Partida Rol por web

Zaddion observo el espectáculo luchando por no bostezar, pues aquello no podía tener menor interés para el psíquico. Los asuntos mundanos cada vez le atraían menos, y más teniendo en cuenta que había una misión por delante. 
No obstante le sorprendió el desenlace de aquel acto, alzó una ceja sorprendido.

No estaba en contra de la muerte de inocentes, si era por un fin mayor, pero por el simple hecho de entretener a una audiencia como esta, le parecía un desperdicio de la vida de ese desgraciado. Pues su muerte no aportaba nada al Emperador. No obstante, la situación era la que era y si había que tragar con aquello para continuar, no sería Zaddion el que retrasaría el fin de aquella danza macabra.

Aplaudió un par de veces de forma lenta y pausada, era su forma de marcar el sarcasmo sin palabras.

Bueno, quizás su muerte no haya sido del todo en vano... ahora mataré con mayor saña a los herejes presentes.

Observaba aquella obra haciendo pequeños gestos dándome golpecitos en el antebrazo por si los compañeros no se habían dado cuenta de que aquel tipo estaba colocado, hasta que sin venir a caso, presencié un asesinato en primera persona. Escandalizado se me escapó:

-¿Pero habéis visto eso?

Y mi mano fue como un relámpago a la empuñadura de mi pistola...

A pesar de las apariencias, los tecnosacerdotes seguían gozando de algunas emociones. Zachariah no obstante lucha por ocultar lo que le había parecido aquel acto...

Caín era más duro que aquel espectáculo macabro y no lo dejó traslucir.

Sin embargo, el hecho de que hubieran arrebatado la vida de un hombre con tal ligereza y que el público se alegrara de haberlo presenciado le indicó a Caín que en cualquier momento aquellos nobles del Imperio serían capaces de desenfundar dagas asesinas y mostrar colmillos con los que cortar en pedazos a los acólitos.

Visiones terribles asaltaban a Caín. Sin que cerrar los ojos las hiciera desaparecer.  Aquel horror supera a cualquier teatro sangriento.

Octus apretó los dientes y fue poco a poco relajando la mandíbula hasta esbozar una sonrisa dirigida a la Anfitriona. Mientras, aplaudía enérgicamente mientras sofocaba palabras de admiración.

Por dentro el arbitrador se odiaba a si mismo por permitir esto. En esa fiesta había claras violaciones de la Lex Imperialis, pero la ejecución y el deleite de los presentes atentaba contra la naturaleza de la humanidad, era una herejía que repugnaba a cualquier hijo del Emperador y estaba claro que muchos de aquellos aristócratas se habían alejado del buen camino.

Memorizó con detalle el rostro y el nombre del asesino, pues aunque él no lo supiera, había sido juzgado y condenado a muerte. Octus supo que algún día llevaría a cabo la sentencia, lentamente, a ser posible.

Tanto en mis años en la schola medicae como en mis años de práxis había visto las suficientes heridas y las suficientes autopsias como para que la visión de la sangre y los intestinos del infortunado actor no me hicieran vomitar mi última comida.

Pero frente a lo que me había inmunizado mi trabajo era al miedo, miedo por mi propia vida, rodeado como estaba de decenas de locos en potencia que no dejarían de aplaudir mientras me sometían al mismo tratamiento que al pobre hombre que acababa de morir ante mis ojos.

Afortunadamente pude sobreponerme y un segundo después que el resto del auditorio, comencé a aplaudir como lo hacían el resto de aquellos herejes.

El tipo sonríe regocijándose en sí mismo hasta que posa la mirada en Arcturus y le dice ¿No es de vuestro gusto? La multitud calla y se vuelve hacia el guardia imperial que de pronto está aislado del resto del gentío.

Aeregan se puso tenso de inmediato, la pregunta no había pasado desapercibida para nadie y sobre todo para el "actor" que cometió el asesinato del otro. Se esforzó en mantener el semblante serio y tranquilo, esperando a que el propio Arcturus supiera salir de ese atolladero en el que se había metido... se refrenó por defenderle, pero en estos ambientes, es mejor que uno mismo sepa apartar los dardos emponzoñados 

Aquello no era bueno, de eso estaba seguro. Tanto para el grupo en general como para el guardia imperial en particular en quien se están fijando ahora todos los presentes. Por su bien, y por el mío, desee que Arcturus consiguiera responder al actor de un modo que este quedara satisfecho y nos dejara seguir a lo nuestro.

