Partida Rol por web

PRAAN

IMON

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06/02/2015, 17:18
Director

La perfecta sonrisa de la camarera vuelve a hacer acto de presencia. Ladea la cabeza y te guiña un ojo con picardia.

- Una gran elección, serviré a una o dos mesas más y entonces esas fresas estarán en la habitación.

Se gira sin esperar respuestas y entra en la cocina, tras la barra.
Sabes que ha entendido tu propuesta, de modo que subes a la habitación que previamente has pagado sin miramiento alguno.
La estancia es pequeña, apenas tiene una cama, una pequeña mesilla, un armario y una ventana que da a la misma calle donde se encuentra la sede de Tribunal.
Apenas unos minutos después alguien llama a la puerta, una voz femenina se limita a responder desde el pasillo.

- Fresas...

Al abrir la puerta ves una larga melena negra y rizada, pero cuando la lampara ilumina su rostro descubres que no es la camarera a la que intentabas conquistar. En su lugar ha subido otra camarera, puede que un par de años mas joven. Sus pechos son notablemente mas pequeños, su trasero es sensiblemente mas grande. Aún así podría considerarse una mujer bella, no al nivel de quien esperabas pero si por encima de muchas otras.

Parece advertida por su compañera, su mirada es divertida y su sonrisa esconde una sensualidad difícil de explicar.

- Si desea algo mas solo tiene que pedirlo.

Deja el cuenco de fresas sobre la mesilla. Se te antoja poca cantidad incluso para una persona, pero lo caro suele ser escaso.
La camarera, quien te ha traído las fresas, espera pacientemente tu respuesta mientras te dedica una mirada felina que denota una evidente declaración de intenciones.

Notas de juego

Lo del baño se nos va de presupuesto. ;)

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14/02/2015, 19:56
Imon de Langralle

Imon se deja caer en la cama, sin ocultar por un momento su cansancio. Ahí sentado, con una pierna encima de la otra, parecen pesarle todos y cada uno de sus años. Pero en vez de dejarse vencer por el sueño, alarga su larga mano hasta el cuenco de fresas, y coge con cautela una de ellas. La sostiene entre sus dedos blanquecinos delante de sus ojos azules, y se la pasa por las proximidades de la nariz para olerla. 

-Deliciosas... Suspira y se levanta en dirección a la camarera, y da un par de pasos detrás de su espalda. Desde esa posición, retira el pelo de la cara de chica, apenas rozándola con la punta de sus dedos. Se acerca un poco para captar su olor, y después se aleja para morder la fresa y arrancarle un pedacito. Deja una suave superficie jugosa de líquido rojizo. Acerca entonces el fruto hasta los labios de la camarera. -¿Quieres probarla?

Lo acerca y lo desliza sobre el labio inferior de ella. Clava su vista en el delicado reguero de jugo rojo a medida que se dibuja sobre lo que instantes antes fue una hermosa sonrisa. Entonces, se acerca y con un suave gesto, apenas roza con sus labios los de la mujer para succionar el zumo.

Si ella responde, vuelve a estrujar aquellos labios con suavidad. Tantea el labio inferior y el labio superior, la comisura de aquella sonrisa, y luego se regodea en explorarlos con la punta de su lengua. Poco a poco, intenta que ella se abra al beso, y entonces se mete en esa boca con descaro. 

Después, le da un bocado a la fresa y la saborea. Luego, la otra mitad a ella. Por último, se deja caer sobre la cama, con una sonrisa ladeada y mirando a la chica.

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18/02/2015, 16:28
Director

La mujer participa gustosamente en el improvisado juego de seducción. Saborea el jugo de la fresa y el atrevido beso de un desconocido, sin embargo sabía a lo que venía y parece que sus intenciones son claras.
En cuanto aterrizas en la cama ella no tarda mucho en seguirte, se sienta sobre ti y abre su blusa mostrando unos hermosos pechos y una piel ligeramente pálida.
Antes de que te des cuenta te está desnudando y saboreando con mas avidez de la que te gustaría. Si bien el principio fue sensual parece que la escena ha perdido todo su erotismo para convertirse en algo mas próximo a la vulgaridad.
Aun así el placer es abundante, la mujer sabe usar su lengua y no tarda en tumbarse para ofrecerse a ti.
En algunos momentos no puedes evitar pensar en la otra camarera, puede que con ella todo hubiese sido mas romántico, o puede que en este lugar las cosas sean así. Eliminas tus pensamientos y te centras en lo que estás haciendo cuando sientes como se clavan en tu espalda las uñas de la mujer que te acompaña.

Sabes que no se quedará a dormir contigo, se irá tan pronto como acabéis y seguramente siga trabajando algunas horas. No habrá promesas de reencuentro, ni cortejo alguno, así que te afanas en disfrutar el momento tal y como parece estar haciendo ella.

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19/02/2015, 15:12
Imon de Langralle

Lleva mucho tiempo sin catar mujer, así que Imon reacciona con intensidad al salvajismo de la camarera. No sabe su nombre ni cómo habla, pero en esa situación se habla un idioma común que no necesita palabras.

