Partida Rol por web

Relatos Anarquistas - V5

01. OKUPAS

Cargando editor
20/05/2022, 03:04
Narrador

 

Buenos Aires, 9 de Agosto del 2001.

21:17 Hs.

 

Una nueva noche fría en la ciudad de la furia.

Viajás a gran velocidad en un Peugeot 206 azul con variedad de modificaciones. Las que más se hacen sentir son el motor de competición, que lo hace volar por las calles con un rugido infernal, y la otra un sistema de sonido envolvente que también hace volar, pero tímpanos de pasajeros. Sobre todo porque la conductora, Dolores, parece tener fijada con pegamento la perilla del volumen al máximo. Sabés que no es una persona muy conversadora, así  que tal vez esa sea su forma de ocupar el silencio incómodo.



 

Van camino al barrio de Balvanera, en donde "El Mandinga" Sandoval acaba de adquirir varias  manzanas de territorio para su causa personal. El anterior barón ejercía un poder cada vez más tenue y la venía pasando muy mal en las últimas semanas, porque la zona está cerca del corazón de la ciudad, y ahí se concentra todo el poderío de la Camarilla. Hasta hace poco, eso no era un gran inconveniente, pero desde la llegada del nuevo Príncipe las cosas dieron un vuelco para peor. Ahora a ellos se los ve mejor organizados y más implacables que nunca, y está claro que planean recuperarse pronto del desastre del año 2000. 

¿Y cuál es tu parte en todo ese lío? Sacar la basura, como lo venís haciendo desde que Ferro te convirtió.

Esta noche te toca limpiar un edificio viejo. Como en muchos otros lugares de la zona, hace alrededor de un mes se instaló ahí un grupo de sangre débiles, aprovechándose de la impotencia del antiguo barón para aplicar su ley. Conociendo eso, Sandoval despachó a varios de sus agentes a Balvanera, con una misión bien clara: Desalojar todos los edificios que estén usurpados. El método empleado queda a discreción de cada uno, pero el resultado tiene que ser el mismo. Sandoval es un hombre de poca paciencia y menos tolerancia.

De un momento a otro, el auto se detiene y los seguros de las puertas se destraban. Dolores baja el volumen de la música y te habla sin girarse, a través del espejo retrovisor.

 

Cargando editor
22/05/2022, 00:24
Dolores

 

Es acá —dice con evidente desgano, sin apagar el motor. Su parte del trabajo ya está cumplida, y no parece muy entusiasta por mover un dedo de más. Antes de continuar, busca algo en su sofisticado bolso de cuero negro, que combina bien con el resto de su cuidada estética futurista y oscura. Se podría decir que su aspecto es digno de un personaje de aquella película tan famosa que quizás hayas visto en el 99, The Matrix.

—Tomá, por si tenés algo importante que avisar.

Te arroja un celular o teléfono móvil, un Nokia modelo 3310. Te suelen dar uno nuevo para cada trabajo importante. Si las cosas se complican y te ves obligado a usarlo bajo "fuego", lo habitual luego es destruirlo para que el enemigo no siga tu rastro y atraigas atención a tu banda. Del tema telecomunicaciones no sabés mucho, pero de momento no has vivido una situación que requiriera deshacerte de tu dispositivo.

Afuera te esperan las frías y húmedas calles de Balvanera. Anda poca gente caminando a estas horas, sobre todo por la mezcla de llovizna y neblina tan insoportable que está cayendo. Si pasan otros vehículos a cada rato, estás en la capital después de todo. También por algún lado andará tu gato Inco (a quien Dolores denegó pasaje), aunque va a tardar bastante en alcanzarte. Pero sabés que te va a encontrar, siempre lo hace.

 

Cargando editor
22/05/2022, 01:41
Narrador

 

En contraste a tus habituales visitas a rincones de mala muerte de la ciudad, el edificio que te toca limpiar esta noche es un gran cambio. La Confitería del Molino es un sitio histórico de la ciudad, de la corriente Art nouveau. Construido a principios del siglo pasado, funcionó como pastelería, bar y restaurante. Cerró definitivamente como negocio hace un par de años. Y desde entonces varios cainitas se han disputado su posesión. Tras la guerra contra el Sabbat, un nutrido grupo Sangre débil ocupó sin permiso la propiedad, y el anterior barón no pudo echarlos, tan débil era ya su influencia en los últimos tiempos.

