Partida Rol por web

Viernes por la noche; la semana había sido terrible por no decir caótica. Primero la cantidad de exámenes que tuviste que hacer y segundo los ejercicios, que por mucho que los llevabas al día, te habían consumido. Lo último que querías era que alguien interrumpiese tu sueño, pero lejos de ser "escuchado", el teléfono sonó sacándote de ese tranquilo sueño. 

Miraste el reloj, tan solo eran las 9:37 de la noche ¿Quién podía llamarte? Cuando cogiste el móvil, en la pantalla aparecía el nombre de la menor de tus primas ¿Qué querría? Tú no debías ir hasta la noche del día siguiente. Tenías dos opciones, ignorar completamente la llamada y hacer como que no lo habías escuchado o cogerlo para ver que quería en ese mismo instante. Mientras pensabas que hacer, la llamada se colgó, pero casi al instante volvió a iniciarse y esa maldita música tronó en tu cabeza. Tú tenías la última decisión... 

¿Cogerle o silenciar y seguir durmiendo?

Gimo entre dientes mientras doy leves golpecitos con la cabeza en la mesilla de noche. Quiero dormir. Estoy fundido por haber vomitado tanta materia. ¿Quién me mandaba meterme en derecho? Tanto he tenido que estudiar y que entregar ejercicios que esta semana ni he ido al gimnasio. Y estoy más molido que nunca.

Pero si no lo cojo va a insistir. Y puede que hasta venga....

Suspiro mientras tomo el aparato y descuelgo.

-¿Sí?

Mi voz ronca de dormido es bien obvia.

- ¿Joshiii? ¡Dónde te habías metido! ¡Pensé que tendría que ir a por ti a casa! -La voz de tu prima sonó más fuerte de costumbre, incluso pareció martillar tu aturdida cabeza con esa vocecilla que en otras ocasiones era de lo más atractiva, pero que en esta ocasión era más bien... Molesta. 

Hubo un silencio por medio, en el cual ninguno de los dos habló, pero de fondo se podía escuchar la música del local en el cual tú habías pasado tantas horas acompañado de aquellas ricuras de niñas. Un pequeño suspiro brotó de los labios de ella poco después de que gritase a su hermana alguno que no llegaste a entender por el ruido de fondo.

- Joshito ¡Te necesitamos! Hoy Carla no pudo venir, ya sabes... Es Viernes y estamos realmente solas ¡Encima es el día blanco! Hay cantidad de gente y.. ¡¡Por favoor!! -Su voz cambió completamente, volviéndose melosa y dulce, como hacía siempre que te pedía un favor. Era casi imposible negarse, pues pese a tus esfuerzos su carita angelical apareció en tu cabeza.

-Hoy no voy a ser buena compañía para nadie, prima...- me quejo -llevo toda la semana de exámenes. Estoy medio muerto.- intento negarme. Pero al final acabo gruñendo. -Me vas a deber una bien gorda, que lo sepas. Dame media hora y estoy allí.

Tras colgar me levanto de golpe, como no lo haga me quedaré dormido. Y me medio arrastro hasta la ducha. Que el calentador sea viejo y tarde en calentar el agua es una bendición ahora, pues me despierta del todo. Me arreglo y pongo la ropa más blanca que tenga, aunque no tengo pantalones blancos, los vaqueros más claros. Y una camisa más o menos pegada. Me peino, colonia y...de camino al local.

¿Qué le pasará a Carla?

Entre que te preparas y no pasa más de media hora, pero tus primas no te dirán nada, eso está claro. Después de todo les harás un gran favor esa noche.

Mientras vas hacia el local, no puedes dejar de pensar en Carla, no es un chica con la que compartas grandes charlas, pero no puedes evitar sentirte.. ¿Atraído? Podría decirse que sí. Igualmente, esa noche no la verás y tampoco podrás saber que le pasa pues tus primas están poco receptivas. El agobio de la noche las está volviendo locas.

