Partida Rol por web

Liam, recuperándose del shock del primer intercambio de disparos, miró al hombre con el que intentaban negociar sus compañeros:

-Parece... Parece que alguien ha traído un cuchillo a una pelea de pistolas.- Dijo, con una sonrisa torcida, consciente de lo patético que había sonado, pero sin comprender realmente porque era lo primero que le había venido a la cabeza. "Así que mi destino todo este tiempo era ponerme en ridículo antes de morir" se dijo para sus adentros, mientras esperaba que aquel matón les atacase, quizás a primero él como respuesta a su estupidez. 

El mercenario comenzó a mirar a los lados mientras seguía apuntando con el cuchillo a Dharma. Las palabras de la ingeniera, más que amistosas, realistas; hicieron ver a aquel tipo en la desventaja con la que partía. Karim terminó de convencerlo, con la Uzi en la mano de su compañero muerto; y a Liam lo pasó por alto.

Barry caminaba despacio apuntándole con la pistola y García, ayudaba al guardaespaldas a incorporarse. Tragó saliva.

- Maldita sea... - gruñó por lo bajo.

Poco a poco se fue agachando hasta dejar el cuchillo en el suelo. Después, se arrodilló y puso las manos tras la nuca. Sabía que estaba en clara desventaja.

Unos pasos se escucharon a los lejos: era Brian. El asiático, un poco pálido, volvía con sus compañeros tras haber escapado del combate.

- ¡¿Dónde coño has ido, eh?! - recriminó Barry al asiático.

- Déjalo, Barry, ha vuelto, ya está - el puertorriqueño puso su brazo delante para que no avanzara más.

- ¡Qué coño déjalo! - el mafioso apartó el brazo de su compañero de un palmetazo mientras se daba la vuelta y andaba unos pasos en círculo mientra miraba a Brian.

La tensión se podía notar en el ambiente.

- Bueno... tenemos que avanzar - dijo García para romper el silencio. El puertorriqueño miró a los ingenieros con la cabeza gacha - No queremos más incidentes... nos dais acceso, entramos y nos vamos. Y de ahí donde diablo quieran ustedes pero terminemos esto. Tú - García apuntó al mercenario de Gambrino con la pistola -, levanta, te vienes con nosotros, andando.

 

Dharma tomó la Uzi y miró largo al guardia capturado. 

No se preocupe, yo lo cuido. -Le dijo en voz baja mientras le revisaba bolsillos buscando llaves o alguna otra clave.   Con lo encontrado en mano,  comenzó a caminar detrás de García mientras este se adentraba. 

¿Cuántos guardias hay dentro?  ¿Donde se ponen normalmente?

 

Barry no era tan cariñoso con aquel tipo como era Dharma. Cogió de la camiseta por la parte de la nuca y lo zarandeó varias veces, terminando con un empujón que lo hizo dar un par de traspiés. 

- ¡Habla! No tenemos toda la noche - le dijo muy cerca el mafioso.

El hombre de Gambrino agachó la cabeza, a sabiendas de que poco podría hacer si negaba.

- Vendrán de camino, han escuchado los disparos... - dijo renegado - No sé qué queréis... pero todavía quedan varios hombres...

-Podemos entrar por aquí, esperando a que les cueste llegar, o buscar otra entrada y desear que la hayan dejado desatendidas las otras zonas de la mansión... Yo digo que entremos ya.- Dijo, con un nudo en la garganta.

—Hay una chica armada, una tal Valerie, que creo que se nos ha adelantado —explicó Brian en voz suficientemente alta para que, al menos, le escucharan sus amigos—. Quiere rescatar a unas mujeres que dice que están retenidas ahí dentro.

Se quedó mirando la reacción de los hombres de Big-C muy atentamente. Esta vez, si trataban de encañonarle, no le iban a pillar por sorpresa.

Barry se giró hacia Brian, sorprendido. Liam, que también había conocido a Valerie en la discoteca, se extrañó por la presencia sobre aquella chica. Se veía una chica decidida, pero no tanto como para adentrarse sola en la boca del lobo. ¿Estaría al tanto? ¿Qué buscaba allí dentro?

- ¿Valerie...? ¿Qué coño hace Valerie aquí? - dijo mientras avanzaba hasta el asiático - ¿Qué mujeres? ¿Dónde coño está? Joder... ¿No pudiste detenerla?

Los hombres de Big-C se quedaron pensativos, con un tinte preocupado.

