Partida Rol por web

Abraham despertó, una noche más en el subterráneo escondido que había bajo su casa. Alexander, que empezaba a dormitar en una butaca, al verlo se alzó de inmediato en señal de respeto.

El vástago le hizo una seña para que descansara, mientras él hacía lo mismo sentándose también. Esa noche pondría en marcha las ideas que le habían rondado por la cabeza los últimos días...

Hacía ya bastantes años que se había instalado en Praga. Las últimas décadas las había dedicado a aprender todo lo que tanto su vida como su no-vida nunca le había dejado; además su nueva posición de Castellano en Praga le daba tiempo para ello. Pero aún así se empezaba a aburrir demasiado.

Por otra parte, su ghoul Alexander hacía ya tiempo que había aprendido todo lo que necesitaba para ser vampiro y mucho más, y se lo había ganado a pulso. Ya tardaba en serlo. Pero para ello necesitaba a alguien que ocupara su lugar...

Su plan, pues, mataba dos pájaros de un tiro. Había pensado meterse en algún negocio interesante, arriesgado, que tuviera especial interés para él, pero que, a la vez, consiguiera aumentar su influencia en Praga... y no había mejor negocio para él que el arte de la guerra.

Partiendo de ello, había estado siguiendo las últimas noches a cierta persona muy asidua a una tienda de armas de la ciudad. Por lo que parecía tenía ciertos contactos en el mundo del tráfico de armas, así que, contando con los conocimientos de Alexander, iba ni que pintado. De hecho, además, le gustaba ese tío... así que si lo conseeguía domar podría incluso convertirlo en ghoul...

Alexander...

Creo que esta noche haré una visita a nuestro amigo Dimitri... (así es como se llamaba el hombre)- él le respondió con una sonrisa de complicidad - Parece que hoy ha quedado con ciertos compradores así que me vendrá perfecto para presentarme...

Volveré tarde.

Un coche se interna entre la espesura de los árboles que protegen y ocultan la gran casa de Al-Jaquid. Probablemente poca gente sería capaz de encontrarla de no saber que está ahí.
El vehículo se trata de un deportivo de color negro, sin duda un modelo de lujo bastante caro y que se ve poco a menudo...

Del interior sale un hombre bien vestido, que aún así acaba de colocar mejor su chaqueta grisácea, abrochando un par de botones, mientras se acerca a la puerta principal de la casa en cuestión. Por sus gestos y movimientos se nota que está acostumbrado a vestir de manera formal, ya que es bastante habitual sentirse incómodo cuando no suele utilizarse traje.
Mira alrededor con el ceño fruncido, sintiéndose observado y vigilado. Muy atento a cualquier movimiento que pueda producirse, pulsa el timbre.

Entre las ramas de un pinedo se encuentra una casa de una sola planta (quizás con desván), rodeada por una ya envejecida verja de hierro forjado. Entre ella y la casa normalmente habría un jardín, de césped y piscina, pero en este caso, ese trozo de terreno, más bien parece una extensión del propio pinar, aunque bastante cuidado y limpio de arbustos y malas hierbas.

La casa tiene un diseño ligeramente antiguo, aunque parece bien conservada. Podría sorprender, pues, encontrar un interfono situado en una de las dos columnas que definen la puerta de la verja.

Justo en ese momento llamaron al timbre.

Quién puede ser? - preguntó Abraham más para sí mismo que otra cosa.

Ve a ver, Alexander, mientras me acabo de vestir. - aunque Alexander ya subía las escaleras...

Una voz suena, al cabo de un rato, a través del interfono.

Buenas noches. Quién es? - es lo único que dice.

-Buenas noches, mi nombre es Vincent -contesta de forma seca y escueta -Vengo de parte de la srta. Flora Salieri para concertar una reunión con el sr.Al-Jaquid dónde y cuando él corresponda...- a pesar de hablar en checo, su acento es bastante terrible, pero puede entendérsele sin problemas. Simplemente se nota que no es de la zona y que seguramente tampoco disfruta con el idioma.

Tras la breve presentación, suficiente bajo el punto de vista de Vincent, queda a la espera de que la puerta se abra o suene una negativa por el interfono.

Se hace el silencio durante unos segundos y a continuación se oye la misma voz al otro lado del interfono.

Pase, porfavor.

La puerta suena con un "click", como si hubiera algun mecanismo de abertura, pero tan solo queda entornada: parece ser que lo único que hace el mecanismo es desbloquear la puerta.

Un camino empedrado serpentea hasta la puerta de la casa, de la cuál acaba de salir un hombre.

Entre por favor - dice el hombre muy educadamente. Su idioma es perfecto, dirías que es checo. Va vestido con americana y pantalones de vestir, pero bajo ella hay una camiseta negra ajustada: elegante pero moderno.

Cuando entras a la casa el cambio es considerable. Toda la casa está muy bien decorada, con numerosos toques orientales (árabes, no chinos), como magníficos tapices y jarrones cargados de senefas. Cuelgan también de la pared numerosas armas de impresionante calidad.

Me llamo Alexander - dice mientras camináis por los pasillos - Siéntese aqui porfavor.

Te ofrece un té.

Vincent sigue a Alexander en respetuoso silencio, mostrando poco interés por él y más por la decoración y la casa en sí.
En realidad era de imaginar, puesto que por lo poco que sabe del sr.Al-Jaquid, lo que está claro es que se siente muy orgulloso de sus raíces. Quizá sea lo único que tengan en común al fin y al cabo...

