Partida Rol por web

San Vito, 0:13 de la noche exactamente.
Un chocante color rojo se interna en la grisácea estructura de la catedral por un lateral, destacando sin duda en ése lugar oscuro a causa de los enormes techos y arcos propios de la arquitectura gótica que dan un aspecto lúgubre e imponente al Elíseo.
Al fin y al cabo es lo que pretendían cuándo el edificio fue construido.

Los pasos de Flora resuenan y se propagan por los amplios pasillos a pesar de no usar tacones en ésta ocasión.
Uno de los sirvientes ghoul del Elíseo se acerca a ella con educación para pedirle qué desea, ella se limita darle el nombre de un caínita y el criado se retira para encargarse de averiguar si se encuentra allí.

Mientras tanto la primogénita avanza despacio, pareciendo incluso más pequeña e indefensa de lo habitual en contraposición con la enorme estructura que la rodea.
La luz artificial propagada por las paredes es tenue, intentando imitar la que harían un montón de candelabros junto pero distribuyéndola de forma más efectiva, arrancando brillos dorados del rubio y largo cabello de la vampira.

Abraham esperaba sentado cómodamente (tal vez demasiado) en uno de los bancos de la imponente catedral. Observaba los magníficos detalles de los capiteles y los trabajados relieves del retablo, con cierta admiración reflejada en su mirada.

Vestía una camisa negra ligeramente abierta por el cuello y con cordeles en vez de botones. Un manto yacía a su lado, de un rojo oscuro recorrido por serpenteantes líneas negras.

Llega tarde señorita Salieri - comentó sin girarse cuando escuchó los pasos que se aproximaban; su voz sonaba aún más grave de lo habitual.

Flora distingue enseguida a Abraham acomodado en un banco, así que se aproxima algo más despacio para que sus pasos no resuenen de forma molesta.
Observa por un momento lo que éste mira...

-Oh, sí tiene razón... Son apenas 10 minutos pero intuyo que debe de ser un agravio grave para usted ya que fui yo la interesada en la citación. Lo lamento de veras, seguro que puedo compensarle de alguna forma- afirma con seguridad mientras pasa por delante de él dirigiéndose a una de las muchas puertas entreabiertas.

-Hablaremos en privado, si no le importa...- espera que Abraham se empiece a levantar para internarse en la sala en cuestión.

Es una de las pequeñas salas de reuniones, con una mesa de roble robusta rodeada de 6 sillas de igual diseño, una chimenea que permanece apagada junto a la cuál hay un par de mullidos sillones y una mesita con copas y una jarra de vidrio que parece contener algo parecido al "vino" pero sin embargo ya es de suponer que será vitae especiada.
Alrededor hay diversos cuadros y murales de épocas pasadas mientras que gran parte del suelo está cubierto por una enorme alfombra de color oscuro con detalles dorados.

Flora camina sobre ella mientras se dirige a uno de los sillones, empezando a desabrochar su largo abrigo con lentitud.
-Póngase cómodo por favor...¿querrá un poco? -pregunta refiriéndose al contenido de la jarra, dispuesta a servirle en caso de ser afirmativa la respuesta.

-Creo que Vincent ya le informó a grandes rasgos de qué se trata el trabajo, me preguntaba si la forma de pago es igual en todos los casos...- comenta observando a Abraham con cierta fijeza mientras llena una de las copas hasta la mitad.

Abraham avanzaba detrás de Flora hacia la habitación, distraído con los ondulantes movimientos de su áureo cabello. Ya en la sala, colgó el manto que llevaba en la mano en un perchero situado en la entrada y tomó asiento ante la invitación de hacerlo.

Con un educado gesto de cabeza rechazó la vitae; aunque llegara a confiar nunca en otro vampiro(y mucho menos en una tremere) había perdido el gusto por las especies hacía muchas décadas ya.

