Partida Rol por web

[...]estamos en los años 80 y ni siquiera sabemos si de nuestra propia línea temporal.

 -Primero de todo, estamos en nuestra línea temporal porque. No. Hay. Otra. Linea. Temporal.- Dijo Liam, claramente irritado, poniendo una mano en la frente en señal de dolor de cabeza. -Segundo, puede que seamos más inteligentes, pero el saber como funcionan las leyes de la física no nos vamos va a ayudar a ganar una batalla de astucia contra unos criminales experimentados. Este partido no lo jugamos en casa.- No podía decir que le gustase la situación, pues ni el mismo estaba seguro de que su informante le hubiera dicho la verdad. "Tu sigue la corriente, Liam" se dijo "Nadar en contra solo va hacer que pierdas el control".

Entonces, apareció Barry en la escena y en silencio, mientras se dirigían a la salida, el ingeniero miró la pista de baile, tratando de agarrarse a las pocas endorfinas que le quedaban de cuando había bailado con Valerie.

Los ingenieros fueron bajando poco a poco las escaleras del reservado aprovechando el ruido de la música para conversar discretamente entre ellos. Dharma y Liam iniciaron la conversación, mientras que Karim y Brian se presentaban más dubitativos y también desanimados por la situación. Brian, en su caso, tenía un tinte de enojo en su forma de hablar.

El cerco de posibles opciones se iba acotando cada vez más, a pesar de que Dharma hacía todo lo posible para buscar una alternativa en contra de la opinión de Liam. El problema era los medios, la situación y el poco margen de intimidad que tenían entre ellos para poder actuar.

Pues vamos. ¿Tenemos equipo para hacer lo que quieren hacer?    Unas pinzas aisladoras por lo menos.    ¿Un ordenador portátil? 

- Todo a su tiempo - contestó Barry levemente la cabeza hacia Dharma mientras seguí bajando las escaleras. Detrás de ellos, García y el portero armado.

El camino de vuelta fue el mismo que el camino de entrada, con la diferencia que el grupo se desvió hacia un callejón cercano donde un hombre vestido de negro, similar a los otros hombres, esperaba fuera de un 4x4 negro y bastante amplio. Las ruedas eran altas y el brillo de la pintura casi perfecto.

Barry hizo un gesto con la mano y el tipo que custodiaba el vehículo asintió para después abrir el maletero del mismo. Cuatro chalecos antibalas y cuatro armas se apilaban ordenadamente. Dos pistolas, una escopeta y un cuchillo largo. El tipo abrió un maletín con varios artilugios. Dos gafas de buena proporción, al parecer de visión nocturna; dos bandoleras con herramientas pequeñas y dos pantallas con unos teclados externos y varios cables.

- Con esto será más que suficiente - dijo Barry mientras se encendía un cigarrillo y esperaba a ver cómo los ingenieros se repartían el equipo.

Estaban ante el último paso para llegar a las puertas de la mansión del Sr. Gambrino.

¿Tiene el periódico?  -le pidió al portero, siempre tenían uno en el bolsillo para el rato del break.  

Lo de la misma línea temporal, mis queridos colegas, es una hipótesis.  Que podemos intentar falsear con un poco de periódico dado que Facebook tovía no se inventa y los podcasts son escasos.

Karim seguía teniendo en du cabeza la idea de librarse de todo este marrón. Pero las ideas que tenía en mente no servían para escapar todos juntos. Podría haberse escapado quizá el solo pero ¿qué sería entonces de sus compañeros?

No. Debían permanecer juntos sin rendirse. Quizá Dharma era la única por la que no se hubiera jugado el cuello, después de su confesión...

Llegados al punto de tener que elegir el equipo necesario para abordar la mansión, Karim tomó el kit de herramientas y unas gafas de visión nocturna. Prefería no verse obligado a portar un arma. Así que desestimó la idea.

- Espero que después de esto nos dejen en paz.- susurró a sus compañeros mientras rebuscaba en el maletero.

