Partida Rol por web

El día transcurrió con normalidad sin nada que se saliera de la rutina dejando aparte el curioso anuncio que habías visto en el periódico

¿Una casa encantada? Que demonios...

El día transcurrió con normalidad sin nada que se saliera de la rutina dejando aparte el curioso anuncio que habías visto en el periódico

¿Una casa encantada? Que demonios...

El día transcurrió con normalidad sin nada que se saliera de la rutina dejando aparte el curioso anuncio que habías visto en el periódico

¿Una casa encantada? Que demonios...

Como cada mañana se había despertado mucho antes de que el despertador sonara, justo con los primeros rayos de sol. Había olvidado qué era dormir más de cuatro horas seguidas, pero cada vez que cerraba los ojos tenía pesadillas que la llevaban a una época más oscura llena de recuerdos, de lágrimas y de dolor. Aunque habían pasado años no lograba quitarse todas esas imágenes de su cabeza, más todavía cuando sentía a su hermana más cerca que nunca, a su lado observando cada movimiento que hacía…

Ese día estaba sentada en el salón, mirando hacia la ventana con una taza de té ya fría sobre la mesa. La mirada perdida en algún punto de la lejanía, allá donde una manada de gaviotas sobrevolaba las casas vecinas mientras esperaba a que Frank se despertara, alzando el rostro hacia el pasillo que comunicaba con la habitación al escuchar el ruido del baño.

En realidad no vivían juntos pero después de que prácticamente sus padres la rechazaran y que estar en su casa era un completo infierno de pastillas, empezó a pasar más tiempo con él. Además, era su forma también de reavivar una relación que veía morir poco a poco aunque apenas lograra mover las cenizas de un lado a otro, esperando que terminaran de encenderse.

Buenos días.- Sonrió antes de levantarse, dejando su taza en el fregadero y echándole un poco de agua para limpiarla, observando el periódico que había en la encimera. Lo había visto nada más despertarse, más bien tuvo un pálpito que la llevaba a esa página y descubrió un anuncio que a ciencia cierta podría no ser nada, pero su hermana la llevaba ahí. Debe significar algo.- ¿Quieres un té? También hay café.- Esperó a que se sentara antes de dejar la taza con su pedido a su lado y abrazarle por la espalda, pasando los brazos por su cuello mientras dejaba el recorte de periódico justamente frente a él.- Me da igual el dinero… pero sé que ahí hay algo Franky.- Tenía miedo incluso de hablar temiendo que esa fuera su última frase, apretando el abrazo con ternura perdida.

Un poco cansada por la noche tras haber trabajado, despierto en aquel día con la sensación de que algo me falta en la vida. No sé, como que he vivido todo demasiado rápido y cuando quiero acordar con esta edad, estoy en medio de un instante de calma. Las cosas con mi Madre están bien, en la distancia y sin comunicación alguna, considerando que es mejor una vida donde me valgo por mi misma. 

Y mientras pienso en que desayunar, me pongo a leer el anuncio de un periódico que me llamó la atención. 

- Hm... una casa encantada. - digo pensativa. 

La suma es cuantiosa, así que no lo dudo y me comunico al mail o número que figure para participar de esto. No creo en ese tipo de cosas, pero quizás para pasar el rato mola y no me desagrada la idea. El dinero sí que me importa, más aún cuando vas a recorrer un lugar que tiene una fama y la sugestión colectiva, hace estas cosas. No conmigo, no se aplica. 

Aun con los ojos cerrados me giro hacia el lado contrario de la cama y palpo en busca del cuerpo de Jamie. Soy un desastre a la hora de levantarme por lo que esto me sirve como indicativo de que hora puede ser más o menos. No la tono así que abro los ojos y entiendo que ya es hora de despertarme. Muevo pesadamente mi cuerpo hasta el borde de la cama y tanteo con los pies en busca de las zapatillas, que no encuentro, así que desisto y me levanto bostezando y arrastro los pies hasta el baño para asearme.

Un par de minutos después salgo y la veo, tan inmersa en sus cosas como siempre hasta que devuelvo su saludo.

- Buenos días. - me acerco hasta ella y poso un beso en su mejilla mientras pienso que quiero. - Un poco de té estará bien, gracias cariño. - Después de mil disputas al final sé que la quiero, que me gusta tratarla bien y estar cómodos, aunque a veces pienso que es algo realmente imposible a estas alturas.

