Partida Rol por web

Arthur ha estado varias veces en el hospital y conoce la carretera que llega al lugar desde el sur (la que ellos están utilizando).

St. Edwards es una antigua mansión con una enorme extensión de jardines alrededor y rodeada por un muro de ladrillo de más de dos metros de altura. El acceso principal es una verja metálica que se puede abrir electrónicamente desde la garita del guardia, adyacente y anexa al muro por el interior, o desde la recepción, en el propio edificio. Hay otro acceso de servicio en el lado este (la puerta principal da al sur), de tamaño y funcionamiento similar, pero con una verja menos ornamentada (y en peor estado). Arthur conoce los accesos y sabe que normalmente se abren (o al menos se abrían) de manera electrónica, aunque supone que habrá también un modo manual de abrirlas.

En la parte trasera de la mansión, en los jardines, hay un estanque y dos edificaciones menores. Una es una cabaña de herramientas de jardinería y la otra es un invernadero, mitad huerto mitad zona de descanso, para los días más fríos del invierno, en que no es adecuado que los internos estén a cielo abierto. Arthur ha visto ambas desde fuera en varias ocasiones

Al llegar, la verja está cerrada y no se aprecia movimiento ni en los alrededores ni en el interior. El único detalle algo extraño es que hay dos coches aparcados junto al muro.

Bueno - comenzó Arthur frotándose la nuca con la mano y bajando la mirada -, parece que hemos llegado a mi destino. Si esto no estuviese lleno de alzados y si el mundo no estuviese yéndose a la mierda podría decir que ha sido un placer compartir este viaje con vosotros. Muchas gracias por haberme salvado, sin vosotros no hubiera conseguido llegar hasta aquí. Pero ahora - hizo una pausa para tragar saliva -, debo buscar a mi hermana.

Acto seguido comenzó a guardar en su mochila algunas latas, agua y su fiel bate de cricket. También empezó a mentalizarse de lo duro que sería entrar en ese hospital. ¿Que horrores encerrarían sus paredes?

 Beatrice endurece la mirada conforme se acercan al hospital. Enfermos físicos, mentales, ella ya conoce a ese panorama, y sabe que la gente así apenas tiene posibilidades de sobrevivir, y a menos vivos más zombis, que además estarán aun por ahí dentro deambulando. 

 - Arthur, tú estás seguro de esto, ¿Verdad? - Pregunta, mostrándose ella claramente dudosa. - Si decidiéramos acompañarte, creo que alguno debería quedarse en la furgoneta por si tenemos que salir pitando. - 

Creo que no deberíamos dejarle solo aquí.

En la furgoneta caben los dos, él y su hermana, que entre y la traiga. Llegaremos juntos al lugar seguro, a fin de cuentas tenemos el vehículo gracias a él.

- Joder! Somos colegas... te ayudaremos. Primero quiero comprobar esos coches, son un tanto sospechosos. Puede que sean personas en nuestra misma situación, pero no podemos abandonar aquí la furgoneta y arriesgarnos a que nos la roben. Echa un vistazo enderredor buscando un lugar donde poder ocultar la furgoneta y no tener que quedarse alguien vigilando. Ahora bien... vamos a por tu sister y nos largamos. Si se ha transformado nos largamos. Si hay gente en apuros nos largamos. No nos entretendremos más de lo necesario o estaremos jodidos. 

¡Gracias joder! Ya creía que me ibais a dejar entrar solo - dijo en broma pero visiblemente aliviado -.

Estoy seguro de ello Beatrice, no voy a quedarme tranquilo hasta saber qué le ha pasado a Elizabeth. Espero que no sea un caminante, pero si ese ha sido su final espero tener valor para acabar con ella yo mismo. Se lo debo. Además, esto es un hospital. Igual deberías venir con Colin y conmigo Beatrice. Eres la experta sanitaria y habrá mucho material dentro. Daniela puede esperarnos en la furgo o venir con nosotros.