Cuando llegas, Fabiola está inclinada sobre la barra atendiendo a dos jóvenes de tu edad más o menos. La joven luce una gran sonrisa y su cuerpo se ve adornado por un vestido que no deja lugar para la imaginación, pues pese a cubrirla perfectamente, se ajusta al cuerpo de la chica. Mientras pareces ensimismado, Nicole te atrapa por detrás con sus brazos.- ¡Al fin apareces, Joshi! Creía que tendrías peor cara, pero se te ve bien ¡Venga, vamos!.-Te agarra la mano con ganas y tira por ti para que la sigas. Mientras caminas torpemente entre la gente, ella te cuenta mil y una cosas las cuales no entiendes por el jaleo y tu agotamiento mental.

Fabiola te saluda con su seductora sonrisa. Ahora lo piensas, si no fuese tu prima... Ya se sabe lo que pasaría. Agitas la cabeza, toca ponerse en marcha, no hay tiempo que perder... Y la noche parece que será más larga de lo pensado.

Devuelvo el saludo a Fabiola.

Y aunque seamos primos...tampoco sería tan malo...¿No? Es que...grrr

Me dejo guiar por Nicole.

-Dime ¿qué le pasa a Carla? ¿Y qué necesitáis que haga?

Lo cierto es que estoy cansado, pero con el tiempo se aprende a aparcar eso y dejarse llevar por el momento. Ahora necesito energías para hacer lo que me pidan, y mi cuerpo me las da. Es más fácil sentirse animado con el bullicio y el ajetreo que entre las cómodas y suaves sábanas de mi cama.

- ¡Hey! Que estoy aquí, deja de mirar a la tontita ¡Ella no es la que te dirá que hacer!.-Protestó divertida, pero después solo sonrió de igual forma, pero quizás no tan provocativa, si no más inocente.

Le preguntaste, ella solo sonrió con suavidad mientras negaba con la cabeza una y otra vez.- La verdad... ¡Lleva días desaparecida! Esta tarde nos llamó, hablaba rápido y un poco agitada... Nos dijo que se incorporaría la semana próxima. No sé que se trae entre manos, pero lo que sea... -Se quedó callada al instante, mientras le quitaba importancia con un suave movimiento de mano.- Olvídalo, es una cabra loca, ya sabes... Bueno, ahora lo importante. Mientras yo estoy del otro lado ¿Podrías estar con Fab? Se estresa rápido... Y se le acumula demasiado trabajo siempre-Asintió. La verdad es que no te dio opción, rápido te empujó hacia allí y ella "desapareció" entre la ente de la misma forma que apareció.

-Yes, boss.- finjo un saludo militar.

Voy con Fabiola, no es la primera vez que trabajo tras la barra por lo que sé que hacer. Doy un abrazo a mi prima y aprovecho para susurrarle dos cosas.

-Estás para morderte y no soltarte, prima. Yo atiendo a las chicas y tu a los chicos.

Se entiende que es lo normal, una sonrisa a veces obra milagros. O un escote inclinado. Pero claro, es bastante normal que sea el chico el que va a comprar bebida para él y para la o las chicas, por lo que algunos tendrán qe ser atendidos por mí. Mala suerte para ellos.

Sin más preámbulos, me pongo a servir lo que pidan.

Él se alejó casi al instante de decir eso, pero Fabiola solo sonrió mientras asentía a sus palabras de "Chicas para él, chicos para ella". Dejándolo solo, la joven empezó a atender a todo aquel que se acercaba a ella, sonrisas, miradas, comentarios.. Todo era admitido en la noche. 

Lleváis más de tres horas sin parar, ya es la una de la madrugada y aquello parece ser un no parar. Tu prima se acerca por detrás, está claro que esa frase tuya, no la pasó por alto. Cómo si estuviese cogiendo algo necesario, pegó su cuerpo por completo al tuyo y dejó los labios a una altura casi perfecta para rozar tu oreja con los mismos.- No juegues con fuego, "primito"... Serás lo que eres, pero es algo que... No me importa si me da placer.-Tomó el lóbulo con los dientes, para después soltarlo. Su mano libre bajó por tu vientre lentamente y acabó sobre tu miembro, por encima del vaquero, apretó sin dudarlo. Un movimiento seguro y sensual.

