Partida Rol por web

¡En ningún momento ha salido de mi boca la palabra mentiroso, pero deseo explicaciones de por qué señala que vos, vuestros hermanos y sus soldados tienen experiencia en batalla, pues me parecen afirmaciones absurdas y poco creíbles!

Este también se levantaba de su silla, colocando su mano en el mango de su espada.

La situación se encontraba bastante tensa. Las palabras de Saryl de la casa Stiler habían ofendido a uno de los hijos de Harald y esto podría provocar una pelea dentro de la misma sala, y vaya que no es el momento ni el lugar para tal situación.

Entre los gritos desesperados de Gunnar y Einar para intentar detener a su hermano, así como Varion por detener a su tio, guardias de ambas partes desenfundaban espadas en una posible batalla en la que tengan que defender a sus nobles.

Nikomedes y sus hombres se encontraban ahí atónitos ante tal escena. Sus hombres no desenfundaron, pues el conflicto no era con ellos ni su Lord, pero si decidieron mantenerse cerca de este.

Harald no parecía importarle lo que estaba pasando en absoluto. O al menos eso deducirías. Se encontraba más preocupado y ocupado pensando en un posible plan para repeler a los invasores pulkrianos que solo miraba el tablero. En un momento, pudiste haber notado que miraba a Thorfinn y le señalaba en dirección al conflicto, y luego volvía a mirar el tablero.

Thorfinn entonces, dio un paso al frente.

Ya basta. Estamos al borde de una batalla y ustedes están aquí, discutiendo y peleando por barbaridades y estupideces.

Miró fijamente a su hermano, Ivar. Quien al escuchar su voz se había detenido inmediatamente. Apenas este dijo lo que dijo, se calmó y con un "lo siento" hacía Thorfinn y su padre, se volvió a sentar.

Soldados, enfundar vuestras espadas. Ellos no son enemigos, son aliados de nuestro mismo Reino.

Los guardias de Harald habían enfundado sus espadas con la orden de Thorfinn, aunque no parecía que bajaran la guardia. Se mostraban inseguros ante las posibles acciones de los Stiler.

Contestando a vuestra pregunta, Saryl. Parte del entrenamiento que damos acá en Brunstrack, así como en Pramia, es llevar a nuestros soldados a Iölkvealand en incursiones. Creo que tenéis conocimiento de que participamos en varios incursiones hacia allá junto al antiguo Lord de Lyssex.

Sabrás que Lyssex es propiedad de la Casa Mylenas, así que Thorfinn se estaría refiriendo al padre de Lacratos.

Incluso sin él, llevamos a nuestros soldados a estos territorios por nuestra cuenta para que aprendan a sobrevivir en un ambiente completamente hostil, así como que aprendan a luchar contra los guerreros más letales que existen en Varkoglia. ¿Es suficiente para vos? Entonces centraros en lo que hay que centrarse.

Thorfinn luego desvió su mirada hacia Varion.

Mis disculpas por el comportamiento de mi hermano, Lord Stiler. Espero esto no presente un inconveniente entre vuestra casa y la nuestra, así como también en vuestra asistencia en esta batalla.

Parecía que mi tio quería seguir discutiendo contra el hijo mayor de Harald, pero le detuve. Ya basta, siéntate y no digas nada. Le susurré al oído. No me gustó el tono de Ivar e incluso creo que hasta yo estuve a punto de perder los estribos contra sus palabras. Pero es cierto que no tenemos tiempo ni razón para luchar entre nosotros, y menos por este tipo de estupideces.

El hijo de Harald explicó las razones de las afirmaciones del padre. Eran convincentes, aunque a decir verdad no sé si eran reales o solo este seguía con alguna farsa planeada por su padre, pero preferí evitar otra discusión. Procedí a seguirle la corriente a Thorfinn y le hice una seña a mis guardias para que bajaran las armas. Disculpas aceptadas. No sigamos con el tema y volvamos a los asuntos militares.

Dio un largo suspiro ante la tensa situación mientras se rascaba la cabeza. Ya habéis terminado, supongo. Sigamos entonces.

