Partida Rol por web

Si un ser Primogénito es un gran trabajo, ser un Primogénito encubierto lo es todavía más. Y más cuando uno de tus subordinados pide audiencia. Te ha dicho que ha visto movimientos sospechosos en las afueras de los dominios de Fabel Eckberg, al parecer de manadas Sabbat. Tienes una carta que lo demuestra.

Abraham acababa de despertar de su sueño. Como cada noche Alexander le esperaba, servil, preparado para poner su manto aterciopelado sobre sus hombros y dispuesto a explicarle las novedades de aquel día.

- Buenas noches mi señor - dijo Alexander

- Buenas noches Alexander - contestó Abraham mientras se abrochaba el manto.

-Esta tarde he solucionado el tema de aquel mortal metomentodo... Rinne creo que se llamaba. No lo volveréis a ver.

Por cierto, acaba de llegar esta misiva, de parte de cierto súbdito suyo... - dijo Alexander entregándole la carta.

Sin mediar palabra, Abraham la cogió y reconoció su procedencia. Lentamente cogió un abrecartas magníficamente decorado con motivos florales tallados en jade y abrió el sobre trazando un perfecto corte con la afilada hoja.

La carta es en realidad una foto de una pared ensangrentada, en la que se puede leer "Te Deum miserate, segurate ínsula et portis et cum daimonion salvate voce. Intergo daimonion un laude Princeps Varyslav Dermanov"
Va dirigida al Príncipe, tal vez él sepa qué ocurre.

Consigues leer la nota:
Encomendaos a Dios, cerrad puertas y ventanas y como el Demonio, salvaos. Entreganos al Demonio, gran principe Varyslav Dermanov.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Abraham.

Vaya, parece que nuestro amigo Dermanov va a tener problemas- pensó en voz alta.

Acércate Alexander - no hubo terminado la frase cuando Alexander ya estaba a su lado.

Quiero que hables con el remitente de esta carta. Me gustaría saber todo lo que pueda contarte sobre esta divertida amenaza - dijo enseñándole la fotografía.

Alexander asentió con la cabeza y, sin más demora, se preparó para salir.

Es una pena que desee yo más que tu abrazarte, serías muchísimo mejor que la mayoría de vástagos de hoy en día...- pensó Abraham.

Por mi parte... creo que iré a dar una vuelta esta noche. - añadió, volviendo al tema, más para sí mismo que otra cosa, y se dirijió hacia el refugio de Dermanov.

Las calle hierven en el bullicio de la noche, los disparos se hacen más frecuentes y sientes cómo el humo sale de un edifioc al fondo de la calle. En la puerta del Eliseo hay un sirviente que te hace señas para que vayas.

EL Príncipe Varyslav Dermanov sale a tu encuentro.
-Sé bienvenido, por favor, pasa a la sala del fondo, ya tenemos dos invitaods que esperan vuestra llegada, faltan muchos Primogénitos por llegar.
El Príncipe impone respeto, de estatura media y complexión fuerte, sus ojos son de un extraño color rojizo, pero emanan tranquilidad y serenidad. Te indica la zona en la que puedes ir.