Me sirvo por mi cuenta un par de bollitos y me siento mientras agradezco con una media sonrisa el detalle de que me traiga el té hasta la mesa. No me da tiempo a dar ni un solo bocado cuando noto un agradable abrazo que en otro momento hubiese sido el detonante para besarla sin más pero ahora me pone en alerta, como si algo no fuese bien y esta vez no me equivoco. 

Una mueca de mala gana es visible en mi rostro y luego miro a sus ojos viendo ese leve apretón en el hombro tras ver la noticia con detenimiento.

- No podemos estar siempre con estas cosas, Jamie... - intento que mi tono sea lo más relajado posible, pues pese a que estas cosas me sacan de quicio, tampoco quiero echar más leña al fuego. Tras un largo suspiro poso mi mano en la suya y la aprieto con delicadeza. - ¿Por qué estás tan segura? ¿Qué esperas encontrar? Es que de verdad, no consigo dar con la tecla de todo esto cariño... - procuro no enfadarme, solo mantener la distancia e intentar comprender. Algo que sé que no voy a poder hacer.

"Buenas tardes, le atiende Rachel, de la compañía Casa Encantada. Si su llamada está relacionada con la participación de una noche en la mansión Styles, pulse 1; si se basa en otro tipo de consulta, pulse 2 y en un segundo estamos con usted, perdone las molestias".

Una canción instrumental mitad siniestra mitad graciosa empezó a sonar por el altavoz.

- Joder - dijo Elliot mientras separaba el teléfono de la oreja y abría la opción de teclado. Pulsó el número uno -, sí que tiene que haber gente interesada.

Seguía esperando en la parada del autobús, pero la curiosidad se apoderó de él y se levantó dispuesto a echar un vistazo. Cogió su mochila y cruzó la calle para inspeccionar la mansión más de cerca. Mientras se acercaba, seguía con el teléfono en la oreja, sujetado por el hombro aprovechando para encenderse un cigarrillo. La música seguía sonando sin parar una y otra vez.

- ¿Cómo es que nunca nos habíamos visto? - comentaba extrañado en voz alta mientras se acercaba a la verja -. Es como su hubieras salido de un día para otro aquí...

La fachada tenía buen aspecto, cuidada y limpia. Parecía un castillo en miniatura con varias torres a los lados y grandes ventanales. A través de los mismos, no se podía ver nada por mucho que se quiera, solo oscuridad. Construida en piedra, la mansión Styles parecía la típica casa encantada, nunca mejor dicho, le venía muy bien la noticia.

- La verdad es que es buena estrategia de marketing: una suma cuantiosa para un ciudadano normal y una inversión no muy dolorosa para la empresa - Elliot puedo escuchar el crepitar del papel del cigarro cuando le daba una calada para después soltar el humo.

Mientras lo hacía, levantó la cabeza ligeramente y le pareció ver una sombra pasando por una venta. Una figura oscura y rápida como si intentara ocultarse de su vista al ser descubierto. Por un momento se sintió que había estado siendo observado todo el rato que estuvo allí.

- Pero qué cojo...

- Muchas gracias por su espera - la voz del teléfono lo sacó de su asombro -. ¿Sería tan amable de decirme su nombre para dirigirme a usted? - el sonido de unas manos golpeando teclas al otro lado no paraba de sonar.

- Hola, hola - Elliot se centró en la conversación mientras volvía a la parada del autobús, no sin darse la vuelta un par de veces antes de llegar para comprobar la ventana -. Me llamo Elliot, Elliot Anderson.

- Muchas gracias, señor Anderson. Como le he dicho mi nombre es Rachel y estoy encantada de atenderle. Le pido disculpa por la espera - sus respuesta sonaban automáticas, como si hablara con un robot programado sin sentimientos. Probablemente habría dicho lo mismo durante todo el día decenas de veces -. Como su llamada tiene que ser registrada en la base de datos, vamos a enviarle una solicitud formal al correo electrónico para que nos la devuelva completada y nos pondremos en contacto con usted en el caso de que sea uno de los seleccionados. Todos los datos facilitados serán extremamente registrados de forma anónima bajo la protección de datos.

- Sí, claro, sin problema. Muy amable. - contestó Elliot, sin muchas opciones.