Sandoval tiene otros planes para la confitería, y te ha encargado a vos la primera fase. Según te comentaron en noches previas, los usurpadores son al menos media docena de cainitas, aunque se ha visto entrar y salir del recinto a muchos mortales, durante las horas del día y en las noches. El líder de la banda es un tal Ezequiel Urrutia, también conocido como "El Larva". Vienen usando el lugar como antro privado para fiestas en las que circulan todo tipo de drogas, por lo que es de esperar que el interior sea un verdadero desastre.

Pero de eso ya se encargará la gente de la limpieza mundana.

A vos te toca ahora deshacerte de los vampiros, por las buenas o por las malas.

 

Cargando editor
22/05/2022, 19:19
Pascual Galindo

Pascual miró a la conductora como para decirle algo, pero Dolores no era una chica habladora ni mucho menos, ya lo sabía. El volumen de la música estaba muy alto, incluso para los estándares humanos, los vampiros eran un poco más sensibles y aquello era como una pequeña tortura, pero también un mensaje: Si me dejas en paz solo tendrás que escuchar esta música.

Me pregunto qué pasaría si un día le traigo un cd de Gardel.

Pascual contuvo la risa y volvió a mirar a la conductora, era guapa, pero desde que se había convertido en vampiro había dejado de pensar en ese tipo de cosas con todas las preocupaciones que se le habían venido encima. Además... ¿Cuantos años tenía Dolores? Podía ser que fuera más vieja que su abuela por lo que ya sabía de los vampiros, a veces esos pensamientos le perturbaban. Se intentó acomodar en el asiento, aunque eran de estilo deportivo y cómodos no eran, pero al menos agarraban bastante bien en las maniobras arriesgadas y Dolores era experta en ese tipo de cosas, por eso estaba allí. El coche frenó y la música bajó un poco, no le hizo falta más para saber que habían llegado, aunque agradeció las escuetas palabras de su chófer mientras recogía el terminal.

-Gracias. -Miró el teléfono y sonrió.- ¿Pretendés que si hay problema lo use como arma?

Era tan solo una broma, ella era una mandada como él, pero aquellos teléfonos habían sido famosos por su resistencia, así que podría arrojarlo contra alguien y estar seguro que al teléfono no le pasaría nada. Salió del coche e hizo un ligero saludo de despedida a Dolores mientras se alejaba, no era la más simpática o simplemente no se fiaba, no podía reprochárselo, el mundo de los vampiros era complicado, pero sabía que podía fiarse de ella como conductora. Ahora le tocaba a él cumplir con su parte. Miró a su alrededor, la noche era fría y estaba tranquila, aunque parecía que la ciudad nunca dormía, en la capital siempre había gente a casi cualquier hora. Se paró un momento delante del escaparate de la confitería imaginándose como sería aquello cuando estaba en funcionamiento, por lo que sabía era una de las más famosas de la ciudad y ahora... No tenía tiempo para eso, se acercó a la entrada para comprobar si estaba abierta y podía acceder al interior. Intentaría hablar con Ezequiel Urrutia, el líder e "invitarlo" a marcharse por las buenas, esperaba que "El Larva" atendiera a razones al saber que iba de parte de Sandoval, y si no lo hacía, él y sus hombres se arrepentirían, no creía que fueran tan necios.

¿Donde estará Inco? Me vendrían bien otro par de ojos.

Pero a la velocidad que habían venido seguro que aún tardaba en llegar así que tendría que empezar sin él, aquello quizás no le llevara mucho tiempo, al menos si las "negociaciones" iban bien, si no... Tocó el teléfono en su bolsillo, nunca lo había tenido que utilizar y esperaba que aquella noche no fuera la primera vez. Por muy sangre débil que fueran si eran demasiados podrían ponerle en apuros, la guerra todavía seguía, aunque aquella era diferente, era una guerra por el poder en Buenos Aires.

Cargando editor
24/05/2022, 02:09
Narrador

 

El 2001 viene siendo un año de gran agitación para el país, y sobre todo en la ciudad. Un gobierno débil, combinado con el inminente default financiero, el crecimiento de la pobreza, el desempleo y la criminalidad. Las protestas y saqueos son cada vez más frecuentes y violentas, y la confitería parece no haberse salvado de algo de eso. Corren semanas de furia y desesperación. Y cada día y noche que pasan todo se vuelve peor.