Liam palpó la escopeta mientras miraba el equipo del maletero. -Por ahora, preocupémonos de salir vivos de esta.- Dijo a Karim, que estaba a su lado preparándose. 

El ingeniero tomó uno de los chalecos antibalas y el segundo par de gafas de visión nocturna. Recuerdos de su juventud, de cuando su padre le llevaba a cazar de noche a pesar de las regulación estatales, vinieron a Liam, quizás como un intento de aliviar la tensión del momento. Sin embargo, cualquier intento de calmar los ánimos era vano pues sabía que no se dirigían a una pequeña escapada nocturna, que su mayor peligro no sería una multa y que aquella escopeta no iba a ser disparada contra ningún ciervo. 

Brian no podía ocultar su desagrado pero cuando le ofrecieron equiparse tomó un chaleco antibalas, el cuchillo y una de aquellas pantallas. Deshechó la pistola porque sería demasiado evidente que tramaba algo y los mafiosos no le quitarían el ojo de encima.

Mucha gente consideraba un cuchillo más inofensivo, pero Brian sabía que un arma blanca podía causar una masacre mayor que un rifle automático.

En ese momento se sentía más solo que nunca.

Se puso el chaleco. Tomó una pistola.

Chaleco anti-balas, habilidades marciales, armados igual, 4 nerds vs 3 gangsters.  Podríamos ganarles.  -Dharma miró a sus compañeros para ver si este era el mejor momento para librarse. 

Miró el equipo electrónico retro.

El hombre armado miró a Dharma tras su pregunta. Apenas gesticuló, lo que le valió a la ingeniera como un claro "no". A aquel tipo no le pagaban por ser simpático, desde luego. El grupo de ingenieros, ahora con un aspecto más de banda organizada sino fuera por las ropas que llevaban debajo de los chalecos, comenzó a tomar asiento en el amplio 4x4. 

Salieron del callejón acompañados del sonido suave del motor, que comenzó a reflejar las luces de los letreros sobre la brillante pintura y los cristales del mismo. Las calles, abarrotadas de gente haciendo cola en salas y discotecas, hacían de Miami una ciudad llena de vida y de negocios y asuntos turbios.

Los ingenieros podían ver como muchas personas se les quedaban mirando. El vehículo, que llamaba la atención por su presencia y volumen, hacía las delicias de los amantes del motor, que después desviaban las miradas, extrañados, a los pasajeros.

Más de unos quince minutos les llevó salir del centro de Miami, entre un tráfico denso, repleto de atascos y cláxones enfurecidos. Finalmente, tras coger varios desvíos, se centraron en una sola carretera que se desviaba de las vías principales. El viaje, de no más de diez minutos, se hizo eterno para los ingenieros. Los nervios y la tensión se apoderaban de ellos, además de la incertidumbre. El sonido de la gravilla del carril de tierra que cogieron se detuvo cuando el vehículo frenó: desde abajo, pudieron ver como la mansión del Sr. Gambrino se alzaba en la noche de Miami.

Barry bajó del coche junto a García. El hombre armado hizo lo mismo, pero dando unos pasos hacia atrás, controlando la situación. Barry sacó de un maletín un jersey negro de cuello alto y le pasó otro a García, obteniendo la apariencia del otro hombre que iba con ellos. Después, se colocaron los chalecos y abrieron otro maletín para armarse.

- Acerquémonos en silencio. Desde aquí la pendiente es algo empinada, pero nos servirá para llegar al muro que rodea la mansión con mayor discreción. ¿Dónde está el primer punto de seguridad? - preguntó mirando poco a poco a cada uno de los ingenieros - ¿Tú lo sabes, chaval? - dijo con ironía mirando a Brian, quien se había negado a estudiar la libreta.

Haciendo memoria, los ingenieros fueron bordeando las afueras de la casa para llegar al primer panel de seguridad que desactivaba un lateral de las cámaras de seguridad.

- ¿Aquí es? Bien, pues cargaros ese trasto.

Karim sentía que su pulso se aceleraba. Todos iban armados esperando encontrar resistencia armada en la mansión. La situación cada vez se volvía más peligrosa...