La conversación duró solo unos minutos más mientras la operadora le pedía una serie de datos a Elliot. El autobús podía verse a lo lejos y Elliot se levantó del asiento. Coincidiendo con el final de la conversación, subió al autobús y se sentó en los asientos finales del vehículo. Cuando éste retomó la ruta, Elliot volvió a mirar de nuevo la mansión alejándose por la parte trasera.

- Tengo que dejar de jugar un tiempo a la consola - y se sonrió, mientras se incorporaba y sacaba los auriculares del bolsillo delantero de la mochila.

A Elliot le gustaba el ritmo y la vida del centro de la ciudad. La gente de arriba a abajo viviendo a toda prisa, el bullicio de coches y el cruzar los grandes pasos de cebra. Si había un sitio donde podría encontrar algún trabajo temporal era en el mismo centro. No sería un trabajo muy bien pagado pero podría permitirle flexibilidad en los horarios para poder compaginarlos con los estudios. Cualquier ingreso era bien recibido hasta que le dieran alguna respuesta sobre la mansión.

Tras una larga pateada amenizada por la música de su teléfono, pudo encontrar varias trabajos de repartidor, en un almacén y de lavaplatos en un restaurante italiano y otro asiático. A Elliot no se le caían los anillos y no tenía ningún problema, pero quería esperar unos días para confirmar su disponibilidad: le interesaba más la cuantiosa cantidad de la mansión.

- ¡Mamá, estoy en casa! - dejó la mochila en el sofá del salón y subió a la planta de arriba.

Su madre, se encontraba casi en la misma posición de como la dejó antes de irse. Una sonrisa cansada le recibió.

- ¿Qué tal hijo? - le preguntó casi arrastrando la voz, era tarde y estaba cansada - ¿Has podido encontrar algo?

- La verdad es que he tenido suerte - contestó mientras se sentaba en el borde la cama y besaba a su madre en la frente -. No son los trabajos de mi vida pero nos permitirán ir pagando lo necesario hasta que papá esté de nuevo aquí - dijo sonriendo, intentando animar a su madre.

- Qué bien... - dijo su madre mientras le cogía la mano y se la apretaba con fuerza -. ¿Sabes? Hoy tengo hambre... 

- ¡No me digas! - contestó el muchacho riendo. Pocas veces su madre estaba de humor para comer más de lo que comía por su enfermedad. La respuesta le alegró mucho - ¿Y qué te apetece?

- ¿Crees que podríamos pedir pizza?  - propuso con una sonrisa pillina.

- Buah... - respondió mientras se levantaba de la cama aplaudiendo lentamente - ¡No hace falta que me lo pidas dos veces!

La cena fue agradable. Estuvieron viendo un programa sobre reformas de casas que emitían siempre a esa hora. A la madre de Elliot le gustaba mucho como se quedaban las casas después de toda la inversión. La verdad, los resultados eran espectaculares. Comentaban como ganaban espacio los salones cuando tiraban paredes o que jardines más bonitos se podían conseguir con varias modificaciones.

Ellito siguió comentando novedades, pero de repente se dio cuenta de que estaba hablando solo porque su madre había caído rendida por el sueño. Sonrió, contento por la noche que habían pasado. No era habitual verla con esa positividad y esos días había que aprovecharlos.

Cuando recogió todo, se dejó caer en el sofá y comprobó su correo electrónico. No había recibido respuesta.

- No creo que reciba nada hasta unos días - tiró el móvil al sofá y cogió el mando para iniciar la consola.

Por un momento, volvió a pensar en lo que había visto en la ventana, pero el sonido del menú del juego lo sacó de sus pensamientos y dejó de darle importancia para siempre.

Se despegó de él para buscar una silla, alzándola un poco para no arrastrarla y tener más problemas con los vecinos del piso de abajo, sentándose poco después y acercándose a Frank hasta que sus rodillas se rozaron.

 Respuestas.- No le miró a los ojos, avergonzada por repetir cada mañana la misma historia a pesar de que esa mañana sabía que era distinto. Se retiró un mechón de cabello rizado todavía despeinado para esconderlo tras su oreja, aunque sus hermanos no tardaron en salir a molestar ocultándole parte del rostro y sobre todo sus ojeras de las continuadas noches en vela.