Al principio es delicado con ella, pero poco a poco se va ajustando a los movimientos de la mujer. La poesía no está hecha para los canteros, y las manos de los poetas no pueden acarrear piedras. Pero aún así, la chica es hemorsa, joven y... sencilla, así que no tarda en adentrarse en ella con fuerza. La sujeta ambas manos y la domina, y comienza a acometerla con fuerza, casi con rabia. Por su cabeza pasa un torbellino de pensamientos, pero se centra en lo que está haciendo. Al cabo de un rato la coloca de espaldas, y colocando ambas manos bajo sus caderas, la obliga a ofrecerle su trasero. En esa posición, sujetando el largo pelo de la chica con una mano y con la otra estrujando sus posaderas, Imon se siente de nuevo como un hombre libre y feliz. El placer va limpiando las cañerías de sus venas e Imon se libera, convertido en una maraña de manos y labios que tocan y acarician a la chica. 

No se da ninguna prisa, y explota al máximo su corazón, a pesar del cansancio que notaba. Cuando todo acaba, se enciende un puñado de tabaco en la pipa y se tumba boca arriba. -¿Cómo se llama la que te ha dicho que me trajeras las fresas? Me gustaría invitarla a una copa de vino antes de que siga con mi viaje.

A Imon le gustan los retos, le gusta verter música y música en los oídos de una mujer. Una vez fue romántico e idealista, tozudo como un toro y estúpido como una roca. Pero el tiempo le hizo melancólico primero, y pragmático después. Pero en el fondo de él, siente rechazo hacia lo que acaba de hacer. 

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21/02/2015, 16:50
Director

Disfrutas como hace mucho que no lo hacías, en los últimos tiempos no has tenido muchas oportunidades de hacerlo.
La mujer también goza, se muestra predispuesta y receptiva a todo lo que propones, sin embargo notas como su pasión carece de sentimiento alguno y para ella solo eres un buen rato que pasar esta noche.

En cuanto termináis se apresura a vestirse y colocar sus ropas para aparentar normalidad. Al preguntar por la otra camarera ves como frunce el ceño, pese a que haya sido algo meramente físico no parece agradarle que tus pensamientos viajen tan pronto hacía otra mujer. Posiblemente ofendida por ser el premio de consolación, quién sabe qué le contó la camarera, se aproxima a la puerta dejando una frase en el aire antes de salir tras un portazo.

- Su nombre es el mismo que el mio, pero ella no aceptará esto. Reserva la invitación para otra persona.

Para una vez que habla lo hace con enfado, no obstante su voz no parece ser su fuerte precisamente.

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21/02/2015, 17:46
Imon de Langralle

-Hasta luego. Le dice Imon a la puerta, cuando aún está vibrando por el portazo. Se levanta, desnudo y algo aturdido por el esfuerzo y las sensaciones que acaba de experimentar, y atranca la puerta. -Eso sí que es un punto y final. 

Se come la fresa restante y se asoma a la ventana, desnudo como está, para fumar mientras el aire de la noche le refresca y le aclara los pensamientos. Los colores de Tribunal están delante de él, imperturbables, amarillo y blanco a pesar del paso del tiempo y de las estupideces de los hombres y las demás criaturas.

Se le ha ocurrido que quizás podría coger un barco y descender hacia el sur, bordeando la Isla de los Dragones y atracando en Minas Blancas o en el Hogar del Héroe. Después de todos esos meses de clases, combates y libros polvorientos, le apetece tostarse la piel bajo el eterno horizonte del mar.

Cierra la ventana y se acuesta. Mañana hablará con el carretero e intentará averiguar si esa es una buena ruta. Pero mientras está pensando todo esto, se queda profundamente dormido.

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24/02/2015, 11:02
Director

En Ciudad Eterna amanece muy temprano, de hecho para sus habitantes es de día antes incluso de que el Sol haga acto de presencia.
Con las primeras luces del alba el movimiento en las calles es abundante, gente que se dirige a sus trabajos, carruajes que van y vienen del puerto y también algunos borrachos que regresan a casa después de despertarse en quien sabe qué lugar.

En la taberna no encuentras ninguna camarera, tras la barra hay un hombre de mediana edad ocupado en limpiar con un sucio trapo las deslucidas jarras de la noche anterior.
Frente a la sede de Tribunal ves al carretero, está sentado en la parte trasera de su carro tallando con cierta habilidad una pequeña y gruesa rama.
Te ve salir de la posada y su rostro adopta un gesto de confusión.

- ¿Qué tiene de malo dormir en la sede? Las camas son duras, pero es mas barato que una posada.

Cuando comentas tu intención de embarcarte el hombre guarda sus herramientas y saca una pipa que parece fabricada por él mismo.

- Dicen que el barco es el medio de transporte mas seguro. Sí, cuando hay un accidente hay muchos muertos, pero ¿cada cuanto ocurre eso? Muere mucha mas gente en la carretera, con esos salteadores y las bestias que acechan. Y es raro que lo diga yo, que vivo de la carretera, pero no puedo negar la realidad.

