Partida Rol por web

Elvie nota perfectamente todo lo que ocurre sobre su barrera, aunque tenga los ojos cerrados. Los rayos y el golpe del jinete consiguen que la pequeña frunza el ceño, pero decidida a mantener a sus amigos a salvo, las pequeñas alas del hada se ponen en marcha y hacen que se eleve apenas un metro del suelo. La falta de contacto con el suelo hacía que pudiera concentrarse mejor. A la vez, extiende los brazos, para intentar canalizar la energía con más facilidad e intentar reforzar la barrera. Aquellas llamas no podían tocar a sus amigos. Y no iba a permitir que lo hicieran.

[ Batalla ]

Drum no veía nada.

Simplemente, tenía delante a una enemiga.

Una enemiga que mantenía captivos a sus padres en un barco, trabajando.

El dragón lo sabía y no tuvo que hacer mucho para que lance una llamarada de fuego líquido hacia delante, justo al mismo tiempo que la mujer lanzaba hacia él una descarga. El fuego iba bastante bien acertado, pero con poca potencia, y el ataque que le habían lanzado se dirigía hacia él a gran velocidad.

Drum levantó su espada, y giró con ella alrededor de su cuerpo, formando una especie de espejo de cristal transparente que buscaría rechazar el hechizo y potenciarlo, para enviarlo nuevamente hacia la enemiga...

| RESOLUCIÓN DE TIRADAS |

Kantorias se anima a probar suerte con su hacha, atacando a un jinete que pasaba volando raso. No atinó lo suficiente como para provocarle heridas graves o mortales, pero sí le hizo un rasguño que bastó para llamar su atención y aumentar su ira descontrolada. El dragón, con una órden de su amo, lanzó una llamarada, pero colisionó contra la burbuja creada por Elvie.

Sin embargo, la energía de la pequeña hada empezaba a desgastarse. Había estado utilizando durante mucho tiempo su magia y empezó a notar las consecuencias cuando vio que sus pies regresaban al suelo a pesar de estar agitando sus alas. La burbuja desapareció y Elvie perdió resistencia. Fue en ese momento cuando el jinete que estaba atacando a Kantorias se dio cuenta de lo sucedido y en lugar de querer atacar de nuevo al enano, se encaró con la joven hada. Para evitar que el enano la defendiera, otro jinete descendió desde las alturas y lanzó una daga hacia el pecho de Kantorias. Si la daga le atravesaba, no viviría para contarlo.

El otro jinete ordenó a su dragón que lanzara una nueva llamarada hacia Elvie y, además, unos rayos rojos salieron de ambas manos del encapuchado que reía maliciosamente.

- Ya no estás protegida, renacuaja estúpida- dijo el encapuchado. Era una voz fría, escalofriante y horripilante. Haría estremecer a cualquiera.

Mientras tanto, Drum había conseguido lo que nadie. La mujer que lideraba el ejército al lado de aquel espectro, lanzó una serie de hechizos hacia el cuerpo del muchacho y éste, con su espada de hielo, creó algo parecido a un espejo en el que rebotó el hechizo e impactó contra aquella mujer. Ésta, se quedó con los ojos abiertos como platos y cayó de su dragón. Al hacerlo, la bestia desapareció. El cuerpo de la mujer cayó directamente al mar y, allí, Melpénome se ocupó de que sus soldados la descuartizaran.

- ¡Noooo! ¡Victoria!- chilló el espectro, con una voz que arrastraba las palabras. Era una voz de ultratumba, de alguien que había regresado de entre los muertos. Pero no había nada que hacer. Comprendió que su compañera de batallas había caído y era él quien debía vengar su muerte y acabar con el trabajo empezado.

| JUGADA MASTER |

La mujer que lideraba al ejército junto al espectro había caído. Al parecer, se trataba de una Victoria muy diferente a la que vieron por última vez en aquella isla. No alcanzaban a adivinar por qué ese cambio, pero no había tiempo para eso. Justo cuando el espectro se disponía a atacar, una mancha blanca apareció en el cielo, camuflándose con las nubes. Un caballo blanco alado lideraba el grupo.

Cuando la esponjosa masa blanca que formaban las nubes desaparecieron del grupo, pudo distinguirse a varios elfos montados sobre dragones blancos. Al frente de todos ellos, en el unicornio alado, iba montada Farilynn, la reina de los elfos. Su cabellera plateada ondeando con el viento emitía reflejos destellantes. Pudieron distinguir también un águila enorme, sobre la que iban montados Dana y Falathar.

