Partida Rol por web

El disco estaba bien incrustado pero lograste casi sacarlo completamente. Sin embargo, el dolor era demasiado intenso como para poder hacer otra cosa que no fuese gritar, por no decir que la sangre empezó a brotar generosamente al suelo, haciendo que te tambalearas con su visión y tus piernas temblasen como si estuviesen a punto de ceder completamente.

El cazar estaba lejos pero tú... no parecías tener ninguna oportunidad.

Solo tu fuerza de voluntad consiguió permitirte que te arrastraras, mientras ibas dejando un reguero de sangre a tu espalda. Delante de ti estaba el bosque y en su interior, debían estar Ripley y Jericho, pero todo parecía ahora demasiado lejos. 

Y entonces inesperadamente, dos piernas aparecieron delante de ti. Alzaste la mirada y la viste.

Ripley.

Para tu sorpresa, pudiste acercarte al primero de los cuerpos y agarrar su arma. Era un m16, aunque cualquier cosa te hubiese valido con tal de tener con qué disparar, si bien un arma así la verdad es que era de agradecer. Lo que no esperabas era que la mano de aquella mujer a la que te habías acercado, y que parecía estar muerta, agarrase tu muñeca con fuerza.

-Má-te-me. Por-fa-vor. Ma-....

No pudo terminar de repetir la frase, porque rápidamente, su cuerpo empezó a convulsionarse, y entre tremendos gritos de dolor, su vientre explotó en un geiser de sangre, dejando salir una extraña criatura que emitía chillidos agudos, mientras la mujer dejaba de respirar.

No era la mejor arma del mundo, pero que coño era un arma, saqué el cargador con cuidado confirmando que aún tenía munición y tras quitarle el resto de cargadores al cuerpo, éste se movió levemente y abrió los ojos. En ese momento creí sentir que mi corazón se paraba y sobre todo cuando la mujer habló suplicándome que la matase, pero poco duró su pecho se abrió como una flor dejando salir al exterior lo que parecía una larva con unos dientes como agujas emitiendo unos chillido más que desagradables. Miré a la mujer la cual y había muerto así que si un paso atrás y con la culata amenacé a la pequeña criatura pero ella calló al suelo y se escabulló como un puto gusano.

Respiré levemente y decidí que ya tenía bastante, debía de buscar una salida y si moría, lo haría matando.

Cuando te giraste, lo único que viste fue que no había salida alguna, pero eso no era lo peor. Lo peor era que aquellos huevos se estaban abriendo y bichos con aspecto de araña salían de él, reptando por su interior hasta asomarse. Pero eso no fue lo peor; lo peor fue que una vez llegaban arriba, empezaron a saltar y lanzarse hacia ti como si tuviesen un maldito cohete en el culo, si es que tenían uno, claro.

Algunos se quedaban cortos en el salto y otros en cambio se pasaban de largo, pero al instante te viste rodeado de esas malditas arañas por todas partes, con un montón de criaturas que bien podían ser sus padres, rodeando aquel nido de mierda y tú como único objetivo.

Aprovechando que tenías el arma, comenzaste a disparar a diestro y siniestro. Las malditas arañas se deshacían al ser atravesadas y su sangre se extendía por todas partes, mientras todo el lugar se llenaba de chillidos inlocalizables.

Amber abrió los ojos. No sabía del todo si aquella silueta le parecía una salvación o una discordia, pero el caso es que sabía que estaba viva y que, posiblemente, Jerico también.

-N-Necesito a-ayuda... Jeric-o.

-Mierda mierda mierdaaa-gritaba mi cabeza, aquellos puntos bichos habían espabilado y se acercaban hacia mí pero vendería cara mi piel, sabía que la munición era limitada, así que, apliqué una disciplina de fuego lo más precisa posible, apuntando y apretando el gatillo lo justo y necesario. No sabía cuántas de esas cosas había allí pero seguía emperrado en salir de allí, debía de haber una puta salida en algún sitio joder...

Sentiste como te arrastraban por la jungla, como te alzaban y llevaban unos brazos y también, como la sangre goteaba por tu espalda, que te dolía a rabiar. 

Cuando volviste a abrir los ojos, ni siquiera entendiste dónde estabas, pero sí que no era la mitad de la jungla, sino una especie de sala oscura, con un suelo de piedra y mucho silencio. Tu herida aún te dolía pero menos; tenías una especie de cataplasma en tu espalda, aunque no podías mover el brazo o el hombro, pues parecía dormido o incluso como si estuviese muerto.

Ellen Ripley apareció delante de ti y se agachó para poder hablarte.

-Eres una buena luchadora, pero aún tienes que aprender mucho más antes de ser útil -te dijo.

Entonces, una especie de tubo transparente te envolvió, subiendo hasta el techo y dejándote completamente aislada del resto de la sala. Golpeaste el vidrio, pero sabías que no podías romperlo, tanto por tu propia debilidad como porque parecía estar hecho precisamente para evitar aquello.

Y entonces, sin más preámbulos, el tubo comenzó a descender e introducirse en la roca, haciendo que la sala y Ripley desapareciesen delante de ti.