Sus palabras son mas un comentario personal que una respuesta, por suerte tras unos segundos retoma la pregunta inicial.

- Es mejor viajar hasta Minas Blancas, es un día de viaje si no hace escalas. Pero no peques de novato, no busques un barco de pasajeros, el pasaje será caro y el viaje lento. Hay barcos de mercancías que llevan y traen material, suelen venir con metal y volver vacíos. Si hablas con el capitán, y pagas, te dejarán ir con ellos hasta allí. Si no hay barcos hoy y no quieres esperar también puedes encontrar muchos pescadores que por una cuantas monedas te llevarán hasta allí. Aunque eso es menos seguro y bastante mas lento.

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25/02/2015, 12:26
Imon de Langralle

Imon apoya su espalda en la pared y luego levanta la rodilla para apoyar una pierna en el muro. Comienza a fumar la pipa con unas chupadas que recuerdan más a un pez ahogándose fuera del agua que a un caballero, pero al mismo tiempo, su mirada es sagaz e inquieta, y parece recorrer los alrededores buscando algo. Quizás una larga cabellera negra.

Responde a la primera pregunta del carretero, con un chasquido de su lengua. -¡Ya! Pero cuando todas y cada una de las últimas noches, una detrás de otra, te las has pasado en camas baratas... Cruza los brazos, mientras sostiene la cazoleta con la mano derecha. -Aprendes a valorar las... comodidades. Y el bullicio. 

Suspira, con la mente perdida por un momento en las caricias, en la piel suave y firme, y en la boca juguetona de la mujer. De vuelta al mundo real, de los barcos y las estadísticas:

-¡Sí! Eso dicen. Que el barco es seguro y que los dragones no existen. A mí poco me importa eso en realidad, ¿te imaginas al caballero Radomín preocupándose por lo que le cuesta el pasaje o sopesando las estadísticas antes de emprender camino?

Le hace un gesto al carretero, señalando en dirección al mar. -Vayamos al puerto a echar un vistazo. Buscaremos lo que dices y seguiremos nuestro camino. -De repente Ciudad Eterna se le hace eterna, y un picorcillo en algún lugar de su cabeza le hace sentirse inquieto por no haber emprendido la marcha. 

En mitad del camino, mira la pipa que el carretero ha tallado y le pregunta: -Vaya, sois todo un brioso. ¿Dónde habéis aprendido?

En voz más baja, aun a pesar del ajetreo de la ciudad, le pregunta. -¿Podríais tallar algo más... más complicado?

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26/02/2015, 23:05
Director

El carretero asiente a todo lo que dices, parece que normalmente se limita a dar la razón y a escuchar a todo el mundo. Algo habitual en su profesión, nadie quiere viajar enemistado con su único compañero.

Mientras llegáis al puerto el hombre se ríe por tu comentario sobre su maña tallando madera. Mira la pieza que tenía entre las manos y sopla una vez mas para quitar los restos.

- Los viajes son muy largos, pero las esperas lo son aún mas. Sobretodo si trabajas para Tribunal, te pagan por esperar a que requieran tus servicios y esas horas pasar como si fuesen años. En algo hay que entretenerse, empecé hace años y ahora supongo que tengo cierto dominio.

Seguís avanzando por una estrecha calle esperando a un giro para encarar la costa. Te mira un segundo cuando insinúas que tienes algún tipo de solicitud.

- Nunca he hecho nada complejo, cosas pequeñas, nada que requiera mas que un cuchillo y una rama. Como he dicho es mas un pasatiempo que un oficio.

De repente los edificios se despejan y se abre el paisaje ante vosotros. La inmensidad del mar parece acotada por dos montañas que salen del agua. Como gran ciudad comercial que es el puerto se extiende por casi toda la costa. Frente a cada muelle hay una nave que sirve de almacén, aún así mucho material descansa en el suelo a la espera de ser retirado.
El olor es aún mas fuerte, no solo la fragancia salada del mar, una mezcla de pescado y animales completa el aroma único de este tipo de lugares.

El carretero señala una galera enorme, tiene sus velas recogidas han retirado gran parte de los remos para albergar mas mercancía. Ves como una docena de hombres lo están cargando, transportan barriles y enormes fardos cuyo contenido desconoces.

- Licor y pieles, apuesto a que son para Minas Blancas. Los mineros se lo beben como si fuese agua, las pieles puede que sean para Gran Mercado. Si es así la suerte te acompaña. Aunque antes deberían aceptarte a bordo.

Al girar la cabeza hace un gesto de sorpresa y señala otro barco.

- Definitivamente la suerte está contigo. Parece que ni siquiera tendrás que esperar, tienes dos opciones.

El segundo barco es ligeramente mas pequeño, parece un barco de pasajeros modificado para cargar mercancías. En la proa, apoyados en la baranda ves a cuatro personas con aspecto de magos. Su ropa y gestos no son precisamente de marineros, de hecho la tripulación está terminando de subir a bordo varios caballos.

