Partida Rol por web

Tras un par de días más de travesía, algo cansados, al atardecer, Belgo os muestra contento un amplio claro en el bosque cubierto de fragante césped y recoprrido por un pequeño arroyo de agua cristalina. Sarunniel no tarda en identificar aquel lugar como uno de los salones de fiestas al aire libre del rey Elfo.

- Los territorios del rey Elfo comprenden mucho más que sus salones subterráneos. A menudo, los elfos del Bosque salimos a celebrar fiestas en lugares como este. ¿Habéis escuchado alguna vez el relato del señor Bolsón? Tiene gracia, el señor Bolsón siempre recuerda que en lugares así fue atrapado por los elfos.

Os parece un lugar perfectamente adecuado y no tardáis en deshacer los fardos y montar el campamento. Cae la noche y un pesado sueño cae sobre todos y cada uno de vosotros. Incluso podríais asegurar que un cántico os llega, como lejano, a vuestros adormilados oídos.

- ¡Padre! ¡Padre! ¿Dónde estás padre?

La aguda voz del pequeño Belgo os despierta de repente. Con los ojos embotados echáis una rápida vista al campamento y no os cuesta advertir que Baldor no está entre vosotros.

-¿Qué ocurre muchacho?-Grita al mozalbete.- ¿A dónde ha ido vuestro padre?- Acto seguido y preocupado por lo que pueda haber ocurrido, comienza a examinar el campamento buscando indicios de la dirección en que pueda haber desaparecido el hombre.

Holdin se levantó perezosamente, un segundo antes de entender lo que estaba gritando el niño.

- ¿Pero qué...?- Se puso en pie, vistiéndose a toda prisa mientras mascullaba.- Pero será posible... ¡Debemos ser los peores guardaespaldas de la historia! ¿Cómo hemos podido perderlo de vista? ¡Rápido, Belgo! ¿Qué has visto?

- No lo sé - el chico parece realmente alterado - hace un buen rato, me despertó y me dijo que iba hacía allí a estirar las piernas. Me he vuelto a dormir y me acabo de despertar, he oído como un ruido, no sé. Quizás era un sueño. Pero mi padre no estaba y estoy seguro que ya hace un buen rato que me dijo que iba allí a estirar las piernas. ¿Pueden acercarse a ver? Debe estar por allí.

Sin más preámbulos, Thror avanza en la dirección que Belgo indica. A la vez que insta a sus compañeros a seguirle.- ¡Vamos, haraganes! ¡Despertad! ¡Balor puede estar en peligro!- Acto seguido emprende la marcha siguiendo las huellas.

Brann se despierta sobresaltado ante los gritos de Belgo, y tras entender lo ocurrido se pone en pie para buscarlo.

¿Cómo se le ocurre alejarse él sólo? Se preguntaba Brann en voz alta cogiendo sus cosas para seguir al enano. Sólo esperaba que no se hubiese adentrado en el bosque demasiado, o podría perderse para siempre.

Sin necesidad de rastro alguno dais rápidamente con algunas pertenencias de Baldor que os permiten reconstruir lo ocurrido. Cerca del cauce de un pequeño arroyo hay un cuenco tirado en el suelo. Lo identificáis como el cuenco de Baldor, puesto que lo habéis visto antes en sus manos. Sea como sea el viejo mercader parece que se ha despertado a media noche con sed, se ha acercado al arroyo y ha bebido de él en su cuenco.

- "No bebáis nunca del arroyo" - dice Sarunniel con pesar recordando las palabras de los elfos.

Alejándose del arroyo no os cuesta ver las pisadas de Baldor adentrándose en la oscuridad del Bosque Negro.

Parece que ha venido a por algo que beber! Pero es extraño, luego se adentra en el bosque en lugar de volver hacia el campamento. Vayamos rápido, puede estar en peligro!

- Aguardad, por favor, Thror. No es a Baldor al único al que debemos proteger.

Holdin regresó corriendo de vuelta al campamento, con una daga en la mano.

- Belgo, valiente muchacho, escúchame.- Con la daga, cortó las ataduras de uno de los caballos de tiro.-Baldor se ha perdido en el bosque. No temas, contamos con Sarunniel, y este es su hogar. Encontraremos a tu padre.- "Más o menos".- Pero es posible que, en nuestra ausencia, pueda suceder algo inesperado. En tal caso, agarra el caballo y cabalga lo más rápido que te atrevas camino adelante. Nosotros te alcanzaremos cuando encontremos a tu padre, si es necesario. Por si acaso, ten.- Le tendió la daga.- Esta daga mágica perteneció a un legendario guerrero. Te protegerá de todo mal.- "O eso me dijo el tipo que me la vendió". Holdin se dió la vuelta, dispuesto a regresar donde sus compañeros.- ¡Adiós! ¡Volveremos tan pronto como podamos! ¡Y con tu padre! ¡Al menor signo de peligro, coge el caballo y cabalga! ¡Si necesitas protegerte, usa la daga!