- Tenemos que dar con ella, si le pasa algo Big-C no va a responder por nadie... se armará una guerra - Barry miró hacia la mansión, iluminada encima de la pequeña colina - Vamos, no perdamos más tiempo.

Los ingenieros y los mafiosos siguieron caminando pegados al muro lateral que cubría la mansión, esperando a ponerse de acuerdo para dar el siguiente paso.

Todo empezaba a volverse más y más complicado. A Karim se le pasó un pensamiento fugaz. Ahora tenía un arma en las manos y podía usarla para disparar a cualquiera de esos por detrás y aprovechar para escapar. El problema es que los mafiosos Barry y García ya habían demostrado saberse manejar bien con las suyas. 

¿Y si era demasiado lento en reaccionar? ¿Y si disparaba a uno de ellos pero el resto lo acribillaban a balazos? No... estaba claro que todo eso sólo eran fantasías en su cabeza. En realidad, si lo pensaba bien tan siquiera tenía agallas de usar el subfusil contra alguien y mucho menos a sangre fría. 

- Vamos, no perdamos más tiempo.

- Sí... vosotros mandáis. - dijo finalmente Karim sin oponer mucha resistencia. - Pero cuéntanos quien es esa Valerie o no podremos ayudaros. Parece que para vuestro jefe es alguien importante ¿no? Decidid cual es vuestra prioridad. La libreta con la información o sacar de aquí a la chica...

Barry se giró hacia Karim y lo miró fijamente. Después miró al suelo y gritó mientras golpeaba su palma izquierda con el puño derecho.

- ¡Maldita sea, joder! - el mafioso se sentó en una roca cercana con las manos apoyadas en las rodillas - Tenemos que robar los documentos¹ de los envíos y los puntos de recogida... es vital, pero también tenemos que evitar que le pase algo a Valerie - dijo le mafioso, cansado. Aquel imprevisto no entraba en sus planes.

García se acercó a los ingenieros unos pasos. El guardaespaldas cubría la lejanía.

- Valerie es la ahijada de Big-C. Hace dos años el jefe la sacó de la familia de Gambrino... - el puertorriqueño se frotó la cara, preocupado - Le contó que habían abusado de ella y demás... bueno, ya sabéis... En fin, no puede pasarle nada... o estaremos muertos, diablo, todos colgados.

Barry se levantó, mientras daba pasos en círculo, enfadado, como cuando le niegas un juguete a un niño.

- Pero para qué cojones se mete en la puta residencia de Gambrino... ¿Qué coño te ha dicho? - preguntó dirigiéndose a Brian.

—Me apuntó con una pistola y me enseñó las fotos de unas chicas en un estado lamentable —explicó lacónicamente Brian—. Insistía en que había que rescatarlas, que esa era nuestra misión. Yo le dije que estaba huyendo de un tiroteo. Ella me llamó cobarde y se fue corriendo; estoy completamente seguro que en dirección a la casa de Gambrino.

-Si es la Valerie que estaba en la discoteca, hablé con ella mientras bailábamos, pero no me dijo nada al respecto. Solo me insistía en que no... hiciéramos ninguna tontería.-

Liam estaba realmente confundido, pues pensaba que la chica simplemente se había apiadado de ellos o algo similar ¿Que estaba planeando? 

-Igual quería que hiciéramos de distracción para entrar sin problemas.- Pensó en voz alta, pero sabía que no tenía sentido. Si quería hacer eso habría esperado a entrasen para que los matones se centrasen en ellos ¿No? No estaba seguro. En su cabeza las preguntas y las ideas se agolpaban sin dejar una solución clara.

Pero, siguiendo su idea inicial. -Si conseguimos que todos los guardias de la casa centren su atención en nosotros ella estará más segura, pero conseguir los documentos va a ser un infierno.- Dijo, manteniendo la expresión de insatisfacción en su rostro. En ese momento hecho de menos la universidad y los simples problemas de programación con los que se solía distraer en sus ratos libres. Si aquello fuera tan fácil de resolver...

 

A ver, a ver.  Esta mujer está yendo a rescatar a otro grupo de mujeres allá adentro.  Trata.  Esa es nuestra misión. 

Entremos a ayudarla.  Ya si quieren o pueden conseguir sus planes con quiensabequecosas de sus puntos de envío, pues ya estará bien. 

Yo me adelanto.  -y avanzó Dharma, decidida. 