Buenos Aires, diciembre de 2001.


El primer signo de abandono y vandalismo que ves al acercarte al edificio son las vidrieras y ventanas tapiadas con tablas y clavos. La puerta doble vidriada de la entrada también parece haber recibido el mismo tratamiento, convirtiendo prácticamente todo el frente en una muralla de madera de aglomerado, con una pequeña e improvisada puerta que es la única abertura que da a la calle, y por la que tenés que agacharte para entrar.



Una vez adentro, la escena que ves es cuanto menos penosa. El salón principal parece haber sido víctima de uno o varios tornados, por la destrucción que se ve ni bien levantás la mirada. No hay nada a simple vista en esta planta que no esté roto en mayor o menor medida. Y aún así, lo que más impresiona es el hedor nauseabundo que flota en el aire espeso, mezcla de sudor, humo de cigarrillo, orina, vómito y otros fluidos corporales.

Hay personas también, unas cuatro en total, aunque ninguna parece percatarse de tu presencia. Tres de ellos queman maderas y plásticos en un barril de metal oxidado para calentarse, y el humo tóxico termina nublando todo el ambiente. Mientras tanto, van pasándose una especie de pipa casera y fumando de ella alguna droga de dudosa calidad. Con tus conocimientos de la calle, suponés que se trata de paco.

La cuarta persona está tendida a los pies de la escalera que lleva al segundo piso. Respira con dificultad, mientras de su boca va salivando como un perro que espera su golosina preferida. Sus ojos están entrecerrados, y no parece que vaya a levantarse por un rato, ni aunque lo usaras de escalón pasándole por encima con saña.

 

Cargando editor
24/05/2022, 18:45
Pascual Galindo

Aquel lugar parecía un triste reflejo de la realidad que estaban viviendo en su país, el que otrora había sido símbolo del progreso y la opulencia ahora parecía una escombrera olvidada por todos. No podía negar que aquel ambiente les había servido durante la guerra y también después para que algunas de sus actividades hubieran pasado más fácilmente desapercibidas, pero aún así era triste.
Paseó por la fachada llena de maderas y clavos hasta la puerta y se agachó un poco para poder acceder al interior. La imagen no era mucho mejor allí y por si la vista no fuera suficiente el olor y el ambiente podían provocar arcadas, aunque como vampiro no tenía ese problema, tan solo soportar aquella podredumbre que parecía presente en cada rincón de la confitería. Allí la decadencia humana se hacía patente y se alegraba de que Sandoval se quisiera hacer cargo de aquel antro.

No puede convertirlo en algo peor.

Echó un vistazo a las personas que había por allí, ninguna parecía peligrosa, ni siquiera parecieron prestarle mucha atención, lo que le alegraba. No tenía intención de acercarse a ellas pues estaba claro que ninguno era lo que buscaba y además prefería mantenerse alejado del fuego, quizás sirviera para iluminar aquella estancia, aunque había cosas que mejor hubieran quedado ocultas. Sintió cierta pena por aquellos toxicómanos, incluso se lo pensaría dos veces antes de alimentarse de uno de ellos. El que estaba en la escalera parecía que había consumido ya demasiado Paco como para estar consciente, le dio un par de inofensivos golpes con la punta de su bota para comprobar que estaba totalmente ido y después intentó subir por las escaleras sin pisarlo, seguramente los sangre débil estarían en alguno de los pisos superiores.

Cargando editor
26/05/2022, 05:41
Narrador

 

Las escaleras espiraladas te llevan hacia lo que años atrás era un suntuoso salón de eventos. Incontables figuras de la política y el espectáculo porteño se habrán dado cita alguna vez bajo este mismo techo durante los últimos 80 años. Pero ahora solo ves frente a vos un puñado de personas desesperadas, y sin más ambición evidente que la de sobrevivir a otra cruda noche de invierno.

Un recuento rápido de cabezas te hace estimar que por lo menos hay unos veinte individuos esparcidos erráticamente por la sala. Se juntan por lo general en grupos de tres o cuatro, mientras charlan  distendidos algunos, otros se distraen escuchando una radio portátil y jugando a las cartas en el piso, donde también un par intenta dormir, tapados por harapos y periódicos de pies a cabeza.



