditas sobre tu vida ahora y analizas lo lejos que estás de tus objetivos, piensas donde quedarán tus planes y que es lo que te espera.
Como si tuviera el poder de leer la mente Tess comienza a hablar sobre el tema que te ronda por la cabeza.

- No siempre va a ser así.

Miras a la bruja pensando si en algún momento has pensado en voz alta y ella simplemente te ha respondido. Mientras habla mantiene la mirada perdida en el fuego, sus ojos se vuelven aún mas claros y por un momento parece desaparecer ese aura de oscuridad que rodea a las brujas.

- Se que tendrías tus planes, que querías ser el mago personal de algún noble o un erudito de la magia. Nadie estudia algo durante años para después no dedicarse a eso. Pero no está todo perdido, solo hay que descubrir que quieren de ti y como solucionar el problema. Todo tiene solución si conoces a las personas adecuadas, incluso la muerte.

De repente parece volver en sí y se abriga aún mas con su capa.

- Deberíamos dormir, si queremos embarcar mañana hay que visitar temprano los puertos que nos quedan. Elige si prefieres dormir ahora o vigilar primero, aunque no nos encuentren siempre podemos toparnos con cualquier bestia o criminal.

Asiente las palabras de la bruja, parece que era una optimista después de todo. Era de agradecer. La contempla, apenas una sombra misteriosa pegada a una pared, aunque la luz del fuego ilumina su rostro dándole un aspecto entre inquietante y solemne.    

-Descansa, yo me ocupo de la primera guardia.-

Se arrebuja más en su manta, mirando atento en todas las direcciones, tratando de no pegar un bote cada vez que un animal o el viento hagan un ruido súbito. Extrañaba la comodidad de Seis Torres y su camastro. Y, sobre todo, el no ser perseguido por asesinos profesionales y chiflados.

Al menos se veían las estrellas por la parte donde el techo se habia derrumbado.  

Viendo el movimiento del cielo calculas cuanto tiempo vas a dejar dormir a Tess. Cuando una estrella especialmente brillante se oculta tras la bóveda del templo despiertas a la bruja e intercambiáis posiciones y tareas.
El día ha sido largo y agitado, en cuanto cierras los ojos te sumerges en el mundo de los sueños con suma facilidad.

Te despiertas al oír un estruendo, abres los ojos y compruebas que el Sol no ha salido todavía. Fuera del templo el bosque está en llamas, Tess te grita desde una de las paredes derruidas.

- ¡Tenemos que huir! ¡Nos ha encontrado!

Señala hacia la bóveda y ves algo elevarse por encima del edificio. Una gigantesca figura oscura se erige sobre el templo y se agacha para asomarse a través del agujero. Sus ojos son dos puntos rojos que escrutan el interior, no puedes ver su boca pero estás seguro de que sonríe cuando te encuentra.
Una larga mano negra entra por el techo y antes de que puedas reaccionar se acelera hacia ti y te aplasta.

Sobresaltado vuelves a despertar. A tu alrededor todo sigue como lo dejaste, Tess te mira con curiosidad ante tu repentino desvelo.
El Sol aclara el cielo a medida que se asoma lentamente por le horizonte, no sabes cuanto has dormido pero la pesadilla ha desvanecido todo descanso.
La hoguera está apagada y la bruja parece lista para partir cuando tú dispongas.

Enzo se despertó sobresaltado ¿Había llegado a gritar? La pesadilla había sido aterradora. No una de esas que se confunden con la realidad, sino cargada de emociones y fuerza, que te turban por dentro. Reprimió un escalofrió al recordar esos dos puntos rojos en una forma sombría y misteriosa. Una silueta aterradora que le costó un buen rato apartar de su mente.

Se levanto, aun turbado. –Un sueño muy desagradable- Fue su única explicación mientras se ponía en marcha, ayudando a la bruja a recoger lo que hubiera que recoger y encaminándose hacia los caballos.  –¿Crees que llegaremos a zarpar hoy hacia la isla?-

El estomago le gruño, pero prefería poner tierra de por medio con este lugar antes de contentarlo. Ahora ya no estaba en seis torres, ahora debían racionarse.

Recogéis todas vuestras pertenencias y ocultáis los restos de la hoguera a fin de evitar ser rastreados. Podrían pertenecer a cualquiera pero es mejor ser precavido.
Mientras abandonáis las ruinas Tess se limita a encogerse de hombros ante tu pregunta, parece que su humor no es precisamente bueno recién levantada.

