Partida Rol por web

Lo que le cuenta Slayter no le gusta, pero por mas que se lo diga, no va a hacerle cambiar de opinión.

- Bien,esperaré noticias... y no hagan nada estúpido, ya sabes – dice muy serio antes de cortar. Vuelve a mirar la hora mientras apaga el cigarrillo a medio fumar y enciende otro mientras se acerca a la ventana. Se maldice a si mismo, sabe que, pese a no querer, a pensar que es una estupidez, esa misma noche estaría en el puerto. Tiene un mal presentimiento, espera no intervenir, pero mejor esta preparado – Como en los viejos tiempos... - se dice mientras mira por la ventana.

Sales de casa y conduces, te sientes bien. A pesar de eso enciendes un tabaco. Ultimamente fumas mucho mas que de costumbre, pero no importa.

Cuando estas cerca del puerto te suena el movil. El tu hermana. Paras un segundo para ver que quiere, y cuando cuelgas sales zumbando hacia el centro, las prioridades acaban de cambiar.

Mientras conduces por la ciudad como un loco, jugandotela y teniendo suerte de que no te pille la policia escuchas una y otra vez la voz de tu hermana mezclada con el sonido de musica rap de fondo.

Chef, tengo problemas, a Shayla hay un tipo que le pide dinero y nos tiene aqui retenidas, estoy delante de la puerta del Speed.

Sabes que ese local es un antro. Cuando tu hermana dijo que irian al centro no te imaginabas que seria esa parte del centro. Pero en que coño estaria pensando. Estaba loca.

Primero le salvarias el culo y luego la encerrarias en casa hasta que tubiera cuarenta años.

Informacion que necesitas saber sobre la carrera y el lugar en el que estas, que no cai en cuenta que no podias leerla.

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Llegais hasta la Zona de Plaza Vicotoria.

Aquello eran las calles de verdad. La gente de arremolinaba alrededor de las puertas de los distintos bares que plagaban la zona. El GreenBoard, La Escafandra, y como no, el local mas duro de aquella parte de la ciudad, The Speed.

La distribución de la calle era sencilla. Tres calles confluían en una rotonda enorme de tres carriles. Durante el día era la pesadilla de los conductores, porque a pesar de que estaba echa para agilizar la afluencia de trafico, los continuos cambios de carril ocasionaban colisiones que producían verdaderos atascos.

Por las noches, podía conducirse sin problemas, pero las carreras eran habituales, así que no salían verse muchos coches tomando esta ruta.

De vez en cuando la policía salía a dar una vuelta, pero por norma general, se convertía en verdaderas cacerías de coches tuneados. Y no solían estar por la labor.

Cada noche de los fines de semana, la Plaza Victoria bullía en gente y coches. El parking del centro de Ocio Stella Maris se plagaba de coches con los maleteros abiertos con música a toda pastilla. Y se podía ver sin problema como en todas las esquinas se vendía droga, o cosas peores.

A veces, algunos idiotas querían luchar por algo, y las normas de ese barrio decían que los problemas se resolvían con los coches. Feng Brown, un negrata de casi dos metros era el que movía la pasta y repartía las carreras.

La norma eran simples, cuatro corredores, un sentido de marcha, el primero en cruzar la línea de meta se ganaba la pasta. Pero para muchos, era más importante salir vivos de la carrera que conseguir el dinero.

La carrera comenzaba saliendo de la Glorieta de Plaza Victoria, discurría a toda velocidad por Princess Road en unos 900 metros, y era al final de este tramo donde más coches se estrellaban. Los locos que corrían aquí ponían el coche a su máxima potencia, y para seguir la carrera había que torcer por un pequeño callejón donde solo cabía un coche como máximo, era la calle de St. James, pero era conocida como el Marco`s, debido a que la peluquería que estaba en la entrada de la calle, que tenia ese nombre, había sido destrozada unas 100 veces por culpa de los coches que se iban contra la fachada. Ahora ya solo tiene un cristal por fachada. Porque es más barato para su dueño que poner una pared.

Saliendo de la calle del Marco`s los corredores tenían que salir como podían a una carretera de tres carriles y correr calle arriba por la Avenida de Lincon.