A diferencia de los drogadictos de la plata baja, más de uno acá levanta la vista cuando terminás tu ascenso por la escalera, y el rumor de sus conversaciones  de repente se vuelve más calmo. Aún así, ninguno se molesta en acercarse a vos, aunque si dos de ellos parecen discutir acaloradamente por unos segundos, y luego uno sale a paso ligero y claramente molesto, perdiéndose de vista al atravesar la puerta del fondo a la izquierda.

Lo que sigue son momentos de murmullos incómodos que distorsionan tu percepción del tiempo. Pero, tras lo que parece como una hora de incertidumbre, un hombre calvo de mediana edad emerge por la misma puerta por la que se había ido el vagabundo furioso. Se dirige a vos ni bien te divisa en el salón.

 

Cargando editor
26/05/2022, 07:31
El Bocha

El sujeto se detiene a medio metro de donde estás. Es corpulento y va vestido con ropa sencilla pero más aseada que la del resto de los presentes. Te analiza de arriba abajo con la mirada antes de hablar, probablemente sacando la misma conclusión que vos en base a tu apariencia.

Ni uno ni otro encajan mucho con el ambiente.

¿Andás perdido, pibe? —pregunta con una pizca de sarcasmo en su vozarrón grave.

En tanto, otras personas en el salón se van acercando para curiosear. 

- Tiradas (1)

Motivo: Astucia + Callejeo , Dif. 2

Dificultad: 6

Tirada (5 dados): 2, 8, 7, 3, 10

Éxitos: 3

Notas de juego

Podés hacer una tirada de Astucia + Callejeo, Dificultad 2 (hacen falta al menos 2 dados que resulten en un 6 o más) para tener una mejor idea de cuántos posibles "combatientes" hay entre la turba. 

Dejo un ejemplo de tirada, en mi caso saqué 8, 7 y 10, así que hubiera pasado la prueba.

Alternativamente, con un sólo éxito en la tirada, se puede acceder a "tener éxito a un precio". Pasás la prueba a cambio de recibir daño físico o mental, o perder algún objeto personal, quedar expuesto o dar alguna otra ventaja, etc. Depende de cada situación y queda a discreción del Narrador.

Cargando editor
26/05/2022, 12:59
Pascual Galindo

Pascual miró a su alrededor y analizó la sala, así como el número de gente que estaba allí reunida y su posición. Durante la guerra se había acostumbrado a analizar todos esos detalles que cuando era humano carecían de importancia, pero ahora todo podía ser un campo de batalla y cualquiera un enemigo potencialmente mortal. A diferecia de los de abajo la mayoría parecían en buenas condiciones.

Quizás son parte de la banda.

Estaba claro que su presencia sí había llamado la atención allí y quizás también su aspecto, no encajaba con el entorno, lo que era gracioso porque aquella sala habría acogido hacía años a la alta sociedad y ahora... Se quedó tranquilo observando hasta que un hombre calvo se acercó y con él el resto también comenzó a hacerlo. Pascual se puso tenso y se preparó para un posible ataque, aunque le alivió saber que, al menos e momento solo tendría que hablar. Se consideraba un soldado, pero no un asesino despiadado y toda su vida la violencia del boxeo había tenido sentido en los combates, no para usarla en la calle a las primeras de cambio. Se quedó mirando al hombre antes de contestar, era el primer filtro y no le extrañaba que tal y como estaban las cosas aquella gente fuera prudente.

-Busco al "Larva", quiero hablar con él.

Durante un momento dudó entre usar su apodo o su nombre, pero quizás ellos ni conocían como se llamaba, sin embargo si estaban en su edificio seguro que el mote les decía algo. Esperó a ver la reacción y si lo dejaban pasar sin más o tendría que recurrir a explicar de parte de quien venía, lo había dejado para el propio jefe de la banda pero tampoco tenía porqué ser un secreto y el nombre de Sandoval abría muchas puertas en esa parte de la ciudad. También cabía la posibilidad de que no quisieran ser molestados y que tuviera que abrirse camino por la fuerza, estaba listo para la acción si era necesario.

