Partida Rol por web

Vamos caminando hasta el restaurante. Hablo de trivialidades; de cómo está el tráfico últimamente, de que no entiendo porqué se han puesto de moda las chaquetas amarillas... de todo lo que no sea yo.

Nos sentamos en el restaurante y pedimos. La mesa en que estamos está bien, en una esquina, detrás de una columna y un poco alejada de las demás. Espero a que Alfonso me diga qué le pasa... pero lo que me cuenta... No puedo evitar abrir la boca totalmente.

-¿Me lo estás diciendo en serio? ¿De ayer a hoy, de repente, te ha dado la sensación de que algo no estaba bien?- Miro, disimuladamente a los lados buscando si alguien me está observando -¿Llevas un micrófono?- le pregunto pero niega.

Su cara es la viva imagen del arrepentimiento. "Cree que ha cometido un error contándomelo... O es un farsante perfecto o me lo está diciendo en serio...". Pero llevo tiempo en la empresa. Observo todo y me fijo en todos. Alfonso no es un farsante y es imposible que esté haciendo esto para cogerme por sorpresa.

-Escúchame. Te creo. De hecho... bueno da igual- aparto de mi mente lo que iba a decir -Lo que no entiendo es cómo te ha sobrevenido este conocimiento... ¿Has hablado con alguien últimamente? ¿alguien que te haya hecho reflexionar sobre el mundo exterior?- Intento entender como a alguien como Alfonso le surgen dudas...

Le hago un gesto de silencio mientras nos traen los platos y cuando veo que el camarero se ha vuelto a alejar, continuo mientras como.

-¿Sabes? Tenía un presentimiento sobre ti. De todos los del despacho me parecía que eras el único en el que, llegado el caso, confiaría... Espera, me voy por las ramas... A ver, hace bastante tiempo que un grupo de personas empezó a plantearse porqué estabamos aquí abajo. Bueno, el porqué parece claro pero ¿en serio no se puede ir fuera? Esas personas empezaron a recopilar información, pero al hacerlo llamaron la atención sobre ellos mismos. Algunos... desaparecieron. El caso es que tuvieron que volverse más discretos.-

Le miro fijamente a los ojos antes de seguir -¿Qué me dirías si te dijese que igual les gustaría hablar contigo? Yo... me gustaría presentarte a alguien ¿estarías dispuesto?-

La reacción de Ana me deja anonadado. No sólo estoy en un mundo paralelo, sino que además ahora me encuentro en medio de una conspiración. Intento serenarme y pensar.

- Yo... Ana, confío en ti... Claro que quiero conocer a las personas que dices... Pero tengo que hacerte muchas preguntas y este no es el lugar. Estamos apartados, pero aun así cualquiera podría escucharnos... Cierro los ojos y reflexiono. Tengo que confesarte que para no levantar sospechas sobre esta comida he hecho creer a Luis que esta comida se debe a que... ¿cómo decirlo? estamos flirteando. Lo siento de veras... Pero llegados a este punto, creo que podríamos continuar la farsa, volver al despacho y continuar con nuestras ocupaciones, y después ir a un cine algo apartado donde poder hablar con calma, a salvo de miradas indiscretas. Créeme, confío en ti, pero antes de hablar con alguien más, necesito hacerte unas preguntas. ¿Te parece bien?

De repente me siento observado. He de conseguir que esto no se me escape de las manos y averiguar cómo salir de aquí. Miro a Ana: sí, confío en ella.

Escucho con calma lo que me dice Alfonso

-Sí, sí, perdona. No suelo ser tan indiscreta pero es que me ha pillado tan de sorpresa lo que has dicho... quiero decir que hasta ayer pensaba sólo que eras majo pero que no sabías nada de lo que pasaba... Y no te preocupes, entiendo porqué le has dicho eso a Luis, aunque francamente, no esperaba que me lo contaras a mí y no a él. Estoy un poco alucinada* porque hayas decidido confiar en mí. Pero has hecho bien, ya lo verás. Y te seguiré la corriente con esto, no hay problema. Lo del cine me parece bien. Podemos ir a los dd la plaza de los cubos...- miro en el móvil a ver qué estan echando -Mira, ésta. Es iraní en version original, no creo que haya mucha gente... y a Luis le puedes decir que me has dejado elegir y que no te apetece ver esta pero que no puedes decir no en la primera cita...-

Me río un poco al decirlo. Me hace gracia la situación y me hace gracia la excusa. Hasta ahora todo esto era algo muy serio, que no podía compartir con nadie y bastante aburrido. En cambio, de repente, me siento como en una peli de espías.

