Partida Rol por web

Año 2946, el otoño avanza pausadamente. Lo podéis observar en las hojas de las hayas que rodean el Lago Largo, que poco a poco van adoptando los onos dorados. También en la vida que os rodea, cada vez más aletargada.

Han pasado algunos meses desde la aventura que os llevó a rescatar a Balin y Oin de aquellos infames seres que habitaban el pantano y un tranquilo verano os ha mantenido alejados los unos de los otros. Sin embargo en pocas semanas se celebrará en Valle la Reunión de los Cinco Ejércitos, un acontecimiento largamente esperado a un lado y otro del Bosque Negro. Una buena ocasión para reencontraros y obtener noticias de los últimos hechos en las Tierras Ásperas.

Esgaroth es un bullidero de actividad así que habéis estado recorriendo el margen del Lago Largo sin objetivo alguno, relatado qué os ha sucedido desde el día que os separásteis. Además os acompaña un nuevo compañero, Falco Guardacercas, un hobbit de la Comarca, curiosa compañía a esta parte de las Montañas Nubladas.

Paladeo la pipa, mientras expulso su humo en un tarareo entre dientes. "Esta hierba es deliciosa", pienso, mientras observo a mis compañeros de pipa.

- Falco Guardacercas, no soy un experto en fumar, pero le aseguro que esta es la mejor pipa que he probado nunca.- Me detengo un segundo, con afán indolente, observando el reflejo del sol sobre el agua.- Me pregunto, mi buen Thror, de donde habéis sacado a este hobbit. No son comunes a este lado de las Montañas. Y eso es un cumplido, Falco.

A decir verdad, Holdin...- Pauso su respuesta para soltar por la nariz todo el humo inspirado por la larga pipa.- ... este mozalbete que veis aquí os sigue la senda, a pesar de su estatura.- Dijo con una sonrisilla rememorativa.- Me encontraba algo alejado del lago, buscando hierbas con las que elaborar alguno de mis balsamos cuando oí lo que pareció ser un quejido de mujer entre la arboleda. Cuan no sería mi sorpresa cuando al llegar al lugar, observo a este pequeño interpretando una fabulosa melodía para cortejar a una pequeña dama que no dejaba de sonreirle bobalicona.

Sobresaltado interrumpió su serenata. Decía, no estaba acostumbrado a tener público fuera de su entorno... -Puntualizó.- Es uno de los emisarios de La Comarca que han acompañado a Bilbo hasta la ciudad. Y al parecer en breve tendrá que demostrar sus cualidades ante un publico un tanto más variado. Así que desde entonces, le ayudo en sus tareas de desarraigo y expansión artística.

Volvio a dar otra larga calada.- Es un buen muchacho, estoy seguro de que haréis buenas migas y de que podra aprender mucho de nuestro querido trovador.

Brann sonrió ante la presentación del pequeño hobbit.

Parece que tienes competencia Holdin, jajaja. Rió al saber que compartían la misma afición. De hecho, con la celebración de la batalla de los cinco ejércitos, seguro que habrá más de uno por ahí cantando sus hazañas. Apostilló el hombre imaginándose la cantidad de gente que acudiría a la ciudad en estos días.

Nunca he estado en La Comarca, empezó Brann cambiando de tema. viví en Bree algún tiempo y decían que la mejor hierba venía de allí. Comentó dando una calada.

Mae govannen, amigos míos.

La joven elfa se une a la escena, apartando con un gesto de la mano el humo que desprenden las pipas de los cuatro compañeros allí presentes.

He divisado la humareda que desprenden vuestras pipas desde la Puerta del Agua y he acudido presta a ayudar a sofocar el posible incendio que pudiera provocarla - dice mientras suelta una risita.

Brann, Thror, Holdin... - saluda uno a uno con una sonrisa en su bello rostro y un gesto de respeto con la cabeza. ¿No váis a presentarme a vuestro pequeño compañero?

Meh... -Soltó el enano a modo de bufido. Como si se hubiese vuelto a encontrar con Sarunniel después de unas horas y no de varios meses. Aunque no podía negar que se alegraba de verla. Los elfos solían ser orgullosos y egoístas. Con la vista y la mente demasiado centrada en su ombligo. Pero aquella muchacha parecía diferente a cuantos elfos hubiera conocido.- Sarunniel, permiteme que te presente a Falco Guardacercas. Habitante de La Comarca y miembro de la corte hobbit que acompaña a Bilbo en Esgaroth.- Continuó. - Halagador de mozas, cantarín y, por experiencia diré que, escurridizo donde los haya. Parece que esto último es muy habitual entre los suyos.