- Tiradas (1)

Motivo: Astucia + Callejeo

Dificultad: 2

Tirada (4 dados): 6, 10, 4, 1

Éxitos: 2

Notas de juego

Ahhh lo puse mal, ahora lo entiendo!! La dificultad siempre es 6 no? Lo otro son los dados que se necesitan para pasar la tirada... XD ¿Los 10 o los 1 hacen algo en este sistema?

Cargando editor
30/05/2022, 05:30
La Bestia Azulada

 

Por un momento, lográs abstraerte de tantos cuerpos moviéndose a tu alrededor. Tus instintos parecen desdibujar a toda la escena, salvo por el sujeto que te habla y tres figuras a sus espaldas.

Acá sólo importa el calvo. Tiene jerarquía. Hay tres hombres en esta sala que coordinan sus movimientos con él. El resto son sólo espectadores, quieren ver lío para pasar el rato.

Tan rápido como ese pensamiento cruza tu mente, el mundo retorna a su estado habitual.

 

Notas de juego

Astucia + Callejeo (Dificultad 2) = Éxito.

En tu caso, sacaste 6, 10, 4, 1. (El 1 es tu dado de Ansía, ya que el Ansia nunca baja de 1, salvo que mates a tu víctima al alimentarte y le quites hasta la última gota de sangre)

Si no hubieras tenido esos 2 éxitos (6,10), el 1 hubiera convertido tu tirada en un Fallo Bestial. Tu Bestia se hubiera manifestado de alguna forma, para empeorar la situación.

Si la dificultad hubiera sido 3 éxitos en lugar de 2, lo mismo, fallo bestial.

Aunque para evitar eso, podrías haber gastado un punto de Fuerza de voluntad, para volver a tirar hasta 3 dados. No se pueden volver a tirar dados de Ansia con este método.

Cargando editor
30/05/2022, 07:02
El Bocha

Tu respuesta descoloca al hombre por un momento. Pero se recompone rápido y mira de reojo sobre sus hombros. Entre la muchedumbre que ya se termina de reunir alrededor, los tres lacayos que identificaste van adelantándose de a poco. No llegás a distinguir qué armas tienen, pero su lenguaje corporal delata cierta ansiedad. Uno se acomoda demasiado el cinturón de los jeans, otro revuelve con cuidado un bolsillo de su chaqueta, y el tercero no para de mirar nervioso a su pelado líder...

Van a pelear, si reciben la orden.

¿Buscás al Larva? —pregunta volviendo su atención —¿Y quién sos vos?

En tanto, los murmullos aumentan en cantidad y magnitud.

Cargando editor
30/05/2022, 18:15
Pascual Galindo

Sintió ese pensamiento en su cabeza y de inmediato asimiló toda la información. Miró al calvo e identificó de inmediato a los tres tipos y sus coordinados y particulares movimientos. No pretendía llegar a la violencia si no era necesario pero debía estar preparado y saber a lo que se enfrentaba, probablemente en caso de problemas todos menos esos cuatros saldrían corriendo y podía ignorarlos y concentrarse en las verdaderas amenazas. El calvo pareció soprrenderse por su petición pero de momento la curiosidad se imponía y siguió preguntando.

-Me conocen como La Topadora y vengo solo a traer un mensaje. -Respondió tranquilo y sabiendo que aquello probablemente no les diría mucho.- Me manda el Señor Sandoval. -Aquello si que debería ser más que suficiente para dejar clara la autoridad a la que representaba.- ¿Podés llevarme con El Larva? No tengo toda la noche y mi jefe querrá saber la respuesta.

A ser posible quería terminar con aquel asunto lo antes posible, no debería ser difícil. ¿Quien en su sano juicio iba a oponerse al Mandinga? En cualquier caso prefería tratar el asunto con el jefe y no tener que hablar con toda aquella gente. Se quedó en espera de una respuesta sin descartar que aquellos tipos estuvieran locos de atar y no atendieran a razones.

Cargando editor
02/06/2022, 08:58
El Bocha

El capataz calvo y sus lacayos no parecieron muy impresionados cuando mencionaste tu alias. Se escucharon si algunas carcajadas y murmullos socarrones  entre el resto de okupas en el recinto, pero duraron poco. Ni bien el apellido "Sandoval" salió de tu boca, se hizo como un vacío de silencio y asombro en el salón.