Todos en la isla vitorearon al ver que llegaban refuerzos pero los encapuchados no cesaban en sus ataques contra los soldados de Miles. Los elfos comenzaron la lucha, algunos utilizando arcos desde las alturas y otros con su magia. Dana dirigió el águila hacia la isla y descendió. Comprendió que quizá el muchacho quería luchar sobre aquel animal, solo, aunque a la adivina no le gustara la idea.

- Ten cuidado, Falathar... Y mucha suerte. Te veo después- le dijo Dana, guiñándole un ojo y dedicándole una sonrisa. Golpeó suavemente el lomo del ave para que remontara el vuelo de nuevo. La adivina comenzó su lucha desde tierra firme.

Farilynn intentó ayudar a Miles, que empezaba a estar rodeado de algunos dragones. El espectro, sorprendido por la aparición de la reina de los elfos, se fue directamente hacia ella. Lanzó un hechizo y Miles logró avisarla a tiempo para que pudiera apartarse. El hechizo impactó contra un soldado de Miles, que cayó al suelo con los ojos desorbitados y dando su última bocanada de aire. El espectro y Farilynn se miraron por unos instantes... Ninguno de los dos se movía y el espectro no atacaba. ¿Estaría esperando que lo hiciera Farilynn primero?

Justo en ese momento, llegaron tres barcos. Tenían las velas negras y alzaban con sus manos las armas de las que disponían. Los tres barcos aparecieron de entre una niebla espesa que rodeaba la isla en esos momentos. No sabían cuándo se había formado, pero sospechaban que el espectro era el causante de su aparición. Los elfos habían llegado para ayudarles, pero los rebeldes ahora también tenían refuerzos.

Estaban intentando atracar en el muelle de la isla, que se encontraba a pocos metros de la batalla. Debían impedírselo si no querían perder definitivamente la batalla y sucumbir a la ira de aquel espectro. Dana se dio cuenta de que cada barco iba liderado por tres personas diferentes, que se encontraban vigilando la situación. Podía distinguirse un hombre rubio y el otro con el rostro completamente cubierto. Dana no sabía con certeza a qué raza pertenecía el segundo. En el siguiente barco había una mujer, cubierta por un abrigo blanco de piel. Se contradecía con la vestimenta del resto y su cabellera blanca asomaba por la capucha. A la espalda llevaba una lanza hecha a mano por ella. Dana tuvo un presentimiento con ella...

- ¡Vamos, atacar, que no consigan llegar hasta el muelle!- gritó Dana, avisando a todos los soldados y a los muchachos para que ayudaran. Sin embargo, los triuplantes y aquellos líderes, no contaban con que se encontraban sobre el mar y que allí ya se había instalado Melpénome con los suyos. De repente, uno de los barcos comenzó a moverse con brusquedad, haciendo caer a algunos tripulantes al mar. El espectro aprovechó la ocasión para embestir al unicornio sobre el que Farilynn iba montada y provocó que también cayeran a las aguas. Fue entonces cuando aquel espectro puso sus ojos en Falathar.

La reina de los elfos estaba magullada debido al duro golpe que se había dado con el agua. La postura con la que había caído era la responsable de ese dolor. Melpénome le ayudó a pisar tierra firme de nuevo y el unicornio hizo lo mismo utilizando sus alas. La reina miró hacia el cielo y pudo comprobar como el espectro se interesaba de repente por Falathar.

 [Batalla]

Kantorias levanto su hacha de batalla intentando detener la daga que se dirigia a su corazón consiguiendo detenerla en el último instante

La aparición de los elfos y Falathar, los barcos de velas negras, demasiadas cosas de golpe, está podría ser la última batalla de la guerra

Con ambos brazos arrogo el hacha de batalla girando hacia el jinete de dragón que le había atacado para esgrimir el martillo de herrero de su padre y con este en las manos corrió hacia Elvie para intentar proteger al hada de sus atacantes

| Cielos |

Mi grito desgarrador hizo tronar el oscuro cielo. La muerte de Victoria fué un golpe duro que solo consiguió enfurecerme más... Aunque todo cambió al ver llegar a Farilynn. El mismisimo diablo sabía que sería incapaz de matarla... Me sentía obligado a no hacerlo, así que lo unico que hice fué tirarla del unicornio, ganando tiempo y pensando que hacer... Pero de repente, sobre un águila que muy bien conocía, habia un chico castaño, de ojos tan familiares como ya era para mi el propio infierno.