Este acomodaba un poco las fichas en el tablero y luego dirigía su mirada a Nikomedes.

Lord Nikomedes, ¿qué me dice de sus filas?

Al ver la denigrante escena, la paciencia de Nikómedes llegó a su límite, ya había aguantado suficiente en los últimos días como para dejar de lado aquellas estupideces, por lo que en cuanto los hombres desenfundaron, exclamó con el rostro rojo de rabia:

- ¡PARAD YA, MALDITA SEA! - dijo levantándose con ira mientras colocaba ambos brazos sobre la mesa con un duro golpe - ¡Me parece increíble que hombres como vosotros discutan por estas gilipolleces! - y luego clavando su mirada en Sir Saryl dijo con una mirada de decepción - ¡Sabéis que mi padre está prácticamente en sus últimas horas, y qué estoy deseando acabar aquí para volver con él! ¡Pero no, vos os limitáis ha hacerme perder mi valioso tiempo por vuestro mero orgullo de ver si la tenéis más grande que nuestros anfitriones o no! Callaos todos de una vez y no os pongáis a cuestionar todo lo que se os dice, no ganáis nada con ello.

Esperaba que su riña y el sentido práctico se impusiera en la mente de todos aquellos hombres, pero no se digno a prestarles más atención. Por lo que cambiando notablemente su expresión, se acercó al anciano vikingo que parecía el único que se tomaba en serio la tarea y le dijo en un tono serio, pero sin rastro de su enfado:

- Mis hombres están más acostumbrados a ser guardias de caravanas que a formar realmente un frente coordinado; son buenos detectando emboscadas, realizando retiradas tácticas y acabando con los bandidos en general. No obstante, han sido entrenados por grandes instructores, mercenarios experimentados que aceptaron servirme tras ver que en mis filas nunca les falta su soldada; y que ahora mismo son capitanes de escuadrón. En cuanto a la batalla, si nos superan en numero es totalmente desaconsejable una ataque directo; ¿cómo es el terreno en el que están? ¿hay algo que podamos usar en nuestro favor? ¿contais con alguna máquina de asedio que los haga salir de su posición? En caso de que no podamos hacer nada, creo que lo mejor será intentar un asalto nocturno. Tengo algunas ideas en cuanto a esto, que podrían servir ... 

Nikómedes esperó a que le describieran bien el terreno y las demás dudas que había planteado antes de decir sus ideas.

Dirigió su mirada a Nikomedes mientras escuchaba su respuesta. Estaba sorprendido por como el joven descendiente de lumenos se encontraba más enfocado en el tema que el resto, aún si era por motivos personales. Pero eso le bastaba.

No. No sugiero ni planeo lanzar un ataque directo, es una completa estupidez. Mis hombres han contado aproximadamente quinientos hombres del lado enemigo, quizas más. De nuestro lado somos tres cientos ochenta contando vuestras huestes junto a la mia. Como he dicho antes, no poseemos las cantidades ni la calidad necesaria para combatir a un ejercito entrenado y de tal magnitud frente a frente.

El terreno es una llanura. No es buena idea lanzar un ataque ni siquiera durante la noche. Si el ataque fuera en Pramia, sería otra historia, pues es una zona boscosa. Pero en las llanuras de Brunstrack seríamos un blanco fácil.

Tengo un Rehen noble Pulkriano en mi calabozo pero dudo realmente que sirva en nuestro favor. Uno de los De Vincenzo, hermano del hombre que nos atacó en la capital, lo dejó tirado. A pesar de que los números de este sujeto superaban a los cincuenta hombres, cuando yo apenas tenía cinco.

Sugeriría una actitud defensiva, quizás con una emboscada planeada por jinetes que vendrían desde el costado derecho. Aunque me remito mas a la idea de quedarnos aquí que salir.

Con respecto a las armas de asedio, sí. Poseo. Hace unos meses nos llegaron catapultas hechas en Lumen. Lo cierto es que son muy buenas para una actitud defensiva.  También poseemos balistas y torres vigias bien cerradas para la defensa. He de decir, que sería muy dificil que superaran los muros incluso con sus números.

