Partida Rol por web

El cuarto de Delderius.

- Bueno - dije entrando en mi habitación tras pasar Sval- Estos dos caballeros han tratado de matar con una pequeña turba a seis de los nuestros. Son ahora mis prisioneros, y ya veremos lo que haremos con ellos. Ahora nos contarán por qué atacaron a varios elfos oscuros, y cual es su relación con la tal Melissa - girándome a Sval para aclararle- Una norteña gladiadora que parece que esta interesada en matar a un elfo oscuro, y que estuvo hablando con nuestro Ricardo - luego miro a los norteños y sonrío con autétnica satisfaccion- Bien... esto se puede hacer rápido o lento. Yo lo prefiero lento. Vosotros no. Sin embargo... hice una promesa. Y prometo no torturaros, aun, si me contais todo lo que sabeis. Ahora*.

Hago un ligero saludo con la cabeza a Delderius y sigo mirando a los esclavos que lleva atados mientras sigo girando mis ganchos, pero cuando ya entran los guardo abruptamente en mi espalda y paso detras de Delderius, quien cierra la puerta.

Estaba intrigado y quería saber que estaba pasando.

- Vaya vaya, había oído hablar de esa tal ... Melissa, pero no pensaba que fuera por eso lares - empiezo a moverme por la habitación - , he escuchado que antes se reunía bastante con Ricardo pero le he perdido la psita.

Me paro en la pared más alejada a los prisioneros y los miro directamnete, vuelvo a sacar ese fulgar asesino de dentro de mis ojos, quería que me temieran y así, para reafirmar mi presencia me dirigía hacia ellos.

- Por lo que he oído a Delderius, él parece que no os puede torturar, pero no ha dicho nada de mí, y la verdad ... desde que estaba en casa de mi padre no he matado realmente a nadie, aquí en la arena morimos ... pero somos resucitados ... muy doloroso si ... - entorno un poco los ojos mientras me acerco a ellos - pero vivos estamos. Me gustaría volver a ver la mirada de temor en los ojos de alguien frente a su destino ... la muerte entre mis ganchos, o la tortura en este caso, ... todos los esclavos con lso que practicaba tenían esa mirada ... y la verdad que la hecho un poco de menos.

Hago una pequeña pausa para que hagan eco mis palabras en ellos y coninúo.

- Así que os recomiendo hablar, yo que yo tengo un poco menos de paciencia que Delderius

Uno de los jovenes habló. ¿Que importa? ¡Está claro que vais a matarnos a todos! Los jueces nos arrestan poco a poco. Todos los Elfos de la ciudad dicen que deben acabar con nosotros por algo que no hemos hecho. Y encima, en la taberna aquellos desgraciados empezaron a comentar como habría que matarnos como a perros. Como si no nos hicieseis ya bastante. Así que uno les dijo que se callasen, otro le insultó... y se desenvainaron las espadas. El joven les fulmina con la mirada. Y no me arrepiento en absoluto. Ojala les hubiesemos podido matar. Como vosotros nos matais. Cerdos.

Delderius miró al humano con sorpresa y luego empezó a reirse. Primero casi ocultamente, y luego con fuerza, con sorprendente fuerza incluso, hasta que las carcajadas llenaron toda la habitación. Finalmente con lágrimas en los ojos paró

- Vaya... veo que tienes valor, humano. No eras esclavo hasta esta mañana. Y no se te ha ocurrido nada mejor que tratar de matar a elfos oscuros porque te sentías insultado. Dioses... hacía tiempo que no escuchaba algo tan divertido. - miro al joven con alegría- ¿Debo entender entonces que no sabes nada de Melissa, ni de los intentos de asesinato de elfos oscuros, ni de los intentos de fuga de esclavos de la ciudad?, ¿que solo estabas enfadado por unos insultos y solo se te ocurrió tratar de matar a varios ciudadanos de esta ciudad en la que tu eras solo un invitado?

Hago un gesto a Sval para que retenga su deseo de matar, dándole al joven la ocasión de seguir explicándose

- Todavía no os he matado, así que no me tenteis. ¿en qué taberna perdisteis los nerviso? y ... qué es lo que supuestamente no habéis hecho. Y por cierto, no nombres a lso jueces cerca de mi ¿entendido?

Desenvaido rápidamente mi gancho y con la prte no cortante se la pongo a la altura del corazon, mientras sigo con mi arma presionandole me giro hacia el otro.

- Y a ti que pas que no hablas

- Sval, tranquilo. Lo de la taberna no tiene importancia. Es donde los capturé. Querían matar a seis elfos oscuros con otros trece amigos. Pero varios mercenarios humanos y yo los eliminamos sin sufrir daños y se dieron a la fuga como ratas cuando murieron la mitad. Yo capturé a estos dos mientras huían. - hago un gesto de ligero aburrimiento- Vamos, se que no quereis morir, por eso huisteis. Contadme lo que deseo saber

Vine en paz con dos compañeros de mi pueblo a comprar a la hermana de uno de ellos, legalmente y sin más intención que recuperar a un familiar. Jamás hemos oído hablar de una tal Melissa, ni de fugas, ni de nada. Pero eso no detuvo a los Jueces. Los tomaron a ambos. Y solo puedo imaginar lo que están pasando. Se detuvo un momento. Y con lo que vuestra raza ha hecho a mi pueblo, es normal que mi gente os odie.