Otros 1000  metros de locura y rugidos de motor. Pero allí empezaba la otra parte complicada. La Plaza Victoria era una glorieta enorme, y había que cogerla en sentido contrario. Los coches, que no aflojaban para entrar pensando que tenían espacio, terminaban derrapando y subiéndose a las aceras. Solo los más valientes o astutos conseguían entrar en aquella rotonda y hacerla de una trazada. Y eso solía convertirlos en los ganadores.

En cualquier caso, la carrera de apenas cinco minutos era un clásico en la zona. Pero era peligroso, porque a veces ganar a determinadas personas daba como consecuencia extrañas desapariciones o visitas urgentes al hospital.

Pero alli estais vosotros. Estais buscando y sabeis donde poner el coche. En el parking del Stella Maris.

- Mierda... lo que faltaba – piensa Chef mientras conduce en dirección a su casa al escuchar los sollozos de su hermana. Aquello le pone aun peor, la hace sentir aun mas culpable con el mismo. Ya no solo se siente irresponsable si no ademas se siente un cabrón. Al pensar que su hermana frecuenta con esa clase de gente y se mete en esa clase de problemas no puede evitar recordar a su madre, una alcohólica, adicta, que cambiaba tanto de novio como de camiseta. No quiere eso para su hermana, y sabe que para ello tiene que mantenerla alejada de malas compañías... curiosamente, aquel tipo de compañías que el si suele frecuentar.

-¡Ya! - grita dando un golpe al volante, desquitando la ira que lleva contenida. Se lleva la mano a la cabeza, se acomoda el cabello mientras de a poco se va calmando – No estoy enojado ¿Bien?

Mira de reojo a su hermana. Le parte el corazón verla así.

-Es solo... – continua diciéndole mientras vuelve a posar la vista sobre la calle. Su voz es mas suave y ya no hay rastro de enojo en él – es solo que no quiero que te metas con esa gente, ya has visto que sucedió hoy... “Say” - que es el apodo con el cual suele llamarle – no voy a estar siempre para cuidarte, y tu no estas hecha para un ambiente como ese, es peligroso, y tu mereces algo mejor. Lo único que te pido es que no te metas con tipos como ese tal Foreman, ¿entendido? Estas para algo mejor que andar peleándote con camellos en las puertas de las discotecas...

Lo dice con total sinceridad. Por uno momento sus palabras le recordaban a las de Charles, única figura paterna que recuerda en su vida, y de manera fugaz. Y eso es lo que quiere ser para Sayuri, aunque la casi ausencia de ejemplos a seguir en su vida no le ayudado a prepararse demasiado bien para el papel.

Tras sus ultimas palabras guarda silencio y se concentra en conducir de vuelta a casa, repasando los últimos acontecimientos.

Conduces con celeridad, ya queda muy poco para llegar a casa.

Tu hermana depues del salto que pego cuando golpeastes el volantes se ha ido calmando. No sabe si por lo que le has dicho, si por estar lejos del centro de la ciudad.

Se calma, aunque aun quedan lagrimas que surcan sus mejillas de cuando en cuando. Pero parece que la cosa a ha mejorar.

Lo siento, yo no sabia a donde ibamos. Yo solo queria integrarme, y pasarmelo bien. No volvere a ese lugar nunca en mi vida.

Parecia sincera, y seguramente lo dijera con sinceridad. Pero sabias que era joven, que tendria que salir algun dia, que volveria a algun lugar, donde puede que no hubiera un camello, pero si maleantes. No podras protegerla para siempre, pero te gustaria.

Chef ya se encuentra tranquilo, aunque aun siente cierto remordimiento, típico en el luego de discutir con su hermana. Sucede siempre, luego de hacerse el duro termina cediendo, después de todo, no deja de ser su “hermanita menor”, y nunca dejará de serlo.

-Esta bien... - dice con una sonrisa, incluso endulzando un poco su voz, mientras apoya suavemente una mano sobre su hombro. Baja la velocidad hasta aparcar el coche frente a su casa, aunque aun no apaga el motor – aunque aun así, no habrá sueldo este mes - Y es cierto – así aprenderá de verdad – piensa.