Grité de nuevo, esta vez alzando los brazos y reprimiendo los sentimientos dentro de este nuevo cuerpo.

-¡¡¡HERMANO!!!.-dije a los cielos, de forma desesperada.-¡Deja de atormentarme!.-volví la mirada al joven y negué con la cabeza.

Aquella ya no era mi guerra. Prometí al vender mi alma que lucharía junto a Victoria, pero ya no estaba ella y aquella guerra no tenía nada que ver conmigo. Maldije de nuevo por la presencia de la reina de los elfos y el joven, ya que me encontraba sediento de sangre y no podía continuar.

Miré a dos jinetes que volaban en sus dragones alrededor mia, protegiendome. Me comprendieron al instante lo que quería hacer, así que desaparecí entre las nubes junto con ellos, dejando un leve rastro de polvo oscuro por el aire.

[ Batalla ]

Todo había pasado muy rápido, pero esto no era más que el comienzo de la batalla.

El espectro se había ido de aquí cuando vio que su compañera caía muerta al agua y era despedazada por las sirenas, sin embargo, Drum sentía como los demás Jinetes intentaban atacar a sus compañeros y ahora, sin un objetivo claro, iba a destruir las fuerzas que quedaban allí.

La ira y el odio recorrían su cuerpo mientras espoleaba a Rakkir para que diera media vuelta y se lanzara sobre los jinetes que estaban atacando a Elvie y al enano.

- Rakkir, ayuda al enano. - Dijo Drum al mismo tiempo que se ponía de pie sobre su montura y extraía su espada helada de la funda.

Alrededor del muchacho ciego, una tormenta de nieve comenzó a crearse.

- ¡Ahora, amigo! - Le gritó al dragón y con un gracil movimiento, saltó al vacío, hacia el enemigo que estaba queriendo matar a Elvie, mientras tanto, el dragón se dirigió hacia el otro lado, lanzando una llamadara sobre el enemigo que atacaba al enano. - Ten cuidado y no le quemes las barbas. - Gritó mientras dirigía su ataque a destrozar al enemigo que luchaba con la pequeña hada.

La risa del encapuchado que Elvie tiene delante haría estremecer a cualquiera... Y cualquiera, implica también a una pequeña hada que ahora no tiene nada delante que pueda protegerla. Hasta ahora, se había sentido segura y útil en la batalla... pero sus mayores temores habían vuelto a aparecer. Y no eran precisamente que ella misma tuviera un enemigo delante. Su mayor temor era dejar de ser útil en el campo de batalla... Y ahora que su barrera había desaparecido, ese temor se había hecho realidad.

Por el rabillo del ojo, ve como todo el mundo a su alrededor, a pesar de no tener barrera alguna que los proteja, no tiene miedo. Al contrario, atacan y se defienden con uñas y dientes. Defienden todo en lo que creen y todo lo que aman.

Esta sencilla imagen, hace que la "renacuaja estúpida" deje de retroceder dando pequeños pasitos como había hecho hasta ahora y, en cambio, y a pesar del agotamiento que había parecido desaparecer ahora que se había decidido, coja el arco que había cogido durante los entrenamientos y una de las flechas, tal como había visto hacer a Lëylin y apunte a ese encapuchado.

Pero su actuación no termina ahí... frunciendo el ceño, sin dejar de parecer del todo adorable, responde a su ataque verbal antes de disparar su flecha, sin ser consciente de que tanto Kantorias como Drum acuden en su ayuda.

¡Tú más!

| BATALLA |

De repente, todo se volvió complicado. Habían venido elfos como refuerzos, y también Farilynn junto a Dana y Falathar. Pero a cambio, habían llegado dos barcos cargados de tripulantes dispuestos a acabar con cuantas más vidas mejor. En cada barco había un líder que los controlaba. Los barcos intentaban llegar al muelle, a pesar de que ya no tenían líder alguno. Victoria había muerto y lo había celebrado con una sonrisa, orgullosa de mi hermano. Ya habría tiempo de celebrarlo más efusivamente.