Lo que hay que hacer es enfocar a todos los arqueros y ballesteros posibles en las partes superiores del muro para que se encarguen de la mayor cantidad de soldados posibles antes de soltar a la infantería.

Mi plan sería: Cuando las tropas enemigas se aproximen este hablaba mientras movía las fichas por el mapa utilizaremos las catapultas con bolas de fuego para que produzcan un mayor daño colateral. Las catapultas se encuentran afuera del castillo, en las puertas, por lo que habría que enviar soldados frente a este para que tomen dichas catapultas.

Adicional a las catapultas tendríamos a hombres que se encargarían de las balistas, encontradas en la parte superior de los muros.

Una vez que las tropas del enemigo se acerquen lo suficiente, los hombres dejarán las catapultas y se adentraran en el Castillo. Usaremos entonces a los arqueros y ballesteros para que eliminen a la mayor cantidad de hombres posibles, evitando bajas de nuestro lado.

Cuando sea el momento correcto, cuando las bajas del enemigo se hayan hecho grandes, entonces saldremos. Enviaremos a jinetes adelante para limpiar la entrada de cualquier enemigo para darle paso a la infantería a pie.

Hecho esto, lo único que queda es esperar a que nuestras tropas puedan acabar con el resto de los enemigos.

¿Están de acuerdo?

Nikómedes escucho sereno el plan de su anfitrión, con una mano sobre la barbilla y el codo sobre la mesa, sosteniendo su cabeza, y cuano Lord Harald terminó de hablar asintió y añadió:

- Es un buen plan mi señor, solamente me gustaría mencionar un par de cosas, ¿que pasaría si no atacaran? y se limitaran a quedarse en su posición realizando un asedio a medias. Sinceramente deberían estar muy confiados si pretenden tomar un castillo con 500 hombres. Pero bueno, supongamos que atacan, que subestiman nuestras fuerzas, o simplemente no han visto que hemos llegado como refuerzos; las catapultas a las afuera de las murallas serían un blanco fácil para su caballería, habría que apuntalar bastante bien el lugar y colocar buenas defensas, además de algunos soldados que impidan que ningún enemigo se les acerque; y aún así lo más seguro es que cuando los pulkrianos lleguen a las murallas las destrocen o incluso que se las lleven para usarla contra nosotros. Es por ello que considero mejor usarlas desde el interior de los muros, aunque no gocen de igual utilidad, o, establecer una línea de defensa firme delante de las mismas.

Suponiendo el caso de que ataquen, las catapultas están afuera resguardadas teniendo lanzas de madera clavadas a los alrededores. No podría pasar la caballeria sin que su caballo lo tire del lomo, o sin que el mismo caballo se clave una de estas. Solo pueden entrar hombres a pie.

No les dará tiempo, si es que su objetivo es entrar al Castillo, de tomar las catapultas y lanzarlas. Como dije, cuando ya se hayan acercado lo suficiente, los hombres de las catapultas, quienes obviamente estarán resguardados por los arqueros, ballesteros y balisteros de los muros, entraran al Castillo. Se organizaran a los hombres en las puertas y se mantendrán en posición defensiva mientras los soldados en los muros se encargan de matar a la mayor cantidad posible desde la distancia. Entonces, como dije, enviaremos a un destacamento de caballería para que desorganicen las filas enemigas. Mientras la caballería tiene distraídos a estos, enviaremos al resto de los hombres a terminar el trabajo.

 Incluso si llegaran a intentar tomar las catapultas, no les daría tiempo de moverlas y reubicarlas para cuando nuestros hombres ya esten encima de ellos para pelear.

Una vez nuestros hombres salgan, los que se quedaron adentro sellaran las puertas y tendran que hacer patrullajes por los muros para verificar que no venga otra hueste desde otro lado.

Me quede en silencio mientras escuchaba atentamente a los Lords discutir el tema de la defensa y la batalla. Analizaba con cuidado la estrategia y palabras utilizadas por estos mientras se desarrollaba el debate. Pero había algo que me intrigaba bastante. Lord Harald no había hablado en ningún momento de que papel jugaríamos en la batalla, así que antes de que el tema se cerrara y todo quedara en sorpresas escogí preguntar. Veo que lo tenéis bien planeado. ¿Qué papel jugaremos nosotros en la batalla? No habéis dicho nada referente a si vamos a estar en el frente o nos esconderemos como gallinas en el Castillo.