Sarunniel disimula no haberse percatado de la mal fingida indiferencia de Thror ante su reencuentro. Todos los hijos de Durin son obstinados y orgullosos, y procuran no mostrarse demasiado afectuosos, especialmente ante un elfo.

Suilad, Falco de la Comarca. Por lo que dicen de vos, las damas de todo Rhovanion están de enhorabuena, pues ahora habitan en sus tierras dos truhanes trovadores dispuestos a complacerlas y agasajarlas con sus canciones y sus poemas - sonríe mientras lanza un guiño de complicidad al joven Holdin.

Disculpad que no me una a vosotros en compartir las delicias de esa hierba de la Comarca, pero nunca le he encontrado el placer al hecho de aspirar el humo de una pipa - comenta mientras se afana por apartar como puede el humo que en ocasiones la leve brisa dirige hacia su rostro.

- Hierba de la Cuaderna del Este, una de las mejores cosechas de los últimos años - comentó el hobbit alzando la pipa a modo de saludo. - Es un placer para mí conocer a tan variado grupo. Como bien ha apuntado mi querido maese Thror, vengo acompañando al señor Bilbo Bolsón en el homenaje de la Batalla de los Cinco Ejércitos.

Falco da una larga calada y se entretiene formando círculos que se elevan hacia el cielo azul.

- Más temo que me atribuís una fama injustificada - sonríe mientras guiña un ojo al robusto enano. - Sin embargo, creo que todos habréis visto mucho más mundo que yo, así que contadme... ¿Qué maravillas se esconden por estos lares?

La mañana avanza tranquilamente cerca del Lago Largo. A poca distancia delante vuestro aún son visibles las ruinas de la vieja ciudad. Columnas ennegrecidas de roca calcinada sobresalen del agua. Incluso, con un poco de agudeza, podéis ver restos de los blancos huesos de Smaug el Terrible debajo de la superficie del lago. Y entre esas blancas franjas podríais incluso llegar a ver, entre las mansas aguas, colores brillantes procedentes de las joyas de la armadura del viejo dragón.

A vuestras espaldas, alguien se acerca corriendo. Es un chico de unos diez años de edad. Está huyendo del bosque y os arece muy alterado.

- ¡Ayuda! - grita - ¡Por favor, ayudadme! ¡Mi padre, sus guardias quieren matarle! ¡Vamos hacia el Bosque Negro y quieren matarle! ¡Me dijo que echara a correr! ¡Que buscara ayuda! ¡Ayudadme!

Observo los reflejos del agua... ¿o son las piedras preciosas? Cuando era solo un niño, me sentí tentado de nadar para coger alguno de esos rubíes de Smaug el Terrible. Pero el agua era helada cuando me sumergí y...

El grito me quita de mi ensimismamiento y me giro a toda velocidad. El niño parece asustado, y sus palabras parecen inconexas, pero entiendo lo esencial.

- Como no ayudar a un pobre chaval. Llévanos allí. Brann, Thror y Sarunniel podrán encargarse de ello.- "Y yo también, pero espero que no mucho".- ¡Vamos!

- ¡Gracias señor! Mi nombre es Belgo, mi padre, que es mercader, y yo salimos esta mañana de Esgaroth - dice el muchacho a trompicones, pues el cansancio de la carrera ha hecho mella en él - Partimos junto con tres hombres que aceptaron a escoltarnos. Pero aprovechando un momento de despiste se han hecho con la caravana y han asaltado a mi padre. Están allí mismo, detrás de esos árboles.

Efectivamente, tras esos árboles, ya en la distancia, veis a un total de cuatro hombres alrededor de una vieja caravana. Uno de ellos porta un palo e intenta defenderse de los otros tres, que no terminan de decidirse a echársele encima.

No te cuesta en absoluto reconocer a los tres hombres que rodén al mercader: son Jonar, Kelmund y Finnar, tres conocidos alborotadores de la Ciudad del Lago. Habían sido matones a sueldol servicio del antiguo gobernador. Tras ser expulsados de su cargo por el nuevo gobernador, sabes que hace algún tiempo que se ganan la vida como ladrones y espadas de alquiler.

Van bastante bien equipados, con armaduras ligeras de cuero y una buena espada que, por cierto, llevan desenvainada.

-Sh! Manteneos alejado muchacho, puede ser peligroso. Deja que nosotros nos encarguemos. Prometo que vuestro padre no sufrirá daño alguno mientras Thror esté aquí.- Dijo en baja voz al chico cuando habían establecido contacto visual con la situación. 

Avanzó con presteza hasta ponerse a la altura de la refriega, cuando gritó -¡ALTO AHÍ!  ¡AL RUFIÁN QUE PONGA LA MANO ENCIMA A ESE SEÑOR PUEDE DARSE POR MUERTO! ¡DEPONED LAS ARMAS Y NINGUNO SALDRÁ HERIDO!