Jerico mantenía a raya a las criaturas, ahciendo que su sangre rebotara y se extendiese por todas partes, cuando de repente escuchó un siseo proveniente del techo y otro de aquellos tubos descendió... con Amber en su interior. Parecía estar medio desvanecida y con una herida profunda en el hombro, pero viva. Cubriéndola había un puñado de hierbas o musgo, o alguna mierda de esas.

Cuando llegó al suelo, el tubo se retiró y Amber quedó completamente al descubierto. A vuestro alrededor había un montón de huevos de las criaturas, abiertos y sin abrir, y los monstruos que estaban fuera, parecían estar dispuestos a entrar en cualquier momento.

Hasta que finalmente, lo hicieron. Todas entraron a la vez, y se dirigieron hacia vosotros con aquellas enormes cabezas sin ojos y aquellos dientes horribles.

Por muchos disparos que tuviese Jerico en su arma, no iba a poder con todos, eso seguro. Al mirar de nuevo en busca de una salida, visteis que detrás de la mujer muerta de cuyo cuerpo había cogido el arma, acababa de aparecer una pequeña puerta metálica. Hasta ese momento, había sido imposible reparar en ella pero los disparos habían logrado dejar al descubierto partes de aquella sala que no conocías, como aquella.

Esa puerta era vuestra única oportunidad.

Jerico se acercó y tocó el botón luminoso que había en un lateral, y la puerta se abrió. Daba a una especie de pasillo claramente metálico y de aspecto artificial, y eso era mejor que donde estabais, seguro.

Para mí sorpresa estaba teniendo una puntería de primera, aquellos bichos caían destrozados con cada una de mis balas pero sabía que la munición era finita y no aguantaría mucho más allí, debía de buscar esa maldita salida, pero entonces sucedió lo inesperado. Un cilindro igual al que .e dejó allí abajo se abrió paso desde el techo y dejó cerca de mi a la maldita capitana-¡Amber, joder estás viva!- susurré acercándome a ella lo más rápido y que pude, me agaché sobre ella y le di un par de leves palmadas en la mejilla para espabilarla-Creía que no volvería a verte capitana, vamos hay que largarse de aquí o nos comen vivos-dije con urgencia, al levantar la vista pude ver una salida que antes no había visto, una puerta y se había abierto, perfecto, aún teníamos una posibilidad.

-Tendras que ayudarme porque ando algo jodido..- intenté cargar todo su peso sobre mí, pero fue excesivo y noté como mi cuerpo se quejaba por el esfuerzo terminando por hincar la rodilla en el suelo-Mierda, es demasiada carga, vamos Amber espabila, tienes que ayudarme o estamos muertos joder-imploré mirando como aquel pasillo oscuro se abría ante nosotros como una posible escapatoria y que si no nos movíamos ya, sería solo un simple espejismo...

Lo último que Amber recordaba era ver a Ripley, así que, cuando despertó de su sueño casi en coma y empezó a ver el mundo, pensó que la persona que tenía delante era su marido.

-Estoy en el infierno, joder. Me vas a puto perseguir...¿verdad?

Creía que no volvería a verte capitana, vamos hay que largarse de aquí o nos comen vivos

Aunque aquellas palabras precisamente no eran propias de su marido. Entonces lo vio, a Jerico, claro y... también lo que le rodeaba. Tuvo un impulso de abrazarlo, así pues... lo hizo. Sintiendo una punzada en la parte de la herida. No obstante, no tenía muchas fuerzas, pero intentaba ayudar a aquel hombre como pudiese.

Por un momento mi mirada fue confusa por las palabras de la capitana pero había vuelto en sí que era lo importante y respondí a su abrazo con fuerza, con toda la que tenía-Joder creía que te caía mejor-dije acallando una pequeña risa.

Intentábamos ponernos de pie pero tropezamos y volvimos a caer-Joder Amber, no podemos perder ahora vamos hostia- gruñí, cambié el cargador y desde el suelo y con la rodilla apoyada en él disparé de nuevo contra las bestias, las cuales caían una detrás de otra ganando quizás preciosos segundos-Amber, aunque sea gatea pero me quedan tres cargadores- saqué el vacío y puse otro-Ahora dos- mascullé, quizás no se me habría dado mal la vida de militar viendo como lo estaba haciendo... cubría la retirada de la capitana caminando poco a poco una vez recuperé el equilibrio y si había otra oportunidad me la echaría al hombro si hace falta....

Ambos os movisteis como patos entre los restos de aquellos bichos, el suelo de piedra y el nerviosismo, pero los disparos de Jerico en el último momento fueron vuestra salvación. Una de aquellas criaturas logró acercarse lo suficiente como para sentir su aliento sobre vosotros, pero no duró mucho. Las balas le atravesaron el cráneo, que reventó con relativa facilidad, expandiendo su sangre, un líquido verdoso y espeso, por todas partes, incluido vosotros. 

Vuestras ropas, brazos y piernas quedaron rociados con gotas que empezaron a abrasaros como si un incendio estuviese ardiendo en vuestra superficie, y os disteis cuenta de que era como una especie de ácido.