Se notaba que Jamie no estaba en su mejor momento, hacía tiempo que dejó de estarlo. A pesar de ser siempre coqueta y arreglarse no era más que una fachada que por las mañanas mostraba su verdadera forma, sobre todo antes de ducharse y arreglarse, algo que haría antes de salir por la puerta de entrada. En esos momentos llevaba el cabello suelto y desordenado, y una camisa de Frank que le quedaba grande con el logo de un grupo de música que alguna vez habría escuchado en su casa, sirviéndole como camisón improvisado.

Soltó el aire que guardaba en los pulmones antes de coger sus manos, acariciando el dorso con la yema de los dedos y centrando la mirada en algún punto de sus uñas.

Está noche volví a soñar con Chloe.- Sabía que el simple nombre de su hermana creaba discordia allá donde lo pronunciara, y no sólo con Frank. Apretó sus manos y por fin alzó la mirada, necesitando un punto de esperanza en las oscuras pupilas de su pareja.- Lo sé… Lo sé, pero sentí que…- Se llevó una mano al pecho sin encontrar las palabras adecuadas.- Nunca leo el periódico pero soñé que Chloe estaba a mi lado, en casa, y me enseñaba un recorte riéndose, aunque no recuerdo qué ponía. Creí que era una señal y al despertar cogí el primero que encontré y vi esto.- Señaló la página que estaba en primera plana con el anuncio. Podía ser perfectamente una coincidencia de mal gusto o que había entendido mal el mensaje, pero sabía que era algo. Tiene que serlo.- Sé que allí encontraré respuestas… y realmente espero que tú también.- Se acercó un poco más, sentándose prácticamente en el filo de su asiento para llevar una mano al cuello de Frank y atraerlo hacia ella, juntando ambas frentes.- Por favor Franky. Necesito que me creas una última vez.

Jamie parece sentir una llamada en el anuncio del periódico y por eso se lo enseña a Frank buscando su apoyo.

¿Se animarán finalmente a ponerse en contacto con la compañía Casa Encantada?

Una vez terminas de desayunar y con el efecto energizante de la cafeína recorriendo tus venas decides llamar al número de contacto que aparece en el anuncio.

- Compañia Casa Encantada. Mi nombre es Alice. ¿En que puedo ayudarla? - responde una voz suave y melodiosa después de unos segundos de espera.

Tras pasar el tiempo jugando a la videoconsola hasta altas horas de la madrugada finalmente te duermes.

A la diez de la mañana del día siguiente tu teléfono movil comienza a sonar y cuando lo cojes ves en la pantalla un número desconocido para tí.

- Hola buenos días. Mi nombre es Alice y le llamo de la Compañía Casa Encantada. ¿Estoy hablando con el señor Patterson? Mi compañera Rachel con la que habló ayer me pasó su contacto y me gustaría completar algunos aspectos de su solicitud de participación en nuestra promoción. -

Casi sin esperar que terminases de desperezarte te realiza unas preguntas.

- La primera pregunta es fácil señor Patterson. ¿cómo se enteró de nuestra existencia?

- ¿Que expectativas tiene respecto a nuestra promoción?

- ¿Ha tenido alguna experiencia previa similar?

Le informo que la respuesta a estas preguntas se transmitirán a nuestro departamento de selección y en caso de ser seleccionado se le notificará...

Respuestas... 

Durante unos instantes esa palabra es la única que existe en mi diccionario, en mi cabeza. No es la primera vez que Jamie está con algo así y seguro que no será la última. La quiero, pero con estas cosas parece que se empeñe en romper todo lo que tenemos.

- Jamie... - digo en apenas un suspiro. - Intento comprenderte pero... Ya es mucho tiempo con esto, no podemos estar siempre con el mismo tema. - Apoyo mis manos sobre sus muslos, acariciando con mis manos de forma suave.

Pese a que esto a veces es superior a mí, entiendo algo y que ella no está bien. No creo en sus historias, por más que lo he intentado, pero lo que deriva de ella tras su obsesión es lo que me preocupa. Sigue siendo la mujer más bonita del mundo a mis ojos pero esto apaga su luz hasta un punto en que de verdad me duele. Acerco mi cuerpo al suyo y me inclino para tener ambas cabezas cerca y a la altura al notar su tacto sobre mis manos y la escucho pese a querer decir algo más. Cuando acaba algo en mí se encoje, algo que ya he vivido antes pero que cada vez que escucho sobre esto hace que una mezcla de rabia, impotencia y amor surja. Si bien las dos primeras sensaciones son las más poderosas, la poca llama que aun está viva entre ambos hace que no quiera verla sufrir. Cuando tímidamente busca mis ojos intento que sea el amor lo que premie, de verdad que sí.