En ambos casos calculas que aún queda casi una hora para que terminen de cargar. Y aún terminando antes dudas si partirán de inmediato.

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04/03/2015, 00:13
Imon de Langralle

Imon escucha al carretero, con los ojos achinados en un gesto de sospecha. Conoce a tipos como aquel, que suelen pasar desapercibidos, hombres de trato amable que acumulan enormes cantidades de información. Suelen ser risueños y afables. Muchos son bondadosos, pero los que no lo son, dominan bandas enteras, barcos y reinos.

Pero aquel no parece ser uno de esos. No solo porque trabaje para Tribunal, sino porque talla palitos de madera para soportar el tiempo muerto. Cuando el carretero comenta eso de las esperas, Imon resopla. 

-¡Y que lo digas! Si algo le pesa a Tribunal es el culo. Papeles, burocracia, reuniones, consejos, esperas. Siempre esperas. ¡Al final ya se te olvida qué habías ido a hacer, si a coger unas botas o a solicitar un corte de pelo!

Imon continúa la marcha, algo fastidiado de nuevo al acordarse de la mujer hermosa de la melena larga. Desde hoy y seguramente hasta que muera, se acordará de ella cada vez que oiga hablar de Ciudad Eterna. Pero no pasarán dos noches hasta que olvide a la otra. -¡Mal rayo me parta a mí y a mil hienas! Así funcionan los entresijos de la mente, deseando joderte en cuanto tienen la más mínima oportunidad, se dice Imon.

-Tranquilo, con un cuchillo y un palito bastarán. Se detiene y se coloca el dedo índice en la boca. -Podríais tallar una figura que fuera algo así como... Hace un gesto universal de feminidad con las manos rodeando su cuerpo y trazando unas exageradas curvas de mujer. -Veréis. Conocí a una buena... señora... Una Santa, una seguidora de Tyr hasta la médula. Incluso cuando estaba limpiando las jarras de su posada pensaba en la Grandeza de Tyr... Me gustaría hacer una talla para recordarla. Se llamaba... se llamaba Ishdala.

Cuando llegan al puerto, Imon aspira una larga bocanada de aire marinero. Escucha las explicaciones del carretero con los brazos en jarras. -Vaya, vaya... así que estamos de suerte.

Señala al gran barco mercante y luego al barco de los magos y va alternando de un sitio a otro, como si estuviera echándolo a suertes. El barco de mercancías parece la opción más segura y sensata. Y también la más aburrida. En cuanto al otro... bueno, solo un loco se mezclaría con asuntos de magos.

-¡Vale! ¡Vayamos a preguntarle a esos magos si hay sitio para nosotros!

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05/03/2015, 11:42
Director

El carretero sonríe ante tu solicitud, parece haber confirmado algún tipo de sospecha que tenía.

Una vez en el puerto optas por el barco donde viajan los magos, mientras os acercáis a píe tu compañero parece confundido.

- ¿Sitio para nosotros? Me temo que yo no puedo viajar, en cuanto tomes ese barco tendré que volver a la sede a la espera de un nuevo destino.

Llegas al barco molesto una vez mas por las normas de Tribunal, en cuanto te acercas un par de marineros que regresan de subir a bordo un caballo blanco se detienen frente a ti.

- ¿Otro mago? - dice uno con escaso pelo y menos dientes.

- ¿Mago? ¿No ves que es un agente de Tribunal? Los del colegio no visten así, o al menos no llevan esos colores. Y tampoco van armados.

- Yo he visto magos con armas, algunos son diestros con la espada.

- Espadachines magos, claro...

- ¿No me crees? Preguntemos a alguno de esos - en cuanto se giran se topan con un hombre enorme. Se trata de un úrsido, o mas bien de El Úrsido.

Los dos marineros se callan de repente, agachan la cabeza y se marchan a por el siguiente caballo para embarcar. El úrsido se limita a mirarlos cruzado de brazos. En sus anchos antebrazos puedes ver todo tipo de tatuajes de marinero mezclados con cicatrices de lucha.
Se acerca a ti y relaja su severa expresión antes de hablar.

- Soy el capitán de este barco, el pasaje hasta Minas Blancas son cincuenta monedas por persona. No servimos comida, solo cama. Partiremos en un rato, llegaremos mañana al amanecer si el viento nos es favorable. El precio no es negociable, aunque pertenezcáis a Tribunal.

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05/03/2015, 19:38
Imon de Langralle

-Y no habría forma de que me acompañarais un poco más? Sabe Tyr que vuestros servicios me son muy necesarios, y que, de momento, mi destino está en Gran Mercado. O sea, muy lejos. ¿Vuestra tarea no era llevarme hasta mi destino?

Levanta las manos en un gesto teatral de emoción. -Habéis visto mundo, pero aún os falta mucho por ver. Y hacerlo os hará servir a Tribunal con más eficacia. Por no decir que por lo que a los agentes respecta, nadie sabrá si me habéis llevado en la carreta o si me habéis acompañado en barco. ¿No es así?

Imon concluye su perorata con una sonrisa esperanzada y cómplice. Después, se dirige al comandante.