Ni mucho menos, señorita Salieri, y menos en estos tiempos. - añade con media sonrisa - Tanto la naturaleza del pago como su valor, dependen bastante de las características del objetivo y, normalmente en menor medida, del cliente.

Tánto es así, de hecho, que hasta puede que el clan Assamita no llegue a aceptar el trabajo si las condiciones no son las adecuadas. Aunque no creo que en este caso haya ningún problema...

Abraham hizo una pequeña pausa y aprovechó para cojer una cucharilla de encima de la mesa, la cuál empezó a girar a una velocidad considerable entre los dedos de su mano.

Permítame explicarle cómo funciona ésto.

Primero usted nos da toda la información posible sobre el objetivo. Si la considero suficiente para determinar las características del contrato le puedo exponer ahora mismo mi oferta.

La cucharilla dejó de moverse.

Sobre este aspecto... espero que no se le "olviden" aspectos importantes, odio las sorpresas - dijo con una mirada seria.

A ésto le siguió otra breve pausa, en la que la cucharilla volvió a rotar.

Si considero insuficiente la información, tendremos que investigarlo nosotros mismos y volver a vernos en unos días.

Le corre prisa, señorita Salieri?

Su grave voz sonaba segura, incluso se podría decir que aburrida, como si hubiese explicado todo aquello miles de veces anteriormente.

-Entiendo...- se limita a decir, arqueando tan sólo un poco una de sus delgadas cejas para enseguida volver a su expresión tranquila y serena.
Ella sí se queda con la copa que ha llenado y da un pequeño sorbo antes de proseguir.

-No es una prisa digamos... urgente. Si pudiera ser en un plazo máximo de una semana sería de lo más oportuno, aunque supongo que eso incrementaría el precio- deja su bolso sobre el sillón y acaba sacando una carpeta notablemente abultada que te tiende.

-Siento aburrirle con esta reunión, así que seremos lo más rápido y concisos posible...- empieza a andar de un lado a otro mientras deja que hojees el contenido y habla con una voz casi contrapuesta a la del Assamita. La suya es melodiosa y suave cómo una brisa en un día de primavera.
-El objetivo es Adam Vólkov. Apuesto a que le suena... es el dueño del Hotel Empire, el mejor situado y de mayor prestigio de la ciudad- asiente para sí misma mientras prosigue -Creo que no es muy difícil dado que casi nunca lleva guardaespaldas excepto en conferencias y presentaciones más multitudinarias... Simplemente quiero que sea un trabajo lo suficientemente sutil cómo para que pueda encargarme de alterar la autopsia sin complicaciones- llegados a este punto se detiene un momento para observar tu expresión y entonces prosigue.

-Ahí tiene diversos informes dónde se estipulan todos los horarios habituales del trabajo del objetivo, a qué hora sale de casa y a qué hora vuelve... En fin ésas cosas.
Encontrará un mapa del hotel y de la casa, aunque no puedo proporcionarle la posición de los dispositivos de seguridad a pesar de que sé que los hay... Sin embargo sí encontrará la situación exacta de la sala de seguridad.

Se vuelve a detener, esta vez con las manos entrelazadas a la altura de su vientre.
-Hay diversas fotografías del tipo, podrá observar que ya es algo mayor, así que quizá algún veneno sutil le sea de ayuda para fingir un ataque al corazón o algo así. En fin, usted es el experto -admite cómo si fuera lo más evidente del mundo, tras lo cuál vuelve a beber de su copa tras tanta explicación y aprovecha para quitarse el largo abrigo, dando paso a un ajustado y algo corto vestido negro con formas tribales doradas en el centro.

-Pregunte lo que crea conveniente...- y tras toda la explicación te observa a la expectativa.

Vaya, parece que ha hecho los deberes... - dijo Abraham con una sonrisa al cojer la carpeta. Estuvo ojeando la documentación mientras la escuchaba hablar.