Los tres nuevos líderes iban a luchar por adueñarse del puesto que antes ocupó Markwolf y que hasta hacía un par de minutos, lo ocupaba Victoria. No podíamos permitirles que llegaran hasta el muelle.

- ¡Compañeros! ¡Allí, están intentando llegar al muelle!- les grité a los que estaban a mi alrededor. Saqué una flecha del carcaj y la coloqué en mi arco. Apunté, aunque era algo difícil desde esa distancia, ya que se cruzaban muchos dragones y muchos encapuchados. Tenía que pensar en algo... Tenía que subirme al lomo de algún animal volador, pero Drum estaba muy ocupado y Falathar más de lo mismo. Tendría que intentarlo desde allí. Lancé la flecha, deseando que diera en el líder rubio que iba con el rostro descubierto.

| RESOLUCIÓN DE TIRADAS |

Kantorias hizo su aparición como un héroe. Fue el primero en acudir para ayudar a Elvie, que se había quedado sin energía para utilizar su don y estaba desprotegida. El enano bloqueó los ataques del encapuchado y lanzó su hacha, sin demasiada suerte. Lo único que consiguió fue rozarle un brazo y provocarle una herida superficial que no le impediría seguir luchando. Elvie intentó lanzar una flecha pero no consiguió más que Kantorias, sólo enfurecerle y encender su ira.
Por suerte, aparecieron Drum y Rakkir, que entre los dos consiguieron reducir al encapuchado evitando que tomara represalias contra el enano. La llamarada del dragón consiguió alcanzar al enemigo. Entre llamas y gritos de dolor, el jinete fue consumiéndose hasta que se convirtió en simples cenizas.

Lëilyn no estaba muy acertada con las flechas como lo estuvo con Victoria. Sus ataques eran prácticamente inútiles durante la batalla, probablemente se debería al nerviosismo. Sin embargo, únicamente consiguió que la flecha pasara por el lado derecho del rostro de aquel hombre, que dirigió su mirada hacia la joven, que no consiguió impedir el avance de los barcos. Éstos siguieron su recorrido, ansiosos por llegar hasta el muelle y comenzar su batalla.

| CIELO |

Me quedé tan impresionada que tardé en reaccionar. Aquel espectro no había querido atacarme, se había bloqueado, como si algo en su interior le hubiera impedido hacerlo. Fruncí el ceño y me extrañé aún más cuando gritó a los cielos, preguntándole a su hermano por qué seguía atormentándole. Giré mi rostro, intentando seguir su mirada, hasta que mis ojos se toparon con Falathar.

Entonces lo comprendí. Cuando volví a girarme, ya era demasiado tarde, se había marchado. Sin embargo, había dejado un rastro oscuro y no dudé en seguirlo. Golpeé al unicornio para que volara más rápido, intentando alcanzar a ese espectro. De repente, vi tres figuras entre las nubes.

- ¡Detente!- grité, mientras dos rayos rojos se dirigieron hacia las espaldas de los jinetes que custodiaban al espectro. De inmediato, cayeron y desaparecieron entre las nubes, al igual que sus respectivos dragones-. ¡No huyas maldito cobarde! ¡No vuelvas a huír como hiciste antaño! ¡Asume la responsabilidad de tus actos, bastardo!- grité, furiosa. Sabía quién era, sabía lo que hizo en su día, y jamás se lo había perdonado. Le tenía delante... En Volkano, durante todos aquellos años oculta allí, no había deseado más otra cosa que encontrarme con aquel desgraciado, además de encontrarme con mi hijo.

La última vez que lo vi, era desdichado, pero en esos momentos lo era aún más. Había vendido su alma al inframundo y siempre sería un espectro, para el resto de su vida, con todo lo que eso conlleva.

- ¿No te atreves a mirarme a la cara?- mi rostro temblaba de ira y las venas comenzaban a marcarse por mi frente, mientras que las lágrimas hacían su aparición-. ¡Mírame y deja de huír por una vez en tu vida, maldito traidor!-.