Se asoma tras la mole del úrsido para echar un vistazo al barco, mientras sopesa la oferta. La idea de dejar atrás la compañía del carretero, y en el fondo el hecho de quedarse a solas con su nueva piel de agente, le produce cierto rechazo. Pero sabe que en algún momento tiene que llegar, obviamente. 

Asiente. -Mm, 50 monedas. De acuerdo, trato hecho. El otro barco quizás pueda acercarle más rápido a su destino, pero no tiene prisa, en realidad. Después de haber estado meses confinado en la Ciudadela, lo que menos le apetece es meterse en un cuartel de Gran Mercado. Y bueno, en ese barco, hay una buena colección de la gente más extraña. ¡Magos! Alguien que pueda manejar la espada, y a la vez conjurar fuerzas extrañas, podría ser imparable. A la par que sumamente atractivo para los juglares y las damas.

Se cruza de brazos, y frunce el ceño, en parte imitando el semblante del úrsido. -Pero decidme. Parecéis ser un marinero con experiencia. ¿Sabéis qué hay en Nuevo Mundo?

Y, acercándose en aire confidente. -¿Hay muchos piratas en estas aguas?

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08/03/2015, 23:07
Director

Las disculpas del carretero suenan sinceras, conociendo a los gestores de Tribunal te extraña que pueda estar acompañándote en lugar de seguir haciendo servicios.

- No aceptan muy bien que nos tomemos ese tipo de libertades, te he traído hasta aquí y en cuanto te has presentado en la sede mi labor ha terminado. Si fueras por tierra podría llevarte e intentar que me pagasen, pero no tengo excusa si el viaje es en barco. Y me temo que lo sabrán, y mas en un lugar como este.

Parece que no habrá forma de hacer que el carretero te acompañe, pospones tus intentos momentáneamente para hablar con el capitán del barco.
Ante tu primero pregunta el úrsido frunce el ceño extrañado.

- ¿Nuevo Mundo? Solo conozco habladurías y estúpidas leyendas, apuesto a que solo es un trozo de tierra en mitad de la nada. De hecho no creo que sea nuevo y menos aún que merezca el nombre de mundo.

A tu segunda pregunta primero responde con una breve risa, después se apresura a negar con la cabeza.

- Mientras estemos cerca de la costa no habrá problemas. Ademas, ese cargamento de magos no dudará en hundir cualquier barco que se aproxime, espero que no todos sean curanderos y alguno sepa crear fuego.

Algunos marineros terminan su tarea y suben a bordo, el capitán extiende su enorme mano ante ti.

- Partiremos en breve, si me pagáis os indicaré donde podéis acomodaros.

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09/03/2015, 16:35
Imon de Langralle

Imon apoya sus manos en las caderas y mira al capitán con intensidad. -Solo hay un pero. Os pagaré el pasaje si puedo comer lo mismo que la tripulación. Se da un par de golpecitos en el estómago mientras lo comenta. -No creo que sea mucho pedir. La bazofia es mejor que comer nada. 

Una vez superado este asunto menor, se despide del carretero con un firme apretón de manos y una leve reverencia. -Ha sido un honor compartir viaje con vos. Os deseo suerte y tiento. 

Una vez a bordo tendrá mucho que hacer. Para empezar, averiguar adónde van los magos y qué tipo de trucos pueden hacer, cotillear las tareas marineras, buscar hembras en edad y disposición de merecer, y averiguar algo más acerca de las lejanas islas orientales. Sobre todo esa que lleva el nombre de Nuevo Mundo. ¿Dónde puede haber más oportunidades que en un lugar nuevo?

Imón respira hondo y aspira el aroma marino sin ocultar su satisfacción, pero los efluvios de pescado podrido le hacen torcer el gesto. No importa, nada puede enturbiar el comienzo de un viaje hacia nuevos lugares.

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11/03/2015, 10:01
Director

La despedida con el carretero es breve, él también te desea suerte y te da un ultimo consejo.

- Buena suerte en tu viaje, recuerda presentarte en la sede local de Tribunal allá donde vayas, por muy mala que sea la cama y la comida no encontrarás nada mas barato que algo gratis.

La negociación con el capitán también es breve y fructuosa, o al menos parece pese a su carcajada antes de responder.

- ¿Comer lo mismo que la tripulación? De acuerdo, trato hecho.

Sin nuevos pasajeros el barco zarpa. En cuanto abandona la bahía el paisaje se convierte en grandes montañas que se introducen en el mar y agua hasta donde alcanza la vista.
Tu primera labor a bordo resulta bastante sencilla gracias a tu pertenencia a Tribunal. Los cuatro magos te saludan y no tardas en deducir como está conformado el grupo. Una mujer de unos cuarenta años parece ser la tutora de los otros tres, dos chicos y una chica que apenas alcanzan la veintena. Mientras te cuentan su objetivo te fijas en las féminas del grupo, dos claros ejemplos de belleza independiente a la edad. La mujer tiene unos rasgos mas felinos, si bien la edad no ha hecho mucha mella en su rostro se puede apreciar un atractivo mas maduro.
Por su parte la chica tiene una cara mas suave, pero no aniñada. Su tímida sonrisa podría anular la voluntad de muchos hombres.
Las túnicas, aunque ceñidas en algunas partes, te impiden comprobar el resto de atributos físicos de ambas magas.

