Partida Rol por web

 De pronto la visión se recobró. Estaban en una especie de pantano de extensiones considerables. El olor en el aire era bastante pestilente: un aroma a huevo podrido dominaba la atmósfera haciendo muy complicado el respirar. El agua, que gracias al cielo no tocaban sus pies al estar en terreno seco, tenía una especie de color amarronado. Realmente desagradable. Se veían movimientos extraños en su superficie, colas negras movilizándose.

Los tes jóvenes recordaron entonces lo que dijo el sabio Wiseguy. 

Cita:

Llegamos a la fuente, echamos las canicas, esta vez el búho no las escupió, y cuando estuvieron todas metidas tal y como esperaba comenzaron a pasar cosas, el cielo cambió y un remolino de aire nos envolvió.

Cuando toso pareció estabilizarse fruncí la cara por el desagradable olor, esto se parecía mucho al pantano del hedor, pero no lo acababa de entender, según el consejero de Christian debíamos de cruzar este lugar a través del mundo real, pero ahora no estábamos en el real ¿Debíamos de volver? ¿Cómo?

Levanté los hombros y me acerqué a ese tronco – Supongo que tenemos que cruzar…

 Se quedó completamente inmóvil, aquella historia cada vez la superaba más y no sabía si sería capaz de controlarse. Simplemente era demasiado, fuera ella una bruja o no. ¿Qué mal había hecho para tener que pasar por aquello? Miró primero a Jareth, apenas unos segundos y luego a Christian sosteniendo la mirada un poco más y luego, como si algo dentro de ella hubiera hecho click, su mirada brilló.

-No podemos ir por aquí... Eso es más que obvio pero recuerden lo que dijo ese tal Wise... Wise, algo... Que podíamos ir por el Museo de historia natural, lo cual, creo que será menos desagradable que esto...

Esperaba que lo que había dicho aquel y que todos recordaban, fuera así y no una sucia trampa o algo peor. Como quiera que fuera, no quería ir por allí, a ver si las cosas se complicaban y salía un bicho de esas sucias aguas y se hacía la cena con alguno de ellos o peor, con todos ellos o peor, con ellos y los dejaba vivos en su panza. Se tuvo que obligar a dejar de pensar idioteces, después de todo, la que creía su madre en la tierra, siempre la había dicho que uno atraía lo que pensaba. Mejor no pensar.

Cuando todo volvió a serenarse, Christian miró a su alrededor. Eso de ahí debería ser la Ciénaga de Fuego, aunque creía que lo de de Fuego sería por su abundancia. Si no recordaba mal el mapa que tenía en sus aposentos, estaban al norte de sus dominios, pasando las Montañas-Frontera.

- Ahora deberíamos encontrar la salida, según dijo Wiseguy- comentó intentando controlar las arcadas que le producía ese olor tan penetrante.

Se giró y observó la horca.

- ¿Qué demonios hace un patíbulo aquí, si no vive nadie?- pensó.- Quizá sea el portal, o quizá...

No se atrevió a pensar qué podría significar una horca en mitad de un pantano.

 Van avanzando hacia la horca pero sin acercarse mucho. Christian quiere estar seguro de que no hay nada más allí. La realidad es que, quitando el agua vaporosa con un olor bastante vomitivo, algún que otro pájaro negro de aspecto similar a los cuervos y esos árboles caídos y deshojados, nada más parece haber allí.

Excepto el patíbulo con la soga colgando como esperando a su ahorcado personal.

Los tres avanzan un poco más. Y un poco más, hasta que logran ver bien la horca. Debajo del madero del que cuelga la soga hay otro cartelito que dice:

"Con el peso exacto la puerta se abrirá, si el peso es inexacto la persona morirá"

Luego hay unos números pero no se leen pues alguien ha pintado de negro sobre ellos.

Me acerqué a aquello, para leer, pasé mi mano por el cuello de forma inconsciente - ¿Y bien? ¿Quién quiere ser el primero en ahorcarse? – y estallé en carcajadas, aunque en el fondo no me gustaba la macabra adivinanza.