Después miró a través del parabrisas al edificio circundado por la alta valla pensativo.

Ahora hay que ver cómo podemos saltar esos muros. Recuerdo que había otra entrada... ¿Damos una vuelta al complejo para ver si podemos entrar fácilmente por algún otro sitio?

- Si nadie se va a quedar en la furgo habrá que llevarse las cosas o esconderlas en algún matorral. No vamos a arriesgarnos a que nos roben lo poco que tenemos.

Se asegura de tener la pistola enganchada en el cinturón y agarra la barra en la mano derecha.

Colin se acerca a los coches aparcados a echar un vistazo dentro. En caso de tener las llaves puestas comprobaría si arrancan. Siempre está bien tener un plan b. Mira los maleteros y las guanteras si están abiertos.

 Joder. - Está bien, iré con vosotros, pero estoy con Colin. - Aclara seria, y con cierta dificultad a la hora de tomar su decisión respecto a lo que pueda pasar. Cuando antes se dedicaba a ayudar gente, desde hace ya tiempo sabe que debe dejar a muchos atrás para salvar su propio pellejo. 

 - Pero creo que deberíamos dejar las cosas en la furgoneta. Si tuviéramos que salir pitando de aquí las estaríamos dejando atrás. Creo que con que alguien se quede en la furgoneta a esperarnos y vigilar las cosas será suficiente. - Opina mientras acompaña a los hombres.

Yo me quedaré. Dice con resolución. Con mi asma no soy la mejor corriendo.

Pero por favor, no tardéis mucho.

Me parece bien Beatrice. Cojamos únicamente lo imprescindible.

Era una chica sensata la tal Beatrice. Había tenido suerte de encontrarse a este grupo. Cada uno a su modo podía aportar mucho al conjunto. Por primera vez en días se sentía con verdaderas posibilidades de sobrevivir.

Arthur salió del coche y examinó la tapia. Volviéndose hacia Collin y Beatrice dijo:

¿Bueno qué?¿Saltamos?

Acto seguido se encaramó sobre uno de los coches adyacentes a la valla e intentó echar un vistazo al otro lado.

Perfecto, si Daniela se queda en la furgo no tendremos que cargar con todo.

Los utilizo para saltar al otro lado de la valla y abrir a los demás la puerta.

Arthur se subió a uno de los coches a echar un ojo al interior y obsevó como Colin, resuelto, trepaba al otro y saltaba ágilmente la valla. Ya al otro lado, parecía buscar algo.

Arthur vio cómo Colin se le adelantaba y saltaba al otro lado de la valla para intentar abrir la puerta desde dentro. El antiguo ferretero recordaba que los controles manuales de apertura estaban en el interior de la cabina del vigilante. Quiso decírselo a Colin pero este no le iría si no gritaba. Y gritar, hoy por hoy, era muy desaconsejable.

Hizo de tripas corazón, se ajusto el bate de cricket en su cinturón, hizo una seña a Beatrice para que se animase a saltar al otro lado y se lanzó en pos de su reciente y joven compañero.

¡Colin! - dijo susurrando al acercarse - La puerta se abre desde dentro de la cabina del vigilante, voy contigo tío.

Todo en el jardín es un silencio onmioso. La cabina del vigilante está vacía y parece tener electricidad.

No os cuesta mucho encontrar el sistema de apertura de la valla principal, en cuanto pulsáis el botón la valla comienzas moverse, chirriando bastante más de lo que os gustaría.

¡Joder con la puta puerta! - dijo Arthur mirando a su alrededor - Aunque el técnico de mantenimiento no se haya convertido en uno de esos infectados juro que le daré su merecido con este bate. ¡Joder!

Se asomó por la puerta y con un gesto les indicó a Beatrice y a Daniela que ya podían entrar en el recinto. Después examinó con detenimiento el camino que les quedaba hasta la entrada principal del complejo preguntándose qué horrores encontrarían ahí dentro.