Pero eso no duró demasiado, Fabiola se apartó al instante con una sonrisa juguetona. Un joven de cabellos rubios se acercó y ella fue hacia él para atenderle.

¿Se irá así?¿Será solo un juego? Sin duda tu prima había pisado zona peligrosa..

Eso me deja levemente descolocado, pero también me hace sonreir...y sentir un cosquilleo peligroso. Que me encanta.

Es bueno saberlo, es bueno saberlo.

Me viene de perlas que un tipo con pinta un anto de payaso me pida un gin tonic de una ginebra muy concreta, dándoselas de entendido. Esa botella está en la parte más alta. Aprovecho el momento en que Fabiola se para en la caja para meter lo que acaba de cobrar y me coloco tras ella, pegando mi cuerpo al suyo. Si yo ahora tuviese una erección, que no es el caso, la notaría sin lugar a dudas pegada a la parte baja de su espalda. Aunque no es el caso, puede notar el resto de mi cuerpo mientras echo mi peso levemente sobre ella para coger la botella.

No le meto mano, como ella a mi, pues el lugar es menos discreto y se nos vería. Le susurro al oid:

-Pues que casualidad que se me de tan bien dar placer, Fabiola.

No la he llamado prima ¿se dará cuenta? Me separo con la botella que he cogido y sirvo el gin tonic al tipo.

Lo miró unos instantes, se acercó a Josh.- Encárgate de la barra, ahora vengo..-No le dio tiempo a responder, ni tampoco a reaccionar. Desapareció de su vista con ese sensual movimiento de caderas que podía volver loco a cualquiera. Fabiola no era la típica chica que daba explicaciones, ni esperaba respuestas. Era la jefa, ella mandaba y así lo hacía ver.

Parecía molesta, más de lo normal. Esa dulce sonrisa había desaparecida y parecía pagarlo ahora con Josh.- Joshii, dice Fabiola que debes ir al almacén a recoger cosas. No te preocupes vendrá Martina, la acabamos de ver entre la gentecita ¡Ale tira!.-Como siempre te empujó. Podías o no hacerle caso, eso era decisión tuya. Pero las palabras de Fabiola pocas veces era aconsejable no tenerlas en cuenta.

-Prima, eres una mandona...con lo pequeña que eres y el miedo que das.- bromeo.

Dejo el vaso que estaba limpiando y el trapo y me dirijo hacia el almacén.

¿Qué necesitará que recoja? Es normal que me llame si pesa...Aunque también puede ser que Fabiola está un poco vaga para variar.

Entraste en el almacén buscando a Fabiola, pero lejos de verla sentiste como la puerta se cerraba de golpe y las luces eran apagadas. Estabas completamente a oscuras ¿Miedo? Quizás no, pero estabas inquieto sin poder evitarlo. Si eso era una broma de tus primas, la verdad que era de muy mal gusto. Diste unos cuantos pasos, pero solo conseguiste tropezar un par de veces, razón de más para terminar quedándote quieto del todo. 

A tu alrededor no se escuchaba nada a excepción de la música que provenía de la parte de arriba del local. Ahora solo quedaba esperar a que algo pasase y no tardó demasiado. Algo te rozó el costado, pero cuando te giraste ya no esta allí. Nuevamente se repitió y esta vez ella no se movió.- Dije que te quemarías...-Sin duda era la voz de tu prima Fabiola.

Es inevitable sentir cierta tensión cuando apagan la luz y cierran una puerta de esa manera. Pero...nunca he tenido miedo a la oscuridad. Su juego me hace sonreir. Y cuando la atrapo mi sonrisa se ensancha.

-Puede que necesite que me expliques mejor esa parte...no sé si la entiendo.

La acerco a mi hasta pegarla y desciendo mis manos por su cuerpo hasta cogerla de la cintura. Casi, casi demasiado abajo para que sea decoroso.

No se mostró tan "dócil" como las otras veces. Posó la mano sobre el pecho de él, empujándolo con fuerza contra la pared trasera. Estaba claro que la joven conocía lo que hacía y eso lo tenía preparado desde hacía tiempo. La razón por la que estabas allí no era más que por eso. Carla no había faltado, ellas le habían dicho que no vinieses ¿Malas? Solo un poco... 