Dolía como el demonio.

Afortunadamente, no fue demasiado y lograsteis cerrar la puerta a tiempo para detener el avance de más de esas cosas y recuperar el aliento.

Mientras tanto, aquel corredor se extendía por delante de vosotros en una sola dirección y no había vuelta atrás, a no ser que quisierais regresar con aquellas cosas. Podíais oír el sonido de los sistemas de ventilación y un extraño silencio que no tenía nada que ver con lo que habíais visto hasta ese momento.

Entre dolores y cansancio, además de un buen puñado de mala leche a causa de la traición de esa cabrona de Ripley, continuasteis caminando, hasta encontrar una puerta lateral en donde había dos iniciales presidiéndolas: E.R.

Ya sabía, lo que ese ácido provocaba y no podía evitar pensar en aún con aquellas pocas gotas sobra nuestra piel dolía como el demonio-¡ah joder, puta sangre alienígena?- exclamé apretando los dientes notando como mi piel se derretía como si fuera cera bajo una cerilla.

Corrimos a lo largo de ese estrecho pasillo tras cerrar la puerta dejando a aquellas alimañas al otro lado, yo tirando a duras penas de Amber, pues estaba casi desvanecida avanzábamos a duras penas, doloridos y agotados, pero había que proseguir, había que salir de allí y tras unos pocos minutos andando dimos con otra puerta mientras sostenía a Amber intentando espabilarla al ver las iniciales-Eh, Amber mira, me apuesto a que son más iniciales de esa zorra, igual tiene algo guardado aquí dentro y podamos descansar ¿Que te parece?- pregunté con algo parecido a ánimo. Así que sin perder tiempo me dispuse a abrir esa puerta esperando que por una vez no hubiese peligros letales al otro lado.

Quemaba a rabiar. Amber había emitido un gruñido de dolor. Apretó los dientes y avanzaba a duras penas con ayuda hasta que Jerico habló de nuevo al alcanzar la puerta y esas iniciales.

-Como esa puta zorra haga una de las suyas, me va a lamer el clitoris hasta que salga brillo. Pienso torturarla como en mis tiempos mozos. Estoy harta de estar aquí. Es una jodida pesadilla. 

Entre dolores, entrasteis en la sala y para vuestra sorpresa, estaba llena de contenedores en cuyo interior había deformes criaturas con aspecto humano pero mezclado. Todos estaban numerados y cuanto más elevado era su número, mayor aspecto humano tenían.

El último de ellos, que estaba más alejado de la puerta, mostraba un espécimen que bien podía estar  simplemente hibernando y que era como una versión inmadura de Ripley.

Era como una especie de cámara de los horrores con Ripley como única protagonista.

-¿Esto que mierda es? Esa Ripley no es de fiar, lo sabía. 

Sujeta a Jerico, la capitana estaba alucinando con el lugar. Parecía todo tan surrealista que el olor a muerte era predecible. 

-¿Y si rompemos los cristales? 

-¿Pero qué cojones?-dije tras abrir la puerta y ver el horrendo panorama que se abría ante nosotros, avanzamos por la estancia viendo aquellos horrores incubados hasta que dimos con el más parecido a la hija de puta que nos había metido en aquella encerrona. Entonces escuché a la capitana y la miré sorprendido-¿para qué? eso sólo nos retendría Amber, tenemos que salir de aquí, y mñas importante, curarnos ¿ves trapos, gasas o algo con lo que curarnos?-pregunté echando un vistazo rápido a la estancia.

Observar aquellos engendros me revolvía las tripas y lo que más deseaba era salir de allí cuanto antes pero cualquier cosa que pudiéramos encontrar allí nos sería de gran ayuda-¿tú cómo te encuentras? te veo hecha mierda ¿como conseguiste salir del río? ¿Jack sigue vivo o ya la diñó?-dije con una leve sonrisa mientras rebuscaba tanto cosas útiles como una salida de aquel apestoso agujero.

Mientras Jerico miraba a su alrededor, una figura apareció en el marco de la puerta.

Ripley.

-Vaya. Así que habéis descubierto... mi habitación especial -dijo, entrando tranquilamente en ella. No llevaba armas y caminaba casi cabizbaja. Llegó hasta la mitad de la sala y entonces, contempló todas las cubas -. Todas esas soy yo... y sin embargo, no lo soy... exactamente.

Viendo vuestra confusión, os miró directamente.

-La Ellen Ripley original llegó hace algún tiempo, pero estaba tan herida que no tardó en morir. Pero los cazadores saben hacer bien las cosas. A pesar de no conocer nuestra especie, efectuaron diferentes intentos de clonarla... hasta que lo consiguieron, y yo soy el resultado... bueno, uno de ellos, porque no soy la primera. Creo... que al menos ha habido tres más antes de mí. Yo solo sirvo para atraer presas y contenedores para esos bichos que habéis visto antes. Lo lamento. Pero es que... estoy tan cansada... 

Ripley se apoyó contra la pared, con aspecto de estar derrotada.