Dirigió su mirada Varion mientras este hablaba. Cuando terminó dirigió su mirada hacia el mapa señalando el frente.

Os necesito en el frente, si así lo deseáis. Junto con la infantería a pie. Yo no puedo participar en la batalla así que coordinaré todo desde los muros junto a los soldados con armas a distancia. Mi hijo Thorfinn liderará las tropas a pie en mi nombre junto a vosotros. El líder principal será Thorfinn, pues confío en su desempeño y liderazgo en batalla. En el flanco derecho estará Lord Nikomedes y en el flanco izquierdo Lord Varion.

Mi hijo Ivar paricipará junto a las tropas de infantería. Gunnar liderará a las tropas a caballo. Einar liderará los arqueros y coordinará todo desde el Castillo junto a mi.

Otra cosa. Estamos esperando refuerzos desde Pramia. Hace horas envié a mi mariscal para reclutar a la mayor cantidad de mercenarios y campesinos posibles para que nos ayuden. En caso de que lleguen a tiempo, emboscarán a las tropas enemigas desde atrás. Eso, claro, en el caso de que lleguen a tiempo...pero no contéis con ello.

Tras escuchar las aclaraciones hechas por Lord Harald, Nikómedes respondió:

- De acuerdo, me parece bien, y en caso de que no nos ataquen podemos esperar a que vengan los refuerzos que pedisteis y atacar entonces si les superamos en número. En cuanto a la disposición de combate, la veo correcta, pero como todo buen noble recibí una excelente instrucción como caballero, y estaría más cómodo formando parte de la carga de caballería; aunque también sé que si no me quedo junto a mis hombres, quizás les flaquee la moral. No obstante, mi hermano era muy querido entre mis tropas, por lo que estoy seguro de que todos están deseando derramar sangre pulkriana para vengar a su héroe, y no creo que la moral sea un problema.

Entonces podéis liderar la mitad de la caballería y atacar por uno de los costados, mientras mi hijo ataca por el otro. Y mientras están en eso, enviamos a las tropas a pie para que se encarguen del frente.

Lo haremos de esta forma entonces.

Thorfinn se ocupará del liderazgo de las tropas a pie. Ivar tomará el mando del flanco izquierdo de las tropas a pie y Varion se encargará del flanco derecho de las tropas a pie.

A caballo irán dos flancos, izquierdo y derecho. Nikomedes tomará el derecho mientras que Gunnar el izquierdo.

Einar liderará las defensas del Castillo junto a mi.

En caso de que los hombres pulkrianos no avancen, haremos el primer ataque utilizando las catapultas. No esperaré a que lleguen refuerzos del enemigo. Preferiría no esperar a los refuerzos, porque así como nosotros estamos recibiendo, ellos también pueden estar esperando otra hueste. Y si es del tamaño de esa, será muy complicado lograr una victoria.

De acuerdo, si nadie tiene nada más que añadir, me dispondré a informar a mis capitanes sobre el plan. Sugiero que lo mejor a partir de ahora es dejar las murallas con el mismo numero de hombres, si el enemigo percibe que hay movimientos en las mismas podría sospechar y renunciar a atacar. Si vemos que tardan, me parece perfecto hostigarles con las catapultas.

De acuerdo, muevan algunas tropas por el Castillo y aprovechen de organizarlas. Thorfin, encargate de los hombres. Gunnar, Einar, asistan a su hermano.

 Ivar, acompañame a las celdas unos minutos.

Nos encontraremos en la parte superior de los muros frontales y comenzaremos con el plan.

Me parece un plan solido. Estoy de acuerdo. No es como que dispongamos mucho tiempo para discutirlo, así que espero que podamos lograrlo con este plan. Dirigí la mirada hacia mi tio- Tio Saryl, encargate de informar a las tropas para que se reúnan conmigo en el frente de la puerta. Ahí daremos los últimos toques a la organización de la hueste.  Una vez mi tio salió, yo fui detrás de él. 