Pero aquella sonrisa se convirtió en una sonora carcajada cuando vió el rostro de Vólkov en una de las fichas del dosier, interrumpiendo la última frase de Flora.

Disculpe, señorita Salieri - empezó claramente divertido pero sin saber qué cara poner; era una broma? - a éste hombre lo he visto en el diario... - la miró - de día...

Así que ha recopilado toda esta información - continuó, alzando la carpeta - sobre un... mortal y no ha tenido oportunidad de matarle?

Sus labios continuaban sonriendo, de forma ligeramente siniestra, como si realmente estuviera divirtiéndose.

En fin, señorita, usted manda. Como mucho en tres días tendrá otro bonito cadáver en el depósito. Respecto al pago bastará con 2 litros de vitae de décima generación o superior.

Aunque... - se acarició ligeramente la bien recortada perilla - des del momento en que la he visto he pensado que últimamente me irían muy bien las habilidades de dominar a los mortales en el que su clan es tan experto...

Abraham la miró con curiosidad, como si intentara escudriñar sus pensamientos.

Probablemente será más fácil para usted iniciarme en ese poder que molestar a un vástago para chuparle la sangre...

-Más bien no he querido ensuciarme las manos con ése trabajo sr.Al-Jaquid... Y vista su total falta de respeto y de modales me temo que va a tener que conformarse con esa sangre de décima generación, al fin y al cabo no me supone mucho esfuerzo conseguirla -dice decidida y ofendida sin molestarse si quiera a mirarlo mientras recoge su abrigo de nuevo, casi da la sensación de que el encargo fuése una simple "comprobación" de la actitud del assamita.

-Sin embargo hubiera podido obtener de mí muchísimo más... Incluso más que el simple aprendizaje de una Disciplina cómo la dominación- ahora sí se gira y su mirada centellea con un destello que hace imaginar que hubiera sido capaz de mostrarte o darte algún tipo de oferta suculenta.

-Una lástima que sus ganas de poder burlarse de alguien de mi linaje hayan nublado sus prioridades, ¿no cree?- enfunda su abrigo sin abrocharlo y extrae su cabello, que parece formar cascadas doradas sobre la prenda de color rojo intenso.
-Entonces, ¿tenemos un trato?- pregunta mientras empieza a plantearse que quizá Vincent se había equivocado visto lo mal que se le da tratar con mujeres... Bueno, a quién le importa vista su mala educación.

Por favor, señorita Salieri, no se haga la ofendida. De verdad creía que podía presentarse ante el Castellano de la ciudad con ésto - dijo alzando la carpeta de nuevo, mientras su semblante volvía a tornarse cada vez más serio - y encima pedir seriedad?

En mi opinión la que se burla de alguien aquí es usted srta. Y ya que estamos en el tema, no creo haber mencionado su linaje para nada...

Hablemos claro. No me creo que usted, Flora Salieri, del clan Tremere, piense de verdad que nos dedicamos a ésto.

Aún así, y a pesar de ello, he jugado a su juego y he aceptado el trabajo, pero eso sí, usted no es la única que tiene derecho a divertirse con él

Abraham permanecía sentado viendo como Flora se vestía.

Por cierto, no se equivoque señorita Salieri, el favor se lo hago yo a usted dándole a elegir. - contestó Abraham mientras la observaba fijamente - No tendría grandes problemas en aprenderla de otros vástagos. Pero como quiera, no hay problema. - transmitía una sinceridad absoluta en esta última frase, como si realmente le diera igual.

-Está bien, usted gana, yo me disculpo, siento haber cometido el error y el atrevimiento de pedirle ayuda "al Castellano de la ciudad"-comenta con cinismo e ironía.
-Quizá algún día cuando su grandeza baje de su trono pueda perdonar a esta inútil por haber pretendido un trabajo perfecto que, al parecer, ofende a su persona por ser demasiado "fácil". No quisiera molestarle más con mis chiquilladas así que...- extiende la mano para que le devuelva la carpeta, cosa en la cuál supongo que no habrá impedimento alguno, y queda más que claro que la ofensa no es para nada fingida.