- Cállate... -Sentenció ella. Sus manos viajaron por el cuerpo de él, bajando desde el costado hacia la cintura. Mientras sus labios se posaron en el cuello de él, la oscuridad lo hacía todo más complicado, pero a la vez más divertido. Sin poder evitarlo él, los dientes de Fabiola se clavaron en su cuello con brusquedad, para después ser besado más suave. El cuerpo de la rubia se pegaba por completo, dejándole notar los pechos contra el suyo.

Y ya mis manos bajan de su cintura apretando ese delicioso atributo femenino que tantos cuellos hace girar por la calle. Y bajan aun más hasta colarse bajo la falda y volver a subir hasta el mismo lugar, pero sin tela ya. La levanto provocando que me rodee con sus piernas mientras mis manos amasan su trasero. Que ella juegue con mi cuello deja expuesto para mi el suyo...no pierdo el tiempo.

-Quizá te quemes tú, rubia.

Me está poniendo a tono, sin duda.

Sin dudarlo rodeó la cadera de él con las piernas. Fue entonces que quedó completamente pegado a su cuerpo y eso no le disgustó, si no todo lo contrario. Sus labios subieron hasta su lóbulo el cual empezó a acariciar con los labios, para dejar un suave beso después.- Pobrecito, Joshi...-Susurró ella. No podrías saber que quería decir con aquello, pero estaba claro que escondía algo detrás de toda esa sensualidad.

Se coló un poco, hasta que consiguió que él la soltase. Al hacerlo el vestido cayó de nuevo quedándose ajustado a ese perfecto y escultural cuerpo. Sin dudarlo se agachó, subiendo la camisa de él, sus labios empezaron a pasear se por su tripa, mientras las manos se encargaban en hacer "saltar" el botón. Las intenciones eran claras, y Fabiola no era chica de pedir permisos, eso lo sabía su primo. Cuando el pantalón se deslizó ella posó los labios sobre la única prenda que le quedaba puesta, buscando ponerle. Sus pechos lo rozaban de vez en cuando las piernas, mientras que sus sensuales labios se divertían sobre la tela.

Nada mal prima, nada mal...

Pero yo soy demasiado parecido a ella. No me gusta demasiado obedecer...sino llevar la voz. Eso sumado a que yo ya estoy a tono, es lo que tenemos los hombres, es más rápido, toca prepararla a ella. La hago levantarse y la levanto, apoyándola en la pared y sus piernas en mis hombros. Yo me arrodillo y dejo su ropa interior en su tobillo derecho, simplemente quiero despejarme el camino para poder comérselo bien.

Y eso hago. Aunque mi mano tampoco pierde el tiempo y ya me está poniendo el condón para, en cuanto note que está bien lubricada...no perder tiempo y follarla a base de bien.

¿Qué querrá decir con "Pobrecito Joshi"?

Todo estaba planeado, Fabiola era una puñetera arpía cuando se lo proponía y él la conocía. Estaba claro que ella lo estaba disfrutando, pero todo tenía un final. Claro que lo tenía.

La luz de la escalera de fuera se encendió y por la misma se sintió bajar a alguien. Sin dudarlo Fabiola lo apartó.- Fin del juego..-Se rió con suavidad. Lejos de subirse el tanga se lo quitó por completo y lo recogió, tras eso fue hacia la puerta guiándose por la luz que se colaba por debajo.- Joshi... No te olvides de ordenar las cajas. Deja las vacías a un lado. Mañana viene el repartidor.-La joven dio la luz y le sonrió tranquila, guiñándole un ojos traviesa.- Pobre Joshii...-Repitió divertida antes de desaparecer de tus ojos. En mitad de la escalera pudiste escuchar las voces de ambas chicas. Nicole y Fabiole. Parecía que la pequeña no estaba contenta con los juegos de su hermana, pero eso a Fabiola no le importaba, claro que no.

Fabiola subió, en cambio Nicole bajó tranquila tocando en la puerta por miedo a ver que había dentro. Tampoco tenía claro hasta donde habíais llegado con el juego.