Le gustaría bajar del coche e ir a tomar una cerveza, fueron demasiadas emociones para aquel día. Primero la explosión, su hermana, la carrera, y nuevamente su hermana. Pero siente la necesidad, puesto que los planes originales se arruinaron ante aquel imprevisto, de por lo menos llamar a Slayter, ver como esta la cosa, y si ya la habían cagado.

- Ve a acostarte, tendrás que levantarte temprano en la mañana, vivirás de las propinas este mes – le dice a su hermana con una sonrisa burlona mientras toma el móvil y marca el numero de Slayter.

Sayuri no esta como para seguir charlando. Parece que todo lo que habia pasado le estaba superando.
Te marca un beso en la mejilla y se baja a casa. Entra mientras la miras con el telefono en la mano.

Se despide con la mano, su cara es de estar mejor, pero se nota que ha llorado.

No tardes en llegar.

Aquella frase sonaba un poco rara dicha por ella en aquel momento, pero ella lo decia porque no queria estar sola en casa mucho tiempo. A veces necesitaba tener a su hermano cerca, para sentirse segura, y aquella noche seria una de ellas.

Finalmente entra en la casa y cierra la puerta tras ella. Sabes que ha subido a su habitacion porque ves como se enciende la luz de ese cuerto.

Chef sigue a su hermana con la mirada, desde el auto, hasta que entra a la casa. Ya se siente un tanto mas tranquilo, aunque un le quedan asuntos pendientes esa noche.

Toma el frasco de calmantes que siempre lleva en el bolsillo, por la rodilla, y se toma una píldora. Pese a la explosión y todo lo sucedido durante ese día, la rodilla no le había molestado, no mas de lo normal, no para tener que tomar las pastillas. Pero en ese momento necesita calmarse. Aquello le ayudara a controlar los nervios.

Traga la píldora e inmediatamente enciende un cigarro mientras marca el teléfono y llama a Slayter.

- Vamos, cabrón, atiende... - piensa mientras escucha el tono de llamada.

Se descuelga la llamada, vas a hablar pero lo primero que oyes te deja parcialmente sin habla.
Escuchas como unas ruedas patinan por asfalto y el rugido de un motor. Aunque no sabes bien cual.

Vamos siguelo, va ha intertar cruzarse hacia el paseo Maritimo.

De fondo se oye un, vale, y sigues escuchando ruidos clasicos de velocidad. Los ruidos de la calle que solo se oyen cuando uno va corriendo.

Dime, que necesitas. Ahora mismo estamos un poco liados. Va todo bien, ohhh, jeje. ¿Chef, estas ahi?

Se ve que Slayter se lo esta pasando bien, que la emocion lo embarga, y como de costumbre, parece estar calmado y divirtiendose en lo que quiera que este haciendo.

-Cabrón... tanto preocuparse...– piensa Chef al escuchar a Slayter y como este la estaba pasando

-Nada, solo llamaba para ver si te habías matado ya... veo que llamo justo en el momento oportuno... por cierto, aprovechando que aun puedes hablar, ¿Me podrías dejar el ACIDRAIN? Quiero hacerle un cambio de cara al negocio, ¿Crees que eso sea posible?

Bromea. Habla en un tono socarrón, pero en aquellas palabras hay mas que un inoportuno chiste, como si le preguntara de manera indirecta “¿Que mierda esta sucediendo ahí?.”

Escuchas el jaleo de fondo. Sabes por lo que oyes que Slater no esta conduciendo. Lo cual no le quita peligrosidad a lo que este haciendo.

No, terminarias vendido chop suei en vez de copas. No es buena idea. Aqui estamos, ohhh, cuidado con el buzon, vah da igual. Como te decia, nosotros encontramos el lugar donde sacan la droga. Las sacan de las piezas y luego las sueldan de nuevo. Lo que explica porque exploto el coche del novato.

Se escucha una frenada.

Joder, no me jodas que se ha escapado. No podemos seguirle.

Ahi un tren en medio. escuchas una voz de mujer de fondo, algo tensa por cierto.

Escuchas como se oyen pasar los vagonas a toda velocidad. Se la tenian que estar jugando en serio. Porque para oirlo tu tan cerca, deben de estar pegados a las vias.