Shera se había quedado totalmente paralizada al contemplar el horror de la batalla. El espectro que había venido por los cielos, los incesantes ataques y ahora una flota de barcos que llegaban al muelle. Fue gracias al aviso de Lëlyn que pudo reaccionar. Sacó el arco que llevaba a la espalda y, con una flecha, apuntó en dirección a los barcos. Su compañera había errado el tiro pero ella todavía podía intentarlo...

| CIELOS |

| Conjunta entre Dis Pater y Farilynn |

Dis Pater: Mis dos escoltas cayeron con mucha facilidad, así que antes de escuchar su voz ya sabía de quién se trataba. Me puse de lado, mirandola fijamente a los ojos. Mi mirada causaba terror, pero sabía que ella ahora mismo solo sentía odio.
-No sabes nada sobre mi.-comencé a decir, con aquella voz demoníaca a la cual aún me costaba acostumbrarme.-¡No tienes derecho a llamarme cobarde!.-exclamé, haciendo que mi voz retumbase por el cielo.-¿Qué quieres hacer? Estoy frente a ti, me seguiste. Lo ocurrido no puede cambiar y creeme, si pudiera yo sería el primero en deshacer lo ocurrido. Mi mayor tormento no es estar eternamente condenado en el inframundo, no. Mi mayor tormento es saber que maté a mi propio hermano, la razón de mi ser, de mi maldad...-miré mis manos huesudas un momento.-Al vender mi alma fué como si pagase un poco de lo que hice.

Farilynn: Fruncí aún más el ceño. Estaba completamente segura de que, lo único que intentaba era engañarme. ¿De verdad pensaba que iba a creerme todo lo que estaba diciendo? ¿Acaso él no sabía a quién estaba matando cuando acabó con su vida?
- Bajo ha sido el precio que has pagado por lo que hiciste... Era lo único que tenía... ¡ERA MI VIDA!- grité, mientras mi rostro temblaba de ira-. Y tú te lo llevaste de mi lado, sin derecho alguno. No pretendas que ahora sienta compasión por ti, Jairon- le dije, mientras de mis ojos seguían saliendo millones de lágrimas. Tenía delante al asesino del que fue mi único y gran amor, el padre de mi hijo-. He estado durante años alejada del resto del mundo, sometida al calvario de no saber si mi hijo sobreviviría... No pienso dejar que salgas huyendo como hiciste antaño-.

Dis Pater: Suspiré, aunque lo que salió de mi boca fué más un gruñido.
-Markwolf lo sabía y me lo ocultó hasta el ultimo momento, Farilynn. Esa es la verdad.-me giré del todo, hasta estar de frente a ella.-Si conocieras mi historia sabrías que de haberlo sabido jamás habría cometido tal atrocidad.-luego pensé en lo ultimo que dijo.-Estaba en esta batalla porque al vender mi alma me até a ella, pero al morir ya no tengo porque luchar más, mucho menos estando tu y tu hijo.-pensar que aquel niño que ví antes era mi sobrino hacia que en lo más profundo de mi ser algo se reactivase, como un si me sintiese un poco más humano.-Si no me piensas dejar marchar, ¿qué haras?.-no la atacaría, aunque ella lo hiciese, eso lo tenía bastante claro.
 

Farilynn: Sentía mucho odio hacia él y más aún viendo su tranquilidad ante tal situación. De repente, sentí que un montón de dudas se venían a mi mente. Parte de lo que decía tenía mucho sentido, sino me atacaría sin dudarlo. Fue entonces cuando la ira empezó a disminuir.
- No voy a atacarte... Lo habría hecho hace tan solo unos segundos, pero ahora tengo otra idea mejor. Si es verdad eso que dices y ya no tienes que luchar por Victoria, lucha por nosotros- le dije, hablando ésta vez con un tono de voz algo más sosegado-. Si de verdad te arrepientes de lo que le hiciste a Walgior, compénsalo. Demuéstrame que te tuvieron engañado y protege a tu sobrino de esa gente endiablada que estaba en tu bando... Une a tu ejército de espectros con el nuestro y te recompensaré- le ofrecí, dejando de llorar por fin.

Dis Pater: Escuché con atención, bastante sorprendido, aunque tambien arrepentido. La opción que me daba para redimirme era más guerra, guerra que no tenía sentido para mi.
-Si así compensaré en mayor o menor medida lo que hice ten por seguro que lucharé a vuestro lado. Una vez terminada la guerra, gane quien gane, desapareceré. No es necesario que me recompenses, la mayor gloria que puedo tener es saber que estoy haciendo algo por mi hermano y vosotros, aunque sé que nunca será suficiente...-no podía imaginar lo bueno que era que Victoria muriese...

