Partida Rol por web

Kai aparece de la nada y se interpone entre la criatura y yo. Mal hecho. Si fuera listo sabría que no debe interponerse entre un cazador y su presa.

Vuelvo a rasgar las cuerdas de mi lira y observo como las ondas sonoras giran sobre si mismas y se dirigen directas hacia la bestia, golpeando a Kai si es necesario. 

Ni uno acabas, de llegar en medio de un asalto después de usar justo tus poderes.

Defiéndete con un -40 a tu proyección psíquica

Declaré antes que empezaba a concentrarme para instante eterno y tengo concentración pasiva y extrema, por lo que me da el doble y puedo hacerlo mientras hago acciones activas... Así que un poquito sí me he concentrado :P xDD

Así que si uso una area ofensivamente no contará el penalizador, correcto?

Yo entiendo que cuando te mueves y usas tus poderes dejas de concentrarte. Hazme un copy paste de la concentración pasiva y extrema (no tengo el manual ahora mismo) y ya interpreto.

Sobre la área ofensiva, puedes hacerla si pone que es pasiva. Ahora mismo no estás en tu turno y no puedes atacar o hacer otra acción que no sea pasiva.  En Anima cuando eres atacado tienes derecho a la defensa si no estás en tu turno de atacar, pero no atacar si no lo es.

No puede ser... - Apenas me da tiempo de mirar mal a Eu cuando desaparezco del sitio de nuevo con el ceño fruncido oculto bajo la máscara.
 

Kai consigue desparecer justo a tiempo al ver como su compañera se dispone atacar sin importar mucho  quien tuviese delante. El ser de nuevo sin poder reaccionar a tiempo para esquivar el ataque de su oponente, es impactado. Pero esta vez cae al suelo y aúlla de dolor mientras mueves las patas intentando ponerse de nuevo en pie, lo cual no consigue. 

Sin preocuparme por donde ha ido Kai, o si era realmente él, vuelvo a sujetar mi Lira y vuelvo a deslizar los dedos por las cuerdas... Quiero verle sufrir... Que sufra...

Nada más aparecer al lado de Eu me dirijo a ella desde arriba y situándome a su lado aplaudo lentamente. -En fin...- Murmuro, antes de lanzar un disparo de luz que se concentra en un fino punto en el cuerpo de la bestia.

Tras un brutal ataque de Eurídice a la Chimera que impacta de lleno en las costillas del ser, haciendo que sangre de forma abundante y el ataque de luz de Kai directo a la cabeza del elemental, la Chimera deja de patalear y aullar de dolor. Muerta al fin, Chaos descubre que su apariencia de Kai desaparece y vuelve a ser ella misma. 

El silencio vuelve a reinar en el devastado pueblo, no hay nada ni nadie ... o eso creéis. 

-Ya no voy a poder tener sexo conmigo mismo... -Se oye un murmuro apenado mientras el holograma difuminado se enjuga una lagrima a un metro de mí. La esfera de luz sigue donde estaba. Yo sigo flotando. Trato de canalizar el odio hacia Eurídice. Le lamería.

Bajo tranquilamente hasta ponerme a la altura de Kai. Luego miro lo que parecen los restos de un combate y digo:

-Joo, sois malos, no me habeis dejado jugar...

Observo como baja Chaos con apariencia normal pero desvío mi atención de ella que seguro que es capaz de ver qué ha pasado por si sola y me centro en Eurídice con voz neutra:

-¿Por qué has atacado a la bestia revelando nuestra posición?

Sigo ignorando a Kai y a Chaos, la cual no tengo muy claro de donde ha aparecido, y me acerco al cuerpo sin vida de la bestia. Sin pensarlo ni un segundo y sin el menor ápice de duda en mis movimientos, vuelvo a tocar la lira. Esta vez no surge una melodía de las cuerdas sino que surgen las mismas cuerdas, que se mueven un segundo delante de mí, como serpientes esperando órdenes y, con el roce de uno de mis dedos, las cuerdas se lanzan hacia el cadáver destrozándolo y despedazandolo en centenares de pedazo.

Tras esto, las cuerdas vuelven a su estado normal y me guardo la lira en la funda que llevo a la espalda.

En ese momento me giro para mirar a mis compañeros.

- En primer lugar. - Digo mirando a Kai. - No te tengo que dar explicaciones de mis actos.

Comienzo a acercarme a él con paso firme.

- En segundo lugar. No hay nadie a nuestro alrededor, de manera que no hay nadie capaz de escuchar el ataque. 

Sigo avanzando hasta que me coloco a un metro de él.

- En tercer lugar. Tu rayo blanco es mil veces más fácil de detectar que mis ataques, así que si te preocupaba que nos encontraran, me habrías dejado terminar con él.

Doy un paso más y me pongo justo delante de él, tan cerca que nuestros cuerpos se tocan.

- Y por último... Como te vuelvas a interponer entre una presa y yo... - Guardo un momento de silencio. - Terminarás igual que él. - Y hago un gesto con la cabeza para señalar a la bestia. - No quiero saber qué se paso por esa retorcida mente tuya para, en medio de un combate, ponerte en medio de los luchadores, porque si querías terminar muerto, esa era la manera más rápida de conseguirlo. De manera que sea la última vez... 

Vuelvo a guardar silencio para que mis palabras consigan el efecto deseado. Tras lo cual, doy un par de pasos hacia atrás y sonrío.

- Y bien. ¿Empezamos?

Y me alejo de mis compañeros mientras comienzo a observar a mi alrededor buscando cualquier tipo de pista.

La sádica acción de Eurídice que despieza y mutila al ser sin ningún tipo de escrúpulo, Chaos y Kai pueden ser como la sangre del ser cubre toda la tierra al igual que sus vísceras. Lo único que queda de una pieza es la extraña pieza que tenía en su cabeza, manchada con su propia sangre. 

Tras vuestra discusión, sopla una brisa, una fuerte brisa. No lo suficiente como para obligaros a dar un paso atrás, peri si bastante desagradable, tanto que os tenéis que cubrir un poco los ojos para que lo que arrastra no os dañe. Una vez que el viento cesa, es hora de buscar a vuestra siguiente presa, el trofeo final. ¿Pero dónde empezar?

Cuando Eurídice busca alguna pista para seros de ayuda, se fija en una casa que está la mitad en escombros, piedra y tierra. No le da mucha importancia hasta que algo le llama la atención. Un par de cuerpos, uno vestido completamente de negro (el cual deduce que es un Cuervo) y el otro con el uniforme de Requiem, con las armas en mano y un semblante de puro terror en sus rostros.  Pero hay un detalle más, que Eurídice descubre. El cuerpo del soldado de Requiem está lleno de sangre reseca que sale de sus propias heridas, mientras que el Cuervo a pesar de tener múltiples heridas, no tiene nada de sangre procedente de ellas.

En la calma que precede a la tormenta, sentís un temblor, del que solo podéis deducir que algo enorme ha sido el que lo ha provocado y en mitad del sepulcral silencio del pueblo...