Me encojo de hombros

- Yo no intenté mataros, niño. Ni lo he hecho a pesar de vuestros insultos. Varios miembros de tu raza conspiraron para matar a elfos ocuros, y eso ha motivado las investigaciones de los jueces. Es a ellos a los que deberías odiar, no a nosotros. Pero ya da igual. Has intentado matar a varios elfos oscuros por unos insultos, y para colmo, has fallado. ¿No te das cuenta de la estupidez que eso supone? - me quedo pensativo unos instantes- La verdad es que no habeis llegado a hacer nada malo, salvo ser estupidos. Dime, ¿cual es la pena que impone tu pueblo por el intento de asesinato?

Guardé mi arma y me retiré un poco quería dar un poco de espacio para que no se sintieran tan intimidados ... pero lo suficiente para hacerles saber lo que les combenía.

- Si hubiérais asaltado a los elfos simplenmete por los insultos, no estaríais allí con más de una docena de hombres, así que decidnos loq ue quiere saber aqui mi hermano de raza

Me estaba cansando, auqneu sabía que lo que decía Delderius era razon, no podiamos matarlos ... auqneu si dañarlos lo suficiente .. necesitabamos información

No conocía a los demás. Simplemente, su ánimo también se inflamó ante la arrogancia de vuestros hermanos.

Niego con la cabeza mirando a Sval.

- No saben nada. Tendremos que investigar sobre esto en otras fuentes - luego vuelvo a mirar al par de humanos- Muy bien. Como he dicho, me habeis divertido, y eso es de agradecer. Y os creo. Creo que no sabeis nada de todo esto. Así que vamos a hacer una cosa. Quiero que me respondais a tres preguntas: la primera es como se castiga en vuestro pueblo el intento de asesinato, la segunda es si llegasteis a liberar a la hermana de uno de los vuestros, y la tercera es si preferis que os entregue a las autoridades o preferís confiar en mi sentido de justicia. Respondedme

El intento de asesinato en mi pueblo se castiga con el exilio. Y ya que vamos a morir, nos da igual a manos de quien sea. Escupe al suelo, ante las botas de ambos. Y no, la hermana de mis amigos seguirá esclavizada por monstruos como vosotros hasta el dia que muera o la maten.

Asiento con una sonrisa.
- Ya veo... - y luego miro a mi compañero- Sval, quedate con este, no le hagas nada. Excepto si oyes pelea o problemas. Esto tiene que empezar a terminar de una vez. Si no la ciudad se nos va ir al garete. Y además, reconozco que este imbécil alocado me cae simpático. Hagamos algo distinto esta vez. Aunque solo sea porque como la situación siga degenerando no va a quedar nadie vivo en la ciudad. Recuerda, no le hagas nada, por ahora

Y dicho esto agarro por la cuerda al joven norteño hablador y salgo con el agarrado en dirección a la sala común
- Estate atento hermano. Veamos si saco algo de información de esto

Y con el cogido de la cuerda salgo al salon general

- Trabquilo, voy a sentarme en ese extremos de la pared y de ahí no me muevo, si pasa algo saldré con este otro, y sin un rasguño

Me giro hacia él y le miro muy serio.

- Espero que no hagas ninguna tonteria, esperaremos tranquilos hasta que Deldeius me diga de salir contigo

El hombre miraba con temor a todas partes. Estaba condenado. Y desesperado.

Eso le hacía peligroso.

Sereno mi voy e intento relajarme entornando los ojos.

- Tranquilizate quieres, no te voy a hacer nada, Delderius me lo ha pedido y la verda que él tiene mejor juicio que yo para algunas cosas, además ahí fuera no se ha montado ningún escandalo, por lo que tu compañero seguramente estará bien.

Abro del todo los ojos y le mirop, pero sin furia.

. Por favor tranquilizate, mis armas estan guardadas, asi que no me hagas sacarlas

El hombre retrocede ante las palabras del Elfo. Miente. Todos mienten. Siempre era así, cuando estaba capturado por los Jueces. Cuando le preguntaron todo aquello, que ni sabía ni había oído hablar de ello. Pero no se conformaban, no. Y aquellos monjes, que con solo tocarle le causaban tamañas heridas... El dolor constante...

Se acurrucó en una esquina. No podía apenas respirar. Su corazón se aceleraba...

- por cierto, para ver si te relajas un poco ... hablemos ... ¿que narices hacias tu en la refriega de la taberna? ¿ os conocíais vosotros dos?

No me muevo de mi sitio, simplemente lo miraba con curiosidad. Parecía que no podía respirar y estaba contra una esquina acurrucado, miré a mi alrededor para ver si Delderius tenía un poco de vino en su habitación para ofrecerselo.

"Si queremos que hable éste, primero se tiene que tranquilizar, asustarle serviría de muy poco"