Farilynn: Asentí con la cabeza, en parte contenta del trato que había logrado. Serían un buen apoyo en la batalla y, con casi toda seguridad, ganaríamos la guerra. Sin Victoria no había líder fijo y los espectros eran bastante difíciles de destruír si no se tenían los medios necesarios.
- Si tú no quieres la recompensa se la daré a todos aquellos que acepten también luchar de nuestro lado... Les liberaré y dejarán de ser lo que son. Tendrán una vida y podrán tener una familia, ¿tú no quieres lo mismo?. Me parece una buena recompensa por salvar tantas vidas... Incluso podría llegar a perdonarte, con el paso del tiempo, si gracias a ti evitamos más muertes. ¿Qué me dices?- le pregunté. Sabía que mi exceso de confianza podía también echarle hacia atrás y hacer que no aceptara el trato, pero en realidad era lo que sentía. El pasado era eso, pasado, y lo que importaba era el presente. En él, Jairon y su ejército podían jugar un gran papel y evitar así que muriera más gente. Eso sí era importante.

Dis Pater: ¿Volver a ser humano? No sabía que fuese posible y me extrañó muchísimo que me lo ofreciese despues de estar haces unos minutos odiandome...
-Te contestaré cuando todo termine, si te parece.-le contesté, haciendo una leve reverencia con la cabeza, en forma de gratitud.-Si quieres puedo comenzar atacando a los recien llegados en barco, son un blanco fácil para mi.-propuse, acercandome a la reina de los elfos un poco.
 

Farilynn: Sonreí levemente, aunque en realidad estaba enormemente feliz por el trato "firmado". Nunca había imaginado que al tenerle delante pensara en otra cosa que no fuera matarle, pero las circunstancias eran diferentes. Estaban en juego muchas vidas y él podía equilibrar la balanza.
- Bien... Ellos son nuestro mayor problema ahora y acabar con ellos nos evitaría una catástrofe. Estaría bien que después de que finalice todo, nos llevases hasta el lugar donde Victoria se escondía... Me gustaría recuperar a los prisioneros que tenía allí- le dije, mientras notaba cómo se acercaba un poco. Aún era algo recelosa, pero me acerqué yo también, dándole la órden mentalmente al unicornio-. Gracias por tu ayuda, estoy segura de que Walgior también te perdonaría si pudiera verte protegiendo a su hijo...- añadí, al mismo tiempo que notaba cómo mis ojos se volvían vidriosos.

Dis Pater: Asentí a la propuesta de enseñarle el escondite de Victoria y me quedé detenido un momento al escuchar lo ultimo. Me sentí orgulloso por el trato esta vez. Deseaba con todo mi corazón que fuese así y que mi noble hermano me perdonase...
-En menos de lo que crees esta batalla habrá terminado.-al decir aquello me alejé con bastante rapidez, volviendo a la batalla y observando a mis hombres luchar contra los que ahora eran aliados. Con una rápida orden mental a todos mis soldados, dejaron de luchar con el bando de Farilynn y se fueron rápidamente hacia los dos barcos.
-¡Vosotros seguir atacando a los que vinieron con Victoria!.-exclamé a los chicos y chicas, entre ellos a Falathar.-¡Ahora estamos de vuestro bando!.-mi voz sonaba terriblemente aterradora, así que esperaba que se lo tomasen enserio.

Farilynn: Sonreí cuando noté la ráfaga de viento que vino a mi cara cuando desapareció con tanta rapidez. Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano y ordené mentalmente al unicornio que regresara a la batalla. Al escuchar las palabras de Jairon, el espectro, todos se quedaron atónitos y extrañados. Muchos esperaban, seguramente, que entre los dos hubiera tenido lugar una pequeña disputa que acabara con uno de los dos muertos.
- ¡Vamos, la victoria es nuestra! ¡Por la libertad!- grité, mientras desenfundaba mi espada y volaba raso, atacando a encapuchados y tripulantes de los barcos recién llegados. Dirigí una fugaz mirada hacia Falathar, asegurándome de que estaba sano y salvo. Vi en él el mismo espíritu luchador de Walgior y una oleada de orgullo recorrió todo mi cuerpo.
"Ten cuidado, por favor...", aquellas palabras resonarían en la mente de Falathar.