-Siento haberle hecho perder su preciado tiempo, la próxima vez debería limitarse a decir que no le interesa. Buenas noches- y sin más sale de la sala con paso firme y decidido.
¿Ofensa fingida? No, seguro que no era tan estúpido, podía irse suponiendo lo que acarrearía haber enfurecido a alguien como ella. Y si no, lo sabría pronto.

La cucharilla dejó de dar vueltas otra vez. Abraham miraba atónito la vampira mientras hablaba.

De verdad un vástago que de bien seguro había vivido la época en que todo el clan Assamita fué maldecido por los Tremere tenía tan poco conocimiento sobre ellos? Pero donde vivía esta mujer? Que desgracia de sire le había tocado?

Flora extendió la mano para recoger la carpeta, pero él, aún sorprendido, no se la dió.

Siéntese de nuevo, srta., y hablemos, por favor. Puede que haya habido un pequeño malentendido y no me gustaría dejar las cosas como están... y estoy seguro que a usted también le incomoda la situación. - dijo haciendo un respetuoso gesto con la mano para que se sentara. Su voz sonaba seria y consternada, sin el más leve tono de burla.

¿Incomodarla? Le rompería la bocaza de una patada y ni siquiera sería capaz de reaccionar al comprobar que le había reventado todo el cráneo... Estúpido ignorante.
Baja el brazo, su rostro refleja tensión pero aún así se controla lo suficiente para tomar asiento. Al fin y al cabo es un Elíseo y ella no es una bárbara descontrolada.
No, las cosas no se hacen así, la sutileza de un "plato frío" y sutil es mucho mejor.

Sonríe levemente, de repente parece algo más calmada que hace tan sólo un instante.
-Sí, supongo que lo ha habido ya que no pretendía ofenderle con éste encargo. ¿Pero acaso va a importarle mi palabra...?- pregunta retórica, dado que conoce la respuesta.
Apoya una mano sobre la otra y ambas descansan sobre su regazo, mirando a Abraham de forma fija y fría, sin apenas pestañear, cómo si estuviera fijándose bien en cada mínimo detalle y gesto.

Lo cierto es que su expresión ha cambiado bastante desde que entraron en la sala. Al principio le brindó una oportunidad a Abraham de poder "ligar lazos" de forma cordial y se había mostrado incluso afable. Ahora parece un témpano de hielo.

La expresión de Abraham continuaba seria y, sobretodo, desconcertada. Pocas veces se había visto en esa situación, y menos ante un vampiro de varios siglos de vida...

Ignoró el sarcasmo con el que le había atacado Flora, por el bien de la conversación, y, tras una pausa en la que organizó sus pensamientos, comenzó a hablar. Su voz era seria y educada, aunque en ciertos momentos parecía no encontrar las palabras adecuadas a causa de su confusión.

Parece que hemos empezado con mal pie señorita Salieri. Francamente, lamento de veras haberla ofendido, entienda que no estoy acostumbrado a este tipo de situaciones...

Hace varios siglos que no me encargan algo como ésto y suponía que usted tenía más conocimiento sobre nosotros, así que me esperaba alguna cosa realmente... "importante", espero que me entienda y no se lo tome a mal.

He reído a causa del surrealismo que, para mi, desprende ésta situación; no para burlarme de usted, ni mucho menos. Pero, igualmente, ahora entiendo que se sienta ofendida y le pido disculpas - Abraham hizo una pequeña reverencia con la cabeza.

Respecto a ésto - continuó refiriéndose a la carpeta - no se preocupe, se hará sin problemas. Permítame compensarle este embrollo no cobrándole esta vez.

Abraham suspiró en su fuero interno. Hacía tiempo que no se topaba con una mujer de tan fuerte carácter... y además esa ignorancia sobre él... aquello casi le superaba...