Tras mas de una hora de viaje entráis en un nuevo pueblo pesquero. La similitud entre los últimos que has visto te hace pensar que habéis regresado, pero no tardas en ver algo tan inconfundible como la escultura de una sirena en mitad de la plaza. La estatua, tallada con maestría en piedra, desentona con el aspecto sucio y descuidado del resto del lugar.

Al llegar al puerto os llama la atención una galera que destaca entre los pocos barcos pesqueros del lugar. A bordo hay varios caballos y una docena de personas que por su aspecto parece tratarse de aventureros. En cuanto os ve se acerca corriendo un adolescente, por su ropa parece un marinero.

- ¿También viajáis a Isla de Gigantes? Está claro que no sois pescadores, aunque tampoco veo espadas ni armaduras. Por cien monedas el Espectro os llevará hasta allí. - dice señalando a la galera que hay a su espalda.

Pese a ser justo lo que buscáis Tess no parece contenta. Su mirada está fija en los aventureros del barco, los escruta con cierta desconfianza.
Se gira hacía ti mirando de reojo al grupo.

- El dinero no es problema, lo recuperaremos. Pero no se si es buena idea meterse en un barco lleno de buscavidas, nuestras cabezas tienen un precio y cualquiera de esos puede que lo sepa. En el mar no tenemos escapatoria, tu decides.

aunque tampoco veo espadas ni armaduras

Enzo aparta un poco su abrigo para mostrar el pomo de su arma, no era un gran mandoble pero le había permitido seguir practicando en el patio de la residencia donde estaba su dormitorio en Seis Torres durante todos estos años.

-Curioso nombre para el banco, es un poco siniestro pero me gusta. Mira a ver si nos hacen descuento por ir dos juntos. Más de 90 me parece un atraco a mano armada*.

Cuando el muchacho se aleja  se vuelve a su compañera: -Cada día sin zarpar es una oportunidad más de que nos pesquen, además ¿Quien va a ir a la isla de los gigantes sino buscavidas? Un pescador podría llevarnos pero igual no se atreve ni a llegar hasta la costa, A saber si tiene el valor de venir a recogernos a la hora acordada. Si de mi depende zarpamos aquí mismo.

El muchacho observa tu espada y mira a Tess esperando que haga lo mismo. Ella se limita a negar con la cabeza indicando que no va a imitar tu gesto.
Os alejáis para dialogar mientras el chico espera pacientemente.

- Muy bien, embarquemos. Espero no tener que lamentar este viaje.

Sin darte opción a replica se gira y entre cien monedas al muchacho. Te mira para ver tu reacción cuando paga lo que han pedido y no hace ni intención de regatear.
El joven marinero hace un gesto para que lo sigáis y subís a bordo. Mientras abordáis el barco algunos aventureros os miran, no sabes si se fijan en ti por tener aspecto de mago o en Tess por parecer una bruja. El caso es que os sentáis lo mas alejado posible de cualquier de los tres grupos que parece haber.

Tras unos minutos hace acto de presencia en la cubierta quien parece ser el capitán del Espectro. Lejos de parecer un marinero, o un pirata viendo el tipo de barco, el hombre parece uno de esos nobles eruditos que han dedicado su ociosa vida a la búsqueda del conocimiento. Se aclara la garganta antes de dirigirse a los presentes, su voz suena tan sabia como era de esperar por su aspecto.

- Buenos días estimados viajeros, soy el capitán Wardsmith. En unos minutos partiremos hacia Isla de Gigantes, un lugar lleno de peligros y riquezas, de misterios y sabiduría, de ruinas y, como se supone con ese nombre, de gigantes. Os deseo la mejor de las cacerías, búsqueda de tesoros, exploración o tarea que os lleve hasta ese lugar. No lo quiero saber, no es de mi incumbencia, solo espero que encontréis lo que estáis buscando.

Mientras habla va mirando a todos y cada uno de los pasajeros. Cuando os mira a vosotros sus ojos delatan sorpresa aún cuando su discurso continúa a la perfección.

- Como es habitual haremos una breve escala en la Península Blanca para aceptar mas pasajeros. No demorará el viaje mas que unos minutos, mi ultima intención es esa. Llegaremos a nuestro destino al amanecer, si no poseen sacos se les facilitará uno. Si desean descansar en la bodega pueden hacerlo, pero allí están los caballos y la combinación de calor y hedor no es del todo aconsejable. Les deseo nuevamente un buen viaje, mi puerta está abierta para cualquiera de ustedes. No obstante si necesitan algo puede pedírselo a cualquier miembro de la tripulación.