"Céntrate Ana, que esto es algo serio"

Pido la cuenta para volver al trabajo.

Asiento a la propuesta de Ana. Es estupendo que sea tan comprensiva. La verdad es que... estoy a gusto con ella. No puedo evitar pensar en la "otra" Ana. Quizá, quizá... ¡Idiota, no te distraigas!

- Me parece perfecto. No quiero que pienses que no confío en mis amigos, pero, no sé, me he dejado llevar. Has mostrado tanta preocupación y has sido tan receptiva, que he confiado en ti. Y Luis es mi amigo, pero necesitaba contar esto a alguien de forma reservada. Y ahora, con lo que me has contado, creo que es mejor que continúe siendo nuestro secreto. Bromeo para distender el ambiente - Como sé que mereces cualquier sacrificio, soportaré como buenamente pueda la película iraní. Sonrío.

Pago la comida y vuelvo con Ana al trabajo, separándonos en la puerta (no hay que ser demasiado explícitos). Vuelvo a mi despacho e intento centrarme en los asuntos, a la espera de que aparezca Luis a interrogarme.

-Lo siento Romeo- le digo cuando consigo asomarme por el despacho de Alfonso casi a las 5 -Pero los que tenía citados por la tarde se han adelantado y, hasta ahora no se han ido-

Me siento en una de las sillas enfrente de su mesa para poder hablar más bajo -Bueno qué... ¿qué tal ha ido la comida? ¿la tienes ya en el bote o eres tan torpe que necesitas que este maestro te dé unas clases?- le pregunto claramente de broma. Ya sé que Alfonso liga pero si no le hago yo esta broma ¿quién se la va a hacer? -Oye, que si ves que hay mucho que contar esperamos a las 6 y me lo cuentas con unas cervezas delante...-

Sonrío a Luis:  Pues verás (pongo cara de conquistador), sintiéndolo mucho, no voy a poder quedar más tarde, porque, te cuento... (pausa dramática), he quedado con Ana para ir al cine. Estoy haciendo una interpretación de Óscar - Pero no creas que ha sido fácil: va a ser para ver una película iraní subtitulada. En fin, el que algo quiere, algo le cuesta. Me siento culpable por engañar a Luis, pero no sé a qué responde todo esto del mundo subterráneo y no querría que por mi culpa se viera envuelto en algo desagradable... Aunque tampoco quiero que Ana sufra daño. Espero que todo se resuelva bien.

-¡Iraní subtitulada!...- es todo lo que va diciendo Luis, entre carcajadas, cuando sale de tu despacho, unos minutos más tarde.

El resto de tu tarde transcurre trabajando como si fuera cualquier día, como si lo que te rodea no hubiera cambiado. No te atreves a llamar a clientes por si no estás suficientemente centrado por culpa de lo que está pasando. Pero con varios temas de papeleo tienes trabajo suficiente y cuando María pasa a ver qué tal te encuentras, te encuentra trabajando como siempre

-Luis ya nos ha puesto al día en la comida y nos había contado que estabas bien, por eso no me había pasado antes. No tienes mal aspecto, quizás un poco pálido pero nada más-

Ni siquiera me siento. Sé que en unos minutos, el jefe tiene una cita concertada con unos clientes y tengo que estar allí antes de que lleguen.

-Bueno, te dejo, voy a ver si yo también hago mi trabajo. Me alegro que no sea nada y, si necesitas algo, me dices ¿vale?- comento antes de salir de su despacho.

A las 6, tu teléfono suena. -Hola. Soy Ana. Yo estoy terminando. Si te quedan cosas que hacer podemos vernos en los cines dentro de un rato. Si ya has terminado ¿te espero y vamos juntos?-

Acabo a duras penas la jornada. Demasiada tensión, así que cuando Ana me llama no lo dudo:

- Por favor, espérame y vamos juntos andando. Necesito tomar el aire.

Vamos juntos al cine y hablamos de varios temas, pero a ambos se nos notan los nervios. Finalmente llegamos al cine y nos acomodamos en los asientos del final, prácticamente en un rincón a la derecha. Espero a que haya transcurrido media hora de película, de la que casi no me entero, para hablar en voz baja a Ana:

- La película es muy interesante-sonrío, para romper el hielo-pero necesito hacerte varias preguntas. Perdona por hacerlas tan seguidas y respóndeme solo si puedes hacerlo sin problemas. Sabes que no quiero meterte en líos-la miro a los ojos con dulzura pero con firmeza.