- Por aquí. - Indicó a Barry en la libreta. - Ahí encontraremos el sistema de seguridad. Desactivar las cámaras será complicado, pero más complicado será lo que haya dentro.

Subieron la cuesta hasta pasar el muro bajo que delimitaba el terreno. Allí dió rápido rápidamente con el panel. Para esto es a lo que habían venido ¿No?

Sacó el kit de herramientas y se puso a manipular primero la tapa y luego el cableado. Mientras, notaba como el palpitar del corazón latía en la sien. Si se equivocaba podía hacer saltar alguna alarma o un chispazo que delatara su posición.

Se detuvo y colocándose las gafas de visión nocturna intentó calmar los nervios y mantener el pulso firme... Cuando las tijeras cortaron el cable todos se quedaron en silencio. El mismo silencio que se oía desde el interior de la mansión. Lo había logrado.

- Ya hemos hecho nuestra parte del trabajo. El sistema está inservible. Dejad que nos marchemos ahora que todavía podemos. - le pidió a Barry en voz baja.

Estaba claro que Karim había sido de ayuda y que no quería entrar y jugarse el cuello por voluntad en propia.

—Déjame las gafas, Karim —pidió Brian.

Cuando pudo ver bien en la oscuridad conectó el viejo aparato al sistema de seguridad y se puso a trastear con él. Al principio no entendía muy bien lo que estaba haciendo: el sistema operativo era demasiado viejo y le costaba recordar el lenguaje. Pero poco a poco fue recordando cómo funcionaba.

Tras unos minutos interminables el sistema estaba anulado.

—Ya está —informó lacónicamente.

Dharma se arrepintió de no traer las otras gafas.  Se movía con sigilo por el sitio donde estaban, identificando una zona por donde salir si las cosas saliesen mal, como intuía que pasaría y pronto.

El sonido de los grillos y del aire corría en la noche de Miami mientras los ingenieros se miraban unos a otros esperando quién sería el primero en mover ficha. En este caso, Karim, dio un paso al frente y comenzó a echarle un vistazo al panel de control. Cogió las pequeñas herramientas pero en un primer intento no pudo desmontar en condiciones el panel. 

Podía ver a Barry con el rabillo del ojo como lo miraba mientras fumaba; y eso lo ponía nervioso.

Pero en un segundo intento, la placa quedó perfectamente desencajada sin ningún daño. El ingeniero la dejó en el suelo cuidadosamente y después dio un paso atrás, satisfecho por el trabajo pero decepcionado porque sabía que eso no sería el final de su intervención.

Brian, miró a Barry unos segundos. Este, sonrió ante la mirada del asiático, pues el mafioso sabía que tenía la sartén por el mango. El ingeniero, haciendo uso de las gafas de visión nocturna pudo observar con delicadeza todos los aspectos electrónicos del panel, que, tras unos segundos, cedieron con su habilidad y la ayuda del panel electrónico que servía hackeador.

El sonido de un apagón se acompañó con oscuridad en la zona oeste de la mansión, la cual se quedó sin luz. Algunos avisos y exclamaciones se escucharon a lo lejos, seguramente hombres de Gambrino.

"¡Eh! ¿Qué ocurre?", "Que alguien vaya a arreglar la puta luz". - se escuchaba en la lejanía dirección la mansión.

García se acercó unos pasos y habló bajo.

- Está bien, vosotros que habéis entendéis la libreta mamahuevos del pendejo ese. ¿Apagamos el siguiente panel... o aprovechamos la confusión?

Dharma, era una sombra. De repente, no había rastro de ella en ningún lado.

Los ingenieros podían ver varias siluetas en la terraza de la mansión, andando de un lado a otro.

Liam, quien estaba todavía algo distraído tratando de ubicarse en la situación, reacciono ante el repentino apagón -Si apagamos ahora la otra sección van a sospechar que hay alguien saboteando el lugar.- Dijo, quizás sobrevalorando la inteligencia de los matones de aquella mansión.