| ISLA |

Sonreí a Farilynn cuando regresó, y lo hizo con aquel espectro luchando de nuestro lado. De inmediato, su ejército dejó de luchar contra nosotros para intentar hundir los barcos que ya estaban llegando al muelle. Con ellos, la victoria sería nuestra, sin lugar a dudas. Llena de felicidad y con el sabor de la victoria ya rozando mis labios, volví a coger el arco y una flecha, apuntando de nuevo al líder que había sido mi objetivo en el primer tiro. Shera también lo intentaba con flechas.

| RESOLUCIÓN DE TIRADAS |

La cosa ya parecía estar más equilibrada hacia el lado del bien. Victoria había caido y ahora Dis Pater, el que antaño fuera llamado Jairon, luchaba al lado de Farilynn y los suyos.

Shera y Lëilyn, animadas por los últimos acontecimientos, probaron suerte con la puntería de sus flechas. Las dos se dirigieron hacia el cuerpo del líder con melena dorada cuyo rostro estaba al descubierto. Ambas impactaron contra su cuello, produciéndole heridas mortales. Desde la distancia, pudieron ver como poco a poco se iba desangrando, hasta que cayó al suelo de la cubierta inconsciente, respirando sus últimas bocanadas de aire.

Sin embargo, el barco no detuvo su rumbo. Habían eliminado a uno de los dirigentes de las tropas, pero el control del barco había pasado a uno de los tripulantes, designado como general.

Los barcos llegaron al muelle, sin que nadie pudiera evitarlo, y las tropas llegaron a suelo firme. Fue entonces cuando empezó la verdadera batalla campal.

[Batalla]

Los acontecimientos se sucedian de una forma mareante, era dificil saber exactamente que estaba pasando, pero lo que estaba claro era que los enemigos eran los de los barcos

-Elvie, mejor quédate en la retaguardia si tu poder se a agotado, nosotros te cubriremos-

Sin dudarlo mas Kantorias se va a la carrera hacia los muelles y en cuanto encuentra al primer enemigo en su camino salta a por el golpeando con su martillo

Shera sonrie al ver como su flecha y la de Lëylin impactan en el capitán de uno de los barcos, pero su alegría rápidamente se torna en preocupación cuando los barcos siguen su rumbo y toman tierra firme. Venga chicos, que no decaiga el ánimo. ¡Podemos con ellos!

Acto seguido cogió otra flecha y apuntó a uno de los muchos enemigos que acababan de desembarcar.

| RESOLUCIÓN DE TIRADAS |

Tanto Kantorias como Shera, dieron en el blanco. El enano blandió en el aire su martillo, golpeándole en la cabeza a uno de los tripulantes que acababan de desembarcar. El cráneo emitió un crujido bajo el arma del enano que podía provocar náuseas a las personas sensibles. La sangre comenzó a derramarse y los sesos comenzaron a emerger de la cabeza del tripulante muerto.

Shera había probado fortuna nuevamente con su arco y, una vez más, dio en el objetivo. Otro de los tripulantes que acababan de salir del barco recién atracado, corría blandiendo una espada en el aire y emitiendo un grito de guerra, pero Shera consiguió impedir que avanzara más y se derrumbó en el suelo, con la flecha clavada en la cabeza.

Sin embargo, aquellas acciones les podían costar su propia vida. El único líder hombre que quedaba de los barcos, cogió su estandarte y de él comenzaron a emerger rayos negros y rojos, en dirección a Shera, Kantorias y Lëilyn. Si no lograban defenderse morirían en el acto.

[Batalla]

Kantorias sonrió al ver a su enemigo caer, pero se le paso enseguida al ver los rayos abrasadores que se dirigían hacia el

"es que nunca puede haber una pelea limpia"

Tan rápido como pudo salto a un lado rodando sobre si mismo intentando evitar el rayo

[ Batalla ]

¿Es qué no piensan dejar de salir?

Drum ya no tenía muchas ganas de continuar con la batalla.

Todo estaba completamente trastocado.

Los malos se pasaban de un bando al otro mientras que los generales enemigos iban siendo relevados a medida que caían.

Voló por encima del barco, lanzando espinas de hielo a cuanto enemigo sentía por allí, intentando concentrarse en buscar a sus padres.

Era lo único que quería, lo demás, le daba absolutamente igual

Sin embargo, sus sentidos también estaban con sus amigos, sintiendo si necesitaban ayuda de algún tipo.