Bueno, y teniamos al jefe, o eso creo. Bueno, ahora ya no lo tenemos. El resto, estaban con el resto de los coches. Pero no se como les va. Bueno te dejo, vamos a ver si encontramos a ese cabron. Chao.

Cuelga, y te quedas con el telefono en la mano y con cara de tonto. Parece que no eras el unico jugandose el tipo con el coche aquella noche, pero es a lo que os dedicais.

- Maldito loco – piensa mientras deja el teléfono. Al contrario de lo que esperaba, aquella conversación lo deja aun mas preocupado. Drogas, esa palabra era sinónimo de peligro. Ya estaba bien meterse con japoneses engreídos... pero con traficantes ya es demasiado, muy peligroso, y eso no le agrada.

Aunque no puede hacer mas por el momento, ya se despertara con las malas noticias, de su parte no puede hacer mas. Sale del coche y vuelve a su casa, necesita dormir, bastante, un bueno sueño. Aquel día tuvo demasiadas emociones para el y ya no quiere mas - Una cerveza y a la cama.

Chef se acerca a la ventana de la cocina de su casa, justo un piso sobre la tienda, la cual permanece cerrada, nunca abre los domingos. Aquella ventana da a un callejón, a la parte trasera de la tienda, y mas allá se puede ver el centro de la ciudad.
 

Esta despeinado y siquiera se a puesto las botas. Lleva una taza de café en mano, de la cual da pequeños sorbos mientras mira por aquella ventana.
 

La rodilla no le duele, ni hay rastros del golpe por la explosión de la mañana anterior. Siquiera sigue enojado por el incidente con su hermana... pero por alguna razón, se a levantado temprano esa mañana, como si algo, de manera inconsciente, que no puede saber que es, no le permitiera seguir durmiendo.
 

Siempre le gustaron los días grises, especialmente los de lluvia. No sabe por que, ni tampoco se lo preguntó, prefiere no preguntarse demasiado las cosas, simplemente le gustaron desde siempre, sin razón aparente para él... sin embargo, al ver aquella mañana a través de la ventana de la cocina, no puede sentir una sensación extraña, como si algo, aquello mismo que le hizo despertarse temprano, le molestara.

Se calzo las botas, ignorando aquella sensación. El Dodge había tenido una noche difícil, luego de aquella carrera seria buena idea echarle un ojo. De todas formas, no tiene mejor cosa que hacer, por lo que se dirigió al garaje de la casa, bajado las escaleras, para echar un ojo al coche, comprobar todo y hacer unos ajustes, aun terminándose el café, ya medio frío, en el camino.
 

El coche vuelve a estar a punto. Si bien el deposito de nitro podria estar en mejores condiciones. Pero al menos esta de una pieza. Con el cafe sobre el techo del coche sientes como las imagenes de lo que paso anoche te persiguen.

Recuerdas la adrenalina, como aquel cupullo negro se jugaba a tu hermana contigo. Si no hubiera perdido estampandose contra aquel cristal, y hubiera ganado estabas dispuesto a cargartelo. Pero era un secreto que solo sabria tu alma.

Recuerdas que te quedastes fuera de la carrera, pero al menos salvastes el coche. Ultimamente no acabas ni una sola carrera. Sabias que podias perfectamente echarle la culpa al accidente, pero no querias hacerlo. Te repites una vez mas en silencio que estas perdiendo garra.

Sabes que los coches de tus colegas, al menos el TT acabaron realmente mal. Pero te dices, que ellos se lo buscaron. Que nadie les obligo a meterse con esa gente. Pero tambien sabes, que en otro tiempo tu hubieras actuado igual.

Cierras el capo del coche, y al garage se vuelve silencioso. Los faros del coche te devuelven la mirada, preguntandote que vas a hacer.
Tu hermana esta arriba, despierta, seguramente haciendose el desayuno mientras ve anuncios en la tele de la cocina.

Tienes una vida, al margen de la velocidad y de las curvas peligrosas. Una vida, sencilla, con solo un poco de color, y muchas obligaciones. Pero una vida, al fin y al cabo. No te la jugarias por nada, por nada que no fuera importante. Pero volver con los de Slayter, a lado luminoso de la ley, ha cambiado otra vez, aunque sea levemente tus prioridades.