- Sé que no he puesto mi mejor empeño en todo esto, lo sé cariño, pero es que nunca hemos sacado nada de todo esto. - Llevo mi mano hasta su mejilla y acaricio con mi pulgar la curva de su pómulo. Cada movimiento de mi novia me lleva a un mundo del que no estoy seguro si podremos escapar, uno en el que ambos no estamos cómodos porque no conseguimos ser un equipo pues cada uno tiramos para el lado contrario. Ya con el movimiento de su mano sobre mi cuello fijo mis ojos en los suyos, buscando a la chica que de verdad amo pero que hace tiempo no noto ese calor del amor por ella.

- Esto se me hace tan difícil... - Sus ojos, esos que me encontraron hace ya tanto tiempo y que desde entonces no quiero que otros me miren. Estos que quiero que vuelvan a la vida y que, por ellos, por ella... Haré un último esfuerzo.

- Una última vez y no quiero que esto siga, confiaré en ti una última vez. - Aparto un nuevo mechón que amenaza con tapar su rostro y me pego a ella hasta que nuestros labios se encuentran, besándolos despacio para un segundo después alejar mi rostro hasta poder verla de nuevo. - Una última vez. 

- Hola, mi nombre es Brooke. Estoy interesada en el anuncio, me gustaría ir a visitar la casa. - digo sin preámbulos. 

Considerando que la suma es cuantiosa y que no creo en esas tonterías, toca probar suerte con esto. No sé qué necesitan, así que aguardo paciente hasta obtener información al respecto y claramente saber si debo firmar un contrato o algo. 

La vibración del teléfono sobre la mesa del escritorio hizo que Elliot abriera un ojo.

- ¿Qué hora es...? - dijo un poco confundido. Se había acostado tarde la noche anterior y le parecía que había dormido muy poco - ¿Sí, dígame?

- Hola buenos días. Mi nombre es Alice y le llamo de la Compañía Casa Encantada. ¿Estoy hablando con el señor Patterson? Mi compañera Rachel con la que habló ayer me pasó su contacto y me gustaría completar algunos aspectos de su solicitud de participación en nuestra promoción. -

 - ¡Qué alegría! Muchas gra... - no pudo ni terminar. La actitud de la telefonistas era similar a la del día anterior.

- La primera pregunta es fácil señor Patterson. ¿cómo se enteró de nuestra existencia?

- ¿Que expectativas tiene respecto a nuestra promoción?

- ¿Ha tenido alguna experiencia previa similar?

 - Pues con respecto a la primera - dijo mientras se sentaba en el borde la cama, desperezándose -, vi un anuncio en la misma fachada de la misma y después también vi que estaba en el periódico. La verdad es que me atrajo mucho la suma dinero, en casa estamos pasando por momento delicados - el muchacho no dio más detalles -. Espero que sea una experiencia interesante, la verdad es que la casa es especial y para comprobar eso hay que pasar una noche entera. El dinero lo vale.

Levantó la persiana lentamente y la luz de la mañana lo cegó, tuvo que entrecerrar los ojos.

- Y sobre la última... - dijo con una mano en la cara, pensando. Estaba totalmente despeinado -. La verdad es que no. Bueno, si un Escape Room vale como prueba, ¡entonces sí! - sabía que no había sido muy original, pero en realidad era lo más parecido, así que la respuesta era sincera -. Le aseguro que soy un buen candidato, me tomo este tipo de pruebas muy en serio y si tuviera que ir esta misma tarde, allí estaría.

Había agotado todas las últimas oportunidades de sus amigos más cercanos, de su familia y de sus propios padres. Esa obsesión la traía en corto y sabía que sólo quedaba una vez más con Frank, sólo una última más.