De una forma u otra, el ingeniero sabía como quería proceder -Creo que sera mejor que entremos y actuemos lo más rápido posible, antes de que nos descubran.- Continuó, mientras trataba vanamente en esconderse, a pesar de su estatura y de la aparatosa arma que llevaba. 

Pues este es el momento de irnos.  Cuando García y sus matones entren y nosotros escapamos. 

Pero no, Liam era más visible, por blanco y por discreto. 

Pues que los investigadores están para ser vistos, no para esconderse. -pensó la estudiante.  A esto no nos entrenaron.  Psinosomos ninjas, oqué. 

 Adelántate García, nosotros tres vamos a apagar el panel de atrás de la mansión.  -A ver si colaba.  Ya para cuando llegues estará todo apagado.  Y si no, montamos una distracción acá. 

-Tenían los materiales.  Podrían prender en fuego a los autos. 

Karim dió un respingo al oír las voces de los matones de don Gambrino.

- No nos dijisteis que habría tanta vigilancia. - recriminó a Carlos y Barry.

El investigador dio unos cuantos pasos hacía atrás intentando buscar un lugar desde el que pasar desapercibido, pero todo parecía ponerse en su contra ahora.

No encontró más que una columna tras la que apenas podía ocultar su silueta y eso que era un hombre delgado.

- Nos van a descubrir... ¿Que hacemos? Vámonos de aquí. - dijo nervios, viendo como los peligros de aventura se tornaba reales por fin.

La situación comenzaba a virar hacia un desenlace no deseado. Habían logrado provocar un apagón parcial pero, a cambio, habían alertado a los guardias. Brian comenzó a sudar copiosamente. La idea de terminar en un tiroteo, desarmado, no le hacía la más mínima gracia.

Decidió dejar la iniciativa (y los primeros balazos) a los matones de Big-C, de manera que buscó un lugar para ocultarse; pero lo cierto es que, precisamente la seguridad de una mansión como aquella dependía de que nadie pudiera esconderse fácilmente en su perímetro, de modo que la única alternativa que vio fue la de pegarse a la tapia como una salamanquesa.

Los nervios se apoderaron de los ingenieros. Las voces, amenazantes a lo lejos, hicieron que la situación superara al grupo. Barry, García y el guardaespaldas, sacaron sus armas, preparados para cualquier situación hostil por parte de los hombres de Gambrino. La adrenalina comenzó a correr por las venas de los ingenieros, que iban de un lado a otro intentando pasar desapercibidos todo lo posible.

- No nos dijisteis que habría tanta vigilancia. - recriminó a Carlos y Barry.

- Quizás hasta nos venga mejor haberlos hecho salir - contestó Barry mirando dirección a la mansión mientras recargaba su arma - Estad preparados sino queréis que os manden al otro barrio.

Se escucharon pasos a los lejos. Los ingenieros, paralizados por el miedo, solo pudieron pegarse todo lo posible al muro donde habían pirateado el panel del suministro eléctrico mientras cerraban los ojos, rezando porque todo saliera bien. Barry, con un movimiento ágil, pudo esconderse detrás de un árbol cercano, lo suficiente para pasar desapercibido. No corrieron la misma suerte García y el guardaespaldas que los acompañaban, quedando al descubierto.

Dharma¹ , la única que se había adelantado al grupo en precaución, se agachó tras una roca y era la única que había escapado a la vista de los mercenarios de Gambrino. La africana, con gran sigilio, era la esperanza de los ingenieros y la gran sorpresa para desnivelar la balanza.

Las linternas comenzaron a dibujar líneas en el aire en dirección a ellos, proyectadas por el polvo del camino que se levantaba en el ambiente. El calor y los nervios comenzaron a ser un problema.

- ¡Eh! - avisó uno de los mercenarios mientras apuntaba - ¡¿Quién anda ahí? ¿Quién cojones sois vosotros? - un ligero acento italiano se dejaba caer al final de cada palabra.

Los otros dos que acompañaban al más adelantado, apuntaron a los intrusos con las linternas y sus subfusiles. Barry y Dharma no estaban en el campo de visión, pero algo les decía² a los mercenarios que alguien más se encontraba cerca.