Solo tu sabes que haras a continuacion, y sientes que es un misterio hasta para ti mismo.

Chef enciende un cigarro una vez termina de revisar el viejo Dodge. Aun da vuelta por su cabeza todo lo que sucedió el día anterior. La carrera, la discusión con su hermana, la charla con Slayter, la explosión... demasiadas cosas para un solo día, para él, que lo único que quiere es que le dejen tranquilo.

Demasiadas cosas giran por su cabeza y le incomodan a la vez mientras fuma en silencio, frente al auto, observándolo de pie en la soledad de su garaje.

Toma un trapo y se inclina sobre el capó del coche, limpiando de manera meticulosa una mancha que se le había pasado, mientras aprieta con los labios el cigarro a medio consumir y piensa en la conversación que había tenido con Slayter la noche anterior. Si bi9en le había escuchado bien, no sabe como había terminado todo. No le importan los japoneses, ni en que pueden andar los demás, no son de su interés... pero Slayter es un amigo, y no puede simplemente ignorarle.

Termina de limpiar aquella imperceptible mancha. Deja el trapo y termina el cigarro en silencio. Ese día no trabaja...domingo... todo cerrado. Un buen momento para ir de visitas y ver como había terminado todo para Slayter la noche anterior, después de todo, es lo único que se le ocurre hacer mientras observa el auto y termina su cigarro en la soledad y el silencio del garaje.

Entra al vehículo, enciende el motor, y se pone en marcha a casa de Slayter. Tranquilo, sin prisas, aun tratando repasando lo que sucedió el día anterior.

El camino hasta la casa de Slayter es tranquilo. Respetando casi todas las señales y no acelerando demasiado su preciosa maquina. No hay excesivamente en la carretera.

LLegas a la urbanizacion donde vive ahora. Lejos de los barrios en donde os viesteis las cara solo un puñado de años, pero que parecen pertenecer a una epoca a siglos de distancia de los dias que vivis.

Las cosas funcionaban de otra menera entonces, quizas ahora sean mas complicadas. O puede que siempre lo fueran y simplemente el que haya cambiado seas tu.

Entras en la zona de los pequeños chalets de dos plantas. La de Acid esta al final de la calle, justo al lado de un callejon casi escondido a la vista. Callejon por donde este solia escaparse de la policia cuando le pisaban los talones.
Aparcar no es complicado, hay espacio de sobra frente a cada casa, y en la de Slayter no ninguno.

Te acercas al a puerta, con un cigarro en la mano y tocas. Parece que ha alguien se le han pegado las sabanas. Puesto que tarda en contestar, pero finalmente abre la puerta.

Un Slayter con unas chanclas, unos calzoncillos de pata, y una camiseta sale a recivirte a la puerta con cara de dormido y con el telefono en la oreja.

Vale, luego hablamos. Ahora tengo cosas importantes que hacer.

Cuelga el aparato cuando llega hasta la verja de la puerta y la abre.

Valla, no esperaba verte por aqui. Pero ya que estas pasa. ¿has desayunado?

La cordialidad es la de siempre. Por su aspecto y sus palabras casi parece que nunca hubiera pasado nada malo. Hasta parece un hombre serio y todo. Si no fuera por esos calzoncillos tan feos que lleva.

Con la verja abierta espera a que pases para entrar en la casa. Parece contento, aunque sabes por experiencia que esa es una mascara que poca gente sabia quitarle a Acid. Era un tipo duro, curtido, como tu. Pero solia ofrecer un aspecto que se prestara a confusiones con los demas.

- Estoy bien... gracias – contesta a la proposición de Slayter mientras se quita las gafas oscuras y entra as la casa. Aquella imagen podría decirle a cualquier otra persona que no hay ningún problema, Slayter se ve demasiado tranquilo como para que así sea, pero Chef aun sabe que eso no tiene nada que ver, conoce a Slayter y ya no se deja “engañar” por su aparente tranquilidad.

- Lindos pantalones... – dice en tono burlón mientras cierra la puerta detrás de él - ¿Como va todo?