- Entendido señor Holdin, alguien debe quedarse con los ponis y las mercancías. Les esperaré en este claro. Encuentren a mi padre, por favor! - dice Belgor entre sollozos.

Tras un par de horas andando sin demasiada suerte, con la extraña sensación de andar dando tumbos, vueltas y más giros. El rastro de Baldor es claro en el cenagoso suelo pero, de repente, sus pisadas desaparecen. Talmente os parece que hayan desaparecido. No parecen haber sido borradas, simplemente no continúan.

Algo contrariados, paráis un momento. Os permitís un respiro y es justo entonces cuando notáis que el entorno es realmente amenazador. Oscuro, brumoso, los troncos de los árboles son oscuros y coriáceos y de algunas de sus ramas cuelgan tupidas telas de araña que se mecen con el viento del amanecer.

Cansado de buscar, temiendo lo peor a cada paso que daban, se sobresalta al ver como el rastro se esfuma de golpe.-¿Pero qué...?- En ese instante comienza a buscar alrededor, hasta que por el rabillo del ojo divisa unas ligeras hebras. -¡Arañas...!- Momento en el cual mira hacia arriba. -Son las arañas, lo han capturado. ¡Hemos de encontrarle!- Acto seguido, comienza a trepar al árbol más cercano, en busca de algo que le pueda llevar hacia el viejo comerciante de juguetes.

¡Thror! - llama tan alto como se atreve, temerosa de alertar a posibles enemigos si alzaba demasiado la voz. El ímpetu del enano iba a causarle un disgusto más pronto que tarde. Si en su escalada tocaba alguna de las telarañas en las ramas de los árboles, advertiría de su presencia a esas odiosas criaturas por muy lejanas que estuvieran y, lo que es peor, podría quedar atrapado en sus pegajosas redes.

Conservemos la calma, estas criaturas no suelen devorar a sus presas inmediatamente, sino que su ponzoñoso veneno las sume en una especie de letargo y así las mantienen atrapadas en sus redes hasta que deciden dar buena cuenta de ellas - dice con la serenidad de quien conoce el entorno y la situación en la que se encuentran.

Encendamos algunas antorchas, el fuego les ahuyenta, y busquemos el nido de estos seres, si han atrapado a Baldor lo encontraremos allí, pero no conviene advertir de nuestra presencia a las arañas, o nos veremos en problemas

Dicho lo cual, enciende una antorcha y examina los alrededores decidiendo hacia dónde puede estar el nido de las arañas que parecen habitar esta zona del bosque

Que el rastro del pobre Baldor desapareciese ya era un gran problema, pero... ¿Arañas? Pensaba Brann para sí viendo la cantidad de telarañas que cubrían los árboles de la zona.

Buena idea. Dice el hombre copiando a su compañera elfa, que por suerte para el grupo conocía bien el Bosque. Aunque creo que con Thror acercándose a esas telarañas tendremos problemas pronto. Comentó al ver al enano escalando el árbol.

Holdin se agachó junto al cuenco.

- Mmm...

"Ha debido beber del río... y habrá sido encantado, claro. Pero, ¿qué sucedió después?"

Alzándose, empezó a trazar en su cabeza el posible recorrido de Baldor... y las posibles causas...

"Creo que..."

Baldor andubo dando tumbos por el camino, arrancando ramas a su paso y chapotenando en el barro. Llegado a cierto punto parece desvanecerse. Y si algo te parece curioso, Holdin, es que justo en ese punto diversas telas de arañatelarañas parecen cubrir gran parte del dosel del bosque. Más allá, oscuridad y pedazos de telarañas se mueven perezosamente al viento.

A ti te parece evidente, Baldor andaba algo perdido, incluso dirías que adormilado. A su paso, una telaraña le cortó el paso. El viejo mercader hizo lo que pudo para librarse de la trampa (de ahí las dispersas pisadas en el barro), llegando a forcejear con las diversas ramas y cayendo varias veces al suelo.

No conoces mucho del comportamiento de las arañas pero sabes que son cazadoras y que atrapan a sus víctimas envolviéndolas en pegajosas telarañas que ellas mismas colocan en lugares de paso y con las que conforman bultos que cuelgan en lugares seguros. Conoces leyendas que hablan de arañas de gran tamaño, pero jamás has visto ninguna. Quizá Baldor haya sido víctima del ataque de una de ellas. O de varias.