Ah, ya me parecía que se estaban tardando en aparecer los hombres del Mandinga —dijo en tono fastidiado—. Esperá acá un minuto, pibe. Voy a hacer un par de consultas.

Tras decir eso, el hombre se abre paso entre la turba y los perdés de vista. Quedás  en una posición bastante incómoda por lo que estás seguro que es mucho más que "un minuto". Salvo los tres peones que se quedan vigilándote, el resto de los presentes comienza a alejarse y volver a sus posiciones. Lográs escuchar la palabra "Mandinga" repetida  entre la gente que se va. Está claro que cuanto menos conocen el nombre, y prefieren mantenerse al margen. 

El tiempo transcurre dolorasamente lento mientras esperás con tres pares de ojos que no se despegan de encima tuyo. Al final, el mandamás reaparece con una sonrisa irónica en el rostro y te vuelve a hablar:

Vía libre, pibe. Seguime.

Al girarse para desandar su camino, hace una seña con la cabeza a sus esbirros y ellos lo acompañan también.

Cargando editor
03/06/2022, 18:16
Pascual Galindo
Sólo para el director

No se sorprendió cuando no reaccionaron a su apodo, al fin y al cabo llevaba poco en la ciudad y también como vampiro, además durante la guerra la mayoría que habían tenido el gusto de conocerlo estaban muertos, aunque con Sandoval y sus hombres si se había ganado un poco de respeto, por eso estaba aquí esa noche. El nombre de su jefe si que fue reconocido de inmediato e hizo que el hombre calvo tuviera que irse de nuevo. Ni siquiera hizo comentarios sobre lo que había dicho.

Si estás ocupando el territorio de una banda, tarde o temprano te los acabas cruzando.

Suponía que en algún momento mientras Sandoval iban medrando tras la guerra y afianzando y ampliando sus territorios aquellos tipos se habían planteado que algo así pasaría o quizás esperaban un ataque que los sacara fuera de allí directamente, no podían anteponerse a alguien como el Mandinga a no ser que otro barón los respaldara, cosa muy poco probable. Se quedó allí de pie con los tres esbirros, los únicos que no se habían movido pues el resto habían regresado a sus asuntos una vez que parecía que no habría ninguna trifulca, aunque Pascual siguió alerta e incómodo por la situación. El regreso del calvo se le hizo eterno y su respuesta era la esperada.

-Te sigo.

Por supuesto los otros tres tipos lo siguieron escoltando. Suponía que el Larva quería escuchar el mensaje, aunque seguramente no le gustaría. El problema era lo que pasaría después. Si decidían pagarla con el mensajero podría tener problemas, aún no sabía cuantos más tipos había en el edificio pero estaba claro que lo superaban en número. En pequeños grupos y tomados por sorpresa quizás podía acabar con todos, pero no en una lucha contra varios así que esperaba que el tipo fuera razonable, si no tendría un buen combate esa noche, quizás el último. Por prudencia iba atento al camino que recorrían intentado encontrar rutas de escape y notando si el calvo o los otros tres hacían algún movimiento extraño.

Cargando editor
06/06/2022, 05:37
Narrador

Tus escoltas te conducen fuera del salón, girando a la izquierda y caminando unos metros más hasta llegar frente a un antiguo ascensor, cuya cabina se abre y cierra mediante una chirriante reja corrediza, que en alguna época debió ser de un verde marino muy elegante, pero ahora está recubierta mayormente por una capa de óxido marrón añejo. El capataz es quien primero entra, y dos de sus hombres esperan a que hagas lo propio antes de sumarse. El tercer individuo se queda en el piso, tras recibir la orden de vigilarlo.

Una vez dentro, el descenso es todo menos delicado. Los cables y engranajes antiguos apenas parecen capaces de hacer mover la pesada jaula de metal, mientras rechinan y se bambolean de una manera inquietante. Ninguno de tus tres acompañantes parece inmutarse ante semejante estruendo, aunque es de suponer que eso es más producto de la costumbre que de cierta fe en la seguridad de la maquinaria. Como sea, para fortuna de todos el trayecto es corto y la tortura termina rápido al llegar al primer subsuelo del edificio.