Es tú culpa por ser tan buen bailarín. -dijo a Liam al pasar, para quitarle hierro al asunto. 

Se le quita 26, pero a ver si no se llena todo de 82 al rato. 

 

- Creo que lo primero es evitar que le hagan daño a Valerie.

- dijo por fin poniendo un poco de valor y firmeza a sus palabras. - Si le pasa algo malo, no habrá vuelta atrás. En cambio conseguir esos documentos, por muy vital que sea para los negocios de vuestro jefe, no se pueden comparar la pérdida de una vida humana, más aún la de un ser querido. - término con convicción y esta vez estando más motivado para hacer algo por esta panda de mafiosos.

Robar documentos entre bandas era algo que le obligaban a hacer. Ayudar a un grupo de mujeres maltratadas a escapar y salvar la vida de una mujer, era algo por lo que valía la pena jugarse el cuello.

- ¿Esto tiene el seguro quitado? - le pregunto a sus compañeros. El apenas sabía como sostener el arma correctamente. Lo único que tenía en mente era que en caso de usarla, tendría retroceso y podría dañarse alguna articulación si no lo hacía.

Finalmente se dispuso para ir tras las indicaciones de Brian. Él sabía hacia donde había ido corriendo.

- ¡No, no! - se quejó Barry - Hemos venido a por los putos documentos, si Valerie se ha querido jugar el cuello es cosa suya. - concluyó, serio y decidido, el mafioso.

El guardaespaldas se giró hacia el grupo.

- Los hombre de Gambrino se están moviendo, es hora de avanzar.

Barry lo miró fijamente unos segundos, después miró a García. El puertorriqueño le contestó.

- Sí... - dijo con un deje preocupado, sabía que la situación se había complicado y que Valerie era un "gran imprevisto" - Cojamos esos documentos y a Valerie y salgamos de ahí como el diablo.

La mansión, que nada tenía que envidiar a la de Big-C, tenía una amplia piscina en su entrada principal. El sonido de la depuradora rompía el silencio de las afueras de la noche. Los ingenieros, avanzaban escondidos ayudados por la noche que cubría Miami. El calor, de la mano con los nervios, hacía que los ingenieros sudaran, incómodos.

Varios hombres armados salían en dirección el otro lado de la piscina, por donde se habían escuchado los disparos y los ingenieros habían mantenido el encontronazo con los hombres de Gambrino. Las inmediaciones de la entrada parecían despejadas. Era el momento de ir ganando terreno y avanzar.

 

Black Panther.    Así le decían a Dharma en las Seychelles.   ¿De qué otra manera había podido robarse los mangos aquellos del vecino sin que la viera nadie, ni siquiera la pandilla de sus primos que le había hecho el reto la primera vez.  

Black Mamba, igual, cuando consiguió los documentos esos que escondía aquel profesor que finalmente había sido acusado de abusar de varias alumnas. 

Y en este caso, al saltar la barda, Dharma decidió entrar hacia la mansión, por su cuenta adelantándose al contingente de mafiosos, y de sus compañeros.  Buscaba a Valerie, y a las mujeres atrapadas. 

 

- Toma un momento el arma. - le pidió a Dharma que se desenvolvía muy bien saltando ese muro. Ella ya estaba en la parte alta del muro sin grandes problemas, pero el necesitaba tener ambas manos libres. Por suerte eso fue más que suficiente como para darse impulso y llegar al otro lado sin percance alguno.

- Muy bien ahora hacia donde... intentó extrapolar los planos a la realidad de la mansión. - Tenemos que seguir por aquí. - indicó el camino para continuar, tal y como había visto en los planos hacía apenas unas horas. Saltar muros era todo un reto, pero memorizar planos era coser y cantar.

Karim solo esperaba estar tomando la decisión correcta con lo de Valerie. No conocía a esa mujer, pero si le pasaba algo se sentiría en parte responsable, por no haberse encarado a Barry...

Cuando Brian vio a Karim y a Dharma saltar el muro sin problemas, ganó confianza en sí mismo y se dispuso a seguirles. Aquello continuaba pareciéndole un completo suicidio (él ni siquiera iba armado), pero estaba tan cansado física y mentalmente que no le quedaban ganas salvo para actuar en modo automático.

Esa actitud, por algún motivo, le condujo al éxito: saltó la tapia con agilidad y comenzó a moverse en silencio detrás de sus compañeros. 

Sin embargo, estaba muerto de miedo.