- Crish ¿Te parece bien hablar con tu sabio? Quizás pueda darnos alguna pista, yo no se a que ese refiere esto… ¿El peso exacto de qué? – También miré a Juliette por si se le ocurría algo

Odiaba que Jareth tiviera razón. Se mordió el labio para no lanzar algún improperio contra él, no quería demorarse más de lo normal ese sitio tan... "oloroso".

Miró la orca por el rabillo del ojo e intentó contactar con Wiseguy.

Juliette se quedó muy quieta, eso de ahorcarse no le hacía ni una gracia como parecía habérsela hecho a Jareth, así que esperó pacientemente a que Christian hablara con Wisealgo. 

 Christian usa su magia y se acerca a un sector del pantano. Sin necesidad de tocar el agua, a Dios gracias, forma un círculo en el aire que se proyecta en el líquido como una pantalla. Allí, con sus pelos parados como siempre, aparece Wiseguy.

-EEh mi señor. Hola, mi señor. ¿Necesitáis alguna cosa? Ehr... estaba comiendo.

Dice y mira al Príncipe con sus habituales ojos de huevo saltado.

- Si estás comiendo o no no es de mi incumbencia -dijo Christian para dejar claro delante de Jareth que era él el que mandaba- A ver, Wiseguy, estamos en la Ciénaga de fuego y hemos encontrado una horca en la que dice: "Con el peso exacto la puerta se abrirá". ¿A qué se refiere? ¿Sabes tú algo?

Me crucé de brazos esperando que Christian y el peluche hablaran, de inmediato me volví a acordar del pequeño motín de juliette, asi que para que no pensara cosas raras me alejé tres pasos haciendo como que miraba algo en el horizonte.

A punto estuve de reírme cuando Chritian dijo que no era de su incumbencia que si su secuaz de pelo picudo comiera, pero me giré de espaldas para que no se notara.

 Juliette aguardó lo más pacientemente que podía en esas circunstancias, lo cual le significaba un gran esfuerzo pero mejor eso que hacer alguna tontería como colgarse sin saber si realmente esa era la puerta que ellos estaban buscando. Respiró profundo, era muy complicado, el peso de ellos, evidentemente no era el mismo y dudaba mucho que los dos hombres pesaran lo mismo, así que ¿cómo encontraría el peso correcto? 

-Quizás tengamos que hacerlo los tres al mismo tiempo...

 -Oh, sí, sí señor. Déjeme ver...

Wiseguy saca un librazo enorme de unas doscientas páginas más o menos, mientras mastica una manzana violeta.

-Mmmm sí, SIII.

Luego mira a Christian.

-Me equivoqué de página.

Sigue dando vuelta las páginas, hasta que dice.

-Siiii, es claro. Claro sí. El peso exacto que abrirá el portal es 120. Ese es, 120 ni uno más ni uno menos. Bueno, eso es. ¿Algo más señor?

Dice el sabio mientras mastica un poco más su comida.

Juliette también aguardaba la charla de Christian con su consejero, de nuevo parecíamos estar en punto muerto, parecía difícil conseguir avanzar.

¿120? Fruncí el ceño, me acerque de nuevo a Christian aunque no me atreví a inmiscuirme, estaba inquiero ¿Cómo que 120?

Esperé a ver si alguno de mis compañeros reflejaba en su cara comprender que había que hacer.

- ¿120 qué, Wiseguy? ¿Camellos o kilos?- protestó Christian.

Su sabio era muy sabio, sí, pero había que sacarle las respuestas con cuchara.

 Fuera lo que fuera, seguía pareciendo inútil el dato dado por el sabio, en caso de que realmente lo fuera. Se cruzó de brazos y pensó, que al mal paso debían darle prisa pero también pensó que si lo hacía sola, tenía menos oportunidades de sobrevivir y de tener éxito en ello.

-Espera un poco, no te desesperes...

 -Ñnam Ñanmm... Mbueno..-decía Wiseguy con su boca, ahora violeta.

-120 kilos mi señor, puede ser con algunos gramos de más, pero ni un kilo más ni un kilo menos.

Y wiseguy siguió degustando su manzana como si fuera un manjar celestial.