- Nos dirigimos a Minas Blancas, parece haber algún tipo de problema. Los mineros han encontrado algo y requieren la presencia de alguien del colegio antes de actuar. Es raro que precisen conocimientos sabiendo lo brutos que son, seguramente tengan miedo a lo que hayan encontrado. - te cuenta la veterana.

- ¿Y cual es vuestra misión, noble agente de Tribunal? - pregunta con exquisita educación uno de los novatos.

También hablas con algunos marineros, no parecen saber nada de las islas y su respuesta es muy parecida a la del capitán. Muchos mitos, muchas leyendas, pero nadie ha estado allí o ha vuelto para contarlo.
Intentas descubrir en que consiste la comida de la tripulación, su respuesta no es tan mala como esperabas.

- Pescado hervido, sin más. Nada de especias, ni siquiera sal, solo pescado y agua. No tenemos el mejor cocinero del mundo pero al menos mantiene nuestros estómagos llenos.

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16/03/2015, 14:19
Imon de Langralle

Imon parece disfrutar al escuchar sus pisadas profundas sobre la cubierta. Está atento a las voces que escupen instrucciones rápidas y certeras, y a los movimientos automáticos y casi antinaturales de las criaturas que trepan por las jarcias y mueven los cabos de acá para allá.

A medida que el barco se aleja de Ciudad Eterna y que las montañas parecen ganar en altura, se acerca a la borda para dejarse llevar por sus pensamientos. Las laderas empinadas meten sus brazos bajo el agua, mientras la perezosa nave flota hacia el sur. Coloca una pierna sobre la borda, y pone ambos brazos en jarras, con la melena blanca flotando al viento como una vela deshilachada. Siempre supo darle un toque dramático a sus poses, pero lo cierto es que ahora está enfrascado en sus pensamientos. 

Sobre todo porque de repente se siente un poco triste, y no logra entender por qué. 

Quizás pase así media hora. Cada minuto se ha ido depositando en su entrecejo, y ahora su mirada es tenebrosa y pesada. Pero da un paseo por la cubierta, con las manos entrelazadas tras la espalda, y poco a poco la actividad a su alrededor, apenas una sombra de lo que fue cuando el barco zarpó, poco a poco van aligerando la carga que llega.

Nadie sabe nada de Nuevo Mundo. Más allá de las historias de gigantes que duermen a la sombra de los árboles o criaturas marinas capaces de hundir barcos con una dentellada. Todo eso le inquieta, porque supone dejar a sus espaldas una puerta entreabierta que esconde misteriosos secretos.

Pensando en secretos y misterios, se acerca hasta el grupo de magos. Envidia sus túnicas, elegantes y soberbias, y su educación, profunda y poderosa. Así que, de momento, no repara demasiado en las mujeres del grupo, aunque lo cierto es que la timidez de la chica ya se abre paso a través de las capas de cebolla de su cabeza para llegar a zonas más profundas.

En esas, responde a la jefa del grupo. -Ya veo. Voy de camino hacia la delegación de Minas Blancas. Supongo que os podría ser útil que un investigador como yo os acompañara... Se acerca un poco más hacia la mujer, bajando la voz. -Me muero de curiosidad por saber qué habrán encontrado esos mineros. 

Uno de los magos novatos le pregunta con educación. Después de lanzar una mirada intensa hacia la joven maga, le contesta, con una voz elegante y solemne, a la vez que alegre y ligera. -Me encuentro en una misión cargada de preguntas, joven mago. Me llevan de un sitio a otro, y, cuando creo haber cerrado una puerta con mucho esfuerzo, otra se abre a mi espalda, como por arte de... magia. Sonríe de medio lado, y de nuevo sus ojos se escapan hacia la chica. 

Vuelve la mirada hacia el horizonte, a la vez que una ráfaga de aire caprichosa hace volar su melena. -A veces me pregunto si en realidad hay respuestas. Tras una pausa medida, prosigue. -Así que no sé si en realidad puedo contestaros. ¿Y vos? ¿Cómo habéis llegado a estar aquí?

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17/03/2015, 11:43
Director

La conversación con los magos se alarga mientras el barco va dejando atrás montañas y rocas que sobresalen del mar.

- Todos nosotros - dice el joven refiriéndose a los jóvenes - fuimos escolarizados de niños. Por suerte nuestros padres son pudientes y vieron que el colegio de magos sería un buen lugar donde desarrollar nuestras habilidades. Aunque hay algunos cuyo destino está mas cerca de un palacio que de un colegio...

El joven se ríe mientras la chica se sonroja y agacha la cabeza. El otro chico prosigue contando la historia en común de los tres.

- Ya estamos graduados, pero no quisimos quedarnos en el colegio investigando o sirviendo. Preferimos esto - señala alrededor - aire fresco, lugares nuevos y algo que contar a nuestros nietos que no sean historias entre cuatro paredes.