Toma asiento en la butaca que le indica el supuesto ghoul, mira la sala con atención, ésta vez no por la decoración, si no analizando todas las puertas, ventanas y demás objetos que cree convenientes para un posible enfrentamiento.
¿Bajar la guardia en el refugio de un Assamita? No está tan loco todavía...

-Gracias, aunque en realidad no me quedaré mucho rato...- con ésto quería decir que no rechazaba la invitación, ya que sería de muy mala educación por su parte, pero probablemente tampoco bebería del contenido de la taza.

Os encontráis en una especie de sala de estar, con dos butacas y un sillón situados alrededor de un chimenea (apagada). La luz artificial es un poco ténue, pero está reforzada por varias velas encendidas, repartidas por la habitación.

Hay dos ventanas que dan al "jardín", con unas pesadas cortinas corridas.

Alexander acerca un poco la butaca y toma asiento.

Y bien señor Vincent, cuál sería el motivo de esa reunión?

-Creo que ya se lo dije ahí fuera... La srta. Flora Salieri me envía para concertar una cita de, digamos negocios, con Abraham Al-Jacquid. No importa si usted va a hacer de intermediario, sólo necesito fecha, lugar y hora acordados... La srta. Salieri decidió que era mejor así, pues no le gustaría importunar al sr.Jacquid con su presencia sin previo aviso- tras lo cuál inclina un poco la cabeza, indicando que mantiene respeto hacia el susodicho y todo lo que le rodea, esperando que Alexander tome una decisión en cuánto a informar o no a su dominator.

Creo que no me ha entendido, a lo mejor me he expresado mal, lo siento. A lo que yo me refería era a cuáles eran los... negocios de los que querría tratar la señorita Salieri. - contesta con un atisbo de sonrisa cordial.

Me explicaré: estoy seguro de que mi señor querrá saber, de antemano, el motivo y la urgencia de esa reunión cuando vaya a hablar con él. No me gustaría, por tanto, tener que importunarle dos veces, tanto a usted como a él.

Por cierto, siéntase libre de hablarme como lo haría con él; tiene confianza plena en mi.

-Entiendo... aunque a bien seguro puede imaginárselo. Se trata de un asesinato a alguien medianamente influyente, económicamente hablando, pero no lo suficiente para si quiera portar guardaespaldas. Aunque sí repercutiría en los medios de comunicación, por lo tanto debe de ser un trabajo muy discreto y perfecto... por eso Flora pensó en Al-Jacquid- se produce una pequeña pausa en la cuál Vincent entrelaza sus manos con gestos lentos y calmados.

-Me temo que no puedo ser más concreto con la información, pues el resto debería de ser tratado entre nuestros señores en persona. En el caso de que Él aceptara reunirse, por supuesto- a pesar de disimularlo de manera completamente educada y calmada, Vincent empieza a estar hasta las pelotas de tanto formalismo.

De acuerdo, con ello basta.

Si me disculpa... iré a comentarlo con mi señor. Siéntase como en casa porfavor - Alexander se levanta, pero justo entonces aparece Abraham por la puerta abrochándose un manto completamente negro con bordes púrpura.

Alexander le cede la butaca con una leve reverencia con la cabeza.

Tranquilo Alexander, no te molestes. He escuchado de refilón la última parte de la conversación... - dice Abraham distraído en acabar de abrocharse el manto. Su voz es grave y se le nota cierto acento oriental.

Salam aleikum. Yo soy Abraham.

No he llegado a tiempo de escuchar su nombre ; usted es...?

Vincent se levanta de su asiento respetuosamente en cuánto Abraham aparece en la sala.
A pesar de que no se habían visto nunca cara a cara, parece que ya tenía claro el aspecto del assamita.
-Vincent, para servirle- se inclina educada y respetuosamente hacia él, y cuando éste tome asiento (si lo hace), entonces él también vuelve a su posición anterior.

-Si ha oído la conversación, puedo deducir que ya sabe porque estoy aquí...- deja la frase en el aire, dejando que Abraham cavile cual va a ser su respuesta. En realidad está deseando salir de esa conversación asfixiante, cómo odia ése tipo de situaciones "sociales" que a Flora se le dan tan bien...

Así que la señorita Salieri... - comenta para sí mismo con una sonrisa en el rostro. El silencio se hace durante unos eternos segundos, mientras Abraham medita unos momentos...

Dígale a la señorita Salieri que nos reuniremos mañana a las 12 en la catedral de San Vito, si le parece bien - dice rápidamente - Disculpe que no me quede, pero tengo asuntos que atender.

-No se preocupe, es toda la información que necesitaba... Gracias por atenderme- se levanta a la vez que Abraham y cuando éste ya se ha retirado mira a Alexander.

-Un placer conocerle, gracias por el te- a pesar de no haberlo probado, no quiere decir que no deba agradecer el ofrecimiento y las molestias que eso ha acarreado, así que después de la escueta charla, que aún así para Vincent ha sido muy larga, se dispone a salir de la gran casa hasta llegar de nuevo al coche donde resopla sonoramente con alivio.

¿Un "guerrero" assamita homosexual? Bueno, cosas más raras se han visto... piensa para sí mismo con una sonrisa burlona mientras arranca a toda velocidad.