Partida Rol por web

Tras ir flotando a pocos centímetros del suelo, lo suficiente para no arrastrar mi preciada capa-gabardina, con Chaos a hombros, llegamos a los establos del castillo, donde cómo no Eurídice ya esperaba. Echando un ojo al mapa que desenrollo ante mí empiezo a concentrarme haciendo los cálculos necesarios al mismo tiempo que digo unas últimas palabras:

-¿Tenéis todo lo necesario? Agrupaos. Por favor, no os matéis mientra os miro fíjamente durante una hora como si no hiciera nada, anda. Solo necesito que estéis a mi lado en 55 minutos, mientras podéis haceros la manicura si gustáis. Por cierto, Eurídice, estabamos hablando Chaos y yo y una pregunta  ha surgido en mi cabeza... ¿Son incómodos... para las damas, los grandes pechos en combate?

(···) Una horita maja después...

Gigantes matrices empiezan a aparecerse encima de nuestras cabezas, rectas e imponentes, sin una sola curva, los intrincados dibujos se mueven en constante cambio. Aparecen y desaparecen, o... quizá no llegan a desaparecer. Realmente empiezan a estar en dos sitios a la vez, parpadeando cada vez con más velocidad, más fugazmente. ¿Pueden estar dos cosas al mismo tiempo en dos lugares diferentes?

Entonces esa es la sensación que tenéis. Son dos paisajes los que véis, son dos vientos los que sentís, oleis dos fragancias distintas, ois dos ambientes distintos... el mismo sol. Os invade una extraña sensación en la cabeza, un leve dolor... dado que vuestro cerebro debe procesar el doble de información que de normal, estáis en dos sitios a la vez y no está acostumbrado. Y tras unas nausas que duran unos milisegundos en que sentís que vuestro cuerpo explota en miles de partículas y dejáis de existir mientras seguís apreciendo dos paisajes, dos vientos, dos fragancias, do ambientes... y vuelven a ser solo uno. Y es extraño, pues pese a que los caballos siguen con nosotros no son los establos lo que se extiende a nuestro alrededor.

Miro un momento a Kai cuando hace su comentario sobre mis pechos.

- ¿Y es incómodo luchar con una buena polla entre las piernas? - Le pregunto, aunque seguidamente añado. - Lastima que nunca llegues a saber lo que se siente...