La tutora sonríe ante las palabras de sus discípulos.

- Es entrañable tanta inocencia. Veremos que opináis cuando tengáis que dormir al raso, vuestras ropas apesten a pescado o nos topemos con algo que amenace vuestras vidas. Las aventuras son para los aventureros, nosotros somos magos colegiados y tenemos un trabajo que hacer. Si este amable agente nos acompaña al menos estaré mas tranquila con respecto a eso último.

En la costa aparece un pequeño pueblo pesquero, todavía queda mucho para llegar a vuestro destino. Los tres jóvenes se acercan a la borda para mirar el nuevo paisaje, su maestra se acerca a ti y te habla en voz baja mientras vigila que nadie os oiga.

- ¿Saben vuestros superiores que estáis marcado?

Al ver tu respuesta clava su mirada en ti, notas tensión en el ambiente y no sabes el motivo.

- No disimuléis, durante años he entrenado para detectar la magia. Tenéis una marca, una poderosa debo añadir. Puede que a Tribunal le haya pasado desapercibida, pero es mi especialidad. ¿O acaso Tribunal hace caso omiso al convenio y ha dejado de enviarnos a los marcados?

Sabes lo que son las marcas. Muy rara vez alguien nace con una, se trata de un hechizo que late dentro de esa persona y que solo él puede realizar. Cuando se detecta se envían al colegio de magos para ser extraída, la mayoría de las veces la persona muere en el proceso. Hace años que te lo explicaron, pero nadie de tu generación de agentes tenia una.
Existen miles de historias sobre las marcas, que si son regalos de los dioses, maldiciones por los malos actos de los padres, incluso hay quien sostiene que en el futuro todo el mundo nacerá con una. El caso es que contener un hechizo es tan ventajoso como peligroso, por eso el colegio se asegura de que esa gente desaparezca y solo sean sus alumnos quienes hagan magia.
De ahí la ironía de que un agente de la ley esté fuera de la ley en ese aspecto.

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18/03/2015, 19:18
Imon de Langralle

Imon escucha de buen grado la historia de los jóvenes. Con la mano larga y fina apoyada sobre la borda, sus ojos azules miran dulcemente al chico. Entiende de sobra esa pulsión que les lleva a huir de las cuatro paredes para buscar nuevos horizontes. Para él, ese impulso es tan natural como la fuerza que hace florecer las flores en primavera o salir el sol cada día, y verlo tan vivo en aquellos magos le hace sentirse viejo. De forma inesperada.

La veterana pone el contrapunto de la experiencia. Imon sonríe y asiente, y podría recordar muchas cosas similares o incluso peores. Resacas que se prolongaron durante días, penurias derivadas de no tener una sola moneda en el bolsillo, sendas traicioneras y asaltos en los caminos. También está el problema de las mujeres, de las estocadas y puñaladas y de las obras de teatro que se transforman en persecuciones cuando alguien decidía meterse con la calva del señor local.

Imon suspira, algo reflexivo. Sin duda será un placer acompañarles hasta esa cueva y ver qué demonios han encontrado esos mineros. Nunca ha hablado demasiado con ningún mago, y se le ocurren pocas cosas que resulten más invitadoras. Bueno, aparte de una túnica cubriendo el cuerpo de una mujer joven. O no tan joven. -Bueno, es igual.

Entonces, el buque llega a la altura del pueblo pesquero, e Imon se queda ensimismado, mirando las casitas apiñadas, el muelle y las redes secándose al sol.

De golpe, la voz de la maga le pega algo parecido a un pescozón. Imon la mira, sin comprender, con el entrecejo ligeramente fruncido. Abre la boca, y antes de que pueda articular palabra, la maga ha asestado otro golpe.

Parpadea varias veces, y da un paso atrás. No sabe si darse por ofendido o por advertido de un enorme peligro. No sabe si la maga está bromeando o si es que acaso lo ha entendido mal. Si fuera un hombre, podría pegarle un bofetón por su insolencia, pero tratándose de una maga, de una fuente de enorme sabiduría, eso se le antoja a todas luces estúpido e inadecuado. 

Naturalmente, esa mujer está equivocada. Pero, si no fuera así, podría estar en peligro, y más le valdría huir hasta las montañas, dejando atrás su juramento y sus colores. En ninguno de sus planes está el morir o ser torturado por una estupidez como esa. 

Imon, por fin reacciona, aunque el impacto de las palabras de la maga ha sido tan evidente como un trueno en el mar. Mira hacia un lado y luego a otro, con una sonrisilla de medio lado. -Creo que me confundís con otro. Eso o vuestro... "oído", está algo aturdido. 

Según cómo reacciona la maga Imon tendrá que tomar una decisión. Saltar por la borda y nadar hasta la costa en mitad de la noche. O incluso arrojarla a ella, pero atada a un saco de harina. Desde luego no debe acompañarles hasta el interior de esa mina. Hay una determinación en los ojos de la mujer que le aterra y le hace sentirse como un pequeño ratón en una jaula de hojalata.