Un sudor frio caía por mi sien mientras seguía agarrado a la empuñadura de mi arma apretando los dientes y con los ojos inyectados en sangre, pero una voz en mi interior me decía:

No digas nada, eres guardaespaldas y no puedes dar tu opinión ni hablar.

Mi mirada buscaba a Octus en busca de su ayuda... o eso o comenzaría la fiesta de verdad...

Octus traga saliva y maldice para sus adentros mientras piensa en cómo salir de aquella encrucijada.

Maldita sea, piensa como un noble y di algo por el Trono Dorado.

Despacio y tratando de darse aires de grandeza, el arbitrador camina alrededor de Arcturus aprovechando el vacío que se ha hecho entorno al guardia y dice.

No esperéis que os conteste, pues sólo hablará si yo le pregunto, tales son sus votos y ¿saben qué?-dice con una sonrisa socarrona-me importa bien poco lo que opina, no lo elegí como guardaespaldas por su sensibilidad para el arte. Perdonen si desconozco las costumbres de este mundo, pero es la primera vez que me invitan a una fiesta donde se preocupan de si la diversión es más del agrado de mis sirvientes que de la mía propia, creo que debería sentirme ofendido.

Intenta dar un tono ofendido a sus palabras, aunque a su vez quiere quitar hierro al asunto, por lo que improvisa una broma.

Tal vez deberíamos preguntar a las limpiadoras si la añada del amasec es de su conformidad, jajaja.

Ríe mientras levanta su copa y la mira a contraluz. La otra mano se aloja discretamente en el bolsillo de la túnica, como para dar descanso al brazo.

Vaya ego se gastan los actores de este lugar...

Zachariah observa la reacción del actor a la intervención de Octus.

La gente escucha a Octus con mala cara al principio pero luego hay algunas risillas con la chanza de las limpiadoras. El actor imita una sonrisa para no parecer afectado y responde:

- Entonces deberíais ofenderos con vuestro hombre pues ha roto su voto y ha hablado sin vuestro permiso, alude a la pregunta que Arcturus cuando torció el gesto, ¿o acaso no ha roto sus votos y ha expresado lo que su señor no se atreve? En cualquiera de los casos el ofendido soy yo y exijo una reparación por combate.

El gentío asiente a las palabras del actor y comienza los cuchicheos con el reto.

- Yo lucharé por mi mismo ¿y vos? ¿le echaréis la culpa a vuestro empleado y será él quien luche u os haréis responsable de lo ocurrido y lucharéis?

Caín fue a echar mano de sus armas pero se lo pensó mejor. Si todos los guardaespaldas comenzaban a desenfundar aquella reunión social iba a dejar de serlo; pese a que los asesinatos públicos fueran parte de la cultura. Se limitó a permanecer junto a Zaddion, pese al sano temor que tenía al psíquico, hasta que la situación evolucionara.

La situación, literalmente, se había ido a la mierda, pero estaban en la imperiosa obligación de tener que jugar bajo las normas de aquel hereje demente. Se refrenó, nuevamente, y se quedó sentado observando con cierto desinteres, aunque por dentro chirriaba y maldecía en nombre de sus santos difuntos.

Con los ojos desorbitados aferrado a mi pistola di varios pasos al escenario. Luego di un salto y me encaramé al escenario mientras observaba a  aquel asesino con la mirada mas furiosa que podía tener.

Comencé a remangarme y a ajustar las cinchas mientras le clavaba mis pupilas hasta estar cerca de el y crují los huesos de mis dedos mientras mascullaba:

-Alea jacta est.* 

El tipo se ríe mostrando una dentadura de diamantina* perfecta: ¡Al ruedo de sangre, ya!

Los nobles en derredor vitorean con entusiasmo esta perspectiva de entretenimiento. Un individuo calvo y aspecto modificado que recordáis de la fiesta de Lady Borella se adelanta con un sonrisa de diversión: Yo seré su segundo, dice acercándose a Arcturus.

Conforme os conducen al ruedo de sangre, Siprit que es como dice llamarse, te va contando en qué va a consistir: Mi trabajo será asegurarme que el otro bando no hace trampas e inspeccionar las armas. Mientras te preparas me reuniré con el padrino de Elsergi y acordaremos los detalles, como él ha lanzado el duelo será el que haga la propuesta y decidiremos si la aceptamos o no.

- Y ahora si me disculpas, veamos las condiciones - entonces se aleja y te deja solo a un par de pasos por delante del resto del grupo.

-Gracias -contesté hoscamente a Siprit -lueg me giré a los compañeros y doblé un codo elevando el pulgar de la mano mientras sonreía por las circunstancias...