Al comentario de los "pantalones" solo contesta con una sonrisa socarrona.

Bien, supongo, no me dejan dormir ni los domingos. Mil llamadas del local. Hay que organizar los pedidos para la semana que viene. Y parece que las limpiadoras se han encontrado un regalito en uno de los baños. Pero eso es lo de siempre, no me preocupa.

Pasas por la casa y se mete en la cocina. Que esta dentro del salon. Es la tipica con barra americana. Todo en una sola pieza. La casa, es normalita. Se ve que Slayter tiene cierto poder adquisitivo, pero no es ostentoso en sus pertenencias. Quitando la tele de plasma claro.

Se sienta en una banqueta y te invita con la mano a que te sientes donde quieras.

Pero es lo de esos japos lo que me preocupa. Al final sacamos mas de una cosa en claro. Meten droga en las piezas de los coches. La sacan de dentro y la vuelven a soldar. Si no lo hubieramos visto seria dificil poder haber sacada esa conclusion.

El caso es que por lo visto los de Hotnnipon no deben de saber nada. Todo eso lo hace la banda mafiosa de los Dragones noseque. Chusma que se esta haciendo de oro gracias a esa droga.

El caso es que por lo que se ve, quieren hacerse un hueco y un nombre en el mundillo de las carreras de coches. Pero tambien quieren controlar el mercado. Asi que por eso estan apretando las tuercas a los talleres especializados de la zona.

Se calla un segundo y te mira seriamente. Sin ninguna sonrisa. Sabe que te esta explicando algo que es complicado de tragar. Te deja unos segundos para que lo asimiles y sigue hablando.

Mike me dijo que se pondria en el taller de su suegro a meter mano a los coches. Y que el seguro correra con los gastos del taller, aunque seguro que pierde dinero, sin poder atender clientes, estos buscan otro lugar para tunear los coches. Ya me entiendes.
Voy a ver si hablo con un contacto que tengo en la policia y le chivo el tema de como meten la droga estos. Seguramente les podamos joder el tinglado. Pero esas cosas llevan su tiempo. Y estoy seguro de que nos pondremos una letra escarlata encima hasta que eso se resuelva.

Se calla, parece que ha acabado de hablar. Y seguramente piense que te ha contestado a todas las preguntas que tenias.  Asi que te deja unos segundos para que digieras lo que te ha contado y digas algo.

Chef se queda en silencio, observando al suelo y pensando lo que dice Slayter. Incluso cuando este termina de hablar no dice nada, se queda callado y con mirada grave.

Aquello le preocupa, no le da buena espina, tiene olfato para eso, y ese mismo día, desde el mismo momento en el que había dejado la cama, todo había comenzado a oler mal.

-Lo único que digo – dice tranquilo, volviendo la mirada a Slayter – es que tengas cuidado... ya sabes como es esto, los tiempos han cambiado. Ahora cualquier hijo de puta empapado en crack te da un tiro en la vía publica y se va caminando tan fresco... no es como antes – hace una pausa mientras quita un cigarro del paquete y lo deja entre sus manos, jugueteando con él – mejor dicho... es exactamente como antes – continua mientras dibuja una leve y torcida sonrisa – tengo un mal presentimiento sobre esto... un muy mal presentimiento.

Chef se acomoda en su asiento, mirando fijamente a Slayter.

No quiero que pienses que te estoy tomando como tonto... pero si lo que dices de estos tipos es cierto, entonces no te estarás metiendo con unos capullos, con unos pandilleros. Les estarás declarando la guerra, y esto se va a poner muy feo, ya lo has visto ayer... no se irán con juegos, ¿Estas dispuesto a entrar en ello y llevarlo a las ultimas consecuencias? Por que no vas a poder resolverlo de otra forma – se lleva el cigarro a la boca y vuelve a mirar al suelo. Toma el mechero de su bolsillo, aunque no enciende el cigarro – no lo se... tengo un mal presentimiento...

Chef piensa en sus palabras. Hace diez años, jamas hubiera dicho algo como eso. Hubiera sido el primero en tomar un bate de basseball y salir a golpear cabezas amarillas por toda la ciudad... pero el tiempo le a hecho cambiar... ahora tiene otras responsabilidades.