Intenta apagar la luz de ese pensamiento asqueroso relacionado con un saco de harina. Se siente sucio y asqueado, más por llevar el amarillo y el blanco en el brazo. ¿Pero quiénes son ellos para decidir sobre la vida y la muerte de los demás? El jamás ha hecho nada malo... Aparte de robar, mentir, seducir a mujeres, burlarse de hombres o quitar alguna vida. ¡Al igual que el resto! ¡Pero ahora tiene su oportunidad de redimirse y de cumplir el juramento que le hizo a su padre! ¡Ahora puede vivir una auténtica aventura! ¿Cómo va a hacerlo si acaba muerto en una mazmorra de las Seis Torres? 

-Las marcas que yo conozco aparecen en la piel. Baja la voz, y sin quererlo, consigue que suene sombría. -Y en el corazón.

Aguarda la respuesta de la maga, con el cuerpo tenso como un resorte. Tiene ganas de largarse de ahí, pero a la vez, el hecho de que la mujer haya esperado a estar a solas con él, le indica que aún tiene una oportunidad.

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19/03/2015, 12:09
Director

Con la maestría que solo da la experiencia la maga sigue disimulando delante de sus aprendices. Cuando alguno de ellos se gira sonríe, pero pronto recupera un rictus de seriedad.
Está a tu lado, cruzada de brazos y parece realmente relajada pese a lo tenso de la situación.

- Mi oído como decís está sano y tan entrenado que es capaz de descubrir una marca tan oculta. Por suerte pocos magos son capaces de advertirlo como he hecho yo, puede que eso sea lo que os ha salvado.

Uno de los magos señala algo y ves como un pequeño barco iza su vela y se hace a la mar.

- ¿De que se trata? ¿Que es capaz de hacer esa marca? Los poderes antiguos son tan fascinantes como peligrosos, deberíamos dominarlos en lugar de eliminarlos. No es la política del colegio, lo se, pero no tengo por qué estar de acuerdo con ellos en todo.

Gira la cabeza y te mira inquisitiva.

- ¿Y bien? ¿Cuál es? ¿Qué es capaz de hacer?

En apenas un par de segundos su expresión cambia, levanta las cejas y sonríe.

- ¿Os acabo de hacer un descubrimiento? Por Ada, decidme que sabíais que estáis marcado. Y, sobretodo, decidme que domináis esa marca.

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19/03/2015, 14:17
Imon de Langralle

Imon escucha a la maga, con la cara encogida y más pálida de lo normal. Con manos temblorosas, saca la elegante pipa que compró en Ciudad Eterna, de algún lugar situado bajo los pliegues de su ropa. Y con la brisa y sus movimientos torpes, no solo pierde una buena cantidad de tabaco, sino que a punto estar también de perder la pipa. 

A medida que la mujer sigue hablando, Imon inhala el humo con fuerza. Ella se va relajando y sus palabras se van suavizando, al mismo tiempo que el calor del tabaco entra en los pulmones de Imon. Así, poco a poco, una fuerza poderosa y familiar se va abriendo camino, y el agente de Tribunal nota cómo el entusiasmo llega como una riada en un territorio reseco y yermo.

Se mantiene callado, escuchando a la maga. Cuando ella levanta las cejas y sonríe, Imon siente una punzada repentina de atracción hacia aquella mujer. Toda esa seguridad y ese misterio que emanan de ella, le hacen sentir una sensación agradable en el estómago.

-No, no y mil veces no. Da una larga calada y luego sostiene la cazoleta. -Jamás había oído algo parecido. 

Se rasca la sien derecha, y mira en dirección al barquito que se aleja. Casi le parece una metáfora de la fragilidad de la mayoría de las criaturas que viven en ese mundo de locos. -Cuando era niño, un tal Claudius se encargaba de enseñarme Letras, Retórica y Aritmética. Recuerdo que tenía barriga de embarazada y la coronilla pelada, y unas manazas rechonchas con los dedos casi siempre manchados de tinta. Sus ojos azules se posan en los de la maga. -Cuando no me sabía la lección, me golpeaba con una fina vara en la punta de los dedos. Cuando me veía dibujando, me golpeaba con la vara. Cuando canturreaba mientras hacía las malditas sumas, me golpeaba con la vara. 

Levanta una mano, como si apartara esos recuerdos. -Supongo que ese Claudius era del gusto de mi padre. O que quizás no tenía tiempo para darse cuenta de que ese gordo era en realidad un cabrón. Se cruza de brazos. -Es igual. Lo cierto es que luego se llevaron un disgusto cuando me hice actor itinerante, a pesar de la jodida vara.

Sonríe, y su cara se relaja, por primera vez desde que comenzó aquella difícil conversación. -Sea como sea, entenderéis que si hubiera tenido esa... marca, habría acabado encerrado en algún sitio. Suspira. -Y si la tuviera, ¿no lo habría notado en medio de un lance, o cuando con toda mi alma deseaba una sola cosa?

Otra larga calada. -¿De qué sirve si no estar marcado?