-Mi señor Al-Jaquid, lo cierto es que dudo que incluso yo pudiera pagarle el precio que pondría a un encargo que usted entienda como "importante"...- comenta tras sus palabras con un tono que en ésta ocasión se limita a plasmar lo que piensa.
Lo cierto es que pocas veces había tenido contacto con assamitas, ¿se suponía que debía ser experta en ellos o algo así? Bueno, quizá sí, y en eso recaía la gracia de todo el asunto, en que en realidad y a pesar de que el noble guerrero creía poseer toda la información, no tenía ni la más remota idea de con quién estaba hablando...

-¿De veras? Apuesto a que será tan efectivo cómo un poderoso león combatiendo a una simple lagartija...- sonríe complacida, aunque su mirada sigue siendo algo distante puesto que su Orgullo sigue herido -Supongo que ya lo sabe pero no es necesario que me comunique que el trabajo ha finalizado...- se levanta con cierta lentitud y cada uno de sus movimientos son tan gráciles y suaves que parece que sean totalmente calculados y ensayados.

-Quizá al fin y al cabo sabe tratar mejor a las mujeres de lo que pensaba en un principio...- comenta con cierto tono burlón mientras compone una sonrisa casi fascinante, esperando ésta vez a que sea él el que tome la iniciativa de despedirse y salir.

Comiéndose el orgullo a pesar de de las venenosas palabras de la Tremere, Abraham se levantó y cogió el manto que reposaba sobre una de las sillas.

La verdad es que ésto no ha sido nunca mi punto fuerte, a pesar de que he tenido que acostumbrarme en los últimos tiempos... A lo mejor tendría que darme clases en ésto en vez de una simple disciplina - añadió con una sonrisa.

Por favor... - dijo haciendo un gesto para dejar pasar a Flora primero.

Flora se queda contemplando a Abraham entre sorprendida y complacida. Podría apostar a que está haciendo un esfuerzo por mostrarse cordial...
Posa una de sus manos con suavidad sobre el brazo del assamita, cómo si de una delicada mariposa se tratara, apenas se reconoce la tensión y ofuscación que la dominaban hace unos instantes.

-Tan sólo era una broma...- aclara, pues en esta ocasión no pretende ofenderle. Mira un momento su propia mano antes de dirigirle una mirada intensa y directa a los ojos que desarmaría a más de uno -No le quepa duda que le compensaré de forma sustanciosa y gratificante después de su tan amable proposición-vuelve a bajar la vista y acaricia uno de los cordeles de la camisa de Abraham "distraidamente".

-Podemos empezar por la dominación y luego quién sabe...- compone una sonrisa enigmática y entonces empieza a separarse con cierta lentitud, cómo si en realidad le costase o no le apeteciera, pero finalmente se dirige al gran portón de la sala para salir al pasillo.

Aquella mujer empezaba ya a descolocar al antiguo vampiro. Realmente era Tremere o una desquiciada Malkavian? Llegado a ese punto no sabía qué hacer, si desentenderse completamente como haría con un loco o seguirle el juego.

Por otra parte... no hacía semanas que buscaba una solución a su aburrimiento? A pesar de que ya la había acabado de perfilar (la solución) la noche anterior, ante él se le presentaba la oportunidad de doblar la oferta. Qué podía haber de más tensión que seguirle el juego a una total ignorante primogénita de su más odiado clan?

La penetrante mirada que le dedicó, consiguió avivar aún más su interés. Inclusó le pasó por la mente el fugaz pensamiento de que, de no haber sido por la asquerosa degradación que le había supuesto convertirse en Tremere y su arrogancia consecuente, tal vez podría haber sido buena Assamita...

Como quiera, señorita... - dijo cuando ella se giró, de manera casi inaudible. Lo que ella no pudo ver fué el rápido vistazo que dieron sus ojos a su hermoso cuello...