- ¿Cómo contactaste con las personas que me comentaste?

- ¿Qué tipo de personas son?

- ¿Qué es exactamente lo que hacen?

- ¿Por qué pensáis que se puede subir a la superficie?

- ¿Qué es lo que teméis que nos puedan estar ocultando?

- ¿Quién nos lo está ocultando?

- ¿Alguien más del despacho está al tanto de tus sospechas o en contacto con esa gente?

- ¿Para qué sirven los ascensores VIP?

- ¿Quiénes los utilizan?

Voy espaciando las preguntas, pero no puedo evitar mostrarme ansioso. Espero no asustarla. Tengo que tranquilizarme y no dejarme dominar por la situación.

El camino hasta el cine se me hace extraño. No sé de qué hablar con Alfonso, así que empiezo a preguntarle qué tal su día. Y eso es más incómodo aún porque esto empieza a parecer una cita de verdad "Va a pensar que quiero ligar" es lo que me pasa por la cabeza. Y me pongo roja aunque creo que no lo ve. Afortunadamente.

Entramos en el cine, comienza la peli... y a mí me parece un rollo ya a los 2 minutos. La propuse porque pensé que no vendría casi nadie. Aunque para mi sorpresa en el cine hay, al menos 10 personas... que ya son 10 más de las que esperaba. Así que cuando Alfonso dice que le gusta no puedo evitar abrir la boca de la sorpresa.

-Pues a mi no demasiado, la verdad...- le digo con amable sinceridad, porque si se lo digo sin amabilidad igual le molesta mi crítica...

Así que agradezco cuando comienza a preguntar y tengo otra cosa en la que centrarme.

-Lo cierto es que yo no contacté con ellos, si no ellos conmigo. Justo cuando me dieron el puesto de recepcionista aquí. ¿Porqué? Porque les interesaba lo mismo que a ti, la gente que va en los ascensores VIPs. Hasta que no conozcas a Marcos y él te dé el visto bueno, no te puedo contar mucho, pero digamos que en el despacho hay más negocio del que parece...- Igual ya le he contado demasiado, espero no estar metiendo la pata, pero llevo mucho tiempo observando a la gente del bufete, es realmente a lo que me dedico y apostaría algo a que de Alfonso me puedo fiar -Ellos creen que "quizás" se pueda vivir fuera. Hace tiempo un científico escribió un artículo en el que contaba que, tras analizar la tipología y composición de las bombas y su efecto, los resultados podrían haber sido varias veces menores de lo previsto y que a estas alturas, se debería enviar partidas de análisis a la superficie... Ese artículo no llegó a ser público. Existe, pero se silenció. Y del profesor nadie ha vuelto a saber. Cada vez que alguien intenta investigarlo, desaparece. Así que han pasado a hacerlo en la clandestinidad-

Le veo realmente interesado. Creo que, de alguna manera, igual puede ayudarnos a ir más rápido. Mi acceso es limitado a todo pero él puede llegar a más sitios... si Marcos deja que entre

-Nadie más del despacho está metido en esto. Eres el único en el que me he atrevido a confiar. Y sólo porque hoy me has preguntado sobre la superficie... De hecho he pensado que lo que te había pasado es que te habías enterado de algo por algún otro sitio-

Paro un momento de hablar cuando una de las personas en el cine se levanta y se va, pero su cara de aburrimiento me dice que se ha replanteado la película.

-Cuando hemos salido de comer he llamado a Marcos. Ha dicho que quería verte mañana, si puedes, por la tarde. Como no tenía claro si querías no he cerrado dónde sería...-

Sonrío ante la reacción de Ana a mi comentario sobre la película. Ja, ja, ja, ha pensado que lo decía en serio y que me gusta la película. Pero me centro en las preguntas que quería hacerle.

Cada vez estoy más nervioso. No me gusta nada que la contactaran y menos aún lo que me cuenta del científico que desapareció. Esto es más serio de lo que parecía. Al menos me confirma mis sospechas sobre los ascensores VIP. No sé qué pensar. Ana me parece una buena persona y valoro la confianza que me está demostrando, pero no me da buena espina lo de ese Marcos y que quiera conocerme sin más. Puede que esté utilizando a Ana para a saber qué fines. Aunque, sea como sea, tengo que volver a mi mundo.