El capitán se marcha y varios hombres comienzan a desplegar las velas mientras el muchacho que os cobró el pasaje desata los cabos del muelle.
El barco partirá de inmediato y, por lo que has oído, te espera casi un día de viaje. Al menos la temperatura es agradable y el cielo está despejado.

El joven mago pone los ojos en blanco. No regatear era una afrenta a sus genes de nativo de Gran Mercado. Enzo no había viajado en barco desde que abandono dicha ciudad para unirse a la escuela de magia, se siente invadido por la nostalgia cuando la embarcación comienza a moverse.

Por supuesto es un optimista nato y en cuanto están alejados del puerto esta asomado por la barandilla mirando el paisaje con una sonrisa alegre en el rostro. O al menos esa es la imagen que intenta dar. No está embobado mirando el agua, está haciendo oreja, atento a conversaciones entre los marineros. El capitán ha mostrado sorpresa al ver al mago y la bruja, y en mitad de un discurso del tipo “mientras paguen su peaje pueden ir al destino a hacer lo que les plazca, por mi como si matan bebes”.

Si traman algo contra ellos quiza pueda oirlo a tiempo de preparar una estrategia.

El barco zarpa tras una innecesaria espera, nadie mas ha subido a bordo y toda la carga está asegurada.
Pronto notas la brisa marina y los recuerdos se agolpan en tu cabeza. El viaje se sucede con normalidad, nadie parece tramar nada en vuestra contra hasta que uno de los aventureros se acerca a vosotros.
El hombre, con aspecto de ser el típico bárbaro descerebrado, llega haciendo gala de sus músculos y cicatrices. Se detiene frente a vosotros y espera unos instantes a que os fijéis en él. Tess lo ignora por completo y permanece sentada en el suelo, con la espalda apoyada en la barandilla y la vista perdida en algún punto del suelo.

- Una bruja arrasó mi aldea cuando yo solo era un niño. Desde entonces reconozco a las brujas por mucho que se escondan, y creo que tu eres una de ellas. Esa puta bruja mató a mis padres y a mi hermana.

Tess levanta la vista y le dedica al hombre una mirada de desprecio absoluto.

- ¿Y quieres reunirte con ellos?

Ves como una enorme vena se hincha en el cuello del bárbaro, su mandíbula se cierra con fuerza y echa mano de la enorme espada que guarda a su espalda.
En cuanto ven la reacción de su compañero un par de hombres se acercan corriendo. Inexplicablemente el bárbaro permanece con la espada sujeta frente a él, respirando con fuerza y clavando su mirada en la bruja.
Tess le observa impasible, esperando sin preocupación alguna.
Al llegar los dos aventureros, los cuales parecen algo mas cabales, se apresuran a sujetar a su amigo.

- Tranquilo, tranquilo. ¿Qué demonios ha pasado? - pregunta uno mas a vosotros que a él.

Tu compañera sigue igual, mirando con indiferencia al bárbaro y sin articular palabra.

Enzo rápidamente se interpone entre ambos. –Oye… tú. Un tipo pelirrojo apuñaló a un amigo de la infancia para robarle unas monedas. Y no voy por ahí pensando que todos los pelirrojos van a apuñalarme y robarme…- Iba a añadir algo más. Pero parece que la bruja le ha hecho algo. –Podrías ser un poco más amable y reconciliadora- Le murmura, claramente disgustado por su chulería. La vida ya estaba suficiente jodida como para ir buscando más problemas. Y menos con un bárbaro salvaje que blandía un espadón que Enzo dudaba de poder, si quiera, levantar por encima de su cabeza.

Iban a estar solos en una isla sin ley ni autoridad con los que viajaban en el barco, de los cuales al menos un tercio serian psicópatas violentos. No mostrar debilidad estaba bien, pero ser tan altivo tampoco. El joven mago no conocía el término “campana de Gauss” pero tenía la noción de que si se pasaban de chulos o de humildes llamarían más la atención que si permanecían en la anónima mediocridad.

Por suerte el tipo tenía amigos.

-No ha pasado nada, solo unas palabras desafortunadas por parte de ambos. No tenemos nada que lamentar.- Intenta sonreírles y ser diplomático, pero sin distraerles de contener a la bestia de la guerra.