Me dirigí a la parte superior del muro frontal para observar el exterior del Castillo. Pude ver las catapultas en frente las cuales ciertamente estaba resguardadas con picos clavados en el suelo y unos pequeños muros rudimentarios que evitaban el paso apurado de tropas hacia la zona de lanzamiento de la catapulta.

Miré hacia la distancia y vi la maldita hueste -Como tocáis los cojones fue lo único que pensé. Bajé de inmediato entonces con las huestes de infantería para organizarme junto a estas.

Ivar se levantó de la silla asintiendo con la cabeza a su padre. Durante este momento, le dio una última mirada a Saryl, quien aún no había partido de la sala por las órdenes de Varion. Sin embargo, se distrajo en el momento en que su padre le palmeó la espalda y se fue detrás de este, saliendo de la habitación.

Entendido, padre. le dijo al viejo vikingo mientras este salía de la sala con Ivar. Entonces dirigió su mirada a los otros dos hermanos y les hizo una seña para que le siguieran. En la sala se encontraba también un hombre llamado Erik, no sabías quién era o cual era su papel en esa junta, pues este no dijo nada en ningún momento. Thorfinn dirigió su mirada a Erik para que este también le siguiera. 

Antes de salir del salón, justo en la puerta, este habló con los hombres que había ordenado que le acompañaran.

Einar, encargate de notificar a los hombres de las catapultas y de los muros todo lo que se trató en el salón. Gunnar, te dejo a cargo para que organices la caballería. Yo me encargaré de las tropas a pie. 

Gunnar y Einar se habían marchado a sus respectivas tareas con simplemente decir 'Entendido' a toda prisa. Tras esto dirigió su mirada a Erik y puso una mano sobre el hombro de este

Erik, encargate de poner a los sirvientes del Castillo a salvo, pero que nadie toque la campana. No es momento para ello ni quiero alarmar a las tropas enemigas. Una vez hagas esto te reúnes conmigo junto al resto de los soldados. Cuidate, incluso dentro del Castillo. Después de lo de Kennemer, lo que menos quiero es perder a un amigo.

Dicho esto, se dio la vuelta y se dirigió a toda prisa al patio principal del Castillo.

Observó detenidamente a este mientras asentía y escuchaba sus órdenes. Finalmente esbozaba una pequeña sonrisa.

No será hoy el día que me veas caer. Y confío que los dioses no permitirán que sea el tuyo tampoco, ya que grandes cosas nos aguardan y el futuro aún es largo, querido amigo.

Pone su mano sobre el hombro de este, y se retira rápidamente de escena.

Pasaron los minutos… pasaron las horas… el tiempo se hacía lento dentro del castillo y la ansiedad era un arma de doble filo que estaba haciendo que todos se volvieran impacientes y muy locos. Todos estaban preparados para cuando se diera alerta tras avistarse tropas enemigas acercándose, todos se prepararían y actuarían según lo convenido.

Así llegó a la noche, y todos descansaron en sus aposentos dentro del castillo de Brunstrack. Todos los hijos se sintieron muy incomodos con sus invitados, y más tras la discusión de Saryl con varios de sus hijos. Nikomedes seguramente tuvo el peor de sus sueños, cuando no podía dejar de lado los pensamientos por su padre que se encontraba en sus últimos minutos, y seguramente ya había perecido para esa misma noche. Harald habría tenido una pesadilla recurrente, una de tantas que iniciaría con la muerte de su hijo Ecbert; al principio, con poco significado, solo vería unos cuantos cuervos volando hacia una montaña empinada donde al final de la misma, se veía un animal gigantesco y brillante que bebía sin cesar de una catarata proveniente del mismo cielo.

En medio de la noche, cuando te decidías a descansar, se hizo realidad lo peor. Sonó la campana del castillo, y eso significa que los vigías habían logrado divisar a la lejanía que se estaba acercando el ejército enemigo. Estos traían muchas catapultas y heleopolos que se acercaban para atacar al castillo.