Permanezco en silencio unos minutos pensando en lo que me ha dicho Ana. No me considero cobarde, pero tampoco me gustan los riesgos sin sentido. En fin, confío en Ana.

- No te voy a engañar; todo esto me suena muy extraño y, la verdad, me causa bastante temor. Pero creo que puedo confiar en ti y tengo curiosidad por saber más de la superficie. Dile a Marcos que nos reuniremos donde diga, pero que sea un sitio discreto pero con gente.

Ha sonado desconfiado, pero no quiero arriesgarme a la ligera.

Salimos del cine tras haber soportado lo que quedaba de película.

- ¿Quieres que te acompañe a casa? -Inmediatamente reparo en lo que acabo de decir- Perdona, no sé lo que digo. Es la costumbre y estoy con la cabeza en lo de mañana. Te pido un taxi... Solo una cosa: ¿te importa que mañana comamos juntos? Hasta ver en qué para la reunión con Marcos creo que sería conveniente estirar el teatro un poco más... Bueno, no es que no me guste estar contigo, al contrario... Bien, ya me entiendes. 

-Hablaré con Marcos y te diré mañana. De todas maneras, yo también voy a estar, sólo porque lo sepas- te comentó Ana sobre concertar la cita con Marcos para el día siguiente.

Salís del cine. Es ya de noche. Ana se ríe, con una risa cristalina, cuando te avergüenzas por haber propuesto acompañarla a casa. Es el primer momento en toda la noche que parece algo más relajada -Sí, pidamos un taxi y lo compartimos. Tampoco pasa nada porque me acompañes a casa, no te iba a pedir que subieras a tomar algo...- se ríe de nuevo de su propia broma. Mientras haceis señas para intentar coger un taxi, te expresa sus dudas sobre comer -Tu idea es buena, pero no es creíble. Si estamos tan "embobaos" el uno con el otro como para pasar todo el tiempo juntos... y no vuelves a comer con tus compañeros habituales, a la gente le extrañará que no nos besemos a escondidas por los pasillos ni nos tiremos miraditas. Mejor come con ellos, pero sal a tomar un café conmigo, por ejemplo a las 10. A esa hora ya te podré decir algo-

El taxi para. Os subís y le explicáis que primero os tiene que dejar en la dirección de Ana y luego en la tuya. Cuando llegais a casa de Ana, ella mira lo que marca el taximetro y tenlo da antes de que puedas negarte. Luego hace algún movimiento insegura, como sin saber muy bien si despedirse o cómo despedirse. Así que, al final se ríe de nuevo y te da dos besos.

Llegas a tu casa poco después. No has visto el sol, el cielo... en todo el día.

Que Ana esté presente en la reunión con Marcos me tranquiliza.

Me ruborizo ligeramente por su respuesta a la propuesta de buscarle un taxi, pero me repongo y bromeo:- ¡Vaya!, ¿significa eso que la película no te ha gustado?

Relajado, escucho lo que dice del próximo día: - Tienes razón. Comeré con los demás y, si me pregunta Luis, le diré que lo hemos pasado bien y quedaremos otro día. A las 10 tomamos el café y me dices. Me agrada la astucia de Ana.

Nos despedimos en el taxi y le devuelvo los besos. Camino a casa me asaltan varias sensaciones. Vuelve la intranquilidad por el encuentro con Marcos, pero tampoco puedo evitar sentirme... ¿contento?, ¿ilusionado? por la velada. Está claro que estoy descentrado.

Una vez en casa me planteo preparar algo de cena, pero estoy muy cansado por las emociones del día. Qué idiota. Podríamos haber comido algo a la salida del cine. Pico algo de la nevera y me preparo para dormir. Ha sido un día agotador y mañana... De repente pienso en una película que vi hace tiempo ("Atrapado en el tiempo") y pienso que quizá todo habrá pasado mañana. Tras una noche he aparecido en este mundo y puede que tras otra vuelva al mío. Esta idea me provoca más nervios y me impide conciliar el sueño. Sí, tal vez acabe todo mañana. Y si no... ¿Qué es lo que me espera? Aunque averigüe algo más de los ascensores VIP y de la superficie, seguiré estando en una realidad que no es la mía. Quizá la reunión no tiene sentido, aunque, si no hablo con Marcos... ¿Qué podría hacer?, ¿con quién podría hablar de mi situación? Finalmente me vence el sueño cuando estaba pensando en qué estaría haciendo Ana en la otra realidad...