Aunque, si era sincero consigo mismo, había encontrado un punto de satisfacción en que la bruja hubiese hechizado a aquel tipo. Sea cual fuese el efecto mágico que hubiese empleado para detener a semejante tiarron a mitad de su ataque, quería saberlo. Parecía bastante “practico”.   

La situación parece calmarse, el bárbaro vuelve a guardar su espada y se marcha con sus compañeros a la proa del barco. Si bien su enfado no cesa si parece que su pequeña parte racional ha ganado la batalla.
Un miembro de la tripulación que ha presenciado la escena se aproxima a vosotros y os invita a continuar el viaje en la popa el barco, fuera de la vista del los aventureros.

Tess permanece en silencio durante el viaje, llegáis a la Peninsula Blanca y suben a bordo cuatro aventureros mas. Parece que Isla de Gigantes tiene tesoros para todos, lo cual suele significar que es un lugar muy peligroso.
La noche cae mientras seguís navegando, un marinero os proporciona un par de sucios sacos de dormir. Por suerte las temperaturas no son bajas en esta zona y podéis dormir al raso.
La bruja se tumba con el bastón a su lado y se gira hacia ti. Te mira fijamente durante unos segundos antes de cerrar los ojos.
Sobre ti hay un enorme cielo estrellado, el ruido de las olas se alterna con el crujir de los mástiles y algún ronquido lejano de los aventureros.
Por mas que lo intentas no puedes dormir, no sabes si es la tensión de ser perseguido y amenazado, el movimiento del barco o el temor a una nueva pesadilla. Lo único que tienes claro que es por mas que lo intentas eres incapaz de conciliar el sueño.

Enzo le sostuvo la mirada a su inquietante compañera mientras esta se dormía. Era una aliada de la que estaba muy agradecido, pero sin duda era también un personaje muy peculiar... y algo inquietante. ¿Que clase de vida tenia que le hacia ser tan dura? Si no temiese su ira de bruja, la ataría y le haría cosquillas en el pie con una pluma. Solo para comprobar si podía reírse a carcajadas o le era realmente imposible.

Incapaz de pegar ojo, era un sinsentido permanecer tumbado en aquel saco. Se levanto, agobiado de tanto movimiento. ¿No podía detenerse el suelo como un suelo decente? Aunque su malestar no era con el saco ni con el oleaje, era con el temor al ser de sus pesadillas. No había tenido nunca tanto miedo como cuando tuvo aquel sueño... bueno con el sueño y cuando vio la cuerda con la horca esperando a su cuello. Quizá ambas experiencias estuvieran conectadas. 

En cualquier caso, comenzó a pasear junto a la barandilla, echando algún vistazo esporádico a donde su amiga dormitaba. 

Estar tumbado sin motivo no esta hecho para ti, te levantas y paseas por la cubierta.
Te topas con una mujer, pese a la oscuridad puedes ver que se trata de una aventurera, por lo que recuerdas seguramente haya subido en la última escala del viaje.
A fin de evitar nuevos problemas, o dejar a la mujer sola, optas por mantener las distancias. Por el contrario ella se acerca a ti en cuanto te ve.
Parece una de esas amazonas que maneja con maestría la espada, sin embargo su apariencia está lejos de parecer tosca o bruta.

- Tu eres el que va con esa mujer, la que parece una bruja. - dice sin tono ofensivo - Es muy raro que solo vayáis dos, aunque tu tienes pinta de mago, pero no creo que seáis tan poderosos. No es que quiera quitarme de en medio a la competencia, pero los dos parecéis muy jóvenes y puede que no sepáis a que os enfrentáis.

Realmente parece que te intenta aconsejar, aunque no conoces suficiente a esa persona como para saber cual es su intención real.
Se apoya en la barandilla, a apenas un palmo de ti. Mientras se cruza de brazos mira a Tess y sonríe.

- Realmente sois una pareja peculiar, un mago y una bruja buscando aventuras en Isla de Gigantes...

Enzo suspiro y se apoyo en la barandilla también -Nadie sabe nunca a lo que se va a enfrentar. Puede tener conocimiento y sabiduría, pero cada vez que doblas una esquina o abres una puerta, puede que lo que encuentres no sea lo esperado, ni lo que hay siempre, puede que sea incluso ilógico y absurdo. Pero así es la vida: un imprevisto tras otro. Y créame que se de lo que le hablo.– Lo sabia tan bien que incluso está preparado para apartarse si ella intenta apuñalarlo o tirarlo al mar, seguía siendo sociable, pero la paranoia ya estaba sembrada en su mente. -¿Usted viaja sola o es otra insomne de paseo?