Asintió sabiendo todo lo que se jugaba y aun así mantenía. Su hermana estaba ahí con ella y le dolía que la tacharan con loca y que esa creencia destruyera todo lo que amaba, pero vivía constantemente en un duelo del que no era capaz de salir. Espero que algún día logres creerme.- Le besó pensando que tal vez no habría más mañanas despertando a su lado ni escuchando su melódica voz, sintiendo una profunda tristeza que la mataba por dentro. Si hubiera sido por ella estaría así todo el día, pegada a él, pero un ruido proveniente del pasillo hizo que se apartara y girara el rostro en aquella dirección.

Podía haber sido perfectamente el viento que movió algún objeto de la habitación, o que empujara la puerta y terminara de cerrarla, algo casual que podría pasar, pero Jamie lo vio como un aviso de su hermana. La estaba llamando y tenía prisa, no debía hacerla esperar.

Llamaré yo. Tenemos que apuntarnos.- Sonrió con tristeza mientras se levantaba para coger el móvil que había dejado en la encimera de la cocina, llevándose consigo el periódico. Buscó en el artículo el número de contacto y marcó el número, sintiendo que los dedos le temblaban y teniendo incluso que corregir los números al marcar otros por error.

Cuando estuvo segura de que era correcto y daba tono de llamada, esperó. Ya no había vuelta atrás.

- Encantada señorita Brooke - te responde con amabilidad la telefonista. 

- Para continuar le haré unas preguntas para completar algunos aspectos de su solicitud de participación en nuestra promoción. -

Casi sin esperar que terminases de desperezarte te realiza unas preguntas.

- La primera pregunta es fácil señorita Brooke. ¿cómo se enteró de nuestra existencia?

- ¿Que expectativas tiene respecto a nuestra promoción?

- ¿Ha tenido alguna experiencia previa similar?

Le informo que la respuesta a estas preguntas se transmitirán a nuestro departamento de selección y en caso de ser seleccionado se le notificará...

- Muchas gracias por sus respuestas señor Patterson - responde Alice una vez terminas de responder. - Sus datos serán analizados por nuestro departamento de selección y en caso de ser seleccionado se pondrán en contacto con usted. Reitero nuevamente nuestro agradecimiento por haber contactado con nosotros.

¡Qué tenga un buen día señor Patterson!

Finalmente Jamie coge el teléfono y marca el número que figura en el anuncio.

- Compañia Casa Encantada. Mi nombre es Alice. - responde una voz suave y melodiosa después de unos segundos de espera.

- Encantada señorita McNeill - responde con amabilidad la telefonista una vez que te identificas y explicas el motivo de tu llamada

- Para continuar le haré unas preguntas para completar algunos aspectos de su solicitud de participación en nuestra promoción. -

Casi sin esperar que terminases de desperezarte te realiza unas preguntas.

- La primera pregunta es fácil señorita McNeill. ¿cómo se enteró de nuestra existencia?

- ¿Que expectativas tiene respecto a nuestra promoción?

- ¿Ha tenido alguna experiencia previa similar?

Le informo que la respuesta a estas preguntas se transmitirán a nuestro departamento de selección y en caso de ser seleccionado se le notificará...

- ¡Gracias a ti! - se despidió amablemente Elliot.

Estaba contento, no esperaba que lo llamaran tan rápido; ahora solo faltaba que tuviera la suerte de ser elegido. Aquel día lo dedicó a buscar curiosidades sobre casas encantadas. Se sentía motivado por la posible aventura y quería comprobar que rumores había sobre ellas. No estaba seguro si lo que se iba a encontrar allí tendría algo que ver con lo que estaba buscando, pero le sirvió de entretenimiento: vídeos de Youtube, documentales varios y algún que otro foro con testimonios personales fue lo más que pudo encontrar con una información medio interesante.

- Vaya... - dijo mientras bajaba la rueda del ratón observando la pantalla - ¿Serán verdad estas cosas? No creo que esto exista... - dijo sonriendo, incrédulo.

También leyó varios artículos de investigación y ocultismo. Le llamaba la atención este tipo de asuntos desde hacía mucho tiempo. Por eso, la mayoría de juegos que jugaba en la consola estaban relacionados con este género. Aunque no le hubiera servido mucho para la carrera que había decidido estudiar, le servían para crecer mentalmente como persona. Era un chico curioso y valiente, lo que le hacía confiarse en exceso en más de una ocasión. 

- Elliot, ¿vienes a cenar? - su madre había bajado hoy a cocinar, se encontraba bien.

- ¡Sí, mamá! - se levantó de la silla