- Vaya, vaya chicos. Mirad, parece que se ha enojado. Esto no te concierne, amigo.¡Largaos! - dice el hombre más corpulento de entre los tres bandidos.

Será mejor que hagáis caso de mi camarada enano, o a buen seguro que saldréis mal parados - dice con un tono calmado pero no exento de amenaza. Pues aquí, el buen Thror Brazo de Plata, se ha enfrentado a desafíos mucho más peligrosos que el de tres maleantes que intentan aprovecharse de un hombre de negocios y su hijo pequeño.

Eso, por no mencionar que el primero que intente poner una sola mano encima de ese hombre, sentirá el más agudo de los dolores cuando mi arco empiece a cantar, y una de mis flechas le perfore carne y hueso, antes de ni siquiera poder acercarse. ¿Quien será el primer valiente que se atreva a desafiarnos? ¿Tú... o quizá tú? - finaliza mientras lanza una mirada penetrante a cada uno de los rufianes que parecen mantenerse en segundo plano tras el que lleva la voz cantante.

Quizás fuera porque no se habían dado cuenta de que el enano no iba solo, el caso es que los tres bribones ceden ante las palabras de Sarunniel. Os miran con desconfianza e incluso un poco de temor al ver que tras el enano hay una elfa, dos hombres e incluso un hobbit. Seis contra tres es realmente un mal asunto.

- Tampoco es para ponerse así, muchachos. Todo ha sido un malentendido, ¿verdad Kelmund? ¿Verdad Finnar? - dice el tipos más fornido - Vamos, larguémonos de aquí.

Y poco a poco, pero sin quitaros el ojo de encima, van marchando mientras cuchichéan algo que no llegáis a oir.

El hombre deja caer la rama y abraza a su hijo.

- Belgo, hijo, gracias por haber ido a buscar ayuda- y dirigiéndose a vosotros - Y a vosotros, gracias. ¡Muchas gracias! Habéis llegado justo a tiempo. Me llamo Baldor, soy mercader y esta mañana he salido de Esgaroth con este cargamento de hierro y juguetes del Valle para vender a la gente del Salón del Bosque, al otro lado del Bosque Negro. Contraté a esos tres tipos como guardias pero veo que me equivoqué completamente. Han aprovechado la mínima ocasión para hacerse con la caravana... y con mi dinero.

Brann se alegró de que todo hubiese quedado en un susto, aunque la cara con la que les miraron aquellos tres hombres antes de irse le hizo pensar que tal vez volverían a encontrárselos.

No hay por qué darlas. Asintió Brann restándole importancia. Aunque deberíais tener más cuidado la próxima vez, pues con la llegada de la Celebración a venido mucha gente nueva y rufianes como esos seguro que también. Aconsejó el hombre.

¿Necesitáis escolta nueva? Preguntó viendo que se quedaban solos.

No estoy especialmente atento al chico y a su padre, sino a los rufianes que se alejan. "No me gustan ni un pelo..." pienso. "Me preguntaba que harían estos tres después de abandonar al antiguo maestre del lago...".

Sonrío frente a la proposición de Brann.

- Por supuesto, nosotros somos confiables, y hábiles por añadidura, maese Bald...- De pronto me detengo, y las piezas encajan en mi cerebro.- ¿Baldor el juguetero? ¿Quién antes de Smaug fabricaba y vendía juguetes de latón? Una preciosa tienda, de tejado verde...

Recuerdos de mi infancia pegan de golpe, mientras una sonrisa de oreja a oreja se me dibuja en el rostro.

- ¡De niño pasé horas delante de su tienda! ¡Mi primer laúd fue uno en miniatura que compré en su tienda! ¡No me lo puedo creer! ¡Baldor el juguetero! ¡Siempre soñé con conocerle!

Me adelanto y le doy la mano con efusividad.

- ¡Por favor, permitidnos acompañarle a usted y a su hijo! ¡Los niños del otro lado del Bosque necesitan sus juguetes! El camino puede ser largo y tortuoso, pero nosotros les defenderemos.

-Es una lástima no haberlo sabido al llegar. De conocer que se habían hecho poseedores de vuestro dinero, no les habríamos dejardo marchar de una forma tan considerada.- Dijo sintiendose inconscientemente orgulloso de haber logrado evitar un enfrentamiento con la intimidación de sus palabras.

Respecto a lo que dicen mis compañeros...- Continuó al ver el cariz emocionado de Holdin.- Nosotros conocemos bien el Bosque Negro y nos desenvolvemos con soltura en él.