Se da un contraste muy grande al salir del reducido ascensor y ver la amplia cámara que originalmente fuera la zona de elaboración de la confitería. El sitio parece tener algún uso nuevo, porque está casi despejado por completo y bastante bien iluminado. En cada esquina cerca del techo, hay altavoces de estilo vintage de madera reciclada, apoyados sobre estantes que van atornillados a la pared. 

No tenés tiempo para analizar más detalles que esos, ya que el calvo y sus hombres te conducen rápidamente hacia unas escaleras de concreto que descienden al segundo subsuelo, más pequeño que el superior, y al que acceden tras golpear la puerta de hierro que bloquea el paso. Una voz del otro lado los autoriza a pasar, y es así que finalmente llegan a lo parece ser el cuartel general de Ezequiel Urrutia, alias El Larva.

Cargando editor
07/06/2022, 09:00
Ezequiel Urrutia

Nadie sale a recibirlos al entrar en el segundo subsuelo. El lugar es poco más que un sarcófago rectangular de cemento con escasa iluminación. Muebles tampoco hay, salvo al fondo del recinto, donde ves un escritorio de oficina sencillo y una única silla. Se puede ver  sentado sobre ella a un individuo que aparenta no más de 20 inviernos, delgado y con el cabello teñido de un amarillo chocante. Va vestido de ropa casual: zapatillas de trekking, pantalones tipo cargo y una camisa escocesa. Ignora deliberadamente tu llegada, mientras escribe hasta último momento algo en su ordenador portátil. Finalmente, no le queda más opción que levantar la mirada cansada y buscar la tuya antes de pronunciarse:

¿Así que vos venís de parte del Mandinga? —pregunta en tono contrariado, antes de volver su atención a la pantalla del ordenador y retomar su tarea—. ¿Cómo te llamás?

No te da tiempo a responder, porque enseguida dispara:

Mirá, te la voy a hacer corta: No podés haber caído en un peor momento, así que decime rápido qué quiere ese viejo de mierda. Tengo exactamente 5 minutos para esta reunión.

Mientras escucha tus razones, él continúa tecleando a una velocidad más digna de un autómata que de una persona de carne y hueso. Sobre su espartano escritorio, un reloj digital marca las 21:39.

Cargando editor
07/06/2022, 19:49
Pascual Galindo
Sólo para el director

Entró en el ascensor mientras observaba el mal estado del mismo, en aquel edificio el tiempo no había sido amable con las cosas y sus actuales inquilinos no parecían preocuparse tampoco.  Como esperaba los otros le siguieron, excepto uno que se quedó de guardia. Iba perfectamente escoltado aunque le pareció algo normal ya que ni lo conocían y no sabían qué intenciones tenía. Pronto dejó de preocuparse por sus acompañantes y comenzó a hacerlo por el ascensor en si mismo, parecía un milagro que aún funcionara y no dudaba que en cualquier momento dejara de hacerlo.  Por supuesto intentó mostrarse tranquilo, aún más cuando los otros tipos no parecían impresionados por lo que pasaba con el ascensor.

No me extrañaría que en breve tengan que usar las escaleras.

Probablemente una caída así no lo mataría pero si lo dejaría bastante machacado, aunque por fortuna no tuvo ocasión de comprobarlo ya que la caja llegó al segundo piso. Observó la nueva zona a la que entraba intentando imaginarse como habría sido originalmente, seguramente aquel lugar había estado lleno de hornos, mesas de trabajo, cámaras frigoríficas y todo tipo de materias primas para hacer dulces. Ahora sin embargo la habían despejado y lo único que llamaba la atención eran los altavoces de las esquinas.  ¿Celebrarían algún tipo de fiesta allí? No era el edificio más agradable ni seguro, pero a veces en la noche valía todo. Sin tiempo para más siguió caminando junto a sus acompañantes y bajó las escaleras sin echar de menos el ascensor y pensando que debían estar accediendo a una zona a una altura similar que la Confitería pero a la que solo se accedía por allí, eso o habían estado dando un rodeo. Como fuera pronto estuvo frente al Larva y lo observó con curiosidad, podría pasar por un tipo completamente normal si no fuera la velocidad con la que escribía en el portátil. Esperó en silencio a ser atendido y después escuchó con atención las preguntas, aunque antes de que pudiera responderlas el chico siguió hablando. Desde luego si tenía una mala noche estaba seguro que no iba a mejorar después de lo que iba a decirle. Pasó por alto el insulto a Mandinga, probablemente dicho más para hacerse valer entre los suyos que porque se atreviera a decírselo a la cara.

-Buenas noches Señor Urrutia. -Había aprendido a ser respetuoso ya desde pequeño, pero en el mundo de los vampiros era aún más importante porque la mayoría de las veces nada tenía que ver el aspecto del que tenías delante con su verdadero poder y había que andar con cuidado. En ese caso tampoco había ido allí a buscar pelea si no a entregar el mensaje.-  Podés llamarme Pascual o La Topadora, como prefirás. -Le gustaba dejar caer su apodo de boxeador, eso le confería un aire de peligrosidad que algunos tendían a respetar antes de comprobarlo por si mismos.- Y efectivamente me envía el Señor Sandoval. No le haré perder tiempo. Este edificio debe ser desalojado. Sabíamos de ustedes y he venido a darles aviso y a ayudarles a vaciarlo si es necesario.

La noticia no era buena y tampoco había encontrado una forma mejor de comunicarla, si es que había alguna, aunque le había dejado claro al Larva que en vez de estar hablando con él, Sandoval podría haber enviado a un grupo de sus hombres y ahora todos ellos estarían muertos, así que esperaba que dentro de lo malo recibiera el aviso con cierta "alegría". Esperó tenso la reacción pues era un momento importante. Nada tenían que hacer contra Sandoval aquellos pibes, solo esperaba que no intentaran nada estúpido. Y a todo eso aún le sobraban cuatro minutos de reunión, aunque tras aquello seguramente al Larva la noche se le iba a atragantar. La última parte, aunque encerraba una amenaza velada también quería transmitir su voluntad de que las cosas se hicieran de forma pacífica, pero Sandoval no era paciente y no quería que el Larva pensara que podía pensárselo unos días.

Cargando editor
09/06/2022, 03:58
Ezequiel Urrutia

 

Por alguna razón, tu edicto de desahucio no empeora el humor del muchacho con la cabeza de yema de huevo cocido. Tal vez por tus formas y modales, o porque ya esperaba una noticia así hace rato, o eso de que "no podés haber caído en un peor momento", o una mezcla de todo junto. Como sea, tus palabras no parecen haber quemado el último puente del diálogo civilizado entre él y vos.

—¿Sabés qué, Topa? A nosotros  no hace falta que nadie nos eche de acá —reveló tajante, en tanto cerraba su portátil y se inclinaba levemente sobre la silla—. Ni el Príncipe, ni Mandinga, ni el camión con acoplado lleno de putas que los parió a todos.  

Procedió a ponerse de pie, antes de desarrollar un poco más sus razones.

—Hace rato nos queremos ir a la mierda, pero no podemos. Se llevaron a una de las nuestras.

Quedó claro entonces por qué aquella era una noche tan mala para él y su banda. Y también fue evidente que no sospechaban de tu facción, sino hubieras tenido un recibimiento mucho más hostil.

Cargando editor
09/06/2022, 04:09
El Bocha

 

Luna... ese sátiro la secuestró —dice entre dientes y mirando hacia abajo con una expresión de remordimiento. Sus subordinados asienten en silencio y se miran entre ellos, detrás de él.

 

Cargando editor
09/06/2022, 04:11
Ezequiel Urrutia

 

El joven lanza una mirada fulminante a su camarada calvo cuando este interviene, y luego vuelve su atención hacia vos para terminar de darle más contexto al problema en cuestión:

Tal cual, como dice el Bocha: Luna, mi hermana menor, desapareció anteayer. Recién, antes que llegaras, una fuente mía me confirmó que está presa en un bar de acá cerca. 

Sabido es que los Sangre débil o crepusculares son una minoría despreciada por las facciones tradicionales del mundo nocturno, sea la Camarilla o clanes independientes como los Giovanni o Banu Haqim. Por eso la historia del Larva no sorprende: Todas las noches desaparece algún crepuscular, y a muy pocos les importa.

—Va a estar complicado sacarla de ahí. El que se la llevó conoce bien a toda mi banda. Pero de acá nos vamos todos juntos. No voy